Revista Nos Disparan desde el Campanario Año V Réquiem del medio pelo intelectual y viceversa - Editorial
Gráfica: Rata en la Biblioteca
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Después que acepté caminar junto a
los perversos, después que hice una alianza intelectual con quienes fueron
cómplices de los que asesinaron a muchos de mis compañeros, después de suponer
que aquellos sueños de pibe habían pasado, cómo hacía para volver, no podía, no
pude...
Argentina se especializa en hacernos
pelota. Nunca logré sacarme de la cabeza el monólogo que desarrollaba el
personaje de Federico Luppi en la película Martín Hache, en el restaurante,
junto a su hijo. Tiene razón el personaje, nuestro país te destroza todos los
sueños, te das cuenta que siempre ganan los mismos y terminás tranzando con los
vencedores para poder sobrevivir; para poder sobrevivir como la mierda, pero
sobreviviendo al fin. Y me trataron bien, y de alguna manera comencé a ver la
realidad con sus ojos, la ingratitud nunca fue mi compañera.
Y cuando aparece una puertita, como
en el 2003, no crees, porque no te conviene creer, te conviene dudar, dudar no es de perdedor. Los perdedores creen, anhelan utopías, son inocentes.
Me pudrí de la desilusión y si bien
no me lo perdono, arrepentirse de viejo no es recomendable. Me fui con las
botas puestas. Los tipos que vienen a mi funeral no me gustan, te diría que me
asquean, pero son los que me cobijaron cuando todo lo que ocurrió hasta ayer ni
siquiera era sospecha. No se puede volver de las malas decisiones, y uno,
mezclando orgullo con testarudez, se mete más en el agujero, radicaliza su
descreimiento y todo se vuelve odio. Odio hacia los pocos jóvenes que aún sueñan,
hacia los adultos que no se quebraron – por los cuales siento una sana envidia
-, hacia el pobre que tiene ilusiones y mantiene la dignidad, no de la pobreza
sino en la pobreza, que no se quiebra ni sufriéndola, odio hacia los espejos,
cristales hijos de puta que lograron exhibir mi más aterradoras miserias.
Crucé la vereda porque hasta el 2003
el país había cruzado de vereda. Hoy hablan de la dictadura y del menemismo
como si ambas coyunturas no hubieran sido decisiones colectivas. Por eso cuando
ustedes hablan del colectivo, del héroe colectivo, me cago de risa. Fueron
muchos años de derrota para tener que soportar otra más y encima de viejo.
Dicen que de viejos nos ponemos malos y crueles. No lo creo, uno elige cómo
carajo irse de este puto mundo. Y yo elegí, y me la banco. Los intelectuales
también tenemos debilidades. Elegí terminar mis días escribiendo para los
peores, para los más abyectos y crueles personajes de nuestra contemporaneidad,
para los que siempre percibí como enemigos. Escribí y fumé mucho, fumé mucho y
escribí, acaso el cigarrillo me ayudó para que esta mierda dure poco. Lamento
que aquellos que siempre admiré no vengan a despedirme, y vengan los otros, los
perversos necesarios, lo que me sorprendieron – o me dejé sorprender - con la
guardia baja en medio de un país que te roba la vida, casi disimuladamente, sin
que logres darte cuenta que siempre existe una posibilidad. Miento si les hago
creer que de la acción política de mi juventud pasé a la reacción corporativa
sin darme cuenta. Claro que me di cuenta. Como se dan cuenta tantos otros que
decidieron recorrer los mismos senderos. La diferencia entre un intelectual y
un operador del establishment radica en la intencionalidad. Acepto que durante
el último tiempo mis túnicas fueron difusas. Argentina, como regla, se
especializa en hacernos pelota, y como en toda regla, no existen excepciones.
Ojalá me sepan entender y si pueden, perdonar, yo no puedo hacerlo…
En el país de los piolas se hace fuerte la estupidez… El argentino medio y la subsumisión al palo, ser civilizado, domesticado, occidental, creyente y temeroso del establishment. El argentino medio paga seis veces por el mismo servicio y aprueba. Mira la tele desde su sillón como toda la vida, en algún caso hasta desde el mismo sillón, heredado quizás, desde cuando solo tenía que pagar la luz, comprarse la tele y prenderla. Cuando peleaban Alí, Monzón, Mantequilla o Nicolino. Cuando Brasil era el del 70, Cruyff exhibía qué significaba el maridaje entre el talento y el sacrificio, y Estudiantes e Independiente llenaban de copas al fútbol nacional. Cuando corrían Fittipaldi, Stewart y Lauda, cuando Mark Spitz ganaba 7 medallas y el Dr. J volaba en la NBA. El argentino medio, sigue en su sillón viendo tele, vencido y convencido por su superioridad moral e inmoral, porque alguien lo convenció que era protagonista, que estaba en el ring side, en la platea, en terraza de boxes, a la vera del natatorio o tras uno de los aros en el estado del Filadelfia 76. Y de su bolsillo de espectador virtual sale el cable, el pack futbolero, y de su bolsillo de hincha sale el abono, y de su bolsillo de técnico sale la pauta publicitaria oficial, y de su bolsillo de jugador salen los subsidios que tienen acreditados los medios como bienes culturales, y de su bolsillo de comentarista sale la publicidad privada incluida dentro del costo de producción, y de su bolsillo de relator sale todo lo relacionado a los medios del Estado vía carga de tasas e impuestos. Y el argentino medio sigue en su mismo sillón tirando papelitos, disfrazado con sus colores, con una nueva corneta entre sus manos (vaya metáfora)... Durante los años en los cuales el argentino medio no tuvo que abonar un par de estos incisos a modo de cuota, ya que el gobierno de entonces determinó socializar el costo para tener accesibilidad universal, afirmaba que el Estado lo estaba robando. Hoy se exhibe contento y reconocido en sus dogmas por su privilegio “identitario”, De Vido, Milagro y Boudou estuvieron presos...
El sistema de peaje ya había dado una
muestra de laboratorio sobre lo que el establishment podía hacer con nuestra
sociedad. Pagar panglossianamente por circular sobre rutas que tienen en algún
caso un siglo de construidas no deja de llamar la atención y para colmo
mantener los impuestos correspondientes incluidos en los insumos básicos del
automotor. Vale decir, la sociedad pagó su construcción, pagó y paga su mantenimiento,
y desde hace tres décadas paga por circular, y acaso lo haga sobre un auto que
lejos está de las fortalezas pasadas, cuando veía boxear a Alí, jugar a Tostao, admirar los passing paralelos de Vilas o enloquecía ante los derrapes de Peterson.
A qué me refiero. Por entonces, el
argentino medio del sillón tenía en el garaje de la otra cuadra su usado de dos
años de antigüedad, hoy esa situación amerita otro tipo de estatus, tal vez y
con suerte tenga un auto de 8 o 10 años estacionado en la puerta de su casa y
con doble traba al volante. Tal vez algún día el argentino medio contabilice
que existe una minoría cínica y siniestra, intensa que nos cobra cada vez más
por nuestros derechos, que cada vez hace menos por nosotros y más por ellos,
que vive de la timorata domesticación, de la resignada civilización, de la
fuerza mediática y occidental, y si sirve el juego lingüístico de la natural e
histórica “oxidentalidad” de sus lecturas...
.. y a la lista de “oxidentalidades”
podemos agregar el neoendeudamiento, los renovados recortes al campo laboral,
esta vez sin Banelco, acaso con sanguchitos triples y su consecuente impacto en
el consumo interno, la bici financiera, los aumentos descomunales en los
servicios con las quitas de subsidios para el pueblo pero su permanencia para
las empresas, la devaluación previsional y los salarios a la baja so pretexto
de la “necesaridad” de hacer un sacrificio colectivo, la neofuga de capitales,
la bienvenida a las golondrinas y buitres, la apertura indiscriminada de
importaciones, la transferencia de recursos a los sectores agroexportadores y la
infinita gracia para que estos liquiden el residual de retenciones sojeras... Lo
dicho, el argentino medio y la subsumisión al palo, ser civilizado,
domesticado, occidental, creyente y temeroso del establishment acepta, aplaude
y obedece, individuo que por su egoísmo llega siempre tarde a su propia
indignación, es el homo redundante en sus errores y horrores, es el pibe que le
mete los dedos en el enchufe al otro tantas veces simplemente para comprobar
que el dolor existe y conviene, tal como marca la divina providencia.. Por unos
días el medio pelo dormirá tranquilo. Diputados le comunicó que siguen con la
correa puesta y que esa correa es la misma que le brinda seguridades, que les
permite seguir pagando el cable, los peajes y amarse con la luz apagada. Dentro
de unos días el Senado les regresará el insomnio por unas horas, pero a no deprimirse,
allí está solo UxP y unos pocos más que testimoniarán verdades, el resto
blanqueará la deuda que la plutocracia fugó y se tomarán un ómnibus que conduce
al precipicio. El eterno retorno argento en su máxima expresión.
"Nosotros tenemos hoy en Argentina básicamente un gobierno neoliberal, más allá de los sobrenombres fantasiosos, pero se
trata de un neoliberalismo subordinado o periférico, que es diferente del
neoliberalismo de países centrales. Los gobiernos de estos países se preocupan
por ser soberanos y proteger sus sectores estratégicos, por impulsar políticas
potentes de desarrollo científico tecnológico. En general, sus líderes tienen
muy claro que son las industrias las que sostienen el bienestar y el lugar geopolítico
de potencias económico-militares de sus países. Cuando vemos la contrapartida
del neoliberalismo a lo Milei o Macri, vemos un neoliberalismo frívolo,
ignorante, sin pensamiento geopolítico, sin capacidad de imaginar un lugar
razonable para nuestros países en la economía global. Un lugar que permita al
menos que todos los habitantes tengan casa, comida, salud y educación (lo
mínimo)". Dr. Diego Hurtado
.. textos de Diego Hurtado y de Gustavo M. Sala
Anexo:
LA CLASE MEDIA Y SU RELACIÓN
CON EL GOBIERNO: EN FUNCIÓN A ESTE INFORME DE CLARÍN SÓLO LA EXPLICA LA
NATURALEZA DEL ESCORPIÓN
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