Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 49 Cadena de Humanidad, concepto ajeno en la mayoría de la clase media… por Eddy W. Hopper

 

Uno de los extremos que prueban que el grueso de la clase media no está espiritualmente dotado para el peronismo es, precisamente, el perfil previsional. La clase media antiperonista -que es casi toda la clase media- está convencida de que la jubilación es una especie de "devolución" de lo que "uno aportó toda la vida". Y cree eso porque es prácticamente incapaz de incorporar el concepto de "solidaridad".

En Perón, la idea de Previsión Social es una consecuencia de la solidaridad entendida como categoría inmanente a la concepción humana. En este sistema de mutuo reconocimiento de la dignidad, las generaciones actuales de trabajadores activos aportan no para contribuir a sus propias jubilaciones futuras; sino, antes bien, para satisfacer las necesidades previsionales de las generaciones actuales de trabajadores pasivos. Eso garantiza, además del cubrimiento de una justa demanda, la consagración de un hecho hermoso: las camadas más jóvenes de trabajadores sostienen, homenajean y preservan a quienes los precedieron en el paso por la vida.

Se genera, así, una "cadena de humanidad" cruzada por el reconocimiento recíproco y multitudinario de aquella condición inseparable y esencial de dignidad, en TODAS las personas y por parte también de todas. Se protege, asimismo, a aquellos sectores que, impedidos de afrontar las exigencias del modo de producción capitalista, ven administrado el cubrimiento de sus requerimientos por el Estado garante de la protección de derechos, con el sostén de la propia comunidad que lo ha creado. Pero la clase media, afectada ancestralmente de miseria espiritual, propicia su derecho a jubilarse con fundamento en que "le han descontado toda la vida" o "le han obligado a pagar impuestos, un peso arriba del otro". A pesar de que esta concepción repulsiva debería proveerle al menos una gratificación de índole más o menos fenicia, la historia reciente ha demostrado que, como en tantos otros perfiles de su devenir degradado, otros más egoístas se han cansado de estafarla -como siempre- a paso redoblado. Y así hemos visto a la clase media adherirse a los planes más abusivos de "jubilaciones privadas" que no solo hacían "capitalizar" un porcentaje de lo efectivamente quitado del sueldo; sino que, además, terminaron alzándose con todo el producido de sus vidas meritocráticas de cinco el medio kilo, exterminándoles el patrimonio.

Los gobiernos de Néstor y Cristina, años después, le salvaron la jubilación a la clase media y le reconocieron derechos a otros actores sociales en desigualdad de condiciones. El Estado Nacional llegó a garantizar una jubilación MÍNIMA de 456 dólares (hoy, más de 130.000 pesos); pero la clase media, ya con sus necesidades primarias, secundarias y terciarias borrachas de satisfacción, tomó este dato para aborrecer más a los menos favorecidos. Postuló, así, que estaba "manteniendo vagos y viejos" con "la plata de su bolsillo"; y a la postre votó, con ostensible patología, a los mismos banqueros que la habían esquilmado con el negocio de las AFJPs.

 


*Eddy W. Hopper. Abogado


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