Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 55 AQUITECTURA Estancia La Raquel (1894-1905) … por Guillermo F. Sala
Los bellos paisajes de Villa La
Raquel fueron escenario de historias y relatos patricios, encarnados en
principio por Martín de Alzaga, quien era propietario de las estancias La
Postrera, Bella Vista y Juancho, de aproximadamente 100.000 ha. que alcanzaban
hasta los actuales balnearios de Pinamar, Cariló y Valeria del Mar. El
hacendado de 65 años contrae matrimonio con Felicitas Guerrero de casi 50 años
menos. Tuvieron dos hijos, Félix, que murió a los 6 años de edad de fiebre
amarilla y otro que falleció al nacer. En 1870, a los 24 años, doña Felicitas, siendo
una mujer muy hermosa, quedó viuda, lo que sumado a su fortuna la convirtió en
una mujer muy codiciada. Felicitas en su condición de viuda de Alzaga, visitaba
regularmente los establecimientos que habían sido de su consorte. Cuentan los
relatos que debido a que los carruajes debían atravesar campos por huellas
difícilmente transitables cuando llovía los transportes sufrían inconvenientes.
En cierta ocasión de tormenta el coche de Felicitas se empantanó y fue
auxiliada por un vecino, que resultó ser otro rico estanciero de la comarca: Samuel
Pedro Sáenz Valiente. A partir de ese encuentro, Felicitas y Samuel se
enamoraron, y poco tiempo después se casaron. Pero el final, una vez más, no
iba a ser feliz. Al enterarse de la noticia del enlace, uno de los anteriores
pretendientes de la joven, Enrique Ocampo, prefirió verla muerta antes que casada
con otro hombre. Así fue como la dama resultó víctima de un feminicidio el 30
de enero de 1872, en manos
de Ocampo, quien luego se suicidó. La descendencia de Enrique estuvo vinculada posteriormente con Victoria y
Silvina Ocampo activas militantes del feminismo a mediados del Siglo XX.
Los padres de Felicitas construyeron
el templo que fuera su primera tumba. Más tarde, los restos fueron trasladados
a Recoleta.
La Iglesia se levantó sobre la
barranca de Santa Lucía, que hoy es la Av. Montes de Oca en el barrio de
Barracas en Buenos Aires. Es el único templo con figuras humanas de simples
mortales. En el vestíbulo se alzan dos estatuas de mármol de carrara blanco, a
la derecha, Martín de Álzaga y a la izquierda, Felicitas G. de Álzaga con su
hijito Félix en brazos.
Años más tarde, los diez hermanos
menores de Felicitas heredaron su fortuna: campos, propiedades y kilómetros de
playas y médanos costeros. Eran miles de hectáreas entre la zona del río Salado
y General Madariaga que fueron repartidas entre sus hermanos, pero fue Manuel
Justo Guerrero (1858-1931), quién recibió esas tierras en las que, más tarde,
construyó “La Raquel”, el castillo dedicado a su esposa Raquel Valeria Benita
Cárdenas Cueto.
El castillo data de 1894 y fue
construido por un arquitecto francés, se destaca por sus techos con mansardas,
columnas y un sótano en altura. Además, posee 24 amplias habitaciones, y la
torre que todos espiamos desde la Ruta 2 se edificó en 1905. Así es que
Felicitas nunca conoció “la Raquel” como se especula.
El gran parque fue diseñado por el
paisajista danés Frederik Forkel, tiene un bosque con múltiples especies
clasificadas. Se trata de un parque sostenible, cuyas especies centenarias no
necesitan grandes cuidados para su supervivencia. Con diferentes densidades
arbóreas, el espacio verde de La Raquel no sólo le brinda al visitante amparo
climático, sino incomparables vistas que se destacan en las cuatro estaciones
con sus colores.
Abierto al público desde 1996 para
eventos, días de campo y almuerzos, el sitio fue una vez próspero centro de
desarrollo industrial de la zona, con su propia estación, fábrica de leche y
almacén de ramos generales.
La vida de Felicitas se llevó al
cine. Dicha película está basada en la vida de Felicitas Guerrero y fue
dirigida por Teresa Costantini y protagonizada por Sabrina Garciarena y Gonzalo
Heredia. La película cuenta la trágica y breve vida de Felicitas Guerrero y
Samuel Pedro Sáenz Valiente. Fue estrenada en 2009.
*Guillermo F. Sala. Arquitecto
La injusticia de la historia , ese Martin de Alzaga era de las familias españolas fuertemente defensoras del rey ("mi querido rey") que se opusieron con fusil en mano a nuestra revolución de Mayo e independencia, sin embargo fueron parte -junto con otras familias conspicuas Anchorena, Martinez de Hoz, etc. etc.- se quedaron con millones de hectáreas de la mejor tierra productiva argetn ina y tal vez del mundo) en perjuiicio de tantos millones de habitangtes originarios, gauchos y luego patriotas y ciudadanos quie mejor las merecían y que hubieran contribuído sis dudas a forjar una sociedad y unpais mas justo , mas igualitario , próspero y mucho mas soberano.
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