Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 48 LAS CUBANAS DE LA REVOLUCIÓN… por Gustavo Marcelo Sala
Fuente: Libro Mujeres en Armas
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Vilma Espín
En 1959, año en que triunfa la Revolución
cubana de la mano de Fidel Castro y el Che Guevara, ser feminista no estaba
bien visto, se podría decir hasta que era una mala palabra. Hoy, ese vocablo es
una bandera y nos permite analizar en retrospectiva muchas acciones valiosas
para estos tiempos de la cuarta ola. Con la rebeldía que nos caracteriza, nos
tomamos el atrevimiento de llamar feministas a mujeres que no se consideraban
así en su época. ¿Por qué? Porque sus acciones lo indican. Como Evita, Vilma Espín Guillois fue una luchadora por
los derechos de las mujeres de su país. Tales fueron sus logros que, en la
actualidad y a 90 años de su llegada al mundo, sus batallas siguen vivas, más
vivas que nunca. Vilma nació al sur de la Isla, en Santiago de Cuba, un 7 de
abril de 1930, creció en años donde recrudecía la violencia en los distintos
continentes con el curso de la Segunda Guerra Mundial y el genocidio atómico de
Hiroshima y Nagasaki. El capitalismo mostraba su fuerza para generar en algunos
países cada vez mayor dependencia económica y política. La procedencia de
Espín Guillois era de una familia acomodada. Eso le permitió estudiar ingeniería
química en la Universidad de Oriente y, años después, perfeccionarse en el
Instituto de Tecnología de Massachusetts. El camino la cruzó con Frank Isaac
País García, más conocido como Frank País, con quien emprendió un viaje de
lucha. La ruta los llevó a unirse al Movimiento 26 de Julio para pelear contra
la dictadura de Fulgencio Batista que atacaría a Cuba desde 1952 hasta 1959.
Luego de entrevistarse en México con Fidel, Vilma participó desde la Sierra
Maestra de todas las acciones que les darían el triunfo a la Revolución. Ese
rumbo también la encontró con el amor de Raúl Castro, su único esposo. En
una entrevista extraída de su biografía titulada “El fuego de la libertad”, le
preguntaron: ¿cuáles eran las dificultades para una mujer en la dirección del
Movimiento 26 de julio? Ella respondió: “Allí a nadie se le ocurrió jamás esto
como un problema. Y no era solamente la coordinación, nosotros teníamos jefes
de acción que eran mujeres. Además, en Santiago de Cuba, por ejemplo, se dio la
situación de que los hombres jóvenes que salían a la calle por la noche estaban
en peligro constante de ser detenidos por la policía y registrados, sobre todo
después del 30 de noviembre (levantamiento armado que tenía como propósito
principal apoyar el desembarco del yate Granma), pero no tanto las mujeres, de
manera que utilizábamos compañeras para transportar medicinas y armas, e
incluso empezaron a ser ellas las que realizaban los sabotajes, cargaban
dinamita y llevaban los mensajes. Es decir, jugaron un papel muy importante y
muy activo en aquella etapa de lucha”. Tal vez se podría decir que el
logro más rotundo de Vilma fue haber creado el 23 de agosto de 1960 la
Federación de Mujeres Cubanas (FMC), estructura que presidió y que conectó las
demandas y necesidades de todas las mujeres del país. El desafío era profundo:
reconstruir una sociedad. La FMC desmanteló aquellos estereotipos ancestrales
que colocaban a las ciudadanas en inferioridad de condiciones ante los derechos
y atribuciones que poseían los varones cubanos. En una primera etapa, el foco
de la organización estuvo puesto en su incorporación al mercado laboral.
El número de trabajadoras creció 7 veces: de
200 mil en 1959, a un millón cuatrocientas mil en 1990. Además, para ese año,
más de la cuarta parte de las dirigentes políticas y administrativas eran
mujeres, un indicador que estaba en cero antes de que Fidel llegara al poder.
La feminización de la fuerza calificada fue
otra de las victorias: 58,3 por ciento de participación en el nivel medio y
superior. En esos años, la FMC llegó a tener más de tres millones y medio de
afiliadas que debatían para avanzar en la aplicación de políticas públicas que
las beneficiaran: aceleraron el desarrollo educacional técnico y científico,
propiciaron independencia económica para todas.
En 1966, en una reunión de la FMC celebrada en
la provincia de Santa Clara, Fidel reflexionó sobre el accionar de la
organización: “Cuando nosotros llegamos esta noche aquí, le dije a un compañero
que este fenómeno de las mujeres de la Revolución, era una Revolución dentro de otra
Revolución. Y si a
nosotros nos preguntaran qué es lo más revolucionario que está haciendo la Revolución,
responderíamos que lo más revolucionario que está haciendo la Revolución es
precisamente esto; es decir la Revolución que está teniendo lugar en las
mujeres de nuestro país”.
Aleida March, la compañera del Che Guevara,
fue elegida Secretaria de la FMC y en su libro Evocación también le
dedicó unas palabras a la conformación de este espacio: “Esos años fueron una
escuela permanente. Desplegamos un intenso trabajo en la constitución de la
organización en las diferentes provincias del país; aprendíamos acerca de la
creación de una institución que se erigía como aglutinadora de masas;
enfrentábamos, una verdadera lucha de clases, a las burguesas contra las
revolucionarias que pugnaban por no desaparecer, en momentos en que aún no
contábamos con la conciencia ni la suficiente formación cultural para dar las
respuestas más acertadas. Solo la institución y el deseo de luchar por algo que
sentíamos nuestro nos hizo dignas de acometer acciones impensables en otros
tiempos y circunstancias”. La leyenda de Vilma es una luz en
la memoria socialista. Falleció el 18 de junio de 2007 y en una
edición especial de la revista Mujeres salió un artículo titulado: “Siempre
entre nosotras querida Vilma”. La autora del texto era María Yolanda Ferrer
Gómez (Secretaria General de la FMC) quien la recordó con las siguientes
líneas: “Así queda su imagen, brillando
con luz propia, erguida como las palmas reales, linda como las orquídeas, la
buganvillas, los glamedios y las rosas que tanto le gustaban, firme como el
acero, como sus montañas orientales; dulce, tierna, soñadora, audaz, vibrando
con su canto en los hermosos acordes de El Mambí y en las más bellas canciones
tradicionales cubanas, como una leyenda hecha mujer, siempre joven, aún en la
madurez de sus 77 años”.
Referencia
Bibliográfica Micaela Arbio Grattone
Teté Puebla
Delsa Esther Puebla
Viltre conocida también como Teté Puebla nació el 9 de diciembre
de 1940.
Militar y política cubana, es la actual jefa de la Oficina de Atención
a Combatientes y diputada a la Asamblea
Nacional del Poder Popular. Fue
guerrillera en Sierra Maestra en 1957 y perteneció al pelotón de
"Las Marianas".
En 1994 fue ascendida al grado de coronel de
las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba,
y el 24 de julio de 1996 a general de Brigada convirtiéndose en la primera mujer
general de Cuba.
Su padre era campesino y su familia pertenecía
al Movimiento 26 de
Julio. Tiene ocho hermanos y fue criada por
sus abuelos. Quería estudiar para maestra, ha explicado en sus entrevistas. En
su juventud, participó en la Revolución Cubana apoyando al Movimiento 26 de
Julio. Vendió bonos, trasladó bombas y
armas hasta que en 1957, a los 16 años, decidió también hacerse guerrillera y
subir a Sierra Maestra. Realizó diversas misiones por parte de la
Comandancia en Santiago de Cuba e integró el pelotón
femenino Mariana Grajales. Fue
marchante junto a Fidel Castro durante
la Caravana de la Libertad y posteriormente ayudó en la atención de
las familias de los combatientes. El 4 de enero de 1959 regresó a Santiago de Cuba. Fue nombrada directora del Departamento de
Asistencia a las Víctimas de la Guerra. El 24 de mayo de 1959 fue ascendida al
grado de capitán. En febrero de 1963 se situó al frente del Departamento de
Educación en el Estado Mayor del Ejército Oriental, desde el que reclutó y
ubicó maestros para alfabetizar a los rebeldes. En agosto de 1964 fue designada
para atender las Granjas Infantiles para huérfanos de guerra y la Seguridad
Social en el Ejército Occidental. En abril de 1966 fue trasladada al Estado
Mayor de una unidad especial, para ocuparse de las necesidades de los
familiares de aquellos combatientes que cumplían misiones en el exterior. En
marzo de 1969, por orden del Comandante en Jefe, Fidel Castro,
comenzó a dirigir el Plan Ganadero Guaicanamar, en la zona de Jaruco, en la
provincia de La Habana. En octubre de 1978 ocupó la jefatura de la
sección militar del Partido Comunista en la misma provincia, hasta que en 1985
asumió la dirección de Atención a Combatientes, Familiares de
Internacionalistas y Mártires de la Revolución. En 1994 fue ascendida al grado
de coronel,
y el 24 de julio de 1996 al de general de Brigada de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias de Cuba convirtiéndose
la primera mujer en la historia de Cuba en ostentar este grado militar. También
fue integrante del Comité Nacional de la Federación
de Mujeres Cubanas. En 2008 fue
elegida diputada a la Asamblea
Nacional del Poder Popular de Cuba en
la VII Legislatura en la Comisión Permanente de la Defensa. En 2013 fue
reelegida diputada en la VIII legislatura. Fue condecorada en diciembre del año
2001 por Fidel Castro con el más alto honor que confiere la nación: Heroína de
la República de Cuba. Desde el año 1960 está casada con Raún Castro Mercader,
es madre de tres hijos: Fidel, Raúl y Laura
Referencia
Bibliográfica
Melba Hernández
Melba Hernández Rodríguez del Rey. Destacada combatiente revolucionaria.
Heroína de la República de Cuba y Doctora Honoris Causa del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales. Participó
activamente en la lucha contra la tiranía batistiana, siendo de las primeras en
integrar las filas del movimiento revolucionario dirigido por Fidel Castro.
Participó junto a Haydée Santamaría en el ataque al Cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. Fue detenida y sancionada a cumplir prisión.
Integró la Dirección Nacional del Movimiento 26 de
Julio y en México participó en los preparativos de la
expedición del Granma. Regresó a Cuba y se incorporó a las filas
del Tercer
Frente Mario Muñoz Monroy. Fundadora
del Partido
Comunista de Cuba y miembro
de su Comité Central desde el Tercer Congreso, así como diputada a la Asamblea
Nacional hasta su deceso. Nació el 28 de julio de 1921, en Cruces, antigua provincia de Las Villas,
en una familia de estirpe mambisa. Se graduó de abogada en la Facultad de
Derecho de la Universidad de La Habana en 1943 y licenciada en Ciencias Sociales. Militó en el Partido Ortodoxo. Fue detenida y sancionada a seis años de
prisión en la cárcel de Guanajay. Melba, junto a Haydée Santamaría, fue conducida desde el aeropuerto
de Columbia hasta
el Reclusorio Nacional para Mujeres de Guanajay en un carro del Servicio
de Inteligencia Militar fuertemente
escoltado. Fue destinada al Bloque A, donde se encontraban las reclusas de
mejor conducta, según había dispuesto el tribunal que la consideró presa
política y la condenó a siete meses de prisión. En un pequeño almacén de la
planta baja, junto a la cocina se le habilitó la celda que compartiría con
Haydée. En la celda improvisada se les habilitaron cuatro espacios: uno para
dormitorio, uno para cocina, otro para comedor y un último donde se instaló el
baño. Durante el encierro fue autorizada en algunas ocasiones a recibir
personas amigas y se le permitió tener todos los libros que deseó, pero se le
mantuvo todo el tiempo incomunicada, con la sola compañía de Haydée, y sólo
podía tomar el sol en el patio los días que la visitaban sus familiares. En
términos generales fue tratada de forma humana y cortésmente durante todo el
tiempo que pasó en el Reclusorio Nacional para Mujeres de Guanajay. Melba,
junto a Haydée, salió en libertad el 20 de febrero de 1954. La esperaron en las afueras del Reclusorio,
para conducirla a La Habana, sus padres, los padres de Haydée y su
hermano Aldo, Juan Manuel Martínez Tinguao, Luis Conte Agüero y los revolucionarios de Guanajay, Ángel Eros, Pedro Esperón y Evelio Prieto, quienes luego formarían parte del comando
que asaltó el Palacio
Presidencial el 13 de marzo de 1957.
El primer acto que hicieron tanto Melba como
Haydée fue llevar una ofrenda floral a la tumba del líder ortodoxo Eduardo Chibás. Casi inmediatamente después del
excarcelamiento participó en la impresión y distribución del manifiesto "A
Cuba que sufre", en el cual Fidel y sus compañeros de presidio
patentizaban su decisión irrevocable de continuar la lucha contra el régimen
de Fulgencio Batista. Jugó un papel decisivo junto a Lidia
Castro y Haydée Santamaría en la
recopilación y organización de las notas que Fidel iba logrando sacar de la
prisión, escritas con zumo de limón y en la cual reconstruía su alegato en
el juicio del
Moncada, que luego sería conocido como La historia
me absolverá, así como en su
posterior impresión y distribución clandestina. En carta del 18 de junio de 1954, Fidel le encomienda a Melba y Haydée hacer
el mayor esfuerzo y concentrar los recursos en la impresión de La Historia me
absolverá. Peso a peso logran acumular una cantidad de varios centenares para
poder editar el manuscrito. En esta tarea se apoyan en el contador José
Valmaña Mujica, quien se
encarga de organizar todo el trabajo clandestino de la impresión. En mayo
de 1955 participó
en la reunión celebrada en el barco “El pinero”, que trasladó a los amnistiados
desde Isla de Pinos, y donde, bajo la dirección de Fidel, se decidió el nombre
de 26 de julio para el movimiento revolucionario. Integró su primera Dirección
Nacional. Con una pequeña parte del dinero recaudado y cumpliendo orientaciones
de Fidel, partió hacia México para hacer contacto con el grupo de
asaltantes del Moncada que allí se encontraban en el exilio. La
llegada de Melba con ayuda económica alivió la precaria situación económica que
estos padecían. Durante el viaje, Melba pudo comprobar la labor de captación y
penetración que realizaban los elementos priístas dentro de los exiliados
del Movimiento 26 de
Julio. La revolucionaria obtuvo copia
fotostática de una carta en la que el ex presidente Carlos Prío
Socarrás calificaba a los miembros del 26
como elementos peligrosos y orientaba su penetración. El 26 de julio de
1954, luego de su regresó a Cuba, encabezó junto con Haydée una manifestación que es agredida por
las fuerzas policiacas de la dictadura en el cementerio de
Colón.
Integró la Dirección Nacional del Movimiento 26 de
Julio, en México participó en los preparativos de la
expedición del Granma y
despidió el 25 de noviembre de 1956 a los combatientes en el puerto de Tuxpan. Más tarde se incorporó al Ejército Rebelde en las filas del Tercer
Frente Mario Muñoz Monroy, dirigido
por el Comandante Juan Almeida Bosque. Tras el triunfo de la Revolución desempeñó
importantes responsabilidades, entre ellas, en primer lugar como Presidenta del
Comité Cubano de Solidaridad con Vietnam del Sur, y después de Vietnam, Cambodia y Laos; miembro del Presidium del Consejo Mundial de la Paz; Secretaria General de la Organización de Solidaridad con los Pueblos de
Asia, África y América Latina (OSPAAAL); embajadora de Cuba en la República
Socialista de Vietnam y en Kampuchea, y directora del Centro
de Estudios sobre Asia y Oceanía.
Fue fundadora del Partido y miembro de su Comité Central desde el Tercer
Congreso, así como diputada a la Asamblea Nacional desde 1976 hasta 1986, y elegida nuevamente desde 1993. Falleció la noche del domingo 9 de marzo de 2014 en La Habana, como consecuencia de
complicaciones asociadas a la diabetes mellitus, enfermedad que padeció durante muchos años.
Atendiendo a su voluntad, su cadáver fue cremado y sus cenizas custodiadas
transitoriamente en el Ministerio de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias. El 29 de julio de 2014 sus cenizas fueron trasladadas al cementerio
de Santa Ifigenia, siendo
depositadas en el Mausoleo de los Mártires de la Revolución, donde descansará
junto a sus compañeros caídos en la gesta del Moncada.
Sus restos fueron colocados en uno de los nichos del panteón próximo al de su
hermana de lucha, Haydée Santamaría.
Por sus relevantes méritos recibió múltiples
condecoraciones y órdenes nacionales e internacionales, entre los que destacan
los títulos honoríficos de Heroína del Trabajo y Heroína de la República de
Cuba. En el año 2006 se
le otorgó el título de Doctora Honoris Causa, del Instituto Superior de Relaciones
Internacionales.
Referencia
Bibliográfica
Haydee Santamaría “Yeye” Cuadrado
Haydée Santamaría Cuadrado, singular cubana que prestigió a la
Revolución y supo aunar la creación como una virtud excepcional, pertenece a la
Patria toda, pero ocupa un sitio muy especial en el corazón de Santiago de
Cuba, donde tuvo su Moncada y se convirtió en una Heroína de esa gesta. En esta
tierra se evoca invariablemente a aquella muchacha dulce y apacible, de mirada
penetrante, nacida el 30 de diciembre de 1922, en Encrucijada, antigua
provincia de Las Villas, (hoy Villa Clara), quien forjó una personalidad
rebelde cuando apenas era Yeyé, que halló afinidad y motivación en la postura
firme de su entrañable hermano Abel. Así la mayor de cinco hermanos traspasó el
horizonte del batey del central azucarero Constancia, donde le impresionó el
ejemplo del dirigente local Jesús Menéndez y apreció las enseñanzas de su
maestro que le transmitió una especial fascinación por Maceo, Céspedes,
Agramonte y, sobre todo, por un patriota que la marcó desde entonces: José
Martí. Toda esa savia dio vida a la María de la clandestinidad que hizo
historia en las calles santiagueras, entregada con fervor a la causa- junto a
Frank País y Vilma Espín- y puesta a prueba en la organización del
levantamiento armado de la ciudad, el 30 de noviembre de 1956, para apoyar el
desembarco del yate Granma. Precisamente, Vilma siempre subrayaba la fidelidad
de Yeyé a Fidel, la indescriptible alegría que la conmovió cando se encontró
con el líder rebelde en la Sierra Maestra y el cariño que despertó en su alma
sensible el pueblo santiaguero, por su apoyo incondicional en los días
difíciles de la lucha. En uno de los tantos homenajes tributados a la destacada
luchadora en Santiago de Cuba, Martha Rojas, periodista que asistió al juicio
por los sucesos del Moncada, el 16 de octubre de 1953, rememoró la primera vez
que la vio sonreír otra vez, cuando Fidel le dio la misión de editar 100 mil
ejemplares y distribuir La Historia me absolverá. La calificó desde entonces
como una mujer audaz, con el don de la inteligencia y la expresividad, que
nunca pudo apartar de su corazón ni curar la herida por la pérdida tan
lacerante de Abel y de otros valerosos asaltantes al Moncada. Asela de los
Santos, compañera de afanes e ideales, en ese mismo intercambio evocó facetas
sobre el cumplimiento de una misión por ocho meses en los Estados Unidos para
recaudar fondos y armas, con el propósito de abastecer el movimiento
revolucionario en la isla. Allí demostró su entereza y espíritu de sacrificio,
explicó, al dar una alta prueba de patriotismo, pues decía que no podía faltar
a una orden de Fidel, a pesar de su gran necesidad manifiesta de permanecer
siempre en la Patria. El notable intelectual Roberto Fernández Retamar, quien
fuera director de Casa de las Américas y trabajó a su lado los últimos 15 años
de la vida de la heroína, recordó que cuando ella asumió esa responsabilidad ya
era una figura legendaria, de prestigio, autoridad y capacidad para convencer y
aglutinar. Siendo su vida tan plena y fundadora, expresó entonces Retamar, no
tuvo orgullo mayor que haber estado al lado de seres como aquellos, bajo la
conducción iluminada de Fidel, la madrugada gloriosa del 26 de Julio. Sus
compañeros de armas hablaban con devoción de quien en los preparativos de la
acción moncadista y en la Granjita Siboney resultó hermana solícita, y en la
posición que le tocó defender desde el antiguo hospital Saturnino Lora para
resguardar a los atacantes, bajo el tiroteo, curó heridos, incluso de las
tropas enemigas. Nunca la abandonó la confianza en la victoria y en los que lo
arriesgaron todo hasta conquistarla; en aquella ocasión en que Fidel, Raúl,
Almeida, Ramiro y los otros asaltantes salieron de la cárcel de Isla de Pinos,
ella evaluó el hecho sucinta y elocuentemente: “Fue vivir otra vez”. Haydée Santamaría integró el primer Comité
Central del Partido Comunista de Cuba, constituido el 3 de octubre de 1965, y
ostentó la Orden Ana Betancourt, colocada en su pecho por Fidel en un gesto de
justicia porque él mismo había dicho refiriéndose a ella y a Melba Hernández,
en su autodefensa por los sucesos del Moncada: “Nunca fue puesto en un lugar
tan alto el heroísmo y la dignidad de la mujer cubana”. En el aniversario 62 de la epopeya de enero de 1959 a esta
singular mujer, que prestigió a la Revolución y ocupa un sitio cimero en la
historia de Cuba, hay que evocarla viva en su dimensión humana y
revolucionaria, de profunda vocación martiana y amor a la Patria.
Referencia
Bibliográfica
Asela de los Santos Tamayo
Asela de los Santos Tamayo nació en Santiago de Cuba el 10 de septiembre de 1929 y falleció en La Habana, 23 de enero de 2020.
Fue una destacada revolucionaria y pedagoga cubana. Considerada fundadora de la
Pedagogía revolucionaria cubana y una de sus principales protagonistas.
Amiga entrañable de Vilma Espín y Frank País.
Al triunfo revolucionario se incorporó de manera activa al proceso
ocupando cargos importantes a nivel nacional, como fue el de Ministra de
Educación. Se graduó de Doctora en Pedagogía en 1954.
En 1952 se integró a las luchas estudiantiles
en la Universidad de
Oriente, donde conoció a Vilma Espín,
uniéndose a ella en la gesta revolucionaria y en su vida personal, llegando a
surgir una amistad entre ellas de hermandad. Participó activamente en las
protestas por el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 y fue detenida, junto a otros
combatientes, al ser sorprendida repartiendo proclamas sobre la situación
imperante. Se vinculó a Frank País y
bajo sus órdenes formó parte del núcleo inicial que se integró al Movimiento 26 de
Julio. Colaboró junto a un grupo de
revolucionarios en la búsqueda de todas las formas posibles para ayudar a los
sobrevivientes del ataque al Cuartel Moncada. Participó en el levantamiento
del 30 de noviembre de 1956 en Santiago de Cuba.
Durante todo el periodo insurreccional cumplió
diferentes responsabilidades, entre ellas el traslado, junto con Vilma Espín,
desde Santiago de Cuba a Manzanillo de los compañeros que formaron el primer
contingente de hombres y de armas que se incorporó a las guerrillas comandadas
por Fidel Castro en la Sierra Maestra. De forma permanente trabajó en el
avituallamiento de armas, uniformes y medicinas para el Primer Frente
Oriental. En el año 1958 (enero-agosto)
realizó junto a un grupo de revolucionarias, una serie de viajes entre Miami y Cuba para traer armas bajo las faldas,
las cuales introducían por los aeropuertos de La Habana, Varadero y Camagüey.
En agosto de 1958 se incorporó al Ejército Rebelde en el II Frente
Oriental Frank País dirigido
por el comandante Raúl Castro Ruz.
Participó en la reapertura de escuelas
cerradas por la tiranía y en la primera Campaña
Nacional de Alfabetización. En
el II Frente
Oriental se le asignó la responsabilidad
de dirigir el Departamento de Educación; se pusieron en funcionamiento y se
crearon para los niños más de 400 escuelas y se formaron grupos para la
alfabetización de combatientes en los diferentes campamentos, hasta el Triunfo de
la Revolución en que
asume la responsabilidad de superintendente provincial de Educación. En 1960
participó junto a Vilma en la creación de la Federación
de Mujeres Cubanas, integrando su
Buró Nacional, primero como Organizadora y después como Secretaria General,
responsabilidad que ocupó hasta el año 1966 en que pasa al MINFAR como jefa de la Dirección de Enseñanza y
Escuelas Militares Camilo Cienfuegos del Estado Mayor General. Fue ascendida
al grado de capitán. En 1970 fue designada directora general de Formación de
Personal Docente del Ministerio de
Educación, siendo promovida a diferentes
responsabilidades, incluyendo la de ministra. Fue fundadora del Partido
Comunista de Cuba y miembro
de su Comité
Central durante tres mandatos. Laboró
como analista de la Oficina de Historia de las FAR. El 11 de septiembre del 2009 por su 80 cumpleaños se realizó
un acto en su homenaje promovido por la dirección nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución
Cubana (ACRC), en su sede de La Habana Vieja,
donde uno de sus directivos, el general de división Jesús Bermúdez
Cutiño, le entregó un certificado de
reconocimiento. Jorge Risquet
Valdés lo denominó «un retrato mínimo
de Asela». La Juventud ― a través de Osnay
Miguel Colina, miembro del
Buró Nacional de la UJC a
cargo de la esfera Ideológica, Gladys
Gutiérrez Bugallo, presidenta de
la FEU,
y Jennifer Bello
Martínez, presidenta de la FEEM ― le
hizo llegar sus felicitaciones; ellos le entregaron un ramo de flores y un
bello cuadro de inspiración martiana. Acudieron también José Ramón
Fernández, vicepresidente del Consejo de Ministros; la general de brigada de las FAR, Delsa Puebla (Teté), y otros directivos de la ACRC. Le fue entregada la Orden Playa Girón, una de las máximas condecoraciones que
otorga el Consejo de Estado, por el general de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de
Ministros. Recibió también el homenaje de las Fuerzas
Armadas Revolucionarias al concedérsele
la Réplica del Yate Granma por el General de Cuerpo de
Ejército Julio Casas
Regueiro, exministro de las FAR, y del Ministerio del
Interior, al entregársele un cuadro del Che por el General de Cuerpo de
Ejército Abelardo Colomé
Ibarra, quien fuese ministro del Interior.
Asimismo la Asociación de Combatientes de la Revolución
Cubana reconoció la labor de esta
pedagoga. El 15 de enero de 2018 recibió junto a José Ramón
Fernández, asesor del Presidente de los
Consejos de Estado y de Ministros, el Premio
Nacional de Pedagogía 2017,
conferido por la Asociación
de Pedagogos de Cuba (APC). El 24 de enero de 2018, la Academia
Nacional de Canto Mariana de Gonitch y
la embajada de Rusia en Cuba, la honraron con la Distinción al Mérito Cultural.
Falleció en La Habana el 23 de enero de 2020 a
los 90 años de edad. En cumplimiento de su voluntad, su cadáver fue
cremado y las cenizas expuestas el 25 de enero en
el Panteón de los Veteranos de la Necrópolis de
Colón, donde permanecieron hasta su
traslado al Mausoleo
del Segundo Frente Oriental Frank País,
en Santiago de Cuba.
Referencia
Bibliográfica
*Gustavo Marcelo Sala. Escritor. Editor
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