Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 56 Crónicas político - ideológicas en las elecciones de 1983, hace 40 años... por Eduardo Schiel

 

El peronismo y el campo nacional y popular levantaba la consigna  “Fortalecer al Estado para Liberar a la Nación” justamente para contrarrestar y recuperar el deterioro y desguace del Estado (de bienestar) producido por la dictadura con su política de “achicar al Estado para agrandar a la nación”. Hoy frente a esta “peste” amarilla macrista neoliberal,  bien podría resignificarse como “achicar al Estado para agrandar  los  Panamá Papers”. Esta discusión formaba parte del rol del Estado en la “Administración Pública”. La raíz ideológica del sistema estaba representaba más frontal y crudamente por lo que era la plataforma electoral del liberalismo en la campaña electoral. En particular a través del partido de Álvaro Alsogaray, la UCEDE.  Éste, por esos tiempos, hacía una propaganda repartiendo unos volantes con un billete auténtico de X $ con el cual se ejemplificaba todos los bienes y servicios que se podían adquirir cuando se emitió dicho billete y en cambio “ahora te lo regalamos, porque no vale nada”… echándole la culpa de la brutal desvalorización producida por la inflación al “populismo alfonsinista. …”. Lo interesante resultaba que para el liberalismo clásico de la UCEDE la propuesta electoral era que el Estado SOLO (exclusivamente) debía ocuparse de la educación, de la salud, de la emisión monetaria, la seguridad y las relaciones exteriores siguiendo básicamente lo establecido en la Constitución de 1853, concepción antagónica con la del peronismo. Prometía que de ser gobierno (nuevamente) sólo iban a ocuparse – con eficiencia - de esos cinco exclusivos objetivos, rechazando todas las otras “injerencias socializantes” y estatistas, que con los años había asumido el “colectivizante” Estado argentino.

Hoy vemos y podemos constatar que cuando efectivamente – por vez primera - accedieron al gobierno por las urnas - en 2015 - las primeras dos funciones esenciales para el pueblo – la educación y la salud - las implosionaron, abandonaron, desfinanciaron y desguazaron sus instrumentos.

Todos los planes de promoción, las becas, quitaron los libros gratuitos, los “planes” para adultos, suspendieron la entrega de las netbooks, ni siquiera las miles  ya adquiridas y pagadas   - hasta ese momento se habían entregado más de cinco millones y medio -  cierres de escuelas técnicas y nocturnas. Sin inversión económica en los famosos “jardines de infantes”, (prometieron la construcción de 3.000), ni en escuelas (250 escuelas menos que cuando asumieron sólo en provincia de Bs. As.). Ni una sola universidad construyeron  porque, todos sabemos que allí “no llegan los pobres”, como confesó públicamente la “orgullosa” gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal, resumiendo ni infraestructura edilicia, ni estabilidad,  pauperización, persecución y estigmatización  docente con la eliminación de la paritaria salarial, etc.

Lo mismo hicieron en salud, con varios hospitales terminados y nunca habilitados, sin construir ni uno solo, quitándoles los remedios a los adultos mayores, disminuyendo todos los presupuestos o sub ejecutándolos, sin vacunas para les niñes ni adultos mayores, gran cantidad – millones - las dejaron vencer, desarmando el programa exitoso que existía – el más completo de América -. Sin atención a embarazadas y madres de menores recursos, incinerando más de sesenta mil ajuares con cunitas, remedios y enseres con la complicidad del sicario “que hace de juez  Bonadio”,  con un odio de clase digno de “los fusiladores del ´55”,  absuelto por “ellos” mismos  por haber asesinado personalmente a dos personas por la espalda, inaugurando la teoría “chocobariana” del policía del mismo apellido convertido en un héroe presidencial.  Retaceando y extorsionando con los aportes a las obras sociales sindicales, sin inversión ni progreso, aún con los más paradigmáticos adelantos de la medicina social en el país, con los precios de los medicamentos desregulados e inaccesibles para el común de la población.

En ambos casos tanto en educación como en salud, eliminaron los respectivos ministerios, sus políticas - sin ningún prejuicio - están dirigidas a que el sector privado también se lo apropie y lo acapare con primacía, siguiendo el “exitoso modelo de Chile…” . La emisión, el control y la protección de la moneda  también está dirigida a la tercerización a favor del fondo monetario internacional y la usura financiera global, quien no solo monitorea sus funciones sino que las impone, luego de  la frustrada intentona del “grupo Clarín” de quedarse a través de uno de sus satélites con la impresión del papel moneda del país.

La seguridad en cambio, sí la monopolizaron y acrecentaron, la convirtieron en una herramienta de control social, sometiendo  a la sociedad  a un estado policíaco violento  y represivo. Tanto para mantenerlo cuando detentan el gobierno, como para conquistarlo cuando estuvieran en la oposición, generando distintos tipos de confrontaciones violentas, racistas y xenófobas con la novedad, ya institucionalizada, del apoyo del lawfare propiciado como herramienta de hostigamiento contra procesos y líderes populares o nacionales. Apoyados también por las noticias basura, gracias al monopolio de las tecnologías comunicacionales en las redes cibernéticas. 

Claramente demuestra el nivel de avance ideológico y programático sobre los derechos de la sociedad en tan corto tiempo. El abandono de sus dogmas fundacionales clásicos, aun con el nombre engañoso de “neoliberalismo”. En la práctica, este sistema se ha convertido en un proyecto de sociedad que tiene casi nada de “liberal”, no es un conjunto de recetas económicas sino un acabado menú de propuestas políticas conservadoras sociales y culturales, un nuevo “sentido común”. Todo un  proyecto político integral de poder,  intentando y logrando generar nuevas mayorías, aun cuando éstas estén muy alejadas de los supuestos beneficios prometidos, “votando en contra de sus propios intereses”.

Que se jodan, bien jodidos,  pero “que puedan relajarse y disfrutar conviviendo  con la incertidumbre”,  del despojo de sus derechos y de su propia identidad, tal como lo verbalizan sin ningún prurito, incluido, el senador nacional por el PRO Esteban Bullrich.

El endiosamiento de las propuestas malthusianas de sobrevivencia del más fuerte, la meritocracia que jamás tiene mérito alguno, el individualismo extremo y  el abandono del menos favorecido, librándolo a su suerte, la cual normalmente - y por esto mismo - siempre es pésima… ¡¡¡acá no hay magia!!! … El neoliberalismo ideológico más concentrado y rancio ha abandonado incluso las que hasta hace pocos años atrás eran funciones esenciales del estado liberal clásico. El liberalismo económico, en determinado momento histórico, necesitó conquistar el aparato del Estado, del cual siempre usufructuó, siempre vivió a sus expensas con las contrataciones utilizándolo como el socio bobo en sus alianzas económicas. Lo necesitó conquistar  para someterlo y poner de rodillas a la Nación.

El neoliberalismo actual, en cambio, ya no pretende la conquista sino la destrucción  del Estado, ya no le sirve, es una herramienta que protege a los sectores desprotegidos y empobrecidos, que produce y alimenta los servicios para la población. Ahora pretende la destrucción del Estado para someter a la Nación al mercado, básicamente de las corporaciones multi o supranacionales. De allí sus políticas tendientes a desmantelar la educación, la salud, la vivienda, las protecciones de la seguridad social y del mundo laboral. A Jair Bolsonaro ante la pregunta de cuál será su proyecto de país, respondió “primero hay que destruir todo, después veremos…”

 


*El extracto pertenece al libro “Nunca Más ni Nunca Menos” páginas 296/298 de Eduardo Schiel, elaborado y escrito en el año 2019, más precisamente en vísperas de los comicios de ese año.

 

 


·         Eduardo Schiel es abogado, miembro de la CONADEP, redactor del NUNCA MAS,  fue docente ayudante alumno en derecho constitucional II en la cátedra de la UBA  del Dr. Arturo Enrique Sampay (1973/74) presidente de la Convención Constituyente en la Reforma de 1949, y profesor Adjunto en igual cátedra de la UNLZ del Dr. César  Arias (1986/87), ministro de justicia y firme impulsor de la reforma constitucional de 1994.

 

 

 


Comentarios

  1. Buenísima la crónica y todo el análisis . Si, no es "siempre lo mismo " pero sí algo de los mismos poderes que se van reagrupando con variados disfraces!

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  2. Interesante recordar que , denostando al Estado, los qud ahora lo quieren destruir, vivieron usufructuando de él. Y de ahí el mensaje contradictorio que quiere. Imponer en la gente.

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