Revista Nos Disparan desde el Campanario Año III Nro. 48 El GUERNICA de Pablo Picasso por Guillermo F. Sala

 

 

Fecha: 1937 (realizado entre el 01/05 al 04/06)

Formato: 3,49 x 7,77 m. Óleo sobre tela

Estilo:   Cubismo,  expresionismo y surrealismo.

Localización actual: MUSEO REINA SOFIA (Madrid)

 

El 26 de Abril de 1937 la villa vasca de Guernica fue objeto de un cruel bombardeo por parte de la aviación alemana, que produjo numerosas víctimas y cuantiosos daños materiales. El hecho se enmarca en el desarrollo de la Guerra Civil española, comenzada el 18 de Julio de 1936, y que enfrentaba al gobierno de la República, democráticamente elegido, con el ejército rebelde de Francisco Franco, sublevado contra el poder legítimo.

Mientras los soviéticos de Stalin ayudaron a la República, Franco obtenía abundante ayuda humana y material de la Italia de Mussolini y de la Alemania de Hitler. La aviación de este último tomó la iniciativa de bombardear la ciudad de Guernica por cuenta propia, sin pedir ningún permiso ni notificarlo a Franco. Ese día la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana que luchaban del lado del bando sublevado contra el gobierno de la Segunda República Española, masacraron sin piedad a las miles de personas que se encontraban ese día en la población vasca de Guernica. Un banco de pruebas perfecto para la aviación de Hitler y sus funestos planes futuros que se materializarían múltiples veces, años más tarde, durante la 2da Guerra Mundial.

Un horror que no pasaría desapercibido para el malagueño Pablo Picasso y que lo motivó, a partir del pedido de la Segunda República, a esa espectacular representación.

Como declararía el pintor posteriormente, "los artistas que viven y trabajan con valores espirituales no pueden ni deben permanecer indiferentes ante un conflicto en el que los valores más elevados de la Humanidad y la civilización están en peligro". Entonces decidió no quedarse al margen y se propuso realizar un cuadro que expresase lo que sentía cuando llegaron a sus oídos las trágicas noticias, mientras vivía en París.

Una vez concluido el cuadro, pasó a decorar el pabellón español durante la Exposición Internacional de 1937 en París. Un espacio perfecto para mostrar al mundo las atrocidades y penurias que generan las guerras.

Lo primero que sorprende del Guernica es su extraordinario tamaño. Los 3,49 metros de altura por los 7,77 metros de ancho lo convierten en uno de los cuadros más grandes pintados por el artista malagueño. Un auténtico gigante que magnifica más aún si cabe la obra.

Picasso renuncia al color para acentuar el dramatismo y sólo utiliza la gama de grises, el blanco y el negro, es lo que en arte se denomina grisalla. Un cuadro de estas características y dimensiones en color quizá no tuviera en el espectador el mismo efecto que el Guernica consigue actualmente. El mismo Picasso expresó que deseaba que el cuadro expresara “oscuridad y brutalidad”. Y la ausencia del color permite otorgarle al cuadro estos atributos esenciales a la obra.



 


 

 

Contemplando la obra de derecha a izquierda se puede ver una mujer desesperada, gritando de dolor dentro de una casa que se derrumba y arde. A su izquierda dos mujeres más, la de la parte superior asoma por una ventana y porta en su mano una lámpara, la luz de la verdad, que ilumina los estragos producidos por la barbarie. La de la parte inferior sale de la casa arrastrándose en su agonía. En el centro de la composición se encuentra el caballo, retorcido sobre sí mismo y mostrándonos una espuela; su boca abierta y su lengua-lanza demuestran su excitación ante los acontecimientos. Justo encima está el sol, empequeñecido, en forma oval y con una bombilla en su centro como si el humo del bombardeo hubiese contraído el astro rey y la única fuente de iluminación tuviese que ser artificial. Un poco a la izquierda un pájaro agita las alas y clama al cielo desesperado como si pidiese inútilmente una explicación para lo acontecido. Bajo las patas del caballo yace el guerrero muerto, su mano todavía sujeta una espada rota.

 



El cuadro tiene aparentemente caos o desorden porque este es un elemento que provoca cualquier guerra. Sin embargo Picasso establece un orden dentro del desorden  con una composición a modo de tríptico, una estructura triangular en el centro y las cuatro grandes cabezas que destacan el toro, el caballo,  y las dos mujeres que  centran nuestra atención.

Técnicamente el Guernica tiene rasgos cubistas (reduce las formas naturales a formas geométricas) pero también emplea el expresionismo en los gestos extremos de los personajes y una gran pureza y definición de líneas que nos recuerda el neoclasicismo.

Finalizada la Guerra Civil Española con la derrota del gobierno republicano el Guernica no volvió a España, ya en manos fascistas, sino que viajó al M.O.M.A. (Museum of Modern Art) de Nueva York. Por deseo expreso de Picasso, el cuadro no podría volver a España hasta que el país no  fuese una democracia. Con la muerte de Franco en 1975, España recupera esa democracia y el cuadro regresa, siendo expuesto en una dependencia del Museo del Prado. En 1992 se cambió su ubicación al Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, también de Madrid, donde actualmente se encuentra en exposición.



 

 


Por Guillermo F. Sala. Arquitecto

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