Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 50 ¿Lula, un pendular y disciplinado?… por Alejandro Marcó del Pont
Sitio: El Tábano Economista
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/
Link de Origen: AQUÍ
Las urnas no son para depositar odios,
son para depositar esperanzas
(Lula)
La eficacia comunicacional de medios convenció
a la población de Brasil, y a gran parte de la población mundial, que un evento
de escasa probabilidad de ocurrencia se tornara un suceso de expectativas
ciertas de materializarse. Esto es, que el Partido de los Trabajadores de
Brasil ganara las elecciones presidenciales en primera vuelta.
Esta fabulosa idea, como confirman las
estadísticas históricas de las votaciones en primer turno del PT desde 1989 (véase
cuadro anexo), empañó lo que debería haberse marcado como una fiesta. En 33
años, en esta elección Lula obtuvo la mayor cantidad de votos de su historia,
57.294.504, y en porcentaje solo en dos elecciones el PT alcanzó más del 48% de
los votos, en 2006 y ahora. Empero, se dio alas a la algarabía bolsonarista,
que ciertamente realizó una gran elección, acompañado de los errores de las
encuestadoras que lo perjudicaban abiertamente, y que estimaban un rango de
diferencia con Lula entre 7 y 14% de los votos. O sea, cualquier votación por
encima del 35% hubiera resultado exitosa.
Fuente: El Tábano Economista en base a datos
oficiales
Por lo tanto, el análisis debería de dividirse
en dos, la gran elección de Bolsonaro y su porqué, y en caso de Lula, qué
probabilidades tendría de gobernar en caso en que de llegarse a repetir en la
segunda vuelta la ventaja que tuvo en la primera y fuera elegido presidente de
la república. Según los números, su vida no será fácil con la Cámara de
Diputados. Los partidos aliados a Bolsonaro acabaron eligiendo un número
mucho mayor de diputados, esto es, no tendría mayoría al inicio de su mandato.
Se rompe así el tipo de hegemonía que, en la mayoría de los casos, desde la
redemocratización, se ha verificado.
El Partido Liberal (PL), el partido de Jair
Bolsonaro, eligió el mayor número de diputados federales (99). La Federación
Brasileña, coalición del PT (incluye PT, PV y PCdoB) eligió 80
diputados. El PSB, el partido del vicepresidente de Lula, Geraldo Alckmin,
eligió 14 diputados. La Federación Psol/Rede otros 14. Una suma inicial
para Lula de 108 diputados como se ve en cuadro.
En caso de una eventual victoria de Bolsonaro,
el resultado de la Cámara le daría una mayoría inicial un poco más
holgada. Tras el PL, el PP, del actual presidente de la Cámara, Arturo
Lira eligió a 47 diputados. Los republicanos, otros 41. Sumarían 187
parlamentarios a la bancada inicial de Bolsonaro.
Fuente: elaboración propia en base a TSE.
Ambos dependerán mucho, entonces, del
comportamiento de las bancadas que apoyaron a otros candidatos o que se
mantuvieron neutrales en las elecciones presidenciales. El partido de
União Brasil (tiene como senador al juez del Lava Jato, Sergio Moro, y de
diputado al fiscal Deltan Dallagnol), eligió 59 diputados. El MDB con 42
diputados, antes PMDB ahora MDB, es el partido político brasileño que más
sobornos recibió de Odebrecht y dará, se supone, el voto a Lula.
Veamos el panorama. El Movimiento Democrático
Brasileño (MDB) apoyó el proceso de destitución de Dilma Rousseff. Pertenecían a sus filas Eduardo Cunha, quien
orquestó el golpe, ahora preso por corrupción, evasión fiscal y lavado de
dinero. El ex presidente Michel Temer, vice de Dilma y Henrique Meirelles,
entre otros. Este último fue presidente del Banco Central de Brasil con Lula y
Ministro de economía con Temer, o sea realmente de temer. Por el lado de
Bolsonaro con el apoyo de União Brasil tendría el 48% de la cámara, con el
Partido Social Democrático 42 obtendría el 56% de la cámara. Quedaría PDT de
Ciro Gomes, 17, PSDB con 13, Podemos 12, y aun acompañado el MDB el PT llegaría
al 37%.
Algo parecido sucede en el senado, el
presidente Jair Bolsonaro fue el gran triunfador en las elecciones
al Senado. Su partido, eligió al mayor número de senadores y, a partir de
enero de 2023, tendrá la bancada más numerosa de la Cámara. Además, Bolsonaro
vio ganar la disputa a aliados como el vicepresidente Hamilton Mourão, la
exministra de la Mujer Damares
Alves ambos de los republicanos, y la exministra Tereza Cristina o el
general Eduardo Pazuello diputado por el PP, quien dirigió la cartera de
Salud en una de las peores fases de la pandemia con 650 mil muertos. De los 27
senadores elegidos, ocho son del PL, el doble de los senadores elegidos por el
PT
Los resultados consolidan al PL
de Bolsonaro como el partido con mayor bancada en la Cámara,
integrada por 81 senadores. En caso que União Brasil (11) el PSD (11) y el PP (6) apoyen a
Bolsonaro tendría más del 50% de la cámara.
Fuente: elaboración propia en base a TSE
Dado este panorama, y descontando, según mi
parecer, que Bolsonaro abandonará la presidencia de Brasil, y lo hará con mucho
más poder que cuando entró, de hecho y dependiendo de sus movimientos, la gran
fuerza de oposición, que imposibilite, dificulte y condicione las políticas del
nuevo gobierno será una corriente neofascista de masas, apoyada por el
congreso, militares y una parte importante de los medios, evangelistas y la
burguesía brasileña.
La gran pregunta, y dada las similitudes con
Argentina, es cómo se llegó hasta esta instancia. Después de la crisis de la
deuda y la década perdida en Latinoamérica, el advenimiento del neoliberalismo
provocó una crisis estructural de sus economías generando una reorganización
económica que eliminó el vector central del desarrollo, la industria. Los
países se convirtieron otra vez en productores de materia prima y productos
agrícolas. Eso implica, particularmente en los países que habían alcanzado un
grado más elevado de industrialización, como con Brasil y Argentina, un
deterioro y una degradación de su aparato industrial y, por ende, de la perdida
de participación salarial de los trabajadores que agravó sus condiciones
sociales.
El progresismo, o una tímida “izquierda”, pudo
capitalizar ese malestar durante los primeros diez años del siglo veintiuno,
pero como veremos, por obvias razones las mejoras fueron temporales. La
descomposición social del neoliberalismo fortaleció a los movimientos
progresistas, pero este progresismo es líquido, no es rupturista ni cambiante,
no es revolucionario, no quiere modificar al sistema, no le interesa cambiar la
matriz productiva, distributiva, social, porque no tiene otro modelo en su
carta que el neoextraccionismo para echar a funcionar.
Se trataba ahora de llegar al gobierno por la
vía institucional y cambiar desde adentro con una estrategia muy gradualista,
un capitalismo humano, comprensible, justo, o sea, nada más lejano al
capitalismo. Esos gobiernos lograron en algún momento mejorar la situación del
pueblo sin introducir cambios estructurales. Simplemente se amplió la demanda
mejorando el poder adquisitivo de las mayorías. Pero eso tiene un límite,
porque solamente funciona cuando el mercado está en su fase de expansión a
nivel global. La interpretación de Breno Altman es
la realidad misma: “cuando se modifica la expansión económica, como sucedió a
partir del 2008, ocurre que esos factores utilizados como resortes por los
gobiernos progresistas pasan a ser para la burguesía gastos que hacen crecer
sus costos de producción y reducen su tasa de ganancia. Entonces comenzaron a
presionar por una agenda ultra liberal para reducir los sueldos, rebajar
derechos y de ahí para adelante. Esa es la base material que acá en Brasil
lleva a la burguesía a dar un giro en dirección al golpe en 2016.”
Según Altman, el PT hizo una cosa muy rara:
una alianza entre los más pobres y los súper ricos, la misma comunión del
kirchnerismo. Los millonarios, los industriales, ganaron plata como jamás lo
habían hecho, porque no se alteró su stock de riquezas, ni la estructura
impositiva, ni su renta, ni la matriz productiva. Los más pobres crecieron en
su poder de compra y participación del ingreso, gracias a las transferencias
que tenían como fuente los impuestos que salían de las capas medias y de las
retenciones en Argentina. Eso hizo que los sectores medios se sintieran
doblemente presionados, alejados de su sueño de formar parte de la burguesías y
acosados, en el caso de Brasil, por ser alcanzados por los 40 millones que
salieron de la pobreza, lo que generó nuevas demandas, y en Argentina, tras el
colapso de la economía en 2001-2002, el 54% de la población vivía por debajo de
la línea de pobreza, una cifra que el gobierno logró reducir en 2013 al 5,4%.
Cuando la economía mundial entró en crisis y
comenzó a mermar la exuberante rentabilidad, la puja por los beneficios se
transformó en costo para el establishment, entonces llegaron los ajustes en
Brasil y el estancamiento en la Argentina. La publicidad de hechos de
corrupción, que no han cesado aun hoy, sin prueba alguna o inventadas en ambos
casos, expone al PT como un nido de corruptos al igual que al kirchnerismo. Una
parte de los ciudadanos empezaron a ser atraídos por un discurso de extrema
derecha que puso en el centro la lucha anticorrupción. Dos protagonistas
secundarios de la política, Bolsonaro por un lado y uno de los dueños de la
Argentina por el otro, podían ser los marginales que combatan los actos deshonestos.
La ecuación es simple: la plata que pagas en impuestos se la roban los
políticos. ¿Qué hacen los partidos burgueses desde 2013, cuando se desatan las
grandes manifestaciones contra Dilma? Se abona el golpe, o se desprestigia,
como en la Argentina a la actual vicepresidenta.
Altam utiliza una expresión para describir a
Bolsonaro: él es liberal-fascista, es alguien a quien no invitarías a comer a
tu casa, pero sirve para pelear contra los movimientos nacionales y populares.
Sus ideas son ultraliberales en términos económicos, como el establishment
argentino. Pero su lógica es fascista en términos de la organización del
Estado. A ambos, poniendo a Patricia Bullrich como representación de Cambiemos,
les encantaría modificar el régimen político por alguna forma de Estado
policial, pero su modelo no son las viejas dictaduras. Su ideal es la
Colombia de Uribe, o sea una pantalla institucional donde todo parece funcionar
muy bien pero, por abajo, hay un Estado policial que mata mucho más que la
dictadura argentina. Los falsos positivos.
Entonces, ¿qué hacer? El periodista brasileño
da una idea de las pujas internas del PT, que no se dio en el Frente de Todos,
en su entrevista con la revista Crisis. Cuenta que “dentro del PT muchos propusimos
otro camino. En la primera vuelta tener un programa y una alianza de izquierda,
construir fuerza social, había espacio político por el aislamiento de Bolsonaro
y el colapso de los partidos de centro, y si hubiera una segunda vuelta ahí sí
hacer un frente amplio. Pero sin crear la misma gran coalición del proceso
anterior. Claro que había riesgo en lo que nosotros proponíamos. Y Lula que es
un pragmático dijo: ‘No, ese camino tiene riesgos porque quizás la burguesía
reconstruye el centro político y en vez de ir a una segunda vuelta contra
Bolsonaro tenemos que ir contra ellos. En ese escenario perdemos. No podemos
correr el riesgo. Tenemos que neutralizar cualquier chance’ ¿Y cuál es la forma
de neutralizar? Irse al centro.”
El centro se transforma en derecha y esta en
la aceptación de un gradualismo tímido que termina siendo funcional a la
concentración del ingreso y es amigo silencioso de la pobreza. Lula se
enfrentará con un escenario del Congreso ya descrito, al que hay que agregarle
un mundo que está ingresando a una nueva guerra fría, o ya entró, con el
ascenso de China. ¿La vocación brasileña es occidentalista? O sea, ¿forma parte
de un vagón en el tren que tiene como cabeza a los Estados Unidos y que la
política del PT puso a Brasil fuera de ese tren? ¿Puede tener una vía autónoma
de desarrollo con el nuevo gobierno o es una idea fracasada?
El problema, en ambos lados de la frontera, es
que los que tienen hambre tienen prisa, las mayorías populares no pueden tener
paciencia y esto ayuda a la oposición y limita la gobernanza. El 2023 está a la
vuelta de esquina para Lula y para el Frente de Todos con elecciones en
Argentina. La llamada Bolsa Familia de 2003 a fines de 2021, el programa creado
por el expresidente y ahora candidato Luiz Inácio Lula da Silva, mutó en manos
del opositor Jair Bolsonaro a Auxilio Brasil y fue aumentado en vísperas de las
elecciones, en agosto, de R$ 400 (U$S 77) a R$ 600 (U$S 115).
El aumento de valor, sin embargo, no significa
la extensión de esa renta básica para el próximo año, ya que la previsión dada
en el Proyecto de Ley de Presupuesto Anual la reduce, como el presupuesto 2023
en Argentina, donde el gasto social cae considerablemente. El hambre es una
agenda. Se deben implementar varias políticas públicas para solucionar el
problema, no solo el Bolsa Familia o Programa Nacional de Alimentación Escolar,
entre otros, un conjunto de políticas sociales donde tienen un papel central
las políticas económicas; no puede haber un debate para asegurarse ¡que el
hambre existe!
Este Lula reformateado, seguramente pendular,
acosado por derecha y por izquierda, con 76 años, que opera con la lógica del
pueblo, hará que seguramente veamos a varios Lulas. Como dice Altman, Lula es
un encantador de serpientes, el problema es que trabaja con serpientes, y
viendo la osadía americana en atacar los gasoductos Nord Stream I y II, se
puede estimar a dónde puede llegar asociado con la burguesía brasileña, la no
alineación activa con afinidades regionales será compleja. Lula tendrá mucha
más presión que al inicio del siglo, pero como sostuvimos en el escrito anterior, también en la grieta hay un abanico de
posibilidades que antes no existía.
Nadie morirá de aburrimiento de los dos lados
de la frontera en el 2023.
Si llegaste hasta acá y te gusto lo que leíste
podes ayudarme a seguir escribiendo, una donación que no te duela a fin de mes:
Si estás en el exterior
Si estas en Argentina:
Ayuda de cartonero (200$): https://mpago.la/15HCshg
Ayuda de monotributista social (500$): https://mpago.la/2zkxfxX
Ayuda de burguesía nacional (1000$): https://mpago.la/1g3ZGCD
O una donación voluntaria al siguiente CBU
0140999803200093804001 del Banco Provincia de Buenos Aires: (Alias: SANTA.BANANA.MURO)
*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista, columnista radial, analista.
Comentarios
Publicar un comentario