Cuando matan, no les importa.
Cuando torturan, le echan la culpa del dolor o
de la muerte al torturado ("no aguantó").
Cuando pegan, disfrutan. Se burlan de las
reacciones del dolor y del miedo que ellos provocan en otros.
Cuando insultan, creen que el insultado merece
el insulto por ser como es y no por algo que específicamente haya hecho.
Cuando destruyen, están convencidos de que eso
que destruyen no debe ni debió existir, y que ellos están llamados por orden
superior a destruirlo.
No tienen capacidad de remordimiento. No harán
jamás un "mea culpa", porque sus estructuras psíquicas no tienen
registro de culpa ni capacidad de generar culpa.
Son sumamente inteligentes, o sumamente
obedientes. Cumplen su tarea a la perfección.
Los que son sumamente inteligentes, construyen
lógicas y razonamientos cuyas conclusiones son lo que nosotros percibimos como
mal. Los que son sumamente obedientes, construyen una lógica de la
"obediencia profesional" que descalifica todo cuestionamiento moral.
Tienen una voluntad desmedida: sus esperas
para hacer daño son tensas, ansiosas y les ocasionan mal humor e inestabilidad
emocional. Muchas veces, cuando no pueden proyectar sus perversiones en cuerpos
ajenos, se dañan o lastiman a los de su entorno, y tampoco les importa.
Se regodean con sus "logros", porque
su desviación les genera la consciencia de que es "el otro" quien
"provocó" que ellos hayan "tenido que producir" esos
"resultados".
Menosprecian y de todas las formas posibles
agobian o eliminan a quienes les señalan la verdad.
No tienen límites (NO TIENEN LÍMITES) a la
hora de hacer daño, m4ta4r, t0r.t-ur4r, exterminar. Ni límites de niveles de
crueldad, ni límites de "organización logística" para dañar, ni
límites de víctimas.
Solo se enojan (y solo se los puede atrapar)
cuando se equivocan; pero es muy difícil que se equivoquen.
NO SÉ SI ESTO QUE VOY A DECIR ES
DISCURSO DE ODIO O ES MERA DESCRIPCIÓN
Los vecinos de mi barrio (y de esta
vecindad virtual) se quejan de que hoy es feriado. No reclaman justicia ni se
duelen por el crimen perpetrado contra la Vicepresidenta: protestan porque
entienden que este feriado es "inútil", "fomenta la
vagancia" y otras emergencias.
Pero, además, el grupo de whatsapp de
"vecinos" -al que no pertenezco y que mi compañera hoy abandonó- se
pobló de expresiones tributarias de esa sorna de dos pesos tan cara al placer
por la ironía fácil que cultiva la clase media a la que le alcanza para vivir:
"Estuvimos a una bala
de..."
"Paremos con la farsa: si la
mataban, la mataban; y si no..."
"Si en vez de una bala le
tiraban una pala..."
y otras manifestaciones de ese mismo
mediopelo que se autopercibe digno.
Estoy sumamente convencido de que esa
basura -la gente que festeja la muerte, el imbecilizado y la imbecilizada que
creen que el feriado atenta contra sus pobres intereses- es parte mayoritaria y
esencial de lo que nos constituye.
Somos un guiso hecho con un
importante componente de carne podrida, irreversible como toda podredumbre.
Decime biologicista, decime determinista o autoritario: no es de otra manera.
Los optimismos fáciles no nos van a
ayudar para paliar esta tragedia de nuestra esencia; tampoco la falsa arenga de
los dueños de los kioscos o de sus serviles interesados.
Solo cabe seguir las convicciones,
sin esperanza alguna, en el pantano, entre la porquería que nos rodea y domina.
Sabiendo que las crías de este material degradado están creciendo al calor de
las limitaciones voluntarias y del espíritu abyecto de sus mayores, que ya
definitivamente han marcado a fuego todas sus desvirtudes en su deplorable
información genética.
Debemos enfrentar una tarea de
domesticación de millones de personas, de adecuación a valores de toda una ecúmene
deteriorada, un moldeo de desviados y desviadas que no llevará menos de dos
generaciones.
Siento mucho, me lastima mucho que
esta sea mi real certidumbre. Porque el Otro nos completa; pero no hay un Otro,
hay otra cosa.
*Eddy W. Hopper. Abogado
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