Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 54. Me sorprende que se sorprendan… Hubo una vez una UCR… por Antonio Diez, El Mayolero
Fuente: El Fusilado
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No conocer la historia nos condena a
repetirla, dijo alguien que no recuerdo en este momento, pero que sin duda sabía
lo que decía. De hecho hay mucha gente sorprendida y dolorida por la mezcla
rara de Museta y de Mimi que se manifestó en la sesión preparatoria de la Nueva
Cámara de Diputados de la Nación. Nadie se puede sorprender de la existencia de
Gorilas con un odio interesado hacia todo lo que tenga olor a Pueblo. Que
quiere que le diga Don Manuel, son parte del paisaje de nuestras Pampas.
Fundamentales defensores de un statu-quo directamente emparentado con la
defensa de sus propios intereses, ya no pueden sorprender a nadie con su
conservadorismo, porque analizándolos desapasionadamente, no extraña que sean
conservadores porque objetivamente tienen algo que quieren conservar. "¡Usted
me la va a contar a Mí!" me va a decir, seguramente, seguido de un
"¡Mire como me agujerearon el
cuero!" que exime de mayores comentarios. Pero el resto de la gente se olvida,
vio, y a veces es necesario mirar lo que pasó con más atención. Allá por 1880
se iba desarrollando un modelo de país a la medida de un grupo de poder que
forjaba un "modelo" cuya filosofía había sido trazada por George
Canning (Primer Ministro Ingles), cuya síntesis sería más o menos "Inglaterra
será el taller del Mundo y la América su granja". Inglaterra había
forjado esa política después de una paciente capitalización, un importante acopio
de información, la paciente construcción de una fuerza militar eficiente y de
despliegue mundial, y una paciente penetración cultural y económica en todos
los lugares que eran de su interés, penetración que no estaba exenta de jugosas
retribuciones económicas a los nativos de esos lugares que les servían
fielmente, aunque eso significare traicionar a quien se les cruzara. ¡¡Pare don
Manuel!! ¡¡Envaine ese sable, que Manuel José
García no anda por acá el muy cochino!! Ya sé que usted bien que lo
padeció a ese y al otro colonizado coimero de Rivadavia. Pero hay gente que se
olvida y vuelve la burra al trigo...
Como le decía allá por 1880 se juntó
un montón de gente que no compartía ese punto de vista y pensaba, y con sobrada
razón, que ese modelo iba a dejar afuera a la mayoría de los argentinos, para
beneficio de unos pocos. Se juntaron en un frontón y fundaron un movimiento que
se llamó Unión Cívica de la Juventud. Por ahí andaban unos muchachos de
apellido Alem, Mitre, Justo, Yrigoyen, De la Torre y otros tantos que habían
leído, pensaban y trasmitían la idea general de que así como lo venían pensando
la cosa no iba a funcionar porque dejaba mucha gente afuera. Claro, esa era una
consigna muy abarcativa, y había gente que estaba ahí haciendo fuerza porque
quería que en lo personal no los dejaran afuera, y así fue como Mitre se abrió
y pasó de rebelde irresponsable a prócer respetado por la Historia. Para
asegurarse esto último se encargó de escribir la Historia de su puño y letra
por las dudas. Además fundó un diario que a través de los tiempos le cubriera
las espaldas a él y a sus nuevos amigos. Alem decía que así la cosa no iba a
andar, y que había que cambiar de raíz, y que en eso no transaba. Esa Unión de
Ciudadanos que quería cambiar las cosas de raíz, sufrió varias decepciones,
entre ellas la de este muchacho Justo (Juan B.) que pensaba que lo que proponía
Alem no iba a funcionar porque hacer política en la Argentina de acuerdo a lo
que eran los Argentinos, era imposible porque los criollos nunca entenderían
las teorías del socialismo europeo, que esos sí que eran civilizados. ¡Calcule,
si los europeos hablaban francés, inglés o alemán!! Esos sí que eran cultos!!
Creo que murió sin entender que hablaban esos idiomas no porque los hubieran
estudiado para leer "El Capital" en su versión sin traducir, sino
porque simplemente habían nacido allá.
Entonces se dedicó a fundar
bibliotecas, cooperativas de consumo, y el Partido Socialista. Como el Partido
Socialista se fundamentaba en los libros que había en las bibliotecas, y estos
estaban en francés, inglés o alemán el círculo era medio estrecho. Con las
cooperativas de consumo le fue un poco mejor, y nos dejó El Hogar Obrero que
muchos años después cayó en manos de un grupo de tirifilos que lo único que
dejó de esa magnífica obra fue un mal recuerdo que no se merecía. En aquellas
épocas, votaban solo algunos y a viva voz. O sea que si usted lograba sortear
los obstáculos y llegaba a la mesa, tenía que decir por quien votaba. Ideal
sistema electoral para Alfredo De Angeli, así se aseguraba que los peones
votaran por aquel que el patrón dictaminara. Alem, bastante disgustado y
amargado por las traiciones, hizo como dice el tango "se compró un buen
bufoso/y se tiró a amasijar. Yrigoyen, su sobrino, agarró la lanza y dijo;
"Abstención Revolucionaria". ¿Y qué era esto? Nadie acepta cargos ni
legislativos ni ejecutivos hasta que no haya voto secreto universal y
obligatorio. Lo más curioso, es que lo cumplieron.
Habíamos quedado en que Yrigoyen y su
gente habían dispuesto la "Abstención Revolucionaria". Pero no fue si
no después de varias incidencias no del todo pacíficas, como la Revolución del
Parque, haber forzado a balazos la renuncia de Juárez Celman, y otras
incidencias con bastantes muertes. Porque en aquellas épocas los destituyentes
se la jugaban en serio, no como los de ahora, ¿vio?
No sé si entonces había
"inseguridad" pero muertos en las calles los había ¡y vaya si los
había! Yrigoyen vio que por ese lado no entraba la cosa, y pensó que al no
haber oposición el Régimen se iba a enfrentar a sus propias contradicciones y
que esta situación lo desgastaría. Y así fue porque cuando la cohesión está
dada solo por oponerse "a", al desaparecer "a" quedar
solos, y ahí es cuando se empiezan a desconfiar. Como su base ideológica
consiste en sus intereses personales, empieza el "rostreo" cuando no
la "mejicaneada" simple y llana. Y la situación se torna
insostenible. Los Ingleses, que no eran giles y dominaban la situación, también
presionaban para que existiera una oposición (a su medida y necesidad, por
supuesto) porque eran más hipócritas que sus sobrinos yanquis y hacían un culto
de los gobiernos con respeto por la Constitución y las Formas Republicanas. Eso
sí, siempre que sus intereses no fueran tocados. Los opositores debían estar
representados en el Parlamento, y dar quórum, y si no estaban de acuerdo con lo
que se iba a votar, lo podían proclamar en encendidos discursos. Eso sí, a la
hora de votar se abstenían por alguna razón ética, y chau. Aun así, y pese a
las muchas tentaciones y negocios que se les proponían, los tipos nada.
Entonces los que hacían las veces de oposición "pour la gallerie" eran Don Juan B. Justo y sus
muchachos, que lograron tener el primer diputado Socialista de América Latina.
Alfredo L. Palacios. Fue impresionante. Pero era uno solo... Eso sí, La Nación
le publicaba sus encendidos discursos en las Sesiones de la Cámara y de paso se
hacía cartel de prensa libre. Siempre lo harán, hasta que signifique una
amenaza para sus intereses. Lo siguen haciendo hoy en día. De lo contrario vea
el desmedido especio que le da la cadena privada de medios a personajes de
izquierda. Como le dieron en su momento a Luis Zamora.
Finalmente la cosa no dio para más y
llegó la Ley Sáenz Peña. Voto secreto y obligatorio y a otra cosa. Si hay algo
que siempre admiré en Yrigoyen fue su poder de convicción. Porque hay que
situarse en esa época donde el único medio de comunicación fiable era el
telégrafo. No teléfono, no radio, los diarios llegaban (donde llegaban) a veces
una vez a la semana, y de yapa Yrigoyen no era hombre de discursos ni de actos
masivos. Era de mano a mano... ¡Qué carisma! ¡Qué poder de convicción! Y así en
1916 llega a la presidencia de la Nación. El régimen se replegó. Yrigoyen tenía
el Parlamento en contra, la Corte Suprema en contra, La Prensa y La Nación en
contra, pero se lo bancó. Su objetivo; darle existencia a la clase media. Los
hijos de los inmigrantes, que pudieron llegar a la Universidad gracias a la
Reforma de 1918 fueron la base. Los trabajadores seguían dentro del marasmo de
anarquistas, socialistas, anarcosindicalistas, y de yapa, después de 1917 los
socialistas se dividieron y aparecieron los maximalistas que venían a ser algo
como los trotskistas de ahora. Todos cortados por la misma tijera, sin entender
que la realidad del pueblo argentino pasaba por otro lado. Y que se venía
gestando un Pensamiento Nacional que todavía no era del todo popular (al menos
no se expresaba así). Y de yapa ¡¡¡ Aparecieron los primeros
"revisionistas"!!! que le empezaron a discutir la versión Mitre de la
Historia, Lugones, Ibarguren, que empezaron a decir que al final, Rosas no
había sido un tipo tan jodido, y todas esas herejías. El Régimen actuó
rápidamente, y los fue canalizando hacia un fascismo de corte criollista
revitalizando la figura del gaucho y el "hombre de campo" (cualquier
parecido con el marketing mediático de la Mesa de Enlace NO es casual) como
sustento del "ser nacional”.
Al mismo tiempo actuaban como una
maniobra de pinzas sobre el Radicalismo de Yrigoyen los conservadores
Provincianos, los terratenientes, y las clases altas de la burguesía porteña, y
la izquierda socialista principalmente ya que el resto de la izquierda como hoy
tenía soporte solo en algunas actividades. Pero al interior del Radicalismo
también se notaban movimientos centrífugos. La forma de conducción de Yrigoyen
(que de última era un extrapartidario, ya que nunca se afilió al Partido,
prefiriendo quedar como referente del movimiento de Unión de la Civilidad para
producir un cambio Radical) produjo fricciones y roces que dieron origen al
"antipersonalismo" al que Alvear (¡¡Otra vez Don Manuel!! !!Envaine
ese sable que este es el nieto!!) nunca autorizó en público, pero nunca
condenó. Tal vez sabía que siendo el delfín del Viejo no necesitaba enfrentarlo
abiertamente. Tuvo Alvear su oportunidad y la aprovechó y sus amigos también,
formando un rejuntado de Radicales Antipersonalistas, Socialistas y
Conservadores para enfrentar a Irigoyen en 1928. Como verán acá nadie inventa
nada nuevo hoy en día... Yrigoyen lo bautizó "contubernio", lo que
traducido a lenguaje más actual vendría a ser una especie de concubinato
ocasional. Cualquier parecido con algunos mecanismos de formación de
"mayorías" actual NO es casual. El Yrigoyenismo era apoyado por lo
que se denominaba "la chusma radical" o sea un conjunto de seres
despreciables desclasados que si no se movilizaban por el choripán y la coca
era porque estos dos elementos básicos de la iconografía gorila actual no se
conocían, pero sería por algo similar de la época...
Pese a la abundante difusión que
tienen las represiones a los obreros de la época, "casualmente" se
recuerda poco que las primeras leyes de Previsión son de entonces. Y que antes
de Yrigoyen no existían. Y que se fundó YPF, con el total apoyo de Yrigoyen a
Mosconi (y el apoyo de Alvear también seamos honestos). Llegado 1930, la
situación no daba para más. Ya se había demostrado que el pueblo era
incorregible, tosco e ignorante, y no había forma que dejara de votar a Yrigoyen
y al Radicalismo genuino, y que los antipersonalistas como sucedáneo no
llegaban. Entonces "la hora de la Espada" que preanunciaba Lugones
había llegado. El 5 de setiembre de 1930 la Facultad de Derecho de la UBA lanzó
un comunicado rimbombante donde reclamaba terminar con el nefasto estado de
cosas, y desde el lugar donde se enseñaban las Leyes se llamó a romper con la
democracia corrupta. Firma del Decano de la Facultad de Derecho de la UBA, el impoluto
tribuno de la democracia ¡¡Alfredo Lorenzo Palacios!!. Si quieren en otra les
puedo referir lo que fue la Concordancia (Conservadores, Socialistas,
Demócratas Progresistas y de los Otros) y su particular forma de ganar las
elecciones, (el fraude patriótico), pero mentarles eso a los Dorreguenses sería
cuanto menos una falta de respeto a los Mártires de
Dorrego. Hablar de las posiciones de la izquierda "pensante" durante
esa época, mas su adhesión a la Unión Democrática en 1945, ya es historia
demasiado reciente. Más recientes aún son los titulares de La Vanguardia y
Nuestra Palabra de 1955 y 1956 como para abundar en ellos. Por eso digo que me
extraña que se extrañen. SIEMPRE la izquierda argentina tan eurocéntrica como
la derecha ha despreciado e ignorado el pensamiento nacional. Porque están
convencidos que son superiores. Por eso; ¿Por qué nos tenemos que extrañar de
las posiciones actuales de tantos otros intelectuales progresistas baratos henchidos
de soberbia por los que la prensa interesada en inflar sus egos llenan sus
bolsillos con los premios que el Régimen les concede (forma elegante de pagar
las coimas, tal como las "conferencias" que dictan celebrados
economistas patrocinados por la Universidad de Chicago, como Domingo Cavallo). Napoleón
decía que todos los hombres tienen su precio; no nos equivoquemos que no
siempre es en dinero.
*Antonio Diez (El Mayolero), Periodista, Escritor, Ensayista, columnista del programa Voces Cooperativas, autor del libro Formación y Transformación del Sujeto Agrario, ex candidato a Intendente de Tres Arroyos por el Partido Intransigente
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