Revista Nos Disparan desde el Campanario Año V ” La soledad es la riqueza del sabio o la paradoja de Hansen” como introducción a la música de STEVE WINWOOD… por Javier Miró
En una tarde tranquila y serena, en la pintoresca aldea danesa de Skagen, un joven estudiante de filosofía Døgmar Hansen se encontraba con su maestro Kristensen Young en un viejo hangar semi-cubierto por las dunas con el fin de recopilar material mediante la disertación para completar su tesis de posgrado en la Universidad de Uphagardrdar.
Hansen
centraba sus meditaciones en el hecho maldito de que al adquirir mayor
conocimiento de mayor complejidad disminuía considerablemente la cantidad de
personas con las que podía compartir estas intelectuales riquezas. En sus
escritos resaltaba el título La paradoja de Hansen: La soledad es la
riqueza del sabio. En la paradoja de Hansen el hombre; a través de la música,
la literatura y las artes así como con la meditación, la contemplación y el
entendimiento de ciertas filosofías; elige elevarse. El maestro Young remojaba
unas tiritas de Salmon crudo marinado en un vaso de Gløgg, (vino
caliente con regaliz, coñac, azúcar y remolacha) y los deglutaba con la
voracidad de una gaviota, al terminar su merienda invitó a su alumno a subir a
un enorme globo aerostático anclado detrás de las dunas recostadas en la parte
trasera del Hangar. Levantando el ancla los dos sujetos disfrutan del paisaje
mientras el globo ganaba altura, hasta llegar a un punto de equilibrio entre la
presión que recibe ese volumen de gas atrapado y la presión atmosférica. Young
presenta la situación con la intención de hacer reflexionar a Hansen:
-“podríamos decir que aquí’ llegamos como individuos con la educación de
nuestros padres, la escuela y el ambiente que nos rodea, un conocimiento
enciclopédico basado en la repetición y el adiestramiento si queremos elevarnos
solo podemos lograrlo soltando el lastre que nos sujeta a esta altura. EL
lastre - estimado Hansen - no son más que las ataduras meramente materiales,
los prejuicios, la vanidad, el miedo, las religiones, las supersticiones, y
otras mezquindades y debilidades, Al despojarnos logramos disfrutar de un aire
más fresco y nuevo, la visión de un paisaje maravilloso, y nuestra mente se
embriaga de claridad y bienestar. Sin embargo no podemos negar que si miramos
hacia abajo nos enfrentamos rápidamente con un hecho perturbante, - concluye
Young: las cosas y las personas aparecen ante nuestros ojos como puntos
irrelevantes, perdiendo proporción hasta adquirir similitud con una colonia de
hormigas, característico por su continuo, extenuante frenético, ir y venir sin
sentido verdadero. En la cima, solo sentiremos paz. Esta paz es fácilmente
apreciable debido a la Soledad. Al decir de Govinda: “Lo mismo ocurre con
los seres humanos. Cuando las personas avanzan hacia el autodesarrollo y
quieren tener éxito, es esencial que acepten y aprendan a disfrutar su soledad”.
- ¿Cree usted Maestro Young que
algunos descienden en nombre del apego hacia profundidades oscuras
sumergiéndose en el chabacanismo, los rencores, lo vil, lo profano, lo mundano,
el ruido ensordecedor, la crítica estéril al prójimo, la envidia y la mentira
llegando al submundo pestilente de la avaricia y el robo privando a niños y
ancianos de lo necesario?
- He aquí la gran enseñanza que nos
brinda este maravilloso globo, en el supuesto caso de que el navegante sienta
un poco de nostalgia por algunas cosas mundanas, como por ejemplo el humo de un
asado, un picado en un potrero, una grande de fugazzeta, alguna muchacha del lugar,
siempre podemos soltar un poco de gas y acercarnos, pero con cuidado de no
bajar hacia aquellos lugares como los que mencionaste porque hay cosas de las
que no se puede volver. Es posible que el breve lapso de nostalgia se esfume y
en pos de volver a las alturas necesites tirar por la borda más bolsitas de
lastre. El maestro rápidamente tira y afloja algunas de las sogas que sostienen
la lona del balón imprimiéndole al mismo una inercia que favorece su desvío
aprovechando una corriente de viento fresco. El globo reacciona moviéndose
hacia un peñasco rocoso escondido entre los fiordos, una superficie lisa y
brillante que daba lugar a una caverna en su fondo. El aparato se acerca
peligrosamente quedando a corta distancia del peñón, tomando esta maniobra por
sorpresa al pobre Hansen que aún estaba meditando sobre las enseñanzas de
Young. De un solo movimiento Young apoya su pierna derecha sobre el borde de la
cesta y con seguridad y destreza ejecuta un salto audaz como si lo hubiera
ensayado toda su vida aterrizando en cuclillas en la superficie plana de la
roca brillante. Rizos y ventiscas suscitados en el microclima de los
alrededores de la roca siempre cambiantes alejan al globo del peligro de
estrellarse con la superficie. Young le grita a su discípulo: “Este es el fin
de mis clases, tú ya estás listo para navegar solo, ya nada puedo enseñarte.
Hansen entendió la grandeza de su mensaje, pero al mismo tiempo sintió
aprehensión y temor de continuar el periplo solo, por lo que al avistar las
casitas del pueblo comenzó a soltar gas con el fin de emprender el descenso. El
pobre Hansen comprobó con asombro y pavor que a pesar de haber descendido una
altura considerable los seres y las cosas no recobraban (como era de esperar)
su envergadura original, sino que permanecían pequeños e insignificantes,
ensañados en continuar sus movimientos rutinarios frenéticos sin sentido
inmersos en sus sentimientos miserables y mezquinos. Hansen eligió sabiamente a
tiempo no dejar escapar más gas de la válvula asegurándola con fuerza y
prosiguió a recuperar el ascenso soltando bolsas de lastre hasta que alcanzo la
altura en que recuperó su bienestar solitario. En la paz de las alturas Hansen logroó
plasmar las palabras para expresar la tan deseada conclusión de su tesis:” La soledad es la
riqueza del sabio”. Escribió sin detenerse el párrafo final mientras
invadía su cuerpo la tristeza del final de una etapa, en su última página
enunciaba: ”Como conclusión podríamos decir coincidiendo con los enunciados del
Maestro Young que, en la vida, deberíamos perseguir el conocimiento y la
sabiduría y si alguna vez presionados por recuerdos y afectos nos veamos en la
necesidad de soltar un gasecito o dos, lo importante es mantener el control de
la válvula…… Para no cagarse encima”. La tesis que arrojó con desdén e
indiferencia desde las alturas al pasar por las cercanías de la universidad de
Uphagardrdar fue recogida por un joven estudiante de filosofía de nombre Srøren
Krierkegard y publicada fraudulentamente por este último bajo el título “Sobre
la paradoja de Hansen, que podemos agregar que no se haya dicho antes”, sin
mayor repercusión en los ámbitos de las escuelas filosóficas de la época quizás
injustamente…o no.
A la edad de 14 años Winwood comienza
a tocar en Spencer
Davis Group y o
hace hasta abril de 1967, para luego ser cofundador de Traffic junto
a Jim Capaldi y Dave Mason para posteriormente formar parte del
super-grupo Blind Faith junto a Eric
Clapton Ric Grech y Ginger Baker. Su paso por estas tres agrupaciones le
hicieron merecedor de un reconocido prestigio como compositor, cantante y
tecladista. A partir de ahí siguieron un sinnúmero de giras y trabajos solistas
de calidad excelente y de referencia para músicos del género. Su sonido se
caracteriza por el uso del teclado como instrumento principal, adornado con
influencias de jazz, R&B y blues. Algunos seres humanos como en el
caso de Steve Winwood comprenden el sentido de las enseñanzas de Young y la
paradoja de Hansen bien temprano en sus vidas al comienzo de su vuelo
afortunadamente para nuestro eterno disfrute.
*Javier M. Miró, Ingeniero agrónomo, autor del libro Javier, Paco y el Loco y otros cuentos. En 1991 emigró a Sydney, Australia, en donde desarrolla su actividad profesional como Biosecurity Officer
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