Revista Nos Disparan desde el Campanario Año V Trazos gruesos y finos, y subrayados dobles en tiempo real I… por Eddy W. Hopper

 



Gráfica: Las pesadillas terroríficas de Beksiński son los sueños deseados de Milei

 

 

QUEREMOS PREGUNTAR

Eddy W. Hopper

 

En noviembre de 2023, toda una clase media -profundamente deteriorada desde lo intelectual y en tobogán moral hacia el neonazismo definitivo- se sumó a una clase baja ciega, soberbia y desagradecida; a una de las juventudes más pobres en múltiples sentidos, contaminadas y con menos criterio informado y capacidad de percepción de la Historia; y a un puñado de perversos con poder estructural, que los digitó a todos a través de una eficientísima campaña mediática de imbecilización que llevó más de una década.

El resultado: a través del juego democrático, estamos por estos días en las vísperas de la entrega total de nuestra soberanía (que pasará, como en las republiquetas, a ser meramente nominal), y de la desaparición de la propia democracia.

Esos degradados entronizaron a seres humanos insanos de mesianismo de sainete en el poder; y lo que es peor: también ubicaron en sectores centrales a perversos que manipulan a esos padecientes para su provecho, generales y operadores automatizantes de un ejército demencial que sólo ejecuta.

Mientras se concreta ese exterminio de escala nacional, perdemos derechos a diario. Y también perdemos dinero: todo el que tenemos. Hay incluso algunos rubros, como el de la energía y los servicios esenciales de los que debemos estar provistos porque son derechos humanos (lo dice la OMS), de los que únicamente sabemos que su precio “será exorbitante”, pero no concretamente cuánto nos saldrán; de manera que tampoco podemos administrar un uso siquiera de indigencia, pues ese uso de indigencia puede ser también aberrantemente caro. Estamos hoy consumiendo bienes cuyo precio desconocemos y que van en camino de abarcar la totalidad de nuestros ingresos regulares.

Los autómatas del mediopelo y de las necesidades insatisfechas nos dicen que se acabó la “fiesta” –es decir, la vida normalmente esperable en la dinámica de una SOCIEDAD- y que ahora “hay que sufrir”; que ellos están dispuestos, con tal que nosotros también suframos. Hay consenso psiquiátrico suficiente para que aquel “promover el bien general” del que habla la Constitución Nacional se convierta en un “provocar daño a las mayorías”.

En ese contexto, y tomando las formas de discurso que toda esa masa infértil esgrime cuando denuesta las iniciativas del campo nacional y popular, me pregunto:

¿Por qué tengo que pagar “con la mía” la ignorancia intencional del mediopelo promedio?

Yo toda la vida gané mucho menos que ellos, que a través de los sistemas de crédito pagan bienes aspiracionales hasta veinte veces más de lo que valen, con el fin de ser lo que nunca serán; y todo el tiempo, encabalgados en ese "nivel de consumo" adolescente, los he visto tomar decisiones repugnantes, que los condujeron a hoy ser lo que son. Gané mucho menos dinero que ellos, que depreciaron la cultura y hoy, producto de sus actividades, adquirieron el estatus de monos de experimento, direccionados por diez o veinte locutores pagados por el poder real. ¿Por qué razón tengo yo que sufrir el peso de toda esa masa repulsiva, seca y violenta sobre mi economía personal "no aspiracional" y sobre los derechos que surgen de mi dignidad inmanente?

¿Por qué tengo que pagar “de mi bolsillo” el racismo de una mayoría articulada en pasiones de inmigración fruto de las ignorancias, que identifica al peronismo con un mestizaje que tampoco tiene claro, y entonces votó “antiperonismo”, para no ver a esa gente salir de los ghettos de donde esa mayoría patologizada estima que no tiene que salir… NUNCA?

¿Por qué “me sacan plata que gané con mi trabajo” para echar a andar el ideal de exterminio de una clase media irreflexiva, chata y que lleva 150 años de acumulación de antivalores teñidos de especulación y cultura del egoísmo? ¿Por qué tengo que pagar yo sus desvirtudes históricas, sus silencios cómplices, sus cosmovisiones totalitarias, la suma de sus deseos de devastación discriminatoria?

Y respecto de las clases bajas y de las juventudes mentalmente decoloradas: ¿por qué debo “pagar con mis ahorros” –y muy pronto con mi pobreza- la decisión soberbia de millones de personas guturantes de traer a instancias serias de decisión de nuestros destinos a una gavilla liderada por alguien a quien consideran un género de superhéroe (y que se vestía como tal para estupidizarlos aun más), al estilo de los idiotas fascinados con lo fantástico –que viven como real- y de los niños exaltados que se exaltan con las zonceras de la imaginación?

¿Cómo es que "me sale plata" la razón desvanecida de alguien que habla con sus perros muertos, porque eso le parece bien a tres de cada cuatro?

Así como aquella fantochada lanatera de hace una década, aquellos que no tenemos por qué mantener con nuestro esfuerzo la decadencia voluntariamente elegida de una mayoría enferma de desconocimiento intencional, de altanería libremente adoptada, de licencias conscientes de atropello manifiesto, de hipocresía dolosa y de pauperización reprochable e integral de sus condiciones humanas de inicio –hoy fuertemente degradadas y exhibidas sin vergüenza desde su miseria estructural y hacia lo evidente-, miramos a los ojos a nuestros congéneres que han construido su propio deterioro y les exigimos, no sin desprecio por los despotismos que producen sus buscadas y encontradas degeneraciones de lo Bueno:

QUEREMOS PREGUNTAR.

Es claro que ellos, movidos por la resaca de sus malformaciones disvaliosas, no querrán, no sabrán o no les interesará responder; como a través de la historia no quisieron, no supieron o no les interesó, creyendo que les “convenía”, no querer, ni saber, ni tener interés, según su ideario genéticamente vacío de virtud.

Temperatura de barbarie, en tiempos de puesta en valor de la ignorancia, la traición y la locura.

Se dan las condiciones de posibilidad de la peor selva irracional, la supremacía de la animalidad, el más viscoso escenario de depredación.

"Nuestro destino sudamericano" diría Borges. Prefiero hoy reconocer que existe un orden espurio, subalterno, en el que este imperio de las secreciones en ambiente de hervor está previsto, y que somos movidos por un Creador que dio el impulso y nos abandonó. Un mal experimento.

"Gott ist tot", dijo Nietzsche, y cuánta razón

 

UNA EXPLICACIÓN SENCILLA

 

La “libertad” propiciada por el gobierno es, en teoría, la posibilidad de hacer lo que uno quiera. Ese concepto entusiasmó a nuestras clases bajas y medias, que lo votaron, entre otras cosas, para que “el kirchnerismo deje de meterse en todo y decirles lo que tienen o no tienen que hacer”.

Sin embargo, la experiencia mundial e histórica demuestra que los más “libres” (los que más cosas pueden hacer) son los más fuertes, pues tienen la capacidad de sortear todos los obstáculos a sus acciones que los demás, que son más débiles, pueden oponerles.

Por ejemplo: un productor monopólico de leche, en un sistema de total libertad, puede fijar el precio del litro a 10.000 pesos o más; y también puede adulterar su contenido sin consecuencias, aunque se quejen 50 millones de personas. Una empresa de electricidad, si no existe una regulación que evite las arbitrariedades, puede cortar el suministro a hospitales o a personas electrodependientes, aunque a todos les parezca mal. Etcétera.

El sentido de la existencia del Estado es limitar los abusos cometidos a los más débiles por los más fuertes. Es decir: limitar la “libertad total”, para que exista una “libertad ordenada” en la observancia de los derechos de todos. Se trata de un sistema de fuerzas fundado en la razón y el respeto de la condición humana, que se articula CONTRA las posibilidades dañosas de los más fuertes.

En los ejemplos anteriores, el Estado fija precios máximos para la leche, o inserta en el mercado una marca pública más barata, o subsidia a otros productores para que haya competencia y esa leche sea “pagable” por todos; o directamente compra leche y se la provee gratis a los más necesitados.

También impone multas a empresas de electricidad que cortan el suministro como estrategia para extorsionar, obliga a mantener niveles adecuados de tensión bajo apercibimiento de sanciones o de quitar la concesión, provee decisiones judiciales de indemnización frente a casos extremos, procesa a los responsables de esa acción “libre” de negación del servicio.

Y así respecto de cada instancia en la que se verifiquen o puedan llegar a verificar violaciones a los derechos de las masas débiles.

Si el Estado se retira de su rol de limitación del poder de los más fuertes, aumenta la libertad de los más fuertes (porque, además de ser los más fuertes, estarán todavía mucho menos condicionados en sus posibilidades de acción); y a la vez disminuye la libertad de los más débiles (sobre los cuales se proyectan las acciones “libres” –es decir, abusivas- de los más fuertes).

En conclusión, la “libertad” propiciada por el gobierno, a través de la “desregulación” (es decir, de la quita de toda acción de limitación de abusos), es lisa y llanamente la institución de la ley del más fuerte. Es decir, la convalidación de los abusos cometidos por los fuertes hacia los débiles, y el aliento a que continúen abusando.

El Estado del “viva la libertad” es un Estado abusador, violento y por lo demás GARANTE de la vulneración permanente de la dignidad humana.

El hecho de que nuestras mayorías DÉBILES apoyen a este gobierno da cuenta de su ignorancia; pero también de su CONDICIÓN PATOLÓGICA, de su SER ENFERMO; puesto que aprueban la ruptura de su propio principio de conservación, al habilitar que los más fuertes vulneren permanentemente su dignidad, sus condiciones de vida, su integridad física y sus posibilidades de supervivencia. Sano es quien procura su integridad y evita dañarse; enfermo es quien pone en riesgo su integridad sabiendo que lo hace, y se daña voluntariamente a sí mismo. Nuestras mayorías débiles son enfermas.

 

PANORAMA DE LAS 4:00 AM de un día cualquiera del año I después de Milei

. Insomnio

. La casa, recalentada por un verano incesante y espantoso. El ventilador es insuficiente. No tengo dinero para encender el equipo acondicionador de aire toda la noche.

. Dentro de 12 horas la temperatura será de 38 grados. De acá a un mes, no bajará de 30. El verano comienza un mes y medio antes; pero el otoño comienza un mes y medio después.

. Sociedad brotada de imbéciles. Imbéciles, insuficientes voluntarios que dañan, por todas partes. Regla general: nadie es lúcido hasta que demuestre lo contrario. Regla general: nadie dice la verdad. Regla general: entonces no hay prójimo.

. Mi estrechez económica es culpa de las decisiones de los demás. Soy buenísimo en mi trabajo.

. País a punto de ser rematado. Perversos y locos en el poder, sostenidos por la voluntad viciada de MILLONES de imbéciles e ignorantes intencionales.

. Dolores de stress: articulaciones, espalda, pies, encías.

. Explicás con manzanitas y NO ENTIENDEN. La razón no es una herramienta apta.

. Ella tantea y no me encuentra: puede que se enoje o que vaya anotando en la libreta ancestral, la de todas las épocas. La angustia me trajo a este no lugar de la casa, donde tampoco viene el sueño ni la esperanza.

. Pronto el sol de sudor y castigo iluminará lo que hay.

 

Ustedes ven que todo aumenta de manera obscena, que las instituciones son pisoteadas desde el mismo poder, que el presidente está demente y su séquito también, que el discurso oficial es que la licuación del poder adquisitivo no se negocia, que se insulta sin tapujos y de forma fuertemente soez a quien piensa distinto, que la policía lesiona y castiga a inocentes, que cada día se pierden entre uno y veinte derechos, que se restringe la libertad de reunión y que se impone en todas las instancias la ley del más fuerte. Pero no se preocupen. Está muy claro que, con la fuerza de las convicciones que nos caracteriza como pueblo, en 8 años se van.

A todo esto se cierra el INADI. Y si nadie interpone barreras a los antivalores en que fue alimentada la clase media desde que bajó de los barcos, esos antivalores pueden tomar un impulso que, como se dice habitualmente, "no tiene techo".

Sin barreras razonables de censura ni acciones idóneas que patenticen la noción de "ser humano digno por el solo hecho de ser humano", nuestros peores retozan en pleno ejercicio de su miseria espiritual.

Cerrar un organismo oficial que proyecta su actividad sobre la evitación o sanción de actos de xenofobia, racismo y toda forma de discriminación es parte de una política de "poner en valor" la ley del más fuerte.

Parte, fundamentalmente, de una política de garantizar el sometimiento de sectores maltratados en su esencia por una élite que detenta el poder real.

La clase media aspiracional -prácticamente toda la clase media que HAY- aplaude estas acciones de desprecio a la persona y se pliega todo el tiempo a la continuidad de esas conductas de discriminación, porque es espiritualmente miserable.

Yo desprecio con mucha fuerza a la clase media aspiracional que, junto con las clases bajas aspiracionales, viene colocando en el poder a seres que representan cabalmente la putrefacción de sus formaciones éticas, que les llegan cada vez más contaminadas por acción incesante de sus pares degradados.




*Eddy W. Hopper. Abogado

 

 

 




Comentarios

  1. Comparto todo, en un programa radial "nacional y popular" celebraban que la política logra respuestas a esta locura luego de la caída de la ley ómnibus pero el problema es que el pueblo argentino dijo lo que quiere (me niego a creer que eso es pensado) al votar un 25% a quien prometió exterminar a otros y un 30% a uno que odia a la Nación y lo que ella representa. Todo es muy triste, Alejandro Gómez

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    1. Coincido.. Es triste, pero el pueblo mayoritariamente votó fascismo, y eso es lo que muchos aún no quieren ver, o no desean asumir.

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  2. Y ocurrió algo peor amigos, votó fascismo sabiendo que era fascismo por lo cual cualquier cosa que haga ese fascismo tendrá el apoyo fanatizado de esa, ahora, mayoría intensa...

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