Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 46 Relatos… de Eduardo De Vincenzi

 


Devoto-Palermo 





 

Abril, Emilio Lamarca y Nogoya

-          Buen día amigo

-          Buen día señor…. respondí

El anciano de impecable traje azul, ascendió con gran dificultad…

-          ¡ Caramba…me costó ! Estamos yendo a una sesión de kinesiología chofer. French y Billinghurst, me haría usted  el favor. Mi hija está programando éstas cuestiones, me aseguró los resultados, hoy van tres veces a decir verdad. Siento alguna mejoría, problemas de artrosis en la columna particularmente, los años no vienen solos amigo, tengo 83 acá como me ve. En mi caso los huesos me andan maltratando; que va ‘ser.

-          Todos cargamos nanas señor, tengo menos años que usted pero esas cosas también me ocurren. El tema es la cabeza. Si eso anda bien el resto lo vamos tolerando.

-          Lleva razón, afortunadamente me conservo lúcido. Hace más de veinte años que me retiré. Al principio me costó pero seguí con lo mío, puse una consultora con mi hija, que también es ingeniera, se puede decir que nos ha ido bien, varios proyectos se presentaron y trabajamos con un buen número de empresas; el estudio creció y por un tiempo estuve, ahora ella se hizo cargo con su esposo, ingeniero también, en fin, está todo encaminado. Mis preocupaciones pasan ahora por los achaques, esto tan inevitable, el paso del tiempo, pero allá vamos. ¿Avenida San Martín, verdad?

-          Así va a ser señor, Díaz Vélez y luego agarramos Billinghurst derecho.

-          Muy bien chofer, usted conduce, además vamos con tiempo. Me gusta llegar a tiempo. En mis años el tema de la puntualidad tenía que ver entre otras cosas con el respeto al tiempo del otro. Siempre tuve predilección por lo exacto, los números, las estructuras, las cuestiones puntuales, las medidas, será por eso que estudié para ingeniero, mi padre también lo era, fui muy inducido por él, en fin, el destino habrá sido, vaya a saber.

Mi pasajero comenzó a hablar en ese semitono en que derivan los mayores al sostener una charla cualquiera para de pronto irse por las ramas, y seguir charlando como hablando consigo mismo, o que estuviera solo y lo que dice viene de un sitio que en realidad son habitados por asuntos aún irresueltos, o soluciones que deba llevar a cabo. El viejo carraspeó, cambió sus anteojos y abrió La Nación, el cual lo ocultó de mi vista por varios minutos.

-          ¿Ha visto amigo éste tema de los rehenes? ¡Caramba, inaudito! ¿Qué dice usted? 

Un asalto con rehenes en una estación de servicio de la ruta 3 ocupaba los noticieros y los diarios. Tres pibes armados entraron y como lograron verlos alguien llamó a la policía y no pudieron escapar. El líder tomó a una embarazada del cuello y la mostró amenazando con volarle la cabeza al grito de ¡ Vayansé cobanis o los matamos a todos,  nosotro’ estamo’ jugado’… hablo en serio la concha e’ su madre !

La imagen de la televisión, tenía una elocuencia que exasperaba, la mujer tomada por el cuello lloraba con sus manos sobre el vientre, el muchacho de los rulos y la remera de Boca le apuntaba a la cabeza con una 9 mm, gritando ¡Traigan un auto con tanque lleno y tómensela … .tómensela o la mato boludo, la mato !

-          Desde temprano está ocurriendo, había hecho dos o tres viajes, prendí la radio y al ratito nomás empezó la cosa, serían las nueve o nueve y media. Si no paran la mano se va a poner difícil, además está el tema de la droga. La droga pudrió todo señor,  tengo casi 40 años acá arriba, fui asaltado varias veces y antes, hasta uno podía negociar con el choro; me ocurrió en dos oportunidades, uno me dejó los documentos cuando se los pedí y me dijo más o menos adonde me iba a dejar el auto. Otro me dejó unas monedas para el colectivo. Se negociaba, siempre fue fácil asaltar a un tachero, estamos solos, de espaldas, somos muy vulnerables,  pasa que un tipo que chorea un taxi no tiene pelotas para un hecho más groso. No se precisaba violentar la cosa, no sé amigo hoy matan por unas zapatillas, por un celular, por cualquier cosa. Tengo que pensar que no están sabiendo que ocurre, no pueden ser tan mala gente, no saben que están haciendo, ni el daño que producen, nosotros pensamos que además no les importa, puede ser, le deben dar a la vida de los demás el mismo valor que a la de ellos ¡ Cero ! digo, pienso yo.

El viejo apartó el diario y levantó la voz, mirándome fijamente.

-          La policía debe actuar, está claro que no la dejan.

-          ¿Por qué?

-          ¿Tiene alguna duda de que esto favorece a alguien? No se explica sino. La policía debe contar con legislación y apoyo político deben dejarlos actuar. ¿Por qué no los dejan? Esos tipos son irrecuperables ¿Cuánta gente debe morir para que accionen? ¡Por favor!...

Estaba claro que el anciano apostaba, por una solución violenta en circunstancias similares

-           La gente honrada de éste lado, y los malos allá. Es elemental.  Debemos premiar y dar paz a los honestos, y perdóneme usted, cárcel y bala a éstas fieras.

Mi pasajero se ponía nervioso, y yo iba por otro lado además, no era la idea.

-          ¿Vio que hermosa mañana?, el otoño es la estación que prefiero, todo adquiere un tono cobre maravilloso, los calores se aplacan, el calor es bravísimo para el taxi,  calcúlele unos cuatro grados más acá adentro.

-          Comparto amigo el otoño es el tiempo perfecto y es verdad, los colores se intensan y se desparraman, es como se relevan. El verde deja su lugar lentamente al bronce, un color muy bello.

Había logrado quitar al viejo de sus comentarios, que además no compartía, se trata también de no pasar un mal rato. El trabajo del taxi consiste en respeto, buen trato para las personas que necesitan trasladarse, por lo general rápidamente, a bordo de un auto en buenas condiciones de limpieza y seguridad, y un conductor a cargo que se esmere para que todo esto ocurra, nada más. Los distintos vaivenes socio políticos de nuestro país han acercado a la actividad a personas que provenientes de sitios muy diferentes no comprenden del todo y es entonces, cuando algo se complica. Soy un viejo tachero y estaba concretando un buen viaje. Devoto a Palermo es un muy buen trayecto, está bueno también disfrutarlo, digo yo.  El semáforo de Tres Arroyos y Avenida San Martín nos detuvo y también a una impresionante motocicleta colorada llena de cromados y tripulada por una pareja de jóvenes. El chico vestido de negro con botas de tacón, el pelo rubio cortado a  cepillo y grandes antiparras, aceleraba en vacío, haciendo vibrar el pavimento. La morocha a sus espaldas tomaba a su compañero de la cintura con firmeza. Tocada con una gran trenza hasta la cintura, los jeans muy ceñidos terminaban igualmente en botas de tacón. Una bolsa india color ocre, de la que se asomaban cuadernos y libros le cruzaba el pecho. Ninguno llevaba casco. Un flash de sol iluminó la escena de repente dándole mayor envergadura al momento. Hablaban a viva voz mientras el chico miraba atentamente el semáforo. Cuando se puso verde la moto picó, desapareciendo en el tránsito inmediatamente. El viejo se quitó los anteojos con un ademán y acercando el rostro a la ventanilla algo murmuró que no escuché.  Se lo notaba impresionado, de inmediato la charla derivó hacia la moto y sus ocupantes.

-          ¿Qué tal señor, maravilloso, no? Anduve mucho tiempo en moto, me apasionan, ésa era una Harley 1000, una máquina infernal, supe tener una allá por los años cincuenta….Marlon Brando…las camperas negras de cuero…lindos tiempos …¿sabe ud.?... ésta moto…..

Y el viejo se despachó largamente, con una serie de detalles técnicos (no olvidemos que era ingeniero) que en realidad poco me interesaban pero que le había cambiado el humor, sus ojos brillaban detrás de los anteojos de carey azul. Algo se me ocurrió atando cabos tratando de aportar.

-          Amigo, cerca del lugar que vamos hay un gran salón de motocicleta, mire que casualidad, a usted que le gustan.

-          No me diga, es la tercera vez que voy por allí y no estaba enterado.

El anciano sumamente interesado, inclinó su cuerpo hacia adelante

-          Debe ser porque usted baja en la esquina, y esto está en la mitad de cuadra. Yo lo voy a bajar en la puerta.

-          Hágame ése favor compañero, se lo voy a agradecer.

El anciano apoyó nuevamente la espalda mientras se frotaba las manos sonriendo de costado con sus finos labios, murmurando. Un buen momento lo habitaba y su semblante mejoró notablemente. Me invitó cortésmente a apurarnos y mirando el paisaje cruzó sus largas piernas lentamente en un gesto cotidiano. Crucé French y me detuve en la mitad de cuadra, frente al local. Puse el freno de mano y rápidamente bajé del auto para ayudar a mi pasajero, que con alguna dificultad ya había puesto pié a tierra. La vidriera de enormes dimensiones nos invitó a acercarnos. El viejo, de mi brazo, avanzó lentamente poniendo el rostro sobre el vidrio haciendo visera con ambas manos. Nos pusimos a ver….Decenas de motocicletas de varios colores dispuestas sobre taburetes en distintas posiciones, una gran vitrina llena de cascos, guantes, anteojos, carterones, varias personas algunas del tipo “ángeles del infierno”, recorrían el local extasiados, una gran gigantografía de Elvis Presley, en blanco y negro, de campera de cuero con el cuello levantado sentado en una Harley presidía el sitio. Si algo mas pudiera ocurrir para cerrar un vendedor ponía en marcha una 750 haciendo temblar los ventanales. Mi viejito extasiado retiró el rostro del vidrio, me tomó del brazo y con voz trémula mirándome fijamente exclamó:

-          ¡Amigo, diga …. Que lo parió !

 

 


Jorge




 

Entré de hombre en un trabajo nuevo que me consiguiera el hermano de mi Padre, tío al cual  solo había visto dos o tres veces hasta ese momento. Hube entonces pasar por esa requisa que toleran los novatos en cualquier sitio. Era una oficina donde había unas quince personas, tres de ellas mujeres. Me tocó un escritorio espacioso con un pequeño mueble de chapa ubicado detrás de mí al que tuve que echarle un candado a mi cargo. Pronto me enteré de lo poco que les interesaba a ellos lo malo o lo bueno que pasara. Como ensimismados, sentados en sus escritorios, trabajaban con ahínco para sacar su tarea lo más pronto posible y salir de allí, la mayoría sin saludar. Una de las mujeres, crispado su rostro de continuo, se quedaba mirando a la nada, aun cuando nadie quedaba en el recinto. Toda su ropa daba detalles de que ahora, tendría unos diez kg menos. Los cuellos podrían albergar a más de uno, las mangas cubrían casi la totalidad de sus manos, sus faldas o pantalones excedían mínimo cuatro talles. Una tarde decidí enterarme, a poco que todos habían huido del lugar me acerqué hasta su escritorio. No notó mi presencia sino hasta que me puse frente a ella

-          Ahhh, perdón -  balbuceó, y luego se levantó

-          ¿Molesto?

-          No, me distraje, perdóname.

-          ¿Tomamos café?

De cuerpo entero su aspecto empeoraba. No levantaba la mirada del piso y el sol de la tarde la obligó a ponerse unos anteojos enormes. Se los quitó en cuanto nos sentamos y me miró como si tal cosa ocurriera por primera vez

-          ¿Siempre estás tan triste? – Le pregunté mientras abría sus ojos y el mozo llegaba con nuestro pedido.

Deborah, que así se llamaba, empezó a hablar lentamente, como consigo. Cuando sintió que yo estaba allí, apoyó su mano en la mía y el relato se hizo más fluido.

-          Mi esposo murió hace casi un año y no he logrado superarlo, tengo tres hijos que también lo vieron morir.

-          ¿Pero, como - alcancé a decir - murió delante de todos?

-          Se suicidó delante de su familia

-          ¿Pero por qué?

-          El caso es que estaba enfermo y nadie lo sabía excepto él y los tres médicos que lo atendían a los cuales les pidió encarecidamente que no nos dijeran nada, por lo menos hasta que el tratamiento que había empezado lo hiciera mejorar en su condición. Los médicos callaron, más allá de las cuestiones legales, y siguieron adelante. Ésa noche cenamos pizza y cuando nos acostamos, los chicos vinieron al dormitorio, se sentaron en el suelo a los pies de la cama a mirar la serie " Lost", que por entonces veían todos. Apagamos las luces y dejamos solo el velador de mi lado. Jorge sacó sus pastillas de la mesa de luz y las tomó con un vaso grande de agua. Lo miré hasta que acabó el agua y volví a la serie. Me pasó el brazo por detrás de la cabeza, y hablo, en voz muy baja…

-          Amor quiero decirte que me has hecho muy feliz. Hicimos una hermosa familia, me acaban de ascender, y en un par de días nos entregan el auto nuevo. La ampliación quedó perfecta. Tu Papá es un albañil de los mejores. ¿Viste el quincho? Entran veinte personas. La parrilla, me contó que nunca había hecho una tan grande. En fin, no se vos pero yo estoy pasando el tramo más feliz de mi vida. Te digo más, ni que volviera a vivir cuarenta años u otra vida sentiría otro momento como éste, nunca más, estoy convencido.  Dicho esto nos dimos un largo beso, luego le acaricié el pelo. Me centré en la tele y a los cinco minutos escucho un disparo, Jorge da un salto en la cama, suelta un revolver al piso. Y los pibes ahí. Mandé a los chicos a lo de mi vieja, y a preguntarme todo el tiempo, ¿Qué le pasó? La respuesta la tuve cuando levantaron el cuerpo. Debajo de él había un sobre blanco,  de los alargados. No estaba cerrado y rezaba:

-          Mi amor, como te dijera antes de irme no volveré a vivir algo como éste presente que nos merecimos, así sean cien años  o más de los que viviera. Prefiero irme ahora. Cuando los chicos crezcan tratá de explicarles y vos misma enterate qué me pasó. Puedo decir que me sentí inmensamente feliz, como nunca en la vida y me maté, quería irme con alegría, con toda nuestra familia cerca. Te amo, mi amor…Jorge.

-          ¿Viste? La sigo peleando por los chicos, pero es muy duro. Inexplicable. Se me ve fatal, y lo estoy. Cuando todo acabó hablé con sus médicos y me explicaron que les costaba horrores sacar a Jorge de una demencia que quería manifestarse, y lo hizo de la peor manera. Jorge nos pidió reserva hasta que éste nuevo tratamiento diera señales de mejorarlo. Te vamos a pedir que nos permitas, hacerle la autopsia, quizá podamos enterarnos de algo más, me recomendaron los médicos. Por supuesto que accedí. Jorge tenía serios conflictos mentales. Ahora tenés todas las respuestas. Solamente entre vos y yo.

Tras la confesión y luego de pagar las cuentas salimos de la confitería en direcciones opuestas…

 

 

Dos Capuchas




 

Movilero por un canal X …

Entrevista a dos pibes, consabidos ladrones que operaban en la zona de Chacarita y Colegiales, ambos con el rostro oculto detrás de una gruesa bufanda, y tocados con grandes capuchas. Imposible detectarlos. Solo podían verse sus ojos...

El periodista se soltó con una perorata que iba por el lado de la conveniencia de ir por otros rumbos, dentro de la Ley, pensando además en sus familias, sus hijos si los tuvieran, vivir sin el acecho contante de la Policía, ni mudarse dos veces por semana, en el mejor de los casos, y siendo una suerte de blanco móvil corriendo peligros de muerte a la vuelta de cualquier esquina,

Cerró diciendo

-          Díganme chicos: ¿No es mejor trabajar como toda la gente común, los laburantes?

Los dos adolescentes, lo miraban fijamente sin pestañear

 

     -  Con toda honestidad les digo, ¿No es mejor laburar que andar todo el día por ahí, vagueando?

El del buzo negro, se levantó de un salto

-          ¿Qué decís gil de mierda, yo no ando todo el día boludeando, yo laburo, que te pasa?

-          Ah sí  ¿y de qué laburás?

-          ¡¡ Yo soy chorro!! igual que vos…

 

 

 

INAPROPIADAS REFLECCIONES"- (solo para gente básica)





 

Claramente estamos en el centro de un enorme cambio Mundial. Hay un discurso, sospecho, acordado y conveniente, referido a la Unión de las personas, al perdón a los que nos han ofendido, en ocasiones gravemente, sobre todo en este País. En mi opinión No es posible ni nunca lo ha sido la igualdad, la hermandad de los Pueblos, la bondad, o bajar el dinero del primer lugar. Las guerras, las enormes matanzas siempre es la opción para destruir al otro. La obtención del Poder siempre se dirimió en combates, masacres, guerras interminables, estas últimas suelen ser ETERNAS, cuando la religión está en juego.

El futuro es ilusorio, también la Piedad del hombre, con solo recordar (y sigue ocurriendo) aquel niño boca abajo muerto en una playa donde lo arrojó la marea cuando sus padres decidieron huir (emigrar, vivir). Me cago en los responsables del pibe y de las Naciones del Primer Mundo que han creado batallones de gente de mierda concebidos para detener a los desesperados que flotando aun milagrosamente habían armado una "embarcación" con neumáticos amarrados entre sí. Y uno de los peores hizo fabricar un muro en la frontera para no permitir el ingreso de gente que quería dejar de ser invisible. Y la franja de Gaza, y los indeseables que tienen acceso al botón, y el inversor descastado, carente siquiera de un escrúpulo que compra máquinas impensadas que te talan cualquier árbol en menos de sesenta segundos, atentando sin despeinarse, contra el ecosistema.  ¿Qué opinan en Wall Street? ¿En qué pensarán los ingenieros que diseñan nuevas armas infalibles, perfectas, de esas que no pueden fallar, o los científicos que elaboran ignotos virus cada vez más mortales e invencibles?

Precisaría de un tiempo que no tengo y que me enferma enumerar las maldades IRREVERSIBLES, responsabilidad de los hombres que de por si se les pasó, y que están a cargo del Planeta.

Del lado BUENO de las cosas, para resumir: EL ARTE. Los hombres reclutados para morir, los que escapan y lo logran, las MADRES, LOS NIÑOS MUERTOS DE INANICIÓN, LOS ANCIANOS QUE ESTÁN SOLOS y esperan morir. La muerte denigrante para los peores ASESINOS DE LA HISTORIA, y alguno más de mis afectos más queridos, Amadeo CARRIZO, EL DIEGO, LA VOZ DE ELVIS. Y los que mueren solo por decir que NO (J. LARRALDE) Una mención para los suicidas y para los que pensaban diferente y murieron por eso.

¿Escéptico, pesimista, negativo? ... sí claro. Una vez lo perdí todo mientras el sistema contra el que peleaba con todas mis fuerzas se hacía más fuerte. Hay quien entrega su vida, se inmola. One more time (Una vez más).

En contra de la tendencia, por lo menos Occidental, donde intentan reflotar cuestiones pretéritas y marcadamente posibles hay un discurso del NO odio, la otra mejilla, la tolerancia. En mi caso AMO CON TODOS MIS SENTIDOS INVOLUCRADOS Y CON LA MISMA INTENSIDAD ODIO. Imposible dejar pasar un hecho que te cuesta la salud y produce un quiebre en tu familia SIN RETORNO. A ESA PERSONA SE LA DEBE ODIAR CON TODAS LAS FUERZAS QUE LE QUEDAN A UNA PERSONA DEVASTADA POR AQUÉL QUE ES INDUCIDO A PERDONAR. No es así para mí. Será para gente con más recursos, más formada, con otra educación. Andá a disculpar al asesino de un hijo, o de un maldito que viola a una niña, a su cargo además. ¿Qué mierda me están pidiendo, malditos ASESINOS? ¿Qué odiar enferma? Bueno banco, pero esa larva NO VOLVERÁ A VIOLAR A NADIE y va a maldecir haber nacido…

 

 

Lenguas antiguas

 


 

Comencé a soslayar al Griego y al Latín, dos lenguas antiguas perennes, madres de otras lenguas posteriores, pero en aquel tiempo, para mí, inoperantes, y desde mi lugar, salvo en cuestiones académicas a las que no me interesaba arribar. Estaba ahí por otra cosa. Ocurría también un disparador que resolvió cuestiones de cierre con el tema: Mariano GRONDONA, reconocido golpista, reaccionario y muy cercano a lo fáctico mlas utilizaba con una frecuencia poco común. Este miserable formaba un rubro con un felpudo anglófilo, anti-patria y con conexiones castrenses, en un momento donde la milicada había tomado como de su propiedad la vida de la Población. Ejercía un gran poder en los medios y creo recordar que en un tramo era el ÚNICO PROGRAMA "político" al aire.  Otros se caían en muy poco tiempo al intentar competir con Neustadt y el faccioso de Grondona, cuya actividad académica era, profesor ( ¡ atención ! ) de derecho CONSTITUCIONAL EN LA UBA, ÉL, QUE ERA UN FACCIOSO CONFESO. Por eso en éste País, en cualquier calle de Bs As vemos, con indiferencia y naturalidad, como los árboles mean a los perros. A ESTA REPUGNANTE DUPLA, no se la perdía ningún ciudadano golpista, al igual que  las cúpulas militares asistentes a TIEMPO NUEVO, intentando explicar lo que NO es posible explicar, como el Poder y las conductas castrenses, tan presentes, en los tiempos a los que hago referencia. A ésta INMUNDICIA al aire, recuerdo, se avino Magneto y alguno de los cómplices, cuando la apropiación de PAPEL PRENSA, a la que Neustadt, calificaba de Gesta histórica, y un cambio de 360°, en la comunicación a la Sociedad.

Dolorosamente hube de escuchar cuando ésta larva cómplice le preguntó a un MAGNETO sano y joven, aún libre de su cáncer, si aspiraba a ser Presidente de la Nación, a lo que el aludido respondió: De ninguna manera… PUESTO MENOR. Luego me reconcilié con el Griego y el Latín, que mezclo muy de vez en cuando, pecando de erudito desenado darle un poco de volumen a mis pocas y veraces opiniones en textos intrascendentes.

¿El DISPARADOR? Sí claro,  uno de los más lúcidos cerebros: Alejandro DOLINA.

Me olvidaba. Una vuelta Neustadt hubo de operarse, ¿Saben quién condujo Tiempo Nuevo, mientras tanto?...  Carlos MENEM

 


Vivaldi

 

Un buen amigo de aquellos años, tomando café en el Finlander, me contó una historia que entre otras cosas derrumbó dos o tres intuiciones que sostuve por mucho tiempo.

Entre ellas, aquello de que para cualquier asunto de un perfil acaso intelectual con el que uno puede toparse se debe contar con una inteligencia formal y básica. Pascual, que así se llamaba mi amigo, continuó:

-         Tengo una empleada jujeña, Ramona, que está conmigo desde que llegó de su provincia, hace más de una década. Con el tiempo y hasta aquí, solo cambió de estado civil. Por lo demás, sigue siendo una bendición haberla encontrado. Su sensibilidad, bonhomía y honestidad, son muy difíciles de encontrar en las personas por estos días. Anteayer completé mi matinal rutina diaria y me fui al laburo. Una hora después llegaría ella para que yo encontrase al regreso todo de punta en blanco. Se encarga de todo, y al irse, me deja una vianda con la cena, encargue que ya estaba acordado. Yo como todas las semanas lo mismo, cada día igual, además semana tras semana una cantidad de medicación con sus respectivos horarios. Luego del accidente, me he vuelto más previsor. Jamás vuelvo antes de las ocho de la noche, el martes fue un día de mierda. Venían a la oficina a firmar un contrato que había olvidado en mi caja fuerte, de manera que cuando me di cuenta hube de volver a casa a alta velocidad. Serían las tres de la tarde. Había dejado el audio prendido, se escuchaba Vivaldi en ese momento, al abrir la puerta el volumen estaba muy alto. Fui hasta el dormitorio y abrí la caja fuerte retirando la carpeta azul. Llamé a Ramona, que acaso por la música no me había escuchado, Viste Raúl, mi casa tiene mucho recovecos… Ramona… Ramona… la llamé un par de veces. En el living no estaba, tampoco en el estudio, ni en el baño, tampoco en el lavadero. La encontré en el cuartito de la limpieza, debajo de la escalera, lloraba amargamente, sentada en un banquito con sus manos entre sus muslos. Me miró con los ojos llenos de lágrimas, hipando… ¿Dios mío Ramona que te pasó? ¿Por qué llorás? … Me arrodillé frente a ella y la tomé de las manos. Ramona contame. Me miró a los ojos, hizo una pausa…

-          Por la música – dijo - 



 


*Eduardo De Vincenzi

 

 

 

 

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