Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 52 Tanta soberbia el hombre… texto de Daniel Molina… por Eddy W. Hopper

 

Mi recurrente amigo desconocido Daniel Molina ha posteado hace unas horas un collage de ideas al vuelo. Puedo empatizar al 100 % con lo que dice (mis experiencias pasaron por otras circunstancias, lugares y personas); por eso transcribo ese correr de la pluma a continuación, que me expresa, "tuit por tuit":

"Hoy cumplo 39 años en libertad (luego de 10 de prisión). Es mi Antes de Cristo, Después de Cristo. Dos senderos distintos en una misma vida. "Lo menos frecuente en este mundo es vivir. La mayoría de la gente existe, eso es todo". Oscar Wilde. Cuando en 1985 hice la 1ª nota sobre los argentinos que vivían (y morían) con sida, lo que me llamó más la atención fue que TODOS (eran muy pocos entonces, unos 10) me dijeron lo mismo: "parece un chiste del destino, pero recién ahora que sé que me queda tan poco me siento vivo". La mayoría no vive, solo existe, como bien dice Wilde. Novalis decía que la enfermedad es un regalo de la vida para que podamos ver el otro lado de la existencia, y comprendamos que vivir no es solo durar, sino sentir intensamente, crear, sufrir y gozar.

La gente es mala, se dedica a odiar, es resentida, solo para lograr hacer algo en la vida más que meramente durar. Pero ser malo, resentido, centrarse en el odio a los que disfrutan de la vida solo te hace miserable sin revivirte. Un par de cosas que aprendí de mí durante los años de la prisión: podía tolerar cosas intolerables y nada tiene sentido (realmente, absolutamente). Vivimos porque el aire es gratis. No hay un sentido al final del camino. No hay una luz que nos abra la mente. Nadie nos recordará. Un nombre (no una persona, sino solo su nombre) puede ser recordado por muchos entre miles de millones. Por cada Darwin o Shakespeare que recordamos (solo sus nombres y un par de datos sueltos) hay cientos de millones de anónimos. ¿Quién sabe el nombre de su tatarabuelo?

Desde que salí en libertad (el 3 de diciembre de 1984 a la una de la mañana) hasta hoy lo que más he visto fue la preocupación esencial de cada persona por ocupar un lugar, por ser reconocido, por hacer algo que lo destaque (sea lo que fuere y en cualquier ámbito). Me doy cuenta rápidamente cuando alguien es un sorete total o cuando solo está tratando de sobrevivir en la maquinaria de exterminio en la que estamos. El sorete total aplasta a todos los que tiene en el camino que lo separa de su meta: lograr destacarse, ser jefe, aplausos. Estuve en 30 lugares y en ninguno encontré tantos soretes por metro cuadrado como en Clarín. Lo que más abunda en el mundo en el que a la gente "le va bien" son los soretes. Por eso me llamó la atención Clarín. Luego de estar ahí, la mafia parece un lugar altruista. "Tanta soberbia el hombre y solo sirve pa' juntar moscas". (Borges) No entiendo la maldad. No es que no pueda comprender los beneficios que los soretes logran haciéndole daños a otros. Pero son beneficios circunstanciales, efímeros, arena entre los dedos, que requieren un esfuerzo enorme y se esfuman en un instante. Tanta soberbia el hombre..."

 

 


*Eddy W. Hopper. Abogado


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