Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro 49 La mala prensa de la educación y Optar por la inexistencia... por Alejandro Dolina
I
¿Por qué la educación tiene tan mala
prensa? ¿Por qué estudiar es para tontos y el vivo es el que tiene calle?
(Dolina) Digamos esto, es clásico.
(En cine y TV) hay un profesor demasiado exigente y ese es el malo, y en cambio
el permisivo, el piola, claro, ese era el bueno. Todos los indicios nos hacen
sospechar que el conocimiento es un embole, que el conocimiento es un trago
amargo que hay que apurar tapándose la nariz lo más rápido que se pueda y que,
en realidad, no sirve para nada. De ahí provienen las preguntas tales como:
"¿Para qué voy a estudiar yo (que se yo) gramática, siendo que quiero
dedicarme a la elaboración de alfajores?", o, "¿de qué me sirve
aprender francés o aprender castellano o lo que sea?".
La pregunta "¿de qué me
sirve?" depende de lo que uno se proponga ser. Si uno se propone ser,
pongamos por caso, una gallina, entonces casi ningún conocimiento le hace
falta, porque es proverbial la sencillez de la vida en el gallinero. La gallina
¿qué hace?. No hace gran cosa. Se levanta temprano a la mañana y picotea el
maíz que le tiran, algunos bichos, después solicita la atención del gallo y no
mucho más. Usted me dirá:" Ponen huevos", ponen huevos. No se precisa
del latín, ni el francés, ni el cálculo diferencial, ni la historia argentina
ni nada. Quiere decir que si usted se propone ser una gallina no le hace falta
efectivamente.
Ahora, si uno aspira a disfrutar un
poco de la vida, si uno aspira a indagar en el fenómeno de la ciencia, de
hacerse científico. O ni siquiera eso, si uno espera hacer... alimentar
placeres, entonces ahí sí, te va a servir las matemáticas.
"Pero -dice el tipo, objeta-
¿usted recita la tabla del 4 cuando está con una dama?". Digo: "A
veces si. A veces forma parte de ciertas pequeñas sabidurías (risas).
Sabidurías dilatorias digamos.
Pero lo que pasa es que cuanto más
complejo sea uno, más complejo, más ricos serán placeres que uno pueda
disfrutar y esto no te lo dicen en el colegio.
Dolina en la Feria del libro,
Mendoza. 2013
N de la R: Pensar que hace poco tuve un debate con docentes al respecto
sobre esa estúpida teoría del ¿Para qué sirve tal o cual conocimiento?
Optar por la inexistencia…
Este tipo de cuestiones es lo que a
uno lo hace sentirse un extraño.
Uno descubre que no es ni A ni B… y
más cuando ser A o B no es bueno…
Este mundo está hecho para A y para
B.
Y si nos sos ni A ni B no estás en
las cuarenta del mazo. No figurás en el texto. No existís.
Porque para estar dentro de las
cuarenta del mazo tenés que ser A o B, fuera de eso no existís.
Entonces resulta muy interesante
contemplar la posibilidad de no existir.
En un mundo en donde, por ejemplo, lo
que no sucede por televisión no existe, en donde lo que no aparece en
determinado programas periodísticos no ocurre, lo que no es declarado en los
noticieros de las radioemisoras no sucede, en un mundo en el cual aquel que no
aparece en determinados programas no es un artista, ni es nada, y viendo
quiénes son realmente los que existen
puede abstraerse una noción de los precios que el existir presupone, porque si
para existir, hay que resignarse a ciertas conductas, habría que contemplar la
posibilidad de resignarse a la existencia. No ser nadie ni nada, no ser ni A ni
B, resignarse a no ir a tal programa, a no aparecer por la radio, a no ser
tenido en cuenta por este mundo que nos toca vivir.
Y la inexistencia es muy dura, muy
duro es inexistir, pero mucho peor es existir teniendo que pagar ciertos
precios. No está mal convidar desde este
pequeño foro a una inexistencia beligerante, en beligerancia a un universo en
donde solo existen los que tranzan. Pues seamos inexistentes, si me venís a buscar no existo, si para
existir tengo que ir aquí, no existo.
Si para existir la condición es A, no
existo, y yo que vengo inexistiendo desde hace tanto tiempo y que alguna vez
fui tentado por las ventajas de la existencia, quiero decirles que si de algo
debo enorgullecerme es de la dosis de inexistencia que me toca, inexistencia en
la espero perseverar, digo, por si están esperando que golpee la puerta de A o de B, con A o
con B en la mano.
Optar por la inexistencia en una reflexión que me conmovió. Siento identificación absoluta con el razonamiento del maestro.
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