Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 60 POLÍTICA INTERNACIONAL Gaza, sin día después. Un Manual Inhumano… por Alejandro Marcó del Pont
Fuente: El Tábano Economista
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¿Es esto a lo que hemos llegado?
¿Rezando para que muramos de una sola pieza?
(Zaid)
Toda Europa, desde la Puerta de
Brandenburgo en Berlín hasta la Torre Eiffel en París, incluido el parlamento
búlgaro, mostró edificios oficiales iluminados con la bandera israelí. La
máxima funcionaria europea, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión
Europea, celebró que esa bandera israelí asfixiara al Parlamento
Europeo. Desde Latinoamérica puede resultar una imagen grotesca, pero para los
europeos que tuvieron dos guerras y un holocausto, y una culpa infinita, no
debería resultarles incomprensible que un conjunto básico de leyes que se
formalizaron después de la Segunda Guerra Mundial sea aplicable en Gaza, pero
no es así.
El objetivo de quienes redactaron el
derecho internacional descansaba en hacer inadmisible que se repitieran las
atrocidades nazis en Europa, así como otros crímenes, el bombardeo británico de
ciudades alemanas como Dresde o el lanzamiento de bombas atómicas por parte de
Estados Unidos sobre Hiroshima y Nagasaki. Uno de los fundamentos del derecho
internacional –en el corazón de los Convenios de Ginebra– es la prohibición del
castigo colectivo: es decir, tomar represalias contra la población civil del
enemigo, haciéndola pagar el precio por los actos de sus líderes y ejércitos.
Es muy evidente que Gaza constituye
la violación más flagrante de esta prohibición que se pueda encontrar. Lo
que Israel le está haciendo a Gaza es la definición misma de castigo
colectivo. Es un crimen de guerra: 24 horas al día, 7 días a la semana, 52
semanas de cada año, durante 19 años, como muestra el cuadro, con un bloqueo de
16 años. El Sur Global pueden ver claramente los dobles criterios: desde la
guerra encabezada por Estados Unidos en Irak hasta el uso desproporcionado de
la fuerza por parte de Israel en Gaza. Deberían de pensar que lo que se utiliza
sobre Ucrania tiene que aplicarse a Gaza, de lo contrario, como está
sucediendo, Occidente pierde credibilidad, ser atacado por Hamas no habilita
una kriptonita geopolítica.
Incluso en tiempos de “calma”, a sus
habitantes –un millón de ellos niños– se les niegan las
libertades más básicas, derecho a circular, atención
sanitaria, acceso al agua potable y a la electricidad. Como en el
mundo, los medios se encargan de modificar el relato y deformar las palabras o
las frases, lo que era “asedio completo” de Gaza, un crimen contra la
humanidad, se reformateó en el “derecho de Israel a defenderse”. O la
introducción del concepto de “aviso previo”, que a veces avisa con solo unos
minutos de antelación sobre la destrucción de un edificio o barrios. Los
civiles vulnerables que aún se encuentran en la zona, como los ancianos, niños
o discapacitados, son entonces considerados objetivos legítimos por no haber
salido a tiempo. En síntesis, parece estar bien que los civiles de Gaza sean
tratados como “animales humanos”.
La Corte Penal Internacional emitió
una orden de arresto contra el presidente ruso Vladimir Putin. El organismo
alega, con la anuencia de Occidente, que Putin es responsable de crímenes
de guerra por la deportación ilegal de niños de Ucrania a Rusia. Bien, al
parecer la intencionalidad tiene que ver, si yo mato niños, mujeres y ancianos
para defenderme está permitido, como en el caso de Gaza. Esta corte es la encargada
de juzgar a los individuos responsables de ciertos delitos muy graves:
genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y el delito de
agresión entre Estados, pero todos aquellos países que pueden cometer estos
crímenes, no la reconocen, como es el caso de EE.UU., China, Rusia, Israel,
India, entre otros. ¿Los niños ucranianos tienen más estatus que un niño
palestino?
La Unión Europea aplaudiendo
fervorosa, la Corte Penal no reconocida por las potencias y un Consejo de
Seguridad de las Naciones Unidas descarado y absurdo quieren fantasear una
solución, pero vetan un breve proyecto de resolución propuesto por Brasil, que
condenaba los ataques del grupo extremista palestino Hamas, pidiendo a su vez
que todas las partes respeten el derecho internacional y protejan la vida de
los civiles en Gaza, en medio de las feroces represalias por aire lanzadas por
Israel.
La comunidad internacional debe crear
«pausas humanitarias» en los combates para permitir la entrega de ayuda,
indicaba el documento. El texto fue apoyado por 12 de los 15 miembros del
consejo de seguridad. El Consejo de Seguridad que está formado
por 15 miembros: cinco miembros permanentes con poder de veto:
China, Francia, Federación de Rusia, Reino Unido y Estados Unidos, más 10
miembros no permanentes, cinco de los cuales son elegidos cada
año por la Asamblea General para cubrir un período de dos años. Estados
Unidos enarboló su veto a la “pausa humanitaria”. ¿Las causas esgrimidas para
hacerlo?, ninguna que no concertara desconcierto. Amnistía
Internacional, por su parte, tiene pruebas irrefutables de
crímenes de guerra mientras ataques israelíes aniquilan a familias enteras en
Gaza. Pero aquí, en Occidente esas pruebas no corren.
Tampoco en Oriente Medio. La cumbre
de la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica, convocada por
Arabia Saudita en Riad, sobre Gaza, no tuvo consenso. A pesar del gran avance
que significó que el presidente iraní, Ebrahim Raisi, realizara su primer viaje
a Arabia Saudita desde que los dos países reanudaron las relaciones, no hubo
acuerdo. Raisi propuso declarar al ejército israelí como una “organización terrorista”
y planteó las mismas sanciones que Occidente ejecuta contra China, Rusia o el
propio Irán, en este caso vetar las exportaciones de petróleo a Israel y no
comercial con el país. Pero negocios son negocios y al menos tres países,
incluidos Emiratos Árabes Unidos y Bahréin, que normalizaron las relaciones con
Israel en 2020, rechazaron la propuesta.
La idea central de artículo es
determinar si existe capacidad de reconstruir Gaza después de los bombardeos, o
de los múltiples bombardeos a lo largo de los años, como muestra el cuadro.
Gaza está experimentando niveles de destrucción «inimaginables”, esta guerra es
«devastadora» para la economía palestina, según la ONU en su análisis Guerra
de Gaza: Impactos socioeconómicos esperados en el Estado de Palestina, y
quizás una parte de la explicación de la matanza de niños y mujeres se
encuentre aquí.
Entre el informe de la ONU y nuestro
artículo de octubre Incierto
clima de negocios en la franja de Gaza, trataremos de moldear si existe un
futuro para Gaza. En principio, el cuadro anterior muestra los ataques actuales
son 2.5 veces más mortales que la suma de todos los ataques perpetrados desde
2004. Casi un 70% de las muertes son de niños y mujeres, lo cual deja afuera
cualquier idea de militantes de Hamas. Casi la mitad (47,3%) de la población de
Gaza es menor de 18 años. La Franja de Gaza tiene 2,3 millones de habitantes, y
es uno de los lugares más densamente poblados del planeta, 6.300 personas por
km2.
Los jóvenes de Gaza tienden a casarse
cuando tienen poco más de veinte años, según datos de 2021 de la Oficina
Central Palestina de Estadísticas. Y la tasa de fertilidad
(nacimientos por mujer) es de 3,5, según
una estimación de la Oficina del Censo de EE.UU.Algunas
investigaciones han demostrado en poblaciones palestinas, y otras bajo amenaza,
que ven tener hijos como una forma de resistencia, en cierto modo, esto se ve
como una continuación de la ascendencia que ha estado amenazado de diversas
maneras durante 100 años. Por eso es tan importante que la limpieza étnica
ocupe a niños y a futuras madres que podrán generar brazos para la
reconstrucción o la resistencia; sin ellos, todo sería imposible.
En enero del 2023, Gaza ya estaba
envuelto en un desempleo demencial, alrededor del 46%, tres veces y media más
que el 13% de Cisjordania. En sólo cuatro semanas de guerra han destruido
unos 390.000 puestos de trabajo, es decir, el 61% del empleo actual. Las
autoridades israelíes ordenaron la evacuación del norte de Gaza y de la ciudad
de Gaza que representan el 56.2% del empleo. Respecto a los puestos de trabajo,
los servicios son los que generan mayor número de trabajadores, pero a la vez
son los más vulnerables (hoteles, restaurantes, turismo, etc.), además de tener
un alto grado de informalidad, 56%, gran parte de estos empleos desaparecieron
con la devastación de la infraestructura, como veremos. Alrededor del 14% de la
fuerza laboral palestina trabaja en Israel o en asentamientos israelíes, unos
20.000 son de Gaza, según la OIT, y desde el inicio de las hostilidades, los
trabajadores palestinos se quedaron sin permiso de trabajo, incluidos unos
70.000 de Cisjordania.
Las estimaciones del PBI son
totalmente descabelladas mientras no se termine el conflicto y dependiendo qué
cantidad de personas queden, si quedan, en Gaza. Las estimaciones actuales dan
una caída de, al menos, el 5% para el 2023 y un 13% para el 2024, lo cual suena
a poco y absurdo. ¿Por qué? Básicamente porque ya no hay nada, como muestra la
imagen satelital nocturna de Gaza. Palestina se está convirtiendo en una enorme
montaña de escombros y cadáveres. Para el 5 de noviembre, 40.000 viviendas
habían sido completamente destruidas y unas 220.000 habían sufrido daños de
importancia, o sea, se convirtió en despojo el 45% de las viviendas que estaban
en pie en Gaza y el 40% de las instalaciones educativas.
¿Por qué decimos de las viviendas que
quedan en pie? Porque esta reconstrucción y devastación es una rueda sin fin.
El Centro Brooklings Doha, llamado ahora Middle
East Council on Global Affairs, realizó un relevamiento de las
consecuencias del último ataque a Gaza (2021) y llego a la conclusión que la
mayoría de la infraestructura todavía está en ruinas, sin vivienda, sin
servicios ni atención médica, a lo que hay que sumarle la complejidad para
conseguir empleo. Y el problema y la dificultad de la reconstrucción es que se
derrumba más rápido que lo que se construye, con cada ataque se exacerban los
problemas, se acumulan, sin contar con que este es el peor. Existe un Mecanismo
de Reconstrucción de Gaza (MRG), un acuerdo entre la Autoridad de Palestina,
Israel y las Naciones Unidas, que es una entidad completamente absurda, por el
simple hecho que no entra nada a Gaza por el bloqueo israelí, por lo tanto, muy
poco se reconstruye.
Ante este teatro, las opciones de
escenarios de reconstrucción de la infraestructura básica son imposibles, en el
caso que existiera una Gaza. El primer escenario de Gaza sería seguramente más
restringida, comprimida y más vigilada, con un nivel de ocupación y bloqueo
mayores, sin ninguna probabilidad de generación de empleo o de movilidad para
conseguirlo. El segundo sería uno aún más sombrío, que implicaría la expulsión
permanente de cientos de miles, o incluso millones, de la Franja de
Gaza. Los palestinos temen una nueva Nakba (catástrofe en
árabe), como se llama la huida y el desplazamiento de la población civil
palestina en relación con el establecimiento de Israel y la guerra
árabe-israelí de 1948.
Los Estados árabes han dejado claro
que no están dispuestos a acoger a refugiados palestinos, ya que esto podría
provocar una vez más su desplazamiento permanente. Sin embargo, un mayor
deterioro de la situación humanitaria en Gaza podría provocar una avalancha
masiva hacia el cruce fronterizo de Rafah con Egipto, que este último tendría
dificultades para contener, incluso mediante la fuerza. Entonces surgirían
campos de refugiados en el Sinaí y rápidamente nuevas rutas migratorias hacia
Europa. La Franja de Gaza quedaría a merced de los colonos israelíes que
la irían ocupando de a poco. Quizás la mejor salida para EE.UU. e Israel
dependerá mucho de lo que se le dé a Egipto.
El tercer y último escenario
implicaría el despliegue de una fuerza internacional sólida para garantizar el
desarme y la seguridad integrales, con la Franja de Gaza bajo una
administración internacional provisional. Esto requeriría una resolución
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas bajo el Capítulo 7, lo que
parece bastante improbable dado el punto muerto entre los poderes de veto del
consejo: Estados Unidos, por un lado y Rusia y China, por el otro. No habrá dos
estados al parecer, y dado el desinterés del mundo y la fuerza del lobby
israelí, acompañado por el apoyo americano, la reconstrucción y la
normalización palestina parecen arrojadas al vacío.
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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista, columnista radial, analista.
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