CRÍTICA POLÍTICA - Nota de Opinión

Frente a un cuatro mandato consecutivo
de la Unión Cívica Radical en Coronel Dorrego

A priori cualquier observación sobre gestión de políticas públicas cae en el vacío absoluto ante la contundencia de los resultados electorales. Si bien las decisiones populares tienen un significado y un significante superior, analizar ciertas cuestiones pueden agrandar de buen modo muestras recortadas percepciones individuales sobre el modelo de sociedad que estamos construyendo colectivamente. No se trata pues de calificar particularidades y menos aún de justipreciar desde un falso púlpito postulados universales. La cosa es más simple y más concreta. Desentrañar democráticamente y de forma respetuosa ciertos misterios sociales que promueven y enfatizan la elección por un modo de gestión política determinado.

En particular no me conforman las explicaciones ligadas a la vulgaridad del pensamiento inicial. No creo que el Radicalismo local triunfe ampliamente en cada acto eleccionario por una simple cuestión histórica, considero que tal enfoque minimiza sus méritos políticos contemporáneos. Tampoco creo en una cosmovisión reduccionista que califica como visceralmente antiperonista al distrito, de igual modo este reduccionismo ignora de plano los errores y horrores políticos del PJ.  Ambas premisas son sencillamente refutables de mediar un poco de memoria y una buena cuota de conocimiento del Pago. Además atentan contra la inteligencia de los electores sometiéndolos a simples decisiones espasmódicas ligadas más a lo emotivo que a lo racional. Me temo que debemos ascender el tenor de la exigencia para evitar elaborar pensamientos fronterizos ante un fenómeno tan determinante como complejo. De lo contrario estaríamos elaborando diagnósticos falsos sobre supuestos males endémicos, o lo que es peor, sobre enfermedades inexistentes.

Surge de inmediato que el Radicalismo ha logrado construir política por medio de una horizontalidad ideológica que a primera vista parecería contradictoria pero que en lo profundo diseña una estrategia política que no se puede ni se debe soslayar en cuanto a sus aspiraciones de alcanzar el poder, habiéndose transformado, por méritos propios y desde hace más de una década en la más clara alternativa de gobierno existente. En sus filas conviven, sin ningún tipo de conflicto, la histórica vocación humanista a favor de los derechos civiles e individuales del Profesor Fabián Barda con el antigarantismo puesto de manifiesto públicamente por el mismísimo Doctor Fabián Zorzano. Al igual podemos observar una concepción autodefinida como progresista por parte del Concejal Fernando Dimatz en supuesto antagonismo con el virulento ataque de la Concejal electa De Inés hacia las asignaciones universales decretadas por el Gobierno Nacional a favor de los sectores más sensibles de la sociedad (desestimo que un ciudadano que afirma ser progresista no valore la AUH). Posturas incompatibles desde lo ideológico sobre la mirada y la observancia que se hace de la sociedad y en algún sentido hasta de la misma democracia, pero que jamás han provocado carnicerías públicas que promuevan hacia un estado de no retorno. Siempre han procurado prudentes silencios ante marcadas y notorias discrepancias ideológicas. Temas como Seguridad, Campo, DD.HH, siempre fueron abordados por aquellos que bien representan “un debe ser” político vernáculo. Como alguna vez afirmara Néstor Kirchner ante el cuestionamiento sobre el rol de Redrado y su inclusión en el Gobierno Nacional:  “Poner a aquel recurso que desean tener enfrente para declamar y declarar lo que ellos quieren escuchar, de modo nosotros continuemos desarrollando nuestro plan, nuestro proyecto, sin interferencias de ninguna clase. Si quiero lograr dicho objetivo no puedo mandar al Flaco Kunkel a negociar con el Banco Mundial.”

Lo dicho nos permite suponer que, a escala local, el concepto movimientista históricamente tipificado por el Justicialismo ha encontrado un nicho confortable en el ámbito de la filosofía política del Radicalismo dorreguense. Esto faculta a observar que no existe nada más alejado que una única y definida concepción ideológica en su electorado, cosa que nos puede disparar elementos analizables de modo muy amplio. El título del ensayo precedente sobre nuestra política doméstica sintetiza la idea. Nada existe a la derecha del Radicalismo en Coronel Dorrego, al igual que nada existía a la derecha del Menemismo durante los noventa, debido a que en ambos casos logran confortabilizarla respondiendo y arropando sus puntuales intereses corporativos. 

La resultante más destacable de este panorama es su enorme base de adherentes, instancia que le garantiza ser permanente alternativa de gestión, lógica que promueve que el electorado independiente estime considerar que el Radicalismo se constituye, de modo concreto, como la única fuerza posible de gobernar Coronel Dorrego, aún tolerando errores y desidias. Evidentes sucesos de expresa responsabilidad ejecutiva, pero que no son percibidos como determinantes por el conjunto dorreguense, cuando menos de modo mayoritario, a fin de considerar instancias de castigo obviando tener que hacer frente al utilitario y siempre crítico costo político.

Al mismo tiempo esas profundas diferencias conceptuales poseen la marcada característica de no impactar dentro de los límites del distrito, debido a que dichos contrastes ideológicos nunca cruzan el marco del debate local. Así la UCR ha comprendido el diseño de una aldea de propia lectura cuyas reglas y principios nunca van a ser sombreados por debates nacionales, de modo tal, tanto las derechas como las progresías liberales, autodefinidas como de centroizquierda, puedan sentirse incluidas sin conflictos esenciales.

Con el diseño de un Estado Municipal presentado como inocente y dependiente de poderes superiores ha logrado sacar del debate político el tema de las decisiones locales. Justamente el modo de hacer las cosas es lo que separa al mundo de la política; desterrada de la mesa de disputa dicha parcela, el conflicto queda olvidado en uno de los tantos cajones burocráticos existentes.
Aparece entonces, a mi criterio, la matriz del fenómeno social más gravoso de esta supuesta fórmula de éxito político: El convencimiento que Coronel Dorrego posee características particulares que hace que este modo de gestión sea la única forma posible de administración política. Un conservadurismo casi fundamentalista que percibe al cambio como un riesgo de incierto futuro, como un evento demasiado complejo para la inteligencia y el confortable sopor de sus habitantes. Definir este posicionamiento político como pragmático sería darle un correlato científico que no tiene. Al haber sólo gestión administrativa, el mundo de las decisiones, ergo de la política, quedará sumida en los arrabales de las editoriales y las entrevistas, en consecuencia no puede existir nunca pragmatismo si no se presentan cuestiones políticas a dilucidar. El pragmatismo es resolver asuntos sin atender a los significados y significantes ideológicos. El no resolver cuestión política alguna es otra cosa muy distinta. Me atrevo a afirmar que priva el concepto de piloto automático. Cierto determinismo que nunca nos hará responsables de lo que nos ocurre. Lo peor de la peor burocracia: La inacción política como concepto elaborado y relato irrebatible.
Futbolísticamente expresado sería como jugar sistemáticamente al achique delegado en los jueces la recuperación del balón. Nosotros sólo salimos en la foto de El Gráfico levantando el brazo derecho solicitando excusas y piedad mientras progresa geométricamente el ítem de goles en contra; así y de modo exclusivo Nación y Provincia serán los blancos esenciales, únicos destinatarios de nuestras esperanzas, y también de nuestros dardos y desventuras.

Contrariamente el Partido Justicialista local ha formalizado en todas sus expresiones y vertientes un profundo sectarismo militante contribuyendo a cerrar filas dentro de un espacio, aparentemente, puro y homogéneo. Desmovilizando, desechando ampliar la mesa, transformando un histórico Movimiento de masas en una matriz político/partidaria casi dogmática, contrariando los mismos preceptos fundamentales del proyecto Nacional y Popular que lidera nuestra Presidenta.

Para ello se insiste con el falaz y ortodoxo argumento de campaña, ratificado recientemente por el Concejal Speranza, que señala el carácter imprescindible de sostener lineamientos viscerales con los ejecutivos nacionales y provinciales. Elevando la apuesta al sostener que no entiende por qué nuestro pueblo no comprender tan fácil ecuación. (Tal vez lo que no asume el Concejal del FPV es que el pueblo entiende tal cosa como una auténtica falacia)

Mas allá que dicha tesis (se suele argumentar con el único e insistente ejemplo de Monte Hermoso) sea fácilmente refutable debido a la existencia de distritos no Justicialistas que han crecido y desarrollado importantes fuentes laborales y de servicios, la idea coloca automáticamente el debate político en un sitio equivocado, ya que el campo de las decisiones políticas sobre lo que hay que hacer en Coronel Dorrego continúa vaciado de contenido. Sostener, desde la política, que el único modo de desarrollo distrital depende de estar alineado con los oficialismos nacionales y provinciales constituye una doble peligro argumental. En primer lugar tiene la pretensión de abortar tangencialmente la instancia democrática y federal sobre la autonomía conceptual y política que detenta como garantía imprescindible cada ciudadano del distrito y el mismo distrito como entidad colectiva.. Ser opositor o no estar alineado no debe significar vivir bajo el yugo de un supuesto castigo. De hecho no lo es; considero el argumento como injusto y hasta agresivo para con nuestras autoridades nacionales. Es tan falso como risible. Cristina lo ha demostrado a lo largo y a lo ancho del país al igual que Scioli a escala provincial.

Si se quiere presentar de ese modo es debido a una alucinación secretamente hegemónica que se tiene de la democracia. Tal vez esa lectura popular no encuentre un nicho de comprensión dentro de la estructura intelectual del Concejal. ¿Alguien puede garantizar, a ciencia cierta y probadamente, que si los Gobiernos Nacionales y Provinciales estuvieran en manos del Radicalismo, Coronel Dorrego modificaría su impronta política y su desarrollo interno? ¿Ocurrió durante los ochenta, ocurrió durante el período de la Alianza?.¿Qué haría el Concejal ante un Gobierno Nacional de sesgo Socialista y un Gobierno Provincial de carácter Liberal?
En segundo término temo que sí el Dr. Speranza fuera electo Intendente ante una coyuntura de triunfo Radical debería renunciar a los cinco minutos debido a que una similar sintonía partidaria es el único argumento “político” que él mismo sostiene como proyecto de gobierno. Al no tenerla no podría gobernar. Me surge, tal vez engañosamente, la hipótesis que el FPV local poco entiende de dinámica política.

Dicho esto, sendas fuerzas políticas centralizan sus debates y dilemas en proponernos ser lo que no somos. No piensan la política en función de la realidad. Tampoco observo que desarrollen ideas y proyectos en si propio, entendiendo ambas que Nación y Provincia constituyen segmentos políticos refundacionales sobre decisiones o por lo menos intencionalidades nunca explicitadas.

Una cuestión surge como ejemplo para clarificar el concepto:
¿Qué o quién nos impiden aumentar localmente el presupuesto de salud modificando o reelaborando los índices de las partidas? No hablo de aumentos nominales por depreciación de la moneda, hablo del impacto del ítem salud en dicho presupuesto. Es una decisión política local en la que nada hace suponer que los ejecutivos nacionales o provinciales intervengan. Sin embrago la salud continúa siendo una materia pendiente, ausente de nuestras mesas de debate político. Comprendo perfectamente que existe un ordenamiento sanitario provincial que determina ciertas pautas sobre grado de complejidades y por ende de inversiones, pero de ahí a no tener un servicio de Gastroenterología público, o de Urología, o un servicio de Pediatría regular en El Perdido, es una cuestión que tiene que ver más con una política sanitaria de desarrollo local que por razones de carácter global. De igual nodo ocurre en cultura, en seguridad y hasta en infraestructura. En consecuencia alinearse o no, ser oficialista o no, no es el punto. Ni Nación ni Provincia diseñan nuestros políticas internas. Popper diría que habría que comenzar a pensar de nuevo ya que la falsación resultó exitosa ante el sospechoso y débil argumento esgrimido.

Podemos inferir entonces que ante un problema real ambos promueven soluciones insuficientes con argumentaciones falsas. La horizontalidad política del Radicalismo en confrontación con el sectarismo Justicialista da como resultante la marcada diferencia existente en los recientes comicios. La UCR presenta un Estado Municipal dependiente y minusválido, víctima de poderes superiores, mientras que el PJ presenta con sus argumentos taxativos un visible culpable, y a la vez una excelente batería de insospechables excusas que serán eficientemente utilizadas por el oficialismo local. Reitero, éste no necesita culpabilizar al gobierno provincial, quién lo hace muy eficazmente, con sus tesis sobre el alineamiento, es el propio FPV local. El pueblo también vota por confianzas, individuales y colectivas. Ambas posturas han dado con el rostro por tierra luego de la clara victoria obtenida en la ámbito distrital por Cristina Fernández de Kirchner.

Recordemos lo mencionado oportunamente: Esta misma línea argumental se utilizó tanto en la Provincia de Santa Fe como en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires,  con idéntico resultado electoral. Mientras un ejecutivo inactivo se victimizaba, el PJ FPV, en campaña, otorgaba validez conceptual y política a dicha victimización  mediante la idea fuerza del inevitable alineamiento, desvirtuando de plano, toda instancia de matiz, mostrando una conducta sectaria y excluyente, sobre todo para el análisis de las clases medias urbanas, curiosamente el segmento más favorecido por el modelo neoindustrializador con un ingreso per-capita promedio superior a los $ 35.000 anuales.

La presencia de la agrupación FORD con un 30% de las voluntades la instala como una posibilidad observable y tangible de cara al futuro. El muy buen caudal de sufragios, de algún modo, refiere al correlato argumental mencionado. Poco más del 80% de lo votantes dorreguenses han considerado que estar alineado partidariamente al Gobierno Central no es condición indispensable para gestionar políticas de modo eficiente; reitero, el heterogéneo porcentaje obtenido por Cristina Fernández lo determina de modo contundente. La agrupación vecinal presentó un discurso en donde reconocía que el presupuesto municipal es de suficiente importancia como para direccionarlo con políticas más efectivas, en donde, la imaginación, el compromiso y el convencimiento son factores esenciales para el desarrollo del distrito. A partir del 10 de diciembre tendrá la sana oportunidad de incomodar al orden establecido. De todos modos la incipiente conformación liderada por Hugo César Segurola deberá en la acción política concreta demostrar voluntad legislativa para poner sobre la mesa esos ocultos debates, más allá de su éxito o fracaso en la aprobación de los mismos.

Coronel Dorrego no dirime dilemas políticos. Esencialmente su estado de espera es coincidente con el de aquel que aguarda tres cifras a la cabeza con redoblona a los cinco para comenzar a pensarse a sí mismo. No percibe que el distrito está vivo y necesita que se lo considere como ente respirante. Se comporta igual que aquel pueblo de la antigüedad rendido a las suertes de los Dioses. Una lluvia abundante y temprana, algún guiño presupuestario superior, y en sus suburbios la feudalidad al palo, pública y privada, insiste que el pueblo les debe agradecer sus almuerzos y sus cenas.
El futuro pinta a camposanto, tal vez esa elección colectiva sea la democrática lección que nos resta por aprender. Uno puede ser el creador de sus propias aventuras al igual que ser el arquitecto de sus más llamativos y complejos laberintos.



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