Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 49 EL BESO (Gustav Klimt) por Guillermo F. Sala
Estilo: Simbolismo
Técnica: Oleo, con láminas de plata y oro sobre lienzo
Medidas: 180 cm x 180 cm
Fecha: 1907-1908
Ubicación: Palacio Belvedere, Viena - Austria.
Después del escándalo producido por la
aparición de tres obras encargadas a Klimt por la Universidad de Viena
(“Filosofía”, “Medicina” y “Jurisprudencia”), las que se retiraron de una exposición
por la gran cantidad de críticas recibidas, debido a que las calificaron de
pornográficas, recién entonces empezaría el “período dorado” del artista, a la
que pertenece la obra “El Beso”. Es destacable que aquellas obras retiradas
fueron almacenadas y finalmente quemadas por las SS al finalizar la ocupación
nazi.
La famosa obra “El Beso” fue exhibida
por primera vez en la Exposición de Arte en Viena de 1908. En esa muestra se
titulaba “Los Amantes” y fue adquirida por el ministro de Educación, para la
Galería Austriaca del Palacio Belvedere.
El cuadro recibió una entusiasta
crítica desde el primer momento, convirtiéndose en uno de los símbolos del
movimiento llamado Secesión, a pesar de que el grupo ya se había desarmado.
La “Secesión de Viena” ó “Secesión
Vienesa” es una corriente artística de carácter vanguardista perteneciente al
modernismo formada por 19 artistas, arquitectos y diseñadores, en el año 1897
como parte de un proyecto de renovación estilística, y que tuvo una duración de
8 años, hasta el año 1905.
Las figuras de los amantes están
representadas ante un fondo dorado que se enlaza con iconos bizantinos y rusos.
La pareja se abraza ante un reducido prado repleto de flores, siendo difícil
interpretar si están arrodillados o de pie. Ese prado finaliza de forma brusca,
como si se quisiera situar a los amantes al borde de un precipicio. La pareja
se enmarca también con una aureola dorada, vistiendo ambas figuras vestimentas de
ese color, adornadas con rectángulos negros y grises el hombre y círculos de
colores el de la mujer.
El ceñido vestido nos presenta
claramente las formas femeninas, dejando ver piernas, hombros y brazos,
sujetándose la joven con los dedos de los pies para evitar el precipicio.
Su cabeza presenta una postura,
inclinada hacia atrás y vuelta de lado, mirando hacia la perspectiva del
espectador a pesar de sus ojos cerrados. El hombre también presenta una postura
ladeada, sujetando con sus manos la cabeza de la amada, dejando ver sólo la
cabeza coronada de flores.
Su ancho cuerpo y su actitud de
dominio son dos elementos claves en la composición, interpretada por buena
parte de los especialistas como una escena protagonizada por el propio Klimt y
su buena amiga Emile Flöge
Otra de las características de la
pintura de Klimt, es que éste se olvida por completo de plantear ningún tipo de
perspectiva, busca la bidimensionalidad de la representación.
El gesto de la mujer también ha sido
interpretado como rechazo ante la agresión al que la somete el hombre,
intentando evitar el dominio masculino sin un resultado positivo.
Como si de un caleidoscopio se
tratara, Klimt emplea sucesivas piezas de colores que recuerdan a lo visto en
la iglesia de San Vital en Ravena (Italia) en la que observó los mosaicos
bizantinos de Justiniano y Teodora por los que el maestro sentía especial
admiración. El resultado es una obra con la que el maestro alcanza el cenit de
su arte.
Los temas en los que principalmente
se inspiraron sus cuadros fueron la muerte, el amor y la sensualidad,
centrándose, principalmente, en la representación de la figura femenina.
Sea cual sea la interpretación de
esta obra de Klimt, lo que no cabe duda es que es el beso más icónico de la
historia del arte, siendo homenajeado y reinterpretado por múltiples artistas
en muy distintos formatos.
*Guillermo F. Sala. Arquitecto
Comentarios
Publicar un comentario