Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 55 CINE ESPAÑOL Dos obras maestras del postfranquismo… El Diputado de Eloy de la Iglesia y La Colmena de Mario Camus


 


Juan Orbea (José Sacristán) es un diputado del recientemente legalizado partido comunista español y está casado con una camarada del partido. Es homosexual pero lo ha reprimido tanto que casi lo ha olvidado, hasta que un hecho fortuito lo vincula con un joven que se prostituye. Orbea se enamora y entonces comprende que si bien su partido se ha liberado, él sigue forzado a vivir en la clandestinidad. Lejos de creer que el fascismo ha desaparecido con la llegada de la democracia, De la Iglesia lo muestra perdurando en las instituciones, ya sea en la hipocresía de los políticos o sin disimulo alguno en la policía. El drama de Orbea se desarrolla en una serie de flashbacks, construidos como escenas autónomas que sintetizan, cada una, ideas fuertes. A veces De La Iglesia borra las fronteras entre la ficción y lo documental y hace salir a sus personajes a la calle en medio de las manifestaciones de la transición. Otras veces enrarece el tono naturalista con recursos abstractos que rozan lo sublime, como cuando sugiere un menage a trois en el que hay amor además de sexo, o cuando se vale del zumbido de una mosca para cargar de amenaza una escena de contenida violencia. EL DIPUTADO no es sólo el más lúcido y ninguneado film sobre la transición española sino además uno de los más importantes films políticos de todos los tiempos. Texto de Fabio Manes y FMP. (https://www.malba.org.ar/el-diputado/)



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Camilo José Cela escribe en el prólogo a la primera edición de la novela: "La Colmena no es otra cosa que un pálido reflejo, que una humilde sombra de la cotidiana, áspera, entrañable y dolorosa realidad (...) no aspira a ser más que un trozo de vida narrado sin reticencias, sin extrañas tragedias, sin caridad, como la vida discurre, exactamente como la vida discurre. Queramos o no queramos. La vida es lo que vive -en nosotros o fuera de nosotros-; nosotros no somos más que su vehículo, su excipiente como dicen los boticarios (...) Su acción discurre en Madrid, en 1942, y entre un torrente, o una colmena, de gentes que a veces son felices, y, a veces, no (https://www.lavanguardia.com/)



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