“El hombre está abandonado porque no encuentra ni fuera de sí mismo una posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas”
“El hombre no es otra cosa que lo que
él se hace”, define Sartre en El existencialismo es un humanismo. Su cuento “El
Muro” permite al lector trabajar en la pregunta que lleva esa afirmación: ¿Qué
define a la vida? Mientras intentamos elaborar una respuesta irán surgiendo
otras dudas también inducidas por la trama del texto: ¿Cuánto vale la vida? o
¿Qué le da valor: lo que hicimos durante ella o la muerte? El anarquista Pablo
Ibbieta es condenado a muerte, situación que lo empuja a cuestionar sus últimos
años de vida y el valor de su existencia. Pablo es un joven que milita en el
anarquismo español durante la guerra civil española. Fue capturado por las
fuerzas falangistas y le acaban de comunicar que al amanecer será fusilado.
También son condenados sus compañeros de celda; Tom Steinbock y Juan Mirbal.
Tom es irlandés y Pablo hermano de un militante anarquista. Es todo lo que
sabemos de ellos.Luego de una vida de militar por lo que creía correcto el
protagonista se encuentra esperando su muerte. Con gran crudeza y en algunos
puntos, con cinismo, describe lo que va sintiendo a medida que transcurren las
horas. ¿Por qué ha de morir? ¿Vale la pena morir por una lucha que no vera
continuar? Alejándose cada vez mas de sus compañeros, Pablo empieza a
cuestionar todo aquello que creía seguro. Conoce sus límites, porque afirma que
no revelará el paradero de Ramón Gris –el hombre que los falangistas buscan-
excepto que lo torturen. Si el ser fusilado lo lleva a cuestionar el valor de
la vida y de la militancia pero no a delatar a sus compañeros puede pensarse
que para Juan la tortura es peor que la muerte, como si el dolor físico fue más
terrible que morir. Por otra parte, Tom y Juan se muestran preocupados por
saber si les dolerá recibir los balazos, si sus vidas terminaran en un segundo
o si deberán agonizar en el piso. Cuando Tom cuenta que en Zaragoza a los
condenados a muerte los pasan por arriba con un camión para ahorrar balas, con
gran cinismo y lacónicamente Pablo responde: “eso no economiza nafta”. Allí
entendemos que él está en otro estadio que sus compañeros. La cercanía del
amanecer, que para ellos es la muerte, comienza a aniquilar el físico y
espíritu de los personajes. El primero es Juan. “Tom hubiera querido consolar
al chico; eso le hubiera ocupado y no habría estado tentado en pensar en sí
mismo. Pero eso me irritaba. Yo no había pensado nunca en la muerte porque no
se me había presentado la ocasión, pero ahora la ocasión estaba aquí y no había
más remedio que pensar en ella”, describe Pablo.A partir de aquí comienza un
retrato más oscuro de sus laderos y de lo que piensa de la situación. El frío,
la orina, la oscuridad, el miedo, el médico belga falangista que los acompaña,
todo es materia de análisis. El estar encerrados esperando un mismo destino gracias
a distintos caminos dispara en Pablo pensamientos llenos de frialdad que
pareciera la de una persona que ya ha muerto y que ahora espera hacerlo otra
vez, pero a la vez, desde la pura subjetividad intenta crear un análisis
objetivo de la espera. Aunque no logra engañar a nadie. Todo lo que dice lo
muestra más cercano a Tom y Juan de lo que él cree. Tal vez el momento de mayor
tensión se da cuando Pablo intenta entender por qué no delata a Ramón Gris para
salvarse. “… Su vida no tenía más valor que la mía; ninguna vida tenía valor.
Se iba a colocar un hombre contra un muro y tirar sobre él hasta que reventara:
que fuera yo o Gris u otro era igual. Sabía bien que era más útil que yo a la
causa de España, pero yo me cagaba en España y en la anarquía; nada tenía ya
importancia. Y sin embargo yo estaba allí, podía salvar mi pellejo entregando a
Gris y me negaba a hacerlo. Encontraba eso cómico: era obstinación”. Según
Sartre: “El hombre está abandonado porque no encuentra ni fuera de sí mismo una
posibilidad de aferrarse. No encuentra ante todo excusas”. Trasladado a El
Muro, lo que Pablo trata de encontrar es alguna razón que provenga del exterior
que lo obligue a tomar una decisión y lo libere de la presión de poder elegir.
Una razón justamente podría ser salvarse, pero eso implicaría una acción
totalmente voluntaria –entregar a Ramón Gris-. Era justamente Sartre el que
decía que el hombre está condenado a ser libre y esto le genera angustia. Aun
estando prisionero, el protagonista del cuento puede elegir, tiene cierto grado
de libertad.Sartre logra crear un ambiente frío, oscuro y de suspenso de gran
altura pero que nunca distrae al lector de lo verdaderamente importante de la
historia: ¿Cuánto vale la vida? ¿Y qué le da valor? Un giro inesperado en la
historia lleva al desenlace. Para ese entonces Juan no es el mismo que nos
comenzó a contar sus últimas horas y no es de sorprender su reacción final.
Fuente: Medios Lentos
AQUÍ INGRESO DIRECTO EL MURO COMPLETO
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