Revista Nos Disparan desde el Campanario Año IV Nro. 53 POLÍTICA- OPINIÓN… Volver a enamorar: qué necesitamos para lograrlo… Por José María Fumagalli y Rubén Lamas
Fuente de Origen: Revista Movimiento
https://revistamovimiento.com/
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El peronismo será revolucionario
o no será nada” (Eva Perón).
Por qué dejamos de enamorar
Para volver a enamorar, lo primero es
tener en claro por qué dejamos de hacerlo. La respuesta parece sencilla: no
estamos cumpliendo nuestro objetivo central de procurar la felicidad del pueblo
y la grandeza de la Nación. Pruebas al canto: más allá de todas las múltiples
dificultades que viene enfrentando nuestro gobierno, la realidad nos indica
que, mientras la economía y el empleo crecen, la pobreza aumenta, incluyendo a
muchos que tienen empleos formales.
Este incumplimiento no surge de la
nada. Tiene sus raíces en debilidades propias de nuestro gobierno y también en
debilidades de nuestro espacio político que deben ser asumidas y corregidas:
entre otras, el señalamiento de rumbos inequívocos y anuncios acertados que no
son acompañados por hechos en el mismo sentido, cuando no son vueltos atrás;
las fallas de comunicación gubernamental que no muestran cabalmente lo
realizado, ni las dificultades que hemos enfrentado; la desmoralización de la militancia
y un bajo nivel de participación; la pérdida de presencia territorial y de
niveles de organización; y las debilidades en el armado político, que no nos
han permitido construir una base de poder popular capaz de controlar múltiples
cuestiones territoriales, como precios, suministros, obras y políticas
públicas, cuestiones de salud, artística, deportiva y educativa.
Esas debilidades no sólo han generado
un creciente desinterés en la política, una reducción del porcentaje de
votantes sobre el padrón general y una pérdida relativa de votos propios en la
última elección, sino que han permitido que nuestros adversarios no solo se
agranden y nos pierdan públicamente el respeto, lo que llegó al extremo de que
el atentado contra Cristina fue minimizado o ninguneado por los medios y por la
propia jueza que interviene en una causa virtualmente paralizada.
Dónde estamos hoy
No hace falta explayarnos sobre lo
que es para todos evidente: nos estamos enfrentando a un golpe de Estado de los
grupos económicos y los medios de comunicación concentrados, en alianza con la
Corte Suprema de [in]Justicia y buena parte jueces y fiscales. Alianza que
opera simultáneamente en tres frentes: una presión constante sobre el nivel
inflacionario, en especial de los alimentos, que nada tiene que ver con los
costos reales; un ataque permanente a nuestra moneda que sólo persigue una
devaluación totalmente innecesaria; todo ello complementado con una guerra
judicial contra Cristina Fernández de Kirchner y quienes la siguen.
Confusión ideológica
Lo segundo para volver a enamorar es
corregir algunas creencias equívocas que circulan incluso entre nuestras
propias filas y que generan confusiones ideológicas: no es enteramente cierto
que en el mundo en que vivimos exista un desencanto con la democracia. El
desencanto es cierto, pero lo que vivimos es una plutocracia –el gobierno
apátrida de los más ricos– disfrazado de democracia. Vivimos en un sistema
mundial en el cual el 1% más rico de la población mundial
se enriquece a costas del 99% restante que se sigue empobreciendo. Eso es posible sólo cuando
se ha perdido la primacía del bien común y cuando en la realidad efectiva
gobiernan los ricos y no los representantes formales de las mayorías populares,
a quienes imponen sus condiciones. Todavía peor es que ese enriquecimiento es a costas de la
prosperidad futura,
factura que le estamos dejando a los más jóvenes y a nuestros propios hijos.
Esta confusión no es menor, ya que
explica el giro a la derecha que se está produciendo en nuestro país y en el
resto del mundo, especialmente entre los más jóvenes: si la bronca popular se
dirige equivocadamente contra la democracia y contra la política, su principal
dinámica de funcionamiento, los poderosos no sólo seguirán conduciendo al mundo
según sus propios intereses, sino que además serán reconocidos como salvadores.
Lo anticipó Perón hace 70 años: “Tengan mucho cuidado, pueblo mío, porque
llegará el día que no necesitarán bombas ni atentados, para destruirlos usarán
el estómago. Los poderosos causarán tanta inflación que los confundirán y los
dividirán, y ustedes elegirán cómo conductores a los mismos verdugos que
manejan la guillotina”.[1]
La constatación de que estamos
viviendo bajo la conducción efectiva de nuestros verdugos es que el mal acuerdo
con el FMI hace evidente que este organismo es quien gobierna de hecho nuestros
destinos. Cada decisión de nuestro gobierno está condicionada por el FMI: la
moratoria de ANSES, la tasa de interés bancaria, los programas de asistencia,
el nivel de reservas, etcétera. Por si fuera poco, como castigo pagamos una
sobretasa, mientras el ajuste recae sobre los más indefensos. El plan del FMI
es inflacionario, y la brutal tasa de interés solo está destinada a sacar
dinero de circulación, perjudicando a las PyMEs y al mercado interno por vía de
una recesión significativa. Si defendemos la independencia económica y la
soberanía política, no podemos más que repudiar, rechazar y denunciar que ese
organismo no es más que un instrumento de dominación, cuyas políticas arruinan
la economía y cualquier posibilidad de mejora de las condiciones de vida
populares.
Por si todo ello fuera poco,
recibimos continuas presiones de los Estados Unidos para bloquear cualquier
acuerdo con los BRICS en áreas de defensa, comunicaciones, energía nuclear o
recursos naturales, aduciendo que todo lo que hagamos en esa dirección afecta
sus intereses.
Volver a enamorar
El tercer requisito para volver a
enamorar es asumir el camino correcto y necesario para lograrlo. Queda claro
que la negociación con nuestros verdugos no es un camino viable: ellos sólo
pretenden destruirnos lo más rápida y dolorosamente posible. Nuestro camino
consiste ni más ni menos que mostrar a la sociedad nuestras propuestas y
confrontarlas con las del neoliberalismo. Tenemos que desenmascarar ante la opinión
pública las causas reales de la inflación y del aumento de la pobreza,
mostrando el impacto que tendrían las políticas neoliberales que como única
solución vienen proclamando los candidatos cambiemitas y los ultraliberales.
Para ello contamos con fortalezas
importantes, tales como una fuerte voluntad de unidad por parte de todos los
integrantes del FDT; el reconocimiento de la riqueza que brindan las
diversidades y del valor de la búsqueda de consensos; el mantenimiento de
nuestra tradición frentista arraigada en amplios sectores de la sociedad,
asegurando un piso mínimo de votos a nivel nacional y fundamento imprescindible
para el resurgimiento de una mística, un nuevo proyecto y una esperanza
popular; el liderazgo indiscutible y las expectativas que genera Cristina
Fernández de Kirchner, a pesar de las persecuciones legales. Todas esas
fortalezas nos ponen en condiciones de apelar al sentido nacional y popular de
justicia social para contrastar con el neoliberalismo, poniendo en evidencia
las diferencias entre su modelo de dependencia colonial y nuestra visión de
liberación nacional y social. Sobre la base de esas fortalezas tenemos que
proponer y dar a conocer una clara plataforma electoral con soluciones
efectivas a los problemas que nos aquejan, entre otras:
-
la
eliminación del déficit fiscal, sin recurrir al consabido ajuste a los sectores
populares, sino mediante la eliminación de la informalidad
económica, que sólo favorece
a los más poderosos;
-
el
ataque a la inflación mediante medidas efectivas, incluyendo una intervención directa del Estado en el
mercado de alimentos;
-
la
renegociación del pago de la deuda externa sobre la base de las violaciones del
FMI a sus propios estatutos y haciendo que los costos de esa renegociación
recaigan en quienes la fugaron y se beneficiaron con esa fuga;
-
políticas de desarrollo productivo y
de generación de empleo de calidad y con amplio sentido federal y con especial foco en las PyMEs;
-
el
aseguramiento de un manejo soberano en la extracción y la industrialización de
los recursos naturales que disponemos en nuestro territorio, en especial el
litio y demás minerales, el gas natural y el agua;
-
políticas
de inclusión social y justa distribución de la riqueza que tome como objetivo
la recuperación del salario y de los ingresos de los sectores más rezagados,
recuperado el fifty-fifty;
-
políticas
educativas y de desarrollo científico y tecnológico que brinden una adecuada
capacidad para enfrentar el futuro a los más jóvenes y a las generaciones
venideras;
-
reestructuración
de la Justicia, eliminando de su funcionamiento cualquier injerencia política y
de los poderes fácticos;
-
una
firme política internacional multipolar que juegue en función de nuestra
soberanía y nuestros intereses nacionales.
Pese a que estamos viviendo en el
mundo un giro hacia las políticas de derecha, ante la crisis de legitimidad que
viene enfrentando el capitalismo en su fase neoliberal, tenemos la capacidad y
la obligación política de plantear un límite a la plutocracia y de establecer
un modelo de desarrollo en el cual el trabajo y el capital repartan
equitativamente los beneficios. En definitiva, tenemos que volver a enamorar,
convenciendo a las grandes mayorías populares de que, para alcanzar la
felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación, el único camino viable, por
arduo que sea, es el ejercicio efectivo de la justicia social, la independencia
económica y la soberanía política.
Mucho agradecemos los aportes y
comentarios que –con la urgencia que la coyuntura impone a estos temas– nos
hicieron llegar Manuel Pedreira, Juan Manuel Peluffo, Santiago Herradón, Sylvia
Schulein, Mónica Corrales, Miguel Ángel López, José Héctor Suchowiercha y José
Luis González. En todos los casos los aportes recibidos fueron incorporados al
texto según nuestro propio criterio, que no necesariamente coincide con el de
quienes nos los hicieron llegar.
Por ello el texto final no compromete la opinión de los consultados y mucho menos la opinión de las organizaciones o instituciones a las que pertenecen.
También mucho agradeceremos cualquier
aporte o comentario que merezcan estas ideas y que hagan llegar a nuestros
correos josemafumagalli@gmail.com y vetelamas@gmail.com, así́ como la difusión que puedan dar a estas líneas por los medios a su
alcance.
[1] Discurso del 15 de abril de
1953, en Plaza de Mayo, en el cual Perón atacaba el agio y la especulación que
ya generaban una desmedida suba de precios. Durante el discurso explotaron dos
bombas, con un saldo de seis muertos y 90 heridos, entre ellos 19 mutilados. El
grupo terrorista estuvo integrado, entre otros, por Roque Carranza, Carlos
Alberto González Dogliotti y los hermanos Alberto y Ernesto Lanusse.
* José María Fumagalli y Rubén Lamas, para el sitio digital: REVISTA
MOVIMIENTO
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