Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 40 Los Arquitectos húngaros fugados de la Revolución Rusa… por Guillermo F. Sala
Siguiendo
con la saga de ir descubriendo personalidades relevantes que pensaron,
diseñaron y construyeron el espacio donde desarrollamos nuestras actividades en
las ciudades de nuestro país, les propongo en este relato adentrarnos en la
vida y obra de unos arquitectos húngaros que se escaparon de su país natal al
final de la 1ra Guerra Mundial ante el temor “rojo”.
Vamos
a intentar describir la vida profesional de los hermanos Kálnay. En el camino
de la narración descubriremos cuán importante fueron estos inmigrantes, como
partícipes de la historia de la ciudad de Buenos Aires.
La
historia de los hermanos Kálnay, acontece dentro de una familia húngara, inmersa
en una comunidad croata, pero que mantenía su idioma y costumbres, orgullosa de
su nacionalidad en ese mosaico étnico que era el imperio austro-húngaro,
gobernado por Francisco José I.
El
padre José Kálnay era empleado del ferrocarril imperial, por eso debía aceptar
traslados a distintas regiones. Andrés era el tercero de los siete hijos de
José y Rosa Margulit. El hermano Jorge que lo acompañaría en la vida
profesional y en su “aventura argentina”, era un año menor. En los primeros
años de su adolescencia, fallecida su mamá a temprana edad, Andrés (1893-1982) comienza
a trabajar con su padre como albañil y carpintero. También, junto con su
hermano Jorge (1894-1957), empiezan a estudiar en la Escuela Superior Real
Estatal Húngara de Arquitectura de Budapest.
En
1914, ambos hermanos que tenían 20 y 21 años, instalan un Estudio de Arquitectura, y ganan
un concurso para edificar el edificio de una compañía de seguros en Budapest. En
esos años ambos son convocados a la 1ra
Guerra Mundial y al finalizar participan, junto con otros dos de sus hermanos,
en la llamada “Revolución de los Crisantemos” en 1918, que logra independizar
Hungría del Imperio. En 1919 ambos hermanos proyectan viviendas para los
damnificados de la guerra.
Posteriormente,
toman una decisión que cambiará sus destinos, ya que consideran inaceptable
para sus vidas, la aparición política de lo que llaman el “Terror Rojo”, ya que
tienen problemas políticos y se ven obligados a abandonar Hungría. El destino
final, sin buscarlo, es Argentina. Con
varios cambios de destino en el trayecto desembarcan en San Nicolás y llegan a
Buenos Aires posteriormente.
Corrían
los años ‘20 del siglo pasado y ambos hermanos, que ya tenían alguna
experiencia en la construcción, instalaron su estudio profesional en Buenos
Aires. Primero actuaron como perspectivistas en estudios de arquitectos
destacadísimos, hasta que al año siguiente (1921) obtuvieron habilitación
como Arquitectos Constructores en la Municipalidad de Buenos Aires.
El
barrio de Almagro vió sus iniciales trabajos, en las cercanías del Parque
Centenario, que en aquellos tiempos finalizaba su construcción, lo que seguramente
le daba prestigio a la zona circundante.
También
construyen dos residencias familiares, una en Jerónimo Salguero 852 y otra
en el número 862. Ambas casas
forman un armonioso conjunto y cuentan con garage, lo que nos habla de las
nuevas necesidades que el automóvil traía a la ciudad. Luego construyen en
Rawson (actual Palestina) 1070 entre Rocamora y Estado de Israel. Esta casa tiene balcón saliente semicircular
y pérgola en la terraza, con un Esta casa fue demolida parcialmente a pesar de
tener protección edilicia, ya que se encuentra vedado intervenir sobre
construcciones anteriores a 1941, excepto que un Consejo Asesor Patrimonial
perteneciente al Gobierno de la Ciudad
de Buenos Aires lo permita. La movilización de ONGs, la Justicia y vecinos
impidieron la demolición de este inmueble.
En
1926 los hermanos desarman el estudio y comienzan a trabajar
independientemente.
Jorge
firma el imponente edificio del Diario Crítica en Avenida de Mayo 1333, de
Natalio Botana. (actualmente el edificio pertenece a la Policía Federal). A
pedido del mismo dueño proyectó también la quinta Los Granados, en Don
Torcuato, con la construcción de un sótano que serviría para jugar al póker y
para guardar y degustar la gran provisión de vinos que almacenaban Allí
pintaron Siqueiros con la colaboración de los artistas argentinos Spilimbergo,
Castagnino y Lorenzo Esta obra fue demolida. El valioso mural fue rescatado y
embalado, se encuentra armado en el Museo del Bicentenario de Casa Rosada.
El
edificio conjuga fuertes líneas de estilo art déco junto con elementos de las
culturas precolombinas y orientales. Botana lo denominaba el “Palacio del
Pueblo” ya que contaba con biblioteca y consultorios médicos y jurídicos
gratuitos para quien lo necesitase.
En
cuanto a la distribución del edificio, en planta baja se encontraban las
impresoras rotativas y los servicios gratuitos. En el primer piso estaban los
salones del directorio. En el segundo la oficina de Botana y en los siguientes
se alojaba las áreas de redacción, administración, gimnasio, peluquería, y
comedor.
En
la fachada se pueden observar dobles alturas, balcones en formas de proa de
barco, monumentales puertas de bronce, vitrales triangulares y esculturas
antropomorfas que se funden en armonía.
El
diario funcionó hasta 1962. Actualmente el edificio aloja la sede de la
Superintendencia de Administración de la Policía Federal Argentina.
También
el Cine Teatro Broadway lleva la firma de Jorge, Construyó también edificios
importantes como el Arroyo de Juncal y Esmeralda. Tal vez el más transitado, el
más nombrado y concurrido, sea el Estadio Luna Park (1934), donde nace la
Avenida Corrientes.
En
1932 se inauguraron al aire libre, tres tramos de tribunas sobre las calles
Corrientes, Lavalle y Bouchard. El diseño combinaba hormigón, madera y hierro.
Con una capacidad para 15000 personas, el techo se colocó posteriormente debido
a falta de presupuesto. Se resolvió a dos aguas con una estructura metálica de
cabreadas y vigas reticulares que sostenían las chapas cincadas. Quiebres en la
cubierta permitían el ingreso de la luz natural. La obra finalizó en 1934. Años
más tarde otros profesionales le darán la vista que posee en la actualidad.
Jorge continuó trabajando febrilmente hasta su fallecimiento.
Uno
de los trabajos de Andrés más relevantes fue comenzado en diciembre de 1927 ya
que construye en el Balneario Municipal de la Costanera Sur, actual Avenida de
los Italianos 851, una importante cervecería, el famoso “Munich”, en un tiempo
récord de cuatro meses y ocho días. Eran tiempos en que los porteños se reunían
y tomaban fresco a la vera de su río, disfrutando del paisaje y la sociabilidad
.Con su refinado ambiente, sus salas con ventanales y balcones, sus galerías,
terrazas, pérgolas, y mirador, era punto obligado de reunión de la elite de la
ciudad y de visitantes ilustres.
Andrés
Kálnay estuvo en todos los detalles del proyecto, diseñando esculturas,
ornamentos, vitrales, barandas, mobiliario y el hasta el esgrafiado de los
muros. En cuanto al estilo arquitectónico, muchos lo consideran ecléctico,
otros art déco y también están los que sugieren al pintoresquismo centro
europeo.
Lo
cierto es que la Múnich fue un clásico de la escena porteña. Hoy, en la Múnich
funciona la Sede Operativa del área Museos de GCBA.
En
1929 Andrés regresa al barrio de Almagro, para proyectar el edificio de renta
en Medrano esquina Lezica. Mi memoria infantil tiene grabada esta esquina.
Tiene planta baja comercial y tres plantas, con departamentos. Esta casa, se
destaca por sus terrazas y pérgolas, con balcones, rejas, jardineros y vitrales
de diseño especial de su arquitecto.
Posteriormente
un desafortunado acontecimiento sucedió con el Decreto N° 17946 de 1944 que prohibió
el ejercicio profesional a los arquitectos que no tuvieran diploma de una
universidad argentina, o no hubieran revalidado su título extranjero en alguna
Universidad Nacional, lo que cambia
radicalmente la situación de los Kálnay; de esta forma solo pudieron ser
Directores de obra, aunque se les autorizó a ejercer la arquitectura.
A
comienzos de la década de 1960 fallecido Jorge, Andrés ya retirado de la
profesión, debido a su espíritu inquieto y los fuertes lazos que lo vinculaban
a la actividad artística volcó su actividad hacia el dibujo, la pintura y la
filosofía.
Las
obras de estos hermanos húngaros perviven en los barrios porteños, otras han
sido demolidas, podemos ir descubriéndolas cuando nos cruzamos con las
olvidadas insignias y bajorelieves que identificaban a los constructores de esos
edificios o identificando estos detalles tan característico del momento de oro
del art decó.
Sus
edificios sirvieron de escenario para las grandes figuras de la belle epoque
porteña que podemos imaginar en un joven Borges trabajando hasta tarde en la redacción
del diario “Critica”; Juan Manuel Fangio en la Múnich; Gardel y la película
Tango en Broadway en el cine Broadway, así también el Luna Park fue el sitio
elegido para el velatorio del cantor en 1935. La producción de los hermanos
Kálnay no solo tiene valor a nivel arquitectónico sino también histórico.
*Guillermo F. Sala. Arquitecto
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