Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 57 ARQUITECTURA Castillo Huetel, obra del Arquitecto Jacques Dunant – 1906/1909 … por Guillermo F. Sala
La estancia-castillo Huetel cuya
original propietaria fuera Concepción Unzué de Casares, está ubicada en el
partido de 25 de Mayo, Provincia de Buenos Aires, a 220 km del Obelisco
porteño.
De inconfundible estilo Luis Xlll, el
establecimiento de sesenta mil hectáreas, permitió a su propietaria dar rienda
suelta a su fantasía y transformarlo en una copia de un château francés de
periodo de los Borbones.
Su constructor fue el arquitecto
francés Jacques Dunant, quien intervino también en el Hotel Casino Carrasco en
Montevideo, la catedral de San Isidro en Buenos Aires, el Hotel de Sierra de la
Ventana, el Teatro Ateneo y el Municipal de Bahía Blanca, la Residencia Ortiz
Basualdo en Avenida de Mayo 776 y varios chalets de veraneo en Mar del Plata.
Jacques Dunant, de formación
francesa, trazó los planos de Huetel. Esta formidable construcción que empezó
en 1906 y finalizó dos años más tarde, tuvo más de cuarenta ambientes
destinados solamente a dormitorios. Entre los detalles únicos de este imponente
edificio podemos encontrar una suntuosa escalera de mármol, estatuas, una
fuente, un lago, terrazas y cuarenta dormitorios – a pesar que su ocupante era
viuda y no tenía hijos. Todo hacía suponer que Huetel sería el marco adecuado
para una activa vida social.
Huetel es testimonio del patrimonio de la familia que en tres generaciones se había convertido en una de las más ricas del país. Cuando Saturnino Unzué falleció en 1886 dejo una herencia copiosa. Concepción, estuvo casada con Carlos Casares reafirmando y ampliando la tenencia en posesiones que ya poseía su familia.
Saturnino fue un poderoso hacendado, y
conspicuo representante de los estancieros, el grupo social de mayor poder y prestigio
de la Argentina tradicional. Sus hijos fueron Ángela Unzué de Álzaga, María
Unzué de Alvear, la mentanda Concepción Unzué de Casares y Saturnino José Unzué.
En el libro "Los Estancieros,
desde la época colonial hasta nuestros días" de 2010, la historiadora
María Sáenz Quesada sitúa a Saturnino como un verdadero dueño de la tierra. "Un
caso prodigioso es el de Saturnino Unzué, propietario de grandes estancias en
Mercedes y en Ramallo, de campos en Leubucó (Adolfo Alsina), de casi la mitad
del partido de Rojas y de gran parte del de 25 de Mayo”.
En otro párrafo del libro se cita que
los Unzué así, encarnaron como nadie el prestigio y el poder de esta clase
social. "La cúpula de este sector social pudo vivir a lo grande -refiere
la autora de Los Estancieros-. Eran los Alvear, Anchorena, Pereyra, Duggan,
Casares, Unzué, Pereda, Drysdale, Santamarina, Álzaga, Martínez de Hoz, Luro,
Pacheco y otros más que, en los 'años dorados' del campo argentino, viajarían a
Europa por largas temporadas en familia y con 'la vaca atada' (y que, en caso
de necesidad, hipotecaron y hasta vendieron sus tierras para poder mantener esa
vida rumbosa)".
El poderío de los estancieros no sólo
se reflejaba en sus campos, sus establecimientos agropecuarios o sus
inversiones de todo tipo, sino sobre todo en la arquitectura, algo que era
visible en las residencias que construyeron sobre todo en Buenos Aires, aunque
acontece en el resto de las provincias argentinas.
Es necesario reflexionar sobre la
forma de posesión de la tierra en el país, quienes fueron los pocos
beneficiarios de esa política y cómo continúan influyendo en la vida del resto
de los habitantes del país.
En araucano Huetel alude a nuestra
tortuga de campo; la mulita.
Como ejemplo del uso social en 1925
el Príncipe de Gales, quien sería Eduardo VIII en 1936, se detuvo un par de
días en la estancia. Llegó en tren hasta el corazón del establecimiento, que
disponía entonces de un ramal de Ferrocarril Sud y de andén propio. Según
crónicas de época en la recepción nocturna se deleitó con un excepcional
espectáculo de tango ofrecido por el dúo Gardel – Razzano, traído especialmente
para esa velada. Los honorarios de los artistas fueron sostenidos por el
presidente Alvear.
Concepción Unzué murió casi
centenaria en 1959. Dejó la estancia a su sobrina Josefina Álzaga Unzué de
Sánchez, cuya hija, Josefina Sánchez Álzaga Larreta, heredó la propiedad y fue
la responsable de mantener el resplendor del lugar. Casada con Agustín Larreta,
ya fallecido, tenía tres hijos (Pablo, Juan y Mercedes), nietos y bisnietos,
que frecuentan todo el año el campo.
*Guillermo F. Sala. Arquitecto
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