Revista Nos Disparan desde el Campanario Año V El silencio de los corderos, los quebrados, los lobotomizados... mateando con Javier M. Miró y Raphaël Glucksmann
Javier “Paco” Miró comienza analizando
los silencios
Quizás sea el momento ya, Aunque
parezca muy anticipado. Quizás aunque queden muchos días de sufrimiento para el
ciudadano común. Quizás es tiempo de darse cuenta que el ajuste nunca termina. ¿Por
qué? Es que hay un pequeño instante dentro de los miles que configuran un
segundo, en que la víctima comprende, absorbe un conocimiento visceral,
indudable, sin retorno. Se llega a la trágica conclusión de que el psicópata
que está sujetando su cuello enérgicamente con su mano derecha, no va a
soltarlo, no está pretendiendo asustarlo, amenazarlo o darle una lección. Será
posible que la falta de oxígeno en ese fatídico momento le pudiera impedir ver
o discernir la gravedad de los sucesos por venir. O tal vez las endorfinas
inundan los centros vitales y emergen señales de complacencia hacia un final
siniestro. Quizás no podría haber sido mejor explicado por el Dr. Lecter en el
silencio de los corderos. Es este instante en que hay que darse cuenta de que
el motivo final de tal ajuste es simplemente criminal. No es difícil para
economistas y matemáticos hacer modelos y fórmulas donde pueden con los datos
públicamente disponibles, e incluso con la dinámica más optimista aplicable,
responder la pregunta. Quizás sea ya tiempo de requerir un pronóstico.
Puede alguien decirme acaso si los
que hasta diciembre del año 2015 se robaron el país, en su ineficiencia y torpeza
de embolsar dinero, pudieron haber retirarlo metálico de las arcas en
carretillas. Quizás en su “vagancia” o falta de habilidad en el uso de la tan
mentada pala no pudieron enterrar tanta riqueza. O quizás de tanta fiesta y
desenfreno simplemente olvidaron el conteiner
como el que se va de un baile y deja un abrigo en el guardarropa. Si estos innombrables bandidos
dejaron varios miles de millones de dólares en las reservas, contratos,
desendeudamiento, infraestructura, lingotes (por favor pongan ustedes la
cantidad) cuánto pronostican los correctos y los honestos, los modernos y
eficientes, los que miran para adelante y ha cambiado para siempre una sociedad
corrupta; cuánto repito, piensan o pronostican a “grosso modo, sin hilar fino”
dejar para la próxima administración. Pero la pregunta más cruel es por qué.
Nadie presenta esta simple interrogación, posiblemente la sociedad esté disfrutando de las endorfinas del ahorcado y el apacible silencio de los
corderos.
Raphaël Glucksmann lo
interrumpe y afirma que el progresismo, en los últimos 20 años, se ha movido en
un campo de ruinas ideológicas, sociales y políticas. Culpar a sus adversarios
de populistas, reaccionarios, soberanistas, nacionalistas o xenófobos de sus
propios fracasos delata un narcisismo pasado de moda. Para combatirlos a estos
eficazmente, no bastarán videoclips, conciertos o encantamientos morales. Hay
que empezar reconociendo que durante demasiado tiempo, en su propio discurso,
la emancipación individual ha suplantado la perspectiva liberadora colectiva... Volvamos
a la década de 1990. El muro de Berlín acaba de caer. Se proclama el fin de la
Historia. La mundialización del mercado, de la democracia, de la cultura
occidental constituye el horizonte irrebasable del género humano. Los
“progresistas” celebran su triunfo. En una extraña mezcla de ingenuidad y
arrogancia concluyen que su bienestar personal hará la felicidad de todos. Los
que se obstinan en no comprender la marcha del mundo son “paletos” o
“retrasados”, una especie en vías de desaparición. Puesto que todo marcha, no
hay necesidad de grandes preguntas, de grandes luchas, de grandes proyectos. En
la hora del “laisser-faire”, del
dejar hacer y dejar pasar, los poderes públicos se ofrecen a los gestores y a
los comunicadores. Goldman Sachs y Euro RSCG [hoy Havas Worldwide,
multinacional publicitaria] dirigen el baile. La realización personal sirve de
filosofía política. Durante más de veinte años, los “progresistas”
occidentales han acabado en una ingravidez conceptual y una ausencia de
inquietud asombrosas. Su mundo era el único mundo deseable y posible. Cuando
la Historia llama de nuevo a la puerta, con su boca y su aliento pútrido, se
quedan estupefactos en el descansillo, impotentes y mudos. Esto no debía, esto
no podía llegar a pasar. Y sin embargo, pasa. Por doquier, al mismo tiempo.
Nuestros principios y nuestras palabras le provocan urticaria a un número
creciente de conciudadanos nuestros. ¿Cómo creer, en efecto, en los vuelos
líricos sobre el “vivir juntos” enunciados por aquellos que durante tanto
tiempo han vivido separados?
"Los tiempos duros no se
acomodan a un pensamiento débil"... pensé... y me atreví a irrumpir, con el
mate ya lavado y una pava que había dejado de fumar, que nadie es bueno porque es inocente, y viceversa, acaso la
inocencia política sea el fiel reflejo de una irresponsabilidad ciudadana
imperdonable, ya que la vida de cientos de miles va con ella. Todos los
ciudadanos medianamente informados cuya franja etaria superaba los 35 años
sabían en el 2015 perfectamente quién era Macri, cómo construyó su carrera
política, cómo alcanzó ser durante los setenta, ochenta y noventa uno de los
principales contratistas estatales, cómo logró licuar sus pasivos devaluaciones
mediante, deudas que cayeron sobre las espaldas de toda la sociedad. Todos los
ciudadanos medianamente informados cuya franja etaria superaba los 35 años
sabía de sus procesos judiciales y los beneficios que recibió de la justicia
vía mayoría automática durante la segunda década infame, procesos que les
costaron la cabeza a Nazareno y compañía. De manera que esgrimir
conceptualizaciones políticas so pretexto de argumentos éticos mueve
literalmente a risa.
Por eso es necesario volver de
inmediato al debate político práctico. Hoy el tipo tiene, junto a su marioneta
presidencial, inmunidad e impunidad judicial y mediática de manera que ingresar
dentro de ese campo es encontrarse con la nada misma. La sociedad argentina ha
elegido y debemos admitir que ese 56% se parece bastante a Macri y a Milei en
cuanto a sus paradigmas sociales, económicos y culturales, por eso me parece
que es necesario revalorizar la dialéctica y la militancia política del campo
popular. Todos los ciudadanos medianamente informados cuya franja etaria supera
los 35 años sabe perfectamente que le ocurrió al país con este modelo que está
siendo puesto en práctica, de manera que volver hacia aquellos recuerdos
tampoco me parece conducente en tanto y en cuanto hoy la sociedad está colocada
en otro punto de sus aspiraciones gracias a los 12 años de reconstrucción
kirchnerista. La pregunta es ¿Cómo tratar de historiar esos 12 años en función
de su praxis para que esa praxis desarrollada se transforme en argumento
político?. Y es aquí en donde creo que nuestros mejores cuadros analíticos son
los que deben comenzar a ensayar sus estudios al respecto. Qué dejó el
kirchnerismo, sus paradigmas, sus logros, sus dificultades y sus
imperfecciones. El proceso actual, y nunca mejor utilizada la palabra, como
aquel que transcurrió desde diciembre del 2015 hasta el 2019 es una reacción
contra aquello. La rigurosidad de sus medidas reaccionarias y antipopulares no
hace otra cosa que resaltar aquellas políticas poniendo en evidencia cuales
fueron sus méritos. Pues no les facilitemos las conclusiones, verborragia
infectada de clichés y sentido común. Las conclusiones que saque la franja
etaria que está hoy por debajo de los 35 años dependerá de nuestras claridades,
y es nuestra responsabilidad para que el campo nacional y popular no vuelva a
tener un nuevo fin de la historia decretado por el sentido común y conveniente
del establishment..
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