La Memoria forma parte del patrimonio
cultural, histórico y político de los pueblos. Estos la cuidan y la protegen
para valorar y tal vez repetir los procesos virtuosos y descartar y combatir
aquellos ruinosos, desgarradores y destructivos para la comunidad y sus
intereses. La Memoria se institucionaliza y se convierte en historia oficial cuando
un grupo de poder logra imponer su hegemonía. Según cual éste sea, ese grupo se
enaltecerá y potenciará esa Memoria. O bien la esconderá y /o destruirá. ”La historia la
escriben los que ganan, por eso decimos que hay otra historia” (Lito Nebbia)- La
humanidad en general, pero el pueblo
alemán en particular, elevaron a política de estado la Memoria sobre su rol
durante el nazismo y el fascismo en la segunda guerra mundial, para evitar y
combatir todas las formas de su eventual repetición. Así su territorio está
tapizado de monumentos, sitios, recordatorios, museos, también homenajes, que
denuncian ese período tétrico de su propia historia y pese a que ya han
transcurrido más de cuatro generaciones,
donde prácticamente no quedan sobrevivientes de uno u otro bando, la
persistencia de su denuncia y prédica pedagógica se mantiene con un máximo de
potencia, muy atento a cualquier manifestación contraria a la misma. La Memoria
no es sólo sobre la acción criminal antisemita, que no obstante ser eje central
de su política represiva, la misma se multiplicó sobre distintos colectivos
raciales, ideológicos, sociales, nacionales, donde cayeron los opositores, los
intelectuales, los socialistas y comunistas, los gitanos, las diversidades
sexuales, los enfermos y discapacitados, los inmigrantes, muchos desheredados, también
muchos indiferentes. De hecho, en el campo de concentración de Dachau, muy
cercano a Berlín , se exhiben los datos numéricos de las personas que pasaron por el mismo, ocupando los
primeros lugares los húngaros, polacos, los soviéticos, franceses, italianos,
en ese orden y luego recién los alemanes, yugoeslavos, checoeslovacos, y en
menor medida las otras nacionalidades. La
Memoria en todas las instancias refleja el brutal ataque a toda la Humanidad. Con
esa omnipresente política de estado fueron educadas y formadas las jóvenes
generaciones. En estos días adquirió difusión internacional la noticia que
desde un sector de la sociedad alemana se pidió judicialmente la disolución del
populista partido político de ultraderecha AfD (Alternativa para Alemania) o al
menos la expulsión de algunos de su máximos líderes por decir que “no todos los alemanes del partido nazi eran
criminales”. Ello considerado como racista aún por parte del resto del arco
ultra conservador derechista. Todo para no tirar en saco roto la política de Memoria
llevada férreamente por Alemania desde el final de la guerra. Igualmente habrá
que esperar el resultado de las próximas elecciones parlamentarias europeas del
próximo 9 de junio donde más de 380 millones de votantes decidirán quiénes
ocuparán las 720 bancas del Parlamento Europeo, con riesgo cierto que tanto
ésta agrupación política de formación
nazi, cómo otras tan o más derechizadas, vayan a aumentar considerablemente su
presencia y caudal político, como así se pronostica. Actos - como los que pasan
a ser de la crónica diaria en nuestro país - donde el propio gobierno de origen
democrático desfinancia y cierra programas de protección a los DD.HH, ataca
permanentemente las políticas de Memoria, Verdad y Justicia, brinda cobertura y
protección política y judicial a criminales de lesa humanidad, con el respaldo
de una parte cómplice del poder judicial, rinde homenaje como “héroes” a
quienes han sido condenados como
genocidas, considerados en aquel país como delito penal y sus autores
como cómplices criminales. Todo ello lo
que ya tiene penosa existencia hasta este momento y peor aun lo que se anuncia
como aplicación de la llamada “ley bases” … para el saqueo, a través de la cual se piensa eliminar
distintos organismos como la Comisión Nacional de Datos Genéticos, entre otros.
Un acto como el protagonizado en la ex ESMA por admiradores, cómplices <o tal vez autores> de algunos actos
criminales en ese ex campo de concentración
y exterminio serían enjuiciados y condenados en Alemania como
delincuentes de lesa humanidad. Muchísimo más grave aún que desde los máximos
niveles del gobierno argentino se apañen, promuevan y justifiquen esos actos. En
Argentina como en Alemania se ha realizado una profunda política de Memoria,
Verdad y Justicia a lo largo de las décadas, aún con gobiernos de
distintas orientaciones, incluidos
algunos desembozadamente contrarios a lo que denominan “el curro de los
derechos humanos” como el de Mauricio Macri. A diferencia del país germano,
aquí los juicios de lesa humanidad se realizaron con las leyes vigentes, con
los jueces y fiscales existentes, muchos nombrados por los propios verdugos
encausados, con sus propios aparatos ideológicos de comunicación social
concentrados, encubridores y cómplices económicos del genocidio. Aquí no hubo
ningún juicio de Núremberg.
Todo este magno esfuerzo de víctimas
y sobrevivientes, de generaciones militantes, asociaciones y organismos, públicos
y no gubernamentales, nacionales e internacionales, pese a la importante labor
que aportó la CONADEP, el NUNCA MAS, el primitivo juicio a las tres primeras juntas
militares, aunque parcial y
condicionado, significó un escalón inédito esencial en la larga lucha por
establecer y ganar la Memoria, para incorporarla definitivamente a la Verdad era
historia oficial de la Argentina. No obstante, pareciera que aún todo ello no
fue suficiente, y la lucha por la Memoria, como patrimonio de un Pueblo, es
permanente, siempre es poca hasta tanto no se logre establecerla como parte de
nuestra identidad como sociedad y como Nación Soberana. De lo contrario no se
puede explicar la asunción de un gobierno surgido del voto popular encabezado
por figuras no sólo del más rancio negacionismo sino de los más perversos
apologistas del terrorismo de estado y el genocidio.
En nuestra historia ya perdimos
algunas batallas por la Memoria, la Verdad y la Justicia (algunas por no haber
dado los combates) por ejemplo el exterminio de etnias y nacionalidades
completas a manos de usurpadores ingleses en el sur de nuestro país y
especialmente en la Tierra del Fuego. Otra vez con los mismos piratas en los
bosques chaqueños. Luego perdimos la Memoria cuando el ejército de los Roca, el
mismo que este des-gobierno vende-patria pretende sacralizar en el altar de los
profanadores como recompensa por haber exterminado y esclavizado a una
considerable parte de los pueblos originarios, para entregar sus tierras a un
puñado de familias que desde entonces constituyen el núcleo de la clase
parasitaria oligárquica extranjerizante,
cuna de muchas de nuestras desgracias existenciales. Ahora nuevamente vienen
por la Memoria más reciente del genocidio al servicio de los ceos multinacionales
para el saqueo del país.
Pese al culto de la Memoria, a los
germanos no les ha ido mejor. La totalidad de los edificios públicos del país
se encuentran ahora entorchados con las banderas de Ucrania y de Israel tomando
posicionamiento acrítico en forma unilateral en ambos conflictos, por
imposición directa del mandante imperial. Pese a sus históricos vínculos culturales
y comerciales con Rusia no existe ningún análisis previo a la invasión defensiva
de ese país frente al permanente hostigamiento y cerco a sus fronteras de la
OTAN. Tampoco se contrapesa las violaciones sistemáticas por parte de Ucrania
de los Acuerdos de Minsk, donde justamente Alemania y Francia fueron los
garantes del mismo, con más 15.000 víctimas previas unilaterales en el
territorio oriental ucraniano donde reside población de origen ruso.
Pero donde definitivamente se
destruye el ímprobo esfuerzo alemán por sembrar Memoria, Verdad y Justicia
contra los crímenes contra la humanidad es en su apoyo económico, militar e
ideológico al gobierno terrorista de Israel que está protagonizando en forma
diabólica, inhumana y fuera de toda civilización un genocidio de proporciones
dantescas contra población civil encerrada, desarmada e inerme. Bombardeando
con sofisticado armamento misilístico asentamientos civiles urbanos, con miles
de niños, mujeres, ancianos y todo tipo de seres indefensos. Superando los horrores del nazismo, sin siquiera
respetar las leyes de guerra, aunque aquí no hay dos estados ni dos ejércitos
enfrentados, destruyendo escuelas y hospitales llenos de víctimas inocentes. Bombardeando
y asesinando población en los centros de refugiados. Impidiéndoles y
destruyendo la ayuda humanitaria internacional, el acceso vital al agua,
negándoles y destruyendo los cargamentos de comida, desconociendo las condenas
<simbólicas> por falta de “imperium
militari” de Naciones Unidas, o recientemente de la Corte Penal
Internacional, que ordenó la detención del jefe criminal de las fuerzas
sionistas, el primer ministro Benjamin Netanyaju. Estos crímenes de guerra
contra la humanidad - en calidad de cómplices y/o actores necesarios- el gobierno legal de Alemania los realiza con
la pasividad impuesta de su propio pueblo, con la impotencia de importantes
franjas de su población de origen árabe y musulmán (iraquí, sirio, iraní, libanes, turco, etc.). Ello se
advierte en cualquier calle del país que se asemeja multitudinariamente a una
postal de Estambul, o de El Cairo, o de Damasco, cuyos integrantes tímidamente
agradecen las adhesiones o solidaridades pero que no tienen el poder de hacer
pesar sus voces en un escenario de gravitante presencia ideológica de derecha
y/o de extrema derecha, del país y de sus socios comunitarios de Hungría,
Francia, Italia, Austria, etc.
El otro pueblo que ha perdido
totalmente su batalla por la Memoria, por el Nunca Más de denuncia moral e
ideológica contra el genocidio es el pueblo judío, que no ha podido o no ha
querido sobreponerse, resistir y combatir el crimen contra la humanidad,
perpetrado por sus propios dirigentes, con sus ejércitos con fuerte
conformación racista, antisemita, porque el pueblo palestino es semita. No
alcanzarán las historias de miles de Ana
Frank - ni del holocausto padecido - para lavar el horror sanguinario que nos
están causando a toda la humanidad. Pasarán muchas décadas, tal vez siglos,
para apaciguar el odio que están sembrando en los pueblos árabes, cristianos y
musulmanes, particularmente en el pueblo
palestino a quien se pretende exterminar. Esta sombría realidad se ha oxigenado
en estos días con la firme determinación de reconocimiento al Estado de
Palestina por parte de los estados de España, Noruega e Irlanda, que se suma
previamente a otros ocho europeos y a 140 del resto del mundo. Luego de 75 años
de sufrir el despojo de su territorio, la anulación de su cultura y la
posibilidad de su desarrollo soberano y autónomo luego de soportar un genocidio por goteo a razón de
dos muertos por día a lo largo del tiempo de la ocupación ilegal desde 1967,
exigiendo la inmediata detención de la matanza israelí que lleva cerca de
40.000 muertos y la conformación del estado soberano de Palestina, como miembro
pleno de Naciones Unidas.
Hoy en Argentina como en Alemania se
llevan adelante políticas de fuerte negación a los derechos de la condición
humana y de apoyo a estados y políticas violadores de las Convenciones y Tratados Internacionales de Protección a
los DD.HH. convirtiéndose en el principal socio incondicional del gobierno criminal
sionista antisemita de Israel. Además del ataque a los derechos humanos
básicos, aquí también se retacean los bienes esenciales para la vida, la comida
para los hambrientos, el acceso al agua potable y a las cloacas habiendo
suprimido las miles de obras públicas en ejecución, aquí también se criminaliza
la protesta contra el saqueo y la destrucción de las fuentes de trabajo, se
aplaude y ejecuta el crimen por la espalda, se espía e interviene en la vida
íntima de las personas montando un mecanismo represivo de espionaje y
vigilancia.
La Memoria < o la falta de ella > se institucionaliza y se convierte en historia oficial cuando un grupo
de poder logra imponer su hegemonía. Necesitamos dar la batalla por imponer definitivamente y
para siempre la hegemonía de los intereses populares, democráticos, la defensa
de la vida, de nuestros recursos
naturales, de la igualdad, la justicia social y los intereses de la Nación Argentina
Libre e Independiente. Y todo ello antes que destruyan irreversiblemente
nuestra autodeterminación Soberana.
Eduardo Schiel
Integró y participó en distintos Organismos de DD.HH. ( APDH,
Movimiento Ecuménico por los DD.HH., CELS, Amnesty Internacional, etc)
Formó parte de la CONADEP.
Redactor del Informe
NUNCA MAS de la Conadep.
Testigo en la Causa 13/84 en el juicio a las juntas militares
y en la condena a Videla.
Querellante en distintas causas de DD.HH.
Autor del libro “NUNCA MAS NI NUNCA MENOS” inédito.
Hermoso gracias 😍
ResponderEliminarHoy se nos fue Nora Cortiñas... El texto vale como homenaje en memoria de su lucha.
ResponderEliminarEduardo compañero un inpresindible hasta hasta la victoria siempre...
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