Revista Nos Disparan desde el Campanario Año V Tres Reflexiones sobre la Crisis Argentina… por Rolando Astarita
La primera se refiere a lo
prolongado y profundo de la crisis argentina. En una entrada anterior decíamos
que el FMI prevé que en 2024 el PBI caerá 2,8%. Y si no se considera al agro,
la previsión es que la caída llegue al 5,2%; una cifra que linda con una
depresión económica. Por otra parte, el INDEC acaba de informar que en 2023 el
PBI cayó un 4,5%. El dato entonces es que la actual recesión tiene como
precedente una economía estancada desde 2012: desde entonces, a un año de
crecimiento le siguió otro de retroceso de prácticamente la misma magnitud. De
ahí la forma de serrucho del gráfico de variación anual del PBI:
(2024 proyectado por el FMI).
Dado el crecimiento demográfico
(10,9% entre 2012 y 2022), el producto por habitante disminuyó en
aproximadamente 9%. La profundización de la caída del salario y de las
jubilaciones desde la asunción del gobierno de Milei debe ponerse en este
contexto.
Segunda reflexión: En el sistema
capitalista no existen las salidas «progresistas» de las crisis. La respuesta
del sistema a la crisis pasa por la caída de los salarios (incluidos los
salarios sociales, la educación y salud públicas, y similares); por la pérdida
de derechos laborales; el debilitamiento de las organizaciones sindicales; la
flexibilidad para contratar y despedir; y similares. Toda la ciencia económica
de los Milei y de los Espert (y de los Hayek y Friedman) se concreta en este programa
bestial. Que es el programa del capital en general. El apoyo de las
cámaras empresarias, del FMI y de todo el arco político burgués a la reforma
laboral propuesta por LLA, es ilustrativa. Como también lo es el aplauso de las
cámaras empresarias a la convocatoria de Milei a la hermandad de los
explotadores.
Lo central es que el capital no sale
de las crisis disminuyendo la explotación del trabajo, sino aumentándola.
Sin embargo… ¿la salida de la crisis de 2001 no ocurrió vía mejora de los
salarios? No, la economía no se recuperó de esa manera. Los salarios y las
jubilaciones se desplomaron (la pobreza aumentó al 56%), antes de que, a
mediados de 2002, se recompusiera la inversión. Otro ejemplo: la
recuperación de la economía en los 1990 se produjo luego de una gran caída
del salario, provocada por la hiperinflación de fines de los 1980 e inicios de
la siguiente década.
Hoy el gobierno y el capital buscan
recomponer la acumulación por la misma vía de siempre. Incluso gobernantes y
políticos que se consideran defensores de los sectores populares ahora
instrumentan los ajustes bajistas de salarios y jubilaciones, y consienten en
que se avance en la reforma laboral. La única forma de que se imponga un
programa progresista, humanista es con una transformación que cambie de raíz la
estructura social. La consigna «que la crisis la paguen los
capitalistas» es irrealizable en tanto exista la propiedad privada sobre
los medios de producción.
Tercera reflexión: No hay crisis
capitalistas sin salida. Llega un punto en que la desvalorización de los
activos; la pérdida de derechos laborales; el retroceso de los salarios; la
destrucción de fuerzas productivas; las reestructuraciones de los capitales
(fusiones, cierre de empresas improductivas), inducen a los capitalistas a
invertir. A costa de una tragedia social (pobreza e indigencia a niveles
récord) el capital recompone las condiciones para la acumulación.
Enfatizamos: la única forma de que se
imponga un programa progresista, humanista, es con una transformación que cambie
de raíz esta estructura social, que gira en torno a las ganancias del capital y
su contrapartida, la explotación del trabajo.
Rolando Astarita Profesor de economía de la
universidad de Buenos Aires.
Fuente:
https://rolandoastarita.blog
Fuente: Revista Sin Permiso Link de Origen: AQUÍ
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