Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 57 DERECHOS HUMANOS CONADEP y NUNCA MÁS… Un nuevo aniversario del documento y sus acentos… por Eduardo Schiel, abogado e integrante de la Conadep
El 20 de setiembre se cumple
un nuevo aniversario DE LA ENTREGA DEL INFORME QUE LA CONADEP REALIZARA CON
RELACIÓN A LOS DELITOS DE LESA HUMANIDAD COMETIDOS POR LA DICTADURA al Presidente
de la Nación Dr. Raúl Alfonsin
La CONADEP y
el NUNCA MÁS, sin duda alguna, son parte fundante de la
nueva institucionalidad democrática desde 1984. La defensa de los Derechos
Humanos, es el nuevo ADN de esta etapa de la historia argentina, que
conjuntamente con otros variados derechos definen las aspiraciones y conquistas
- de todo tipo - en los diversos colectivos de nuestra sociedad. Consagrado
constitucionalmente con la incorporación de los Pactos y Tratados
Internacionales en nuestra Carta Magna
desde 1994.
La CONADEP fue creada para investigar
y denunciar las violaciones de DD.HH. en el accionar criminal del aparato
estatal durante la dictadura cívico militar, eclesiástica, judicial y
empresarial. Un heterogéneo grupo de personas NO NOTABLES con diversas formaciones profesionales y
políticas realizamos el trabajo de campo. El mismo consistió en recibir miles de denuncias de
víctimas y familiares, que en forma directa o “colateral” fueron agredidos, torturados,
secuestrados, asesinados, exterminados y desaparecidos por fuerzas armadas y de
seguridad, oficiales o clandestinas, bajo el amparo de funcionarios judiciales
y en beneficio de un sistema económico social empresario, regresivo y
confiscatorio de las clases populares, de sus patrimonios y derechos.
Por decisión gubernamental la CONADEP
estaba integrada también por personalidades elegidas en número de diez y tres
diputados nacionales del partido oficial. El principal partido de oposición se había negado
a participar proponiendo conjuntamente con algunos organismos de DD.HH. la
creación de una comisión parlamentaria para que sea el Pueblo a través de sus representantes
elegidos quienes realizaran dicha investigación. Luego de tan sólo nueve meses
de traumática labor para descubrir, analizar y denunciar el dantesco universo que
se generó en largos ocho años de destrucción de nuestra humanidad, el producido se condensó en más de 50.000
fojas, las que dieron origen al famoso Informe NUNCA MAS. Su
publicación constituye el mayor tiraje de la industria editorial argentina con
gran cantidad de traducciones a idioma extranjero y consiguiente cantidad de
reediciones.
La aparición del Nunca Más demostró a
la opinión pública nacional e internacional de manera incontrastable la
ferocidad de la violenta agresión, no sólo de exterminio, ejecutada por las fuerzas
militares y de seguridad, sino del saqueo de bienes, propiedades y empresas y lo
más despiadado y aberrante, el robo de
bebes, en complicidad con los factores del poder empresarial, eclesiástico y el
fundamental apoyo mediático y judicial. Sin la magistratura no hay dictadura
posible.
El NUNCA MÁS, a lo largo de más de
500 páginas es el mayor compendio de las más extremas aberraciones y
degeneramientos de la violencia y el odio político, en su lucha por mantener y
controlar el poder económico de perversas e impiadosas minorías avarientas. Es
un manual del horror y del terror “de lo
que eran capaces de hacer…” que bien
podrían haberlo escrito ellos mismos, para azuzar el miedo como método de
control social. No obstante que en ese momento se pudieron comprobar la
existencia de unos 340 (CCD) centros clandestinos de detención, a partir de
allí y hasta la fecha superan largamente el doble. Todavía no se conocía masiva
y sistemáticamente el método más aberrante de exterminio, además de la
ejecución criminal, cuál era el de arrojar al mar en vuelos de aviones
militares a sus víctimas vivas, mujeres, hombres y niñes, jóvenes y ancianos. Sin
embargo, contando con dificultosa
información reunida de más de 1300 individuos con alias, nombres y/o apellidos, escalafones y destinos de todas
las fuerzas involucradas, los mismos finalmente, luego de varios tironeos y
discusiones con los conadepianos que
realizábamos dicho trabajo, no fueron incluidos y no se consintió la
publicación de ningún dato fidedigno, salvo algunos pocos circunstanciales e
inmotivados. En cambio se publicó con la primera edición un Anexo confuso, con poca importancia judicial operativa.
RESULTA IMPRESCINDIBLE
DIFERENCIAR LOS DOS MOMENTOS Y DOS ETAPAS DEL PROYECTO DE LA CONADEP Y EL NUNCA
MÁS.
Pese a una mayoría creciente de la
ciudadanía que abrigaba una gran esperanza de arribar a los deseos de Memoria,
Verdad y Justicia en esos albores de 1984, eso no fue así, porque el designio
oculto que contenía desde sus orígenes dicho proyecto era el de generar un
paquete de denuncia, acusación, juzgamiento, condena, indulto e impunidad que
no superara el período presidencial, para dar por clausurado de ese modo el
período más trágico de nuestra existencia, sacrificando paradójicamente, a la Memoria, la Verdad y la Justicia
y nuevamente a las víctimas.
Así ocurrió ni más ni menos. Un
paquete entero con moño y fecha de clausura y caducidad, estafando la confianza
y esperanza pública depositada en el anhelo de justicia, no sólo de las miles
de víctimas sino de gran parte de la ciudadanía, sin distinción de clases
sociales, desde distintos vértices del espectro ideológico
nacional. Justamente ese amplio abanico permitió también - consciente o no - modelar y colocar “el moño al paquete”. Si no
fue así esto ocurrió por la siempre firme resistencia de víctimas, familiares y
sectores de la sociedad, que básicamente detrás de las Madres de Plaza de Mayo -
entre otros actores - a lo largo de los años y las décadas no consintieron esa
maniobra negacionista. No es casual que varios de esos sectores ideológicos
encontraron parte del sustento para
insistir, - hasta el día de hoy - que los desaparecidos fueron 8.961, que “por
algo será”, que todo fue una guerra
sucia entre dos demonios, equiparando a las víctimas con sus victimarios “producto
del enfrentamiento”, que los mismos fueron debido a “los errores y excesos”, monserga
y discurso que aun pretende tener vigencia a más de cuarenta años del genocidio,
repetido incluso por la fórmula del principal opositor electoral.
Desde el mismo inicio haber
depositado el rol juzgador en el Consejo Supremo de las FF.AA. ya de por sí
constituía una burla, conociendo el espíritu de cuerpo y complicidad mafiosa
que tenía toda la estructura militar. Frente a ello, y luego de la lógica
negativa de actuar y de una reforma del código de justicia militar, la Cámara
Federal de Apelaciones se avocó en su tratamiento, aunque con jueces que habían
transitado en algunos casos con altos cargos y compromisos durante toda la
etapa dictatorial, con un fiscal que tenía en su haber la denegatoria de
cientos o miles de habeas corpus y actuación encubridora y cómplice en varias
causas. Con algún juez que recibía durante el período dictatorial a los
familiares de desaparecidos, y que resultó el único renunciante cuando se
impusieron las leyes de impunidad. Otros en cambio, ni antes, ni después,
abandonaron su adscripción a las lógicas y a los personeros que traficaron con
la muerte y el terrorismo de Estado, defendiendo como abogados particulares una
y otra vez a distintos imputados luego condenados, cómplices del genocidio, en
la judicatura, el gran empresariado, ejecutores de secuestros y matanzas de
pueblos enteros, por supuesto, también defensores de los dueños de los grandes multimedios,
sponsors calificados de la dictadura, que quedaron - por poco tiempo -
expuestos a la condena de sus delitos. Todo ello hasta nuestros días. Con ese
poder judicial se llevó a cabo el llamado “juicio a las juntas” sin mucha
explicación ni razonabilidad de porque fueron tres y no cuatro las juntas
militares investigadas. No obstante la precariedad y el contexto político, se
arribó a una condena a cadena perpetua contra los mariscales de la muerte Videla
y Massera, un hecho de una trascendencia e importancia inédita, aún para todos
aquellos, víctimas, acusadores y militantes que no esperábamos otra cosa. Dicho
juzgamiento constituye un logro de una
magnitud internacional si se lo compara con los famosos juicios de Nuremberg,
en nuestro caso sin tribunales ni leyes ad
hoc, sino con los existentes, muchas veces designados por los mismos
dictadores acusados. No obstante esta gran conquista de Justicia, en un país
sin justicia, bueno es decirlo, se logró básicamente por la gran fuerza que le
aportaba el conjunto de la sociedad movilizada. Sólo se condenó a cinco de los
nueve imputados. Resulta necesario decir y reconocer todo.
Agosti, el jefe de los aviadores, con una condena similar a la de un
carterista. Dejando fuera a Galtieri, jefe terrorista de las masacres y
desapariciones de gran parte de la cuenca del Paraná, al almirante Anaya, jefe
del aparato genocida de la armada, que incluso seguía operando con
desaparecidos vivos durante el mismo gobierno alfonsinista, a quien no se le
retiró su grado militar ni su abultada jubilación. Mientras tanto el decreto
previo a la persecución judicial a “las juntas”, se dictó otro contra las
“cúpulas guerrilleras” sobrevivientes, con imputación de delitos más numerosos
y más graves que a los primeros, en el camino de colocar “la teoría de los dos
demonios” asimilando sus responsabilidades penales. Incluso contra el único
gobernador democrático que no había estado preso durante toda la dictadura,
para seguir persiguiendo penalmente a las víctimas como lo fue durante todo “el
proceso” kafkiano. Todo ello fue parte de la estrategia de impunidad que se
cimentó y se terminó de consolidar con la burla y estafa que vino
inmediatamente. Cuando no llevaban un año las condenas y se habían iniciado
dificultosamente algunos juicios, como
regalo de nochebuena se dictó la “ley de Punto Final” (24/12/86) ¡¡¡otorgando un plazo de 60 días
¡!!!!! para iniciar las causas que todavía faltasen, cuando al día de hoy, 37
años después, todavía quedan una considerable cantidad a la espera de su
inicio, juzgamiento y castigo. La respuesta popular no se hizo esperar y casi
espontáneamente se movilizaron a la Plaza de la Revolución más de sesenta mil
indignados por la aviesa burla, mil por cada día que planteaba la maniobra
traicionera.
Nuevamente el establishment, sus
socios y cómplices movieron las piezas de ese siniestro ajedrez terrorífico y
sacaron a los seis meses (08/06/87) la llamada “ley de Obediencia Debida”, tratando
de cerrar el círculo para la impunidad, impidiendo el juzgamiento y
desprocesando a todos aquellos que tuvieran grado inferior a coronel o su equivalente en los distintos
escalafones, dejando fuera a gran parte de los grupos de tareas, las patotas
asesinas, las fuerzas operativas, los subalternos que estaban en las mesas de
tortura, en los socavones, los pozos y los CCD. Todo ello terminó de configurar
la estafa que tempranamente ya intuíamos cuando no apareció ningún nombre ni
listado en el NUNCA MÁS. Sólo se publicó lo que ya se conocía en forma dispersa
de las víctimas y sus familiares, la información que llevaban en su memoria, en
sus cuerpos y en sus almas. El NUNCA MÁS vino a encuadernar y clasificar el horror y
el nivel de salvajismo contra las leyes básicas de la humanidad - muy didáctico
y ejemplificador para la sociedad toda - pero ya trágicamente conocido por las
víctimas, sin consignar lo más urgente e
importante, los datos de los desaparecedores y asesinos, sus jefes, instigadores
y beneficiarios directos, sus identificaciones, intereses, señas,
jerarquías y domicilios. Era el paso
previo a sus encubrimientos e impunidades.
En cada nuevo aniversario resulta imperioso
rescatar la MEMORIA, sobre todo por lo que aún se encuentra pendiente, luego de
llevarse a cabo más de trescientos juicios con más de mil cien condenas, casi
la cantidad que se habían imputado hace 39 años, gracias al compromiso
democrático de jueces y fiscales sujetos a derecho, desgraciadamente no todos.
Para construir la historia con la VERDAD,
para las nuevas generaciones que no vivieron la ausencia de la libertad,
de la vida y de la JUSTICIA.
A partir de 1989 con lo poco que
quedaba en trámite de los juicios, para rematar el circulo de la infamia e
impunidad, inmediatamente con el gobierno de Menem vinieron las leyes del perdón y la amnistía,
dejando en un pozo profundo de depresión, de traición y de estafa a las
víctimas y sus familiares – y a gran parte de la sociedad toda - que nuevamente
habían sido ultrajados exponiéndolos - estos sí - con sus señas, documentos y domicilios
reclamando Justicia a la intemperie y a la voluntad discrecional de los
genocidas. Desde ese instante, para las mayorías y tal vez desde aquella lejana
entrega del Informe Nunca Más, quedó
sellado el paquete con el moño de
la impunidad. Ello permitió un largo período de graciam de absoluta ausencia de
Justicia, imponiendo forzosamente la impunidad biológica para represores asesinos
y la muerte de muchos de los testigos, acusadores y víctimas. Durante más de 17
AÑOS los asesinos y dictadores gozaron de una vida plena, tranquila y una
ancianidad protegida. A muchos les facilitó el olvido, la fuga y la muerte
impune. Con una larga lucha en un marco de cierta soledad, con denuncias y movilizaciones,
algunas muy masivas como en 1996, primero con los Juicios por la Verdad hasta
la anulación de estas perversas leyes promovido por la diputada Patricia Walsh
con el acompañamiento del Parlamento. Luego con la llegada de Néstor Carlos Kirchner, que a
partir de 2003 convirtió a los derechos humanos en una política de
estado, tanto la CONADEP como el NUNCA
MÁS adquirieron su verdadera dimensión, sin lo cual sería sólo un doloroso y
frustrado intento popular de recuperar la MEMORIA para conocer la VERDAD y
conquistar la reparadora JUSTICIA, sin mayor incidencia en lograr su primitivo
objetivo. El reconocimiento de la CONADEP y su importante esfuerzo artesanal,
digno, valiente, de un poco más de cien hombres y mujeres NO NOTABLES que
hicieron su trabajo, luego el NUNCA MÁS, fue en perspectiva exclusivamente mérito y patrimonio del Pueblo
Argentino, en particular de los organismos de DD.HH. en representación de miles
de víctimas, entre ellos especialmente, las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo,
con el acompañamiento de organizaciones libres del pueblo, sindicatos, partidos
políticos o partes de ellos, agrupaciones y movimientos sociales y políticos. Son
los que permiten inscribir ambos sucesos históricos en la lucha grande de la
defensa de la vida, de una humanidad mejor, más justa e igualitaria.
La recreación de la MEMORIA y de la
VERDAD es poner de manifiesto, blanco sobre negro, los distintos intentos y
procesos, avances y retrocesos a lo largo de estas décadas. Las rupturas y
continuidades en las luchas por la defensa de los derechos humanos, las
distintas etapas con idénticos o nuevos y variados actores en sostener la
resistencia y la búsqueda de Justicia. Como así también la lucha para evitar
clausurar la historia, banalizar o negar su análisis y consecuencias,
intentando tenazmente impedir la integración de estas venas abiertas a un
literario archivo historiográfico funcional a los intereses del poder
dominante.
Eduardo Schiel, ex dirigente sindical de la seguridad social, detenido desaparecido y preso político entre 1976-1981. Testigo en el “Juicio a las Juntas Militares”, Causa 13/84. Integró la CONADEP y fue redactor del informe NUNCA MÁS. Abogado laboralista en varios sindicatos, ex docente universitario en derecho constitucional en la UBA y UNLZ. Integró distintos Organismos de DD.HH. Querellante en causas de lesa humanidad, apoderado de Abuelas de Plaza de Mayo en el Juicio por la Verdad de Mar del Plata (2000). Autor del libro “NUNCA MÁS NI NUNCA MENOS”
Excelente Eduardito!!! Haces una fantástica descripción de lo q fue y que bien viene recordar
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