Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 49 Deuda garantizada con recursos naturales... por Alejandro Marcó del Pont
Fuente Sitio el Tábano Economista
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/
I
DEUDA GARANTIZADA CON RECURSOS NATURALES
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El
desarrollo es un viaje
con más
náufragos que navegantes
(Eduardo
Galeano)
Los países en desarrollo, después de haber
sido esquilmados por los organismos internacionales de crédito y por las
finanzas mundiales, deben inevitablemente, encontrar vías alternativas de
financiamiento para su desarrollo productivo o nuevos formatos de acumulación
para sus élites, en caso de que el país restrinja las vías normales de
financiamiento por muy diferentes motivos.
Nuevamente, como en otros escritos, se repite
el adulterado relato del sistema financiero internacional, donde algunos países
arrastran un prontuario de inseguridad crediticia. A estos países se les
endilga de manera más elegante tener un alto riesgo financiero. ¿Qué marca ese
elevado peligro? Una montaña de fábulas e indicadores imaginados, pero, aunque
patrañas, son el consenso internacionalmente aceptado que limita la capacidad
de acceder a los mercados internacionales de capital si no se hace lo que ellos
definen.
A partir del auge de los recursos naturales ha
cobrado popularidad un nuevo modelo de financiamiento con el propósito de
sortear estos riesgos. En este modelo de financiamiento —llamado «préstamos
respaldados por recursos naturales»— los países acceden al financiamiento a
cambio de, o garantizado por, flujos futuros de ingresos provenientes de su
riqueza en recursos naturales.
No crean que este formato va a alterar las
antiguas condiciones de dependencia. En realidad, lo que se pone en duda es
quién ejerce este sistema de préstamos. Es decir, solo se alteran algunos tonos
de una armonía conocida, el problema no resulta la melodía sino quién ejecuta
la pieza y, en este caso, la sinfónica la dirige China.
El pago de deuda suele tener una cadena lógica
de condicionamientos para los Estados. Reducir el déficit fiscal para garantizar
el cumplimiento de las obligaciones es uno, que le impone a un Estado
elefantiásico, según el neoliberalismo, desprenderse de activos nacionales,
privatizándolos o cediendo sectores económicos y comercio exterior a
multinacionales, por ejemplo. Ese sería uno de los tantos procedimientos que
garantiza el negocio de exportación y el pago de la deuda, si quienes manejan
el sector externo liberan los dólares.
Este dispositivo es el mismo, aunque no tan
dilatado como el anterior, pero con los mismos objetivos, regir los destinos de
la economía, esta vez con la apropiación de recursos naturales. El mecanismo es
más aceptado en la actualidad, en principio, porque el desgastado formato
anterior está en entredicho, y este es más directo. Los préstamos otorgados a
un gobierno o a una empresa estatal se pagan de manera directa con recursos
naturales o con un flujo futuro de ingresos relacionados con los recursos
naturales, o bien, el pago del préstamo está garantizado por un flujo de
ingresos relacionados con los recursos naturales, o un recurso natural sirve
como garantía.
Donde estriba el problema, en principio, es
que el nuevo formato exterioriza las necesidades de recursos naturales de los
prestamistas, que antes se encontraba disimulado con colonias y, posteriormente,
con mecanismos financieros. Ahora queda determinado que, ante el manejo de
recursos estratégicos, se conduce o condiciona el modelo de desarrollo.
Se identificaron 52 préstamos de este tipo, de
los cuales 30 fueron otorgados a países del África subsahariana y los 22
restantes a naciones de América Latina. Un total de 38 préstamos los
concedieron bancos de fomento de China, siete provinieron de comerciantes de
materias primas, cuatro de otras empresas estatales chinas, una de Corea, una
de Nigeria y una de Rusia. Un total de 43 préstamos están respaldados por el
petróleo, seis por diversos minerales, dos por cacao y uno por tabaco. El
importe total de los préstamos que figura en la base de datos de Natural
Resource Governance Institute es
de USD 164.000 millones, de los cuales USD 66.000 millones se destinaron a
África y USD 98.000 millones a América Latina.
Una de las contradicciones, o trampas, que se
le endilgan a los préstamos son los vaivenes del precio de los commodities.
Algunos de los préstamos tienen una estructura que le permite al gobierno pagar
menos en términos monetarios cuando los precios de las materias primas (o los
niveles de producción o las ganancias) son bajos, y cancelar el préstamo más
rápido cuando las condiciones son favorables. Los datos que
proporciona Natural Resource indican que 10 de ellos experimentaron
graves problemas de deuda después de la caída de los precios de los
commodities.
En este sentido, nuevamente no hay diferencia
con las políticas de tasa de interés implementada por los países del primer
mundo, o a los mismos vaivenes de los precios de los commodities que afectan la
devolución de las deudas a los organismos internaciones de crédito. En la
actualidad, los riesgos de una bomba de deuda tienen que ver con el
formato tradicional de endeudamiento. Más de 40 países están en riesgo de
incumplimiento, y eso es un problema para el mundo. Un análisis reciente de Bloomberg Economics identificó 19 países que se encuentran
en el extremo final de esta lucha, de los cuales Sri Lanka fue la patada
inicial.
Los salvavidas financieros del FMI, por ejemplo,
vienen con condiciones estrictas, y a menudo
dolorosas, que requieren de opciones
políticamente impopulares para recortar el gasto público. Sin rescate, la
economía de un país puede colapsar, mientras obtenerlo podría significar un
dolor económico generalizado para los más de 900 millones de personas que viven en estas
naciones, ya que los gobiernos se ven
obligados a recortar el gasto público para controlar sus finanzas.
Ahora bien, en la Argentina, sobre todo con
posterioridad al encantador mensaje de Laura Richarson jefa del comando sur,
sobre la riqueza en recursos minerales, tierra raras, litio, lo que se llama el
triángulo del litio y de su reunión con la vicepresidenta, en compañía de Mark
Stanlei, embajador americano en nuestro país. Hombre de una verborragia poco
atinada con el país, más allá de estar orgulloso que Argentina condene la
invasión rusa a Ucrania y que existan nuevas relaciones carnales. Lo que más llamó
la atención y puso a la ciudadanía en guardia fue el discurso de la Laura
Richarson, sobre riqueza e injerencia china en el área, ambos expuestos más
video de YouTube.
Un gran amigo de la embajada americana, de los
fondos buitre, de las finanzas y de las energéticas es el actual ministro de
economía argentino Sergio Massa. Dadas las necesidades de dólares, y la
continua pérdida de legitimidad del Estado en la paritaria con los dueños del
país para solicitarle financiamiento interno y liquidación de dólares
–agroexportadores, energéticas y minería–, no suena descabellada la idea de
hipotecar el litio, ponerlo como garantía de una nueva deuda, entre otras.
Según la Constitución nacional, esto no
debería pasar, como lo establece el artículo 124: “Corresponde a las
provincias el dominio originario de los recursos naturales existentes en su
territorio…”. Dado que les corresponde a las provincias el dominio de los
recursos naturales, la Nación no podría decidir sobre ellos, pero aquellas sí.
Un ejemplo es el caso de Vaca Muerta. En el acuerdo YPF-Chevron,el modelo de
hidrofractura para la extracción de gas y petróleo, mostró que la legislatura
neuquina, que lo ratificó por mayoría, era la única institución habilitada para
hablar del acuerdo.
El Fondo Monetario internacional incluyó, como
parte de una nómina inagotable de partidas que el gobierno nacional
debe ajustar para reducir el gasto público, las transferencias
discrecionales a las provincias. En el primer semestre, en términos reales, el dinero que se les envía
por fuera de la coparticipación se redujo 2,9%, en comparación con el
mismo período de 2021. Esta pinza de ajuste general de la economía, y la
reducción de fondos provinciales, podría seducir a algunos gobernadores, que
tengan recursos, a flexibilizar su posición para ingresar más dinero a sus
provincias con base en estos fondos.
El gobierno de Cambiemos dio el primer paso en
este sentido con dos decretos, el 29 y el 231, ambos en 2017. En el primero
avala al Estado nacional a endeudarse hasta U$S 20.000 millones, pero, a la vez, el artículo
1° define “…incluir cláusulas que establezcan la prórroga de jurisdicción
a favor de los tribunales estaduales y federales ubicados en la Ciudad de NUEVA
YORK —ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA—, y/o de los tribunales ubicados en la Ciudad
de LONDRES —REINO UNIDO DE GRAN BRETAÑA E IRLANDA DEL NORTE—, y
que dispongan la renuncia a oponer la defensa de inmunidad soberana…”.
No todos los recursos se podrían ejecutar,
sino que quedan fuera de la inmunidad del artículo 1º, inciso b),
“Cualquier bien perteneciente al dominio público localizado en el territorio de
la REPÚBLICA ARGENTINA”, incluyendo los comprendidos por los artículos 234 y
235 del Código Civil y Comercial de la Nación.
“Artículo 234. Bienes fuera del comercio.”
“Artículo 235. Bienes pertenecientes al
dominio público… las aguas interiores, bahías, golfos, ensenadas,
puertos… las calles, plazas, caminos, canales, puentes…, etc.
Pero, extrañamente, no está incluido
el artículo 236, “Bienes del dominio privado del Estado. Pertenecen
al Estado nacional, provincial o municipal, sin perjuicio de lo dispuesto en
leyes especiales… b) las minas de oro, plata, cobre, piedras preciosas,
sustancias fósiles y toda otra de interés similar, según lo normado por el
Código de Minería.”
Los recursos hidrocarburíferos, el litio,
otros recursos minerales estratégicos y las empresas del Estado, quedaron así
fuera de la protección de inmunidad soberana contemplada en las emisiones de
deuda externa y, por lo tanto, pasaron a ser pasibles de embargo y ejecución en
una hipotética disputa legal con acreedores externos.
En realidad, hay varios proyectos que intentan
que los bienes pertenecientes al dominio público pasen a ser bienes
comunes, que no serían negociables, porque son de la comunidad y no del Estado.
Por lo tanto, no podrían embargarse o ponerse como garantías de aumento de
endeudamiento o como aval de la emisión de bonos, atados a ellos.
Lo cierto es que, toda esta parafernalia de
deuda, endeudamiento, condicionalidades y sometimiento, así como la constante
sensación de pérdida de soberanía, comienza a ser algo incómodo y fastidioso,
más cuando se trata de esfuerzos estériles para que algunos ganen, la mayoría
pierda, y el mundo nos trate de incumplidores seriales.
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*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista, columnista radial, analista.
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