No deja de llamar la
atención ciertas cuestiones relacionadas con la hipocresía o esa lectura
sesgada que convierte a santos en pecadores según sea la camiseta que se luce. Los
que hace dos años festejaban haber perdido por 8 puntos en primera vuelta
debido a su recuperación con relación a los menos 15 de las PASO, son los que
desechan hoy la recuperación del oficialismo en la Provincia de Buenos Aires a
punto de negar la realidad en tanto la distribución de bancas y
recuperación del senado provincial.
En términos de una
democracia indirecta como lo es la de EE.UU o lo son las democracias
parlamentarias europeas que tanto ama la mass media como prevención a los males marxistas o
populistas, quien ganó en la Provincia fue el Frente de Todos debido a la
distribución del voto y la relevancia demografía de cada sección electoral en
tanto sus aportes legislativos al colectivo. Los mapeos multicolor engañan, evidentemente los medios los han hallado efectivos a la hora de dramatizar, votan las personas que viven en esos distritos no las superficies.
En los sistemas indirectos es muy usual que el perdedor nominal gane o que el ganador nominal pierda, de manera que la resultante electoral de la provincia está dada en la distribución de cargos por distrito y sección y no en la cantidad de votos que obtuvo en general, centésimas más o menos. En una elección ejecutiva es otra cuestión ya que nuestra democracia es directa y en consecuencia nominal.
A nivel nacional y luego de dos años globales críticos en tanto economía y Salud, en donde ningún oficialismo mundial ha salido indemne (recordemos que Donald Trump, a pesar de haber bajado la desocupación a niveles históricos, perdió su elección acorralado por la Pandemia), y partiendo de un legado macrista de quiebre social, desprestigio jurídico e institucional, crisis industrial, crisis laboral, inflacionismo y default, con todos los errores de praxis cometidos por el actual gobierno, algunos no forzados, y un poder real cuyas espadas mediáticas y judiciales no cejan de conspirar, haber mantenido las primeras minorías en ambas cámaras -de eso se trata las elecciones de medio término- me parece que es algo que no debemos minimizar, pero tampoco colocar dicha instancia en un clímax de fervor innecesario e inmerecido. (El vertiginoso, excelente y exitoso plan de vacunación, contra todos los pronósticos y contra todas las operaciones creemos que ha sido clave para evitar males electorales mayores). Quizás la escala o medida de la Argentina contemporánea sean las fotos, los festejos y el karaoke, algo muy alejado de la política real. En el día del militante Alberto Fernández debe ser el primero en recordar a Néstor Kirchner cuando en el año 2009 afirmó: "Los compañeros están, solo esperan nuestro esfuerzo para dar vuelta el país como una media"
Sin bien el pato no ha
quedado rengo, a uno le queda como imagen que anda por la vida con un tobillo
vendado, por eso en estos dos años venideros será necesario fortalecerlo con
políticas verticales reconstitutivas del tejido social y sobre todo
distribucionistas siendo firmes defensores de los paradigmas nacionales y
populares, más todavía cuando el conflicto de intereses provoque pulsiones y
posicionamientos ideológicos concretos.
La plutocracia, la
convencional derecha, el establishment y el poder real han consolidado con el
PRO y la UCR una base electoral intensa con mayor incidencia sociocultural y
económica de lo que representa su 40% nacional, por lo tanto creer que su techo
es ese resulta un error y un horror político debido a que cualquier desliz o
quiebre propio nos atomiza provocando que ese supuesto techo se trasforme en
inalcanzable, y más cuando aparecen por lo extremos colectoras dedicadas a
barrer disconformidades. Así el fascismo, la izquierda testimonial, y una muestra
de lúmpenes mediáticos logran concitar interés en aquellas masas que han sido
descuidadas y relegadas, sobre todo cuando a comicios de medio término nos
referimos. Si tuviéramos deseos de recordar, comenzando por José Corzo Gómez a
la fecha, y más cerca Olmedo, habría para hacer varios kilos de un dulce que a
poco que comience a macerar se transformaría a fuego lento en amargura y vergüenza.
El arte de la política también es atenuar los daños cuando las situaciones se ponen densas, no ponderar ni entender esta virtud como positiva es colocarse en el lado equivocado. Como en la guerra hay batallas, combates o escaramuzas que lejos están de nuestros objetivos, pero que es necesario darlas y cuando se sabe que no se puede triunfar al menos debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para menguar la moral del enemigo.
Hoy el establishment de siente frustrado, tenían todo el poder de fuego para liquidarnos, destriparnos y tirarles nuestras sobras a las hienas, apenas les quedan los deseos entre los dientes, y eso en términos políticos no es un dato menor en medio de tan compleja coyuntura ya que les profundizan heridas internas, las cuales ya se pueden escuchar y leer.
Aún con todas las divergencias y matices a resaltar, cosa que hemos hecho en estos tiempos, resulta una verdadera fortuna que sea este gobierno el que capitanea estos embravecidos mares pandémicos y no aquellos que sin ningún pudor y reparo alguno le pondrían precio de mercado a los sitios en los botes salvavidas...
*Editorial Nos Disparan
desde el Campanario
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