Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 42 EL ÚLTIMO ESLABÓN DE LA CADENA DE VALOR por Alejandro Marcó del Pont
Fuente
de Origen: Sitio El Tábano Economista
https://eltabanoeconomista.wordpress.com/
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de Origen: AQUÍ
El problema real no si la máquina
piensa,
sino si lo hacen los hombres
( B. F. Skinner)
El término
Fintech hace referencia a la integración de dos palabras: finanzas y
tecnología. Trata de un modelo especulativo–tecnológico que apela a lo
criptográfico. Se utiliza este lenguaje por ser el encargado de estudiar los
algoritmos, los protocolos, las técnicas de codificación, la creación de
predicciones, o, en su defecto, esconder información para receptores no
autorizados.
No
habrá mensajes ocultos para los lectores de este artículo. Todo lo contrario,
será un intento de comprensión de esta nueva oleada de capitalismo virtual. De
información manipulada, de secuestro de datos, de billeteras virtuales, monedas
imaginarias y comercio electrónico. Debe quedar claramente expuesto que,
internet no está en la nube, la mayoría está en la tierra y surca los océanos.
Los servidores globales no se hospedan en la pobreza, la guerra de los chips no
se zanja en el tercer mundo, y la inteligencia artificial y su brutal sesgo,
jamás definirá su destino, en las blancas arenas del Caribe.
Para
cualquiera de estas batallas es necesario un armamento mínimo. internet, chips,
servidores, procesadores, inteligencia artificial. En ellos están incorporadas
todas las batallas desde las peleas por la infraestructura digital, centro
neurálgico de la comunicación, hasta el robo de datos como sustento de un nuevo
modelo de negocios basado en monedas, billeteras y comercio virtuales. Esta
idea solo se sostiene con una tecnología que reúna, más información, mayor
velocidad, en una mínima porción de espacio, llamado nanómetro (una mil
millonésima parte de un metro).
Comencemos
con la conectividad o la vida submarina de internet, ya que sin ella no
tendremos ninguna de las batallas posteriores. Gran parte de los datos que
utilizaremos en el artículo son del periódico Asia Times, cuya página está
alojada en un servidor de Estados Unidos, por lo que ya utilizamos un cable
submarino. Los operadores de telecomunicaciones, los operadores móviles, las
corporaciones multinacionales, los gobiernos, los proveedores de contenido y
las instituciones de investigación dependen de los cables submarinos para
enviar datos a todo el mundo. En última instancia, cualquier persona que
acceda a internet, independientemente del dispositivo que esté utilizando,
tiene el potencial de utilizar cables submarinos.
A
finales de 2021 habrá aproximadamente 436 cables submarinos en servicio en todo
el mundo, con algo así como 1.3 millones de kilómetros. Los proveedores de contenido, como Google, Facebook,
Microsoft y Amazon son importantes inversores en cable nuevo. También
tenemos en cuenta empresas como Apple, LinkedIn (ahora propiedad de Microsoft),
Dropbox, IBM, OVH, los proveedores de contenido chinos, Alibaba y Tencent, etc.
Para resumir, el tendido de cable submarino se ha vuelto un problema de
geopolítica y negocios.
De
repente, la preocupación por la seguridad de lo que transporta los cables se
volvió central. La desconfianza se convirtió en cardinal, si China tiene acceso
al control. Esta lógica aumentó desde que Huawei Marine comenzó a tender cables
submarinos y a participar en licitaciones. Washington
envió una nota diplomática a los Estados Federados de Micronesia y
Kiribati expresando preocupaciones estratégicas porque Huawei ganó una
importante licitación. El cable que conectaría a Los Ángeles con Hong
Kong, un ambicioso proyecto de datos submarinos, propiedad de Facebook y
Google, no se llevaría a cabo, por recomendación de Federal Communications
Commission, dados motivos de seguridad nacional.
Pinchar
los cables de fibra óptica terrestre es una constante en el programa
de espionaje británico Tempora, puede acceder legalmente a las
informaciones que corren por territorio británico. Ahora pinchar los
cables en el mar es un arte y al parecer, tanto barcos como submarinos
estadounidenses y rusos no solo pueden usarlos para cortar cables bajo el mar
sino también (se sospecha) para “pincharlos” y acceder de modo ilícito a su
contenido, obviamente en tiempos de paz.
Hay
muchas publicaciones respecto al robo de información, el problema es: ¿para qué
se usa el botín obtenido? En principio, todas las empresas de ambos bandos,
chinos y americanos, cooperan con los servicios de inteligencia nacionales para
una multiplicidad de fines, desde espiar a propios y enemigos (ciberespionaje),
y en el caso comercial para dirigir sus ventas o guiar la publicidad de manera
más acertada. Lo ha hecho Google, prestando su plataforma al Departamento de
Estado y Facebook para ganar el Brexit o en elecciones sudamericanas. Del lado
chino, Didi Global, empresa de transporte, fue acusada de apropiarse
ilegalmente de datos personales de los usuarios; mismo sistema que utiliza
Tencent y Alibaba, más allá de sus comportamientos anticompetitivos.
Eli
Pariser, escritor y crítico de las redes sociales, analiza en el libro “El
filtro burbuja: cómo la web decide lo que leemos y lo que pensamos” el
fenómeno de la selección mediante algoritmos de empresas como Google, Facebook
o cualquier portal de noticias, explica las graves consecuencias que tiene esto
sobre nuestra recepción de información y, en consecuencia, sobre nuestra forma
de pensar.
Es
posible que toda la información que recibimos está pensada para cada uno
de nosotros y que todas nuestras redes sociales son pequeñas burbujas de
información,que operan de manera que veamos noticias e informaciones que se
adecúan a nuestra forma de pensar o de la necesidad de consumo. Y aquí radica
la importancia de saber que internet no es global, los servers están en lugares
bien definidos. La matrix, según el genial artículo “Hacia un mundo
digitalizado”, se concentra en Silicon Valley y en China, donde se reúnen
el poder económico y el poder ideológico.
La
regulación de los Estados nacionales brilla por su ausencia, solamente Brasil,
con la Ley del Marco Civil de Internet, trató de reglamentar derechos
y obligaciones de usuarios y proveedores en materia de neutralidad de red y
protección de los datos personales, convirtiéndose en el único país del mundo
en hacerlo. Su
reglamentación fue el 11 de mayo 2016, el 12 de mayo Dilma Rousseff fue
separa del cargo y se confirmó su juicio político. Casualidades del destino.
Se
pueden mencionar de manera breve tres novedades implementadas en el Ley. En
primer lugar, prohíbe las estrategias de Zero Rating, es decir, los acuerdos
entre empresas que privilegian el tráfico de aplicaciones propias en detrimento
de terceros. Desde la iniciativa Internet.org,
el disfraz filantrópico de Facebook para seguir ganando usuarios, hasta la
imposibilidad que las telefónicas puedan reducir la velocidad, suspender o
cobrar paquetes de datos de internet fija de sus clientes. En segundo lugar,
implementar un modelo tripartito de fiscalización entre la Agencia Nacional de
Comunicaciones, la Secretaria Nacional del Consumidor y el Sistema Brasilero de
Defensa de la Competencia. Por último, las empresas de internet, como Whatsapp
(Fecebook), deben tener sede judicial en Brasil y deberán cumplir las
disposiciones del marco civil y responder las demandas de los reguladores
brasileros.
Este
nuevo modelo de beneficio, al que nadie regula, necesita de la extracción y
procesamiento de datos personales, empresarios o institucionales, y un patrón
monetario que haga juego con el filtro burbuja, el capitalismo de plataforma y
el internet de las cosas, este sistema que permite conectar elementos físicos
cotidianos con internet. Para realizarlo necesita un mecanismo de inteligencia
artificial que guíe y profundice la tendencia del sector tecnológico, con
varios determinantes. El patrón de desarrollo tecnológico, comercial y
monetario debe tener un proceso acorde al sentido hacia donde el país o la
región quieren guiar su economía.
La
frase de Henry Kissinger, “Quien controla los alimentos, controlará a la
gente. Quien controla el petróleo, controlará a las naciones. Quien controla el
dinero controlará al mundo” sigue teniendo vigencia, pero ahora
tecnológica. La última cadena de valor de la que hablamos son los consumidores.
Este capitalismo inteligente necesita una moneda, pero de una moneda virtual.
No importa su nombre sino la idea. Las monedas tradicionalmente tienen tres
usos: reserva de valor, de unidad de cuenta y de medio de pago. Las
criptomenadas, al tener gran volatilidad, no son una reserva de valor, de
hecho, se utilizan para especulación, tampoco son unidad de cuenta porque no
hay balances expresados en criptomenadas y, desde el punto de vista
transaccional, son bastante limitadas, hasta ahora solo aceptada en El
Salvador.
El eyuan,
o yuan digital, que diseña el Banco Popular de China, está siendo probado por
entidades de primer nivel en su territorio y dos gigantes de la
tecnología: Alibaba y Tencent. Es obvio que la idea del Banco
Central es trasladar de manera activa su experiencia más allá de su propia
jurisdicción para esquivar el sistema internacional de la Society for World
Interbank Financial Telecommunication (SWIFT) del área dólar manejado por
Estados Unidos, e implementarlo como pago fuera de sus fronteras.
Esta
prueba de una moneda virtual retumbó en la mismísima Casa Blanca. Si bien
Jorome Powell, presidente de la Reserva Federal estadounidense, aclara que no
tienen prisa por lanzar una moneda digital del banco central, mientras el proyecto del FEDCOIN avanza
a todo vapor porque en la realidad en esta pelea no está Estados Unidos. El
Reino Unido llamó a crear una divisa virtual que reemplace al
dólar en el comercio internacional, Francia prueba el euro
digital con bancos de primer nivel y Rusia está avanzando en
el rublo digital (como novedad, no requerirá de conexión a internet
para algunas operaciones)
Si
las principales economías del mundo avanzan en tener su propia
moneda digital, surge una pregunta: ¿qué pasará con el dólar como divisa
de intercambio internacional?
Lo
mismo que quieren las compañías chinas, lo quieren las americanas para su
negocio una vez obtenido el tan laborioso hurto los datos. Poder tomar y con
lógica algorítmica marcar la propensión de la concentración a través de las plataformas
publicitarias y de consumo, es la idea. Esta tiene un cierre, si, como lo
intentó el proyecto de
Facebook de lanzar Libra, una moneda digital de alcance global y cotización
estable, atada a una canasta de divisas fiduciarias, como el dólar y el euro.
La idea en su conjunto es una mayor expansión de las compras y pagos
electrónicos.
Nos
quedan dos cosas por revisar, la guerra de los chips y su lógica, que envuelve
a toda la inteligencia artificial y su progreso debe ser acorde a la mirada de
desarrollo del país. Aquí hay dos componentes, los datos que dan sustento a las
bases y la cantidad de información que se puede introducir en ellos, Chips. La
lógica de los algoritmos es que buscan detectar patrones para luego
utilizarlos. El elemento central entonces o la materia prima, son los datos
para realizar predicciones. O sea, aprender a través de datos, lo que se
llama algoritmo supervisado.
Los
datos pueden ser imágenes, sonidos, textos, no importa, para nuestro interés el
ejemplo del artículo Inteligencia
artificial y sesgo algorítmico nos servirá en este caso para demostrar
la importancia local de los desarrollos tecnológicos. Un programa de
reconocimiento facial, llamado Espejo Aspire, debía reconocer la cara de su
creador, con un software y una cámara, detectar sus movimientos. Esto no sucedió
y el problema de su magro funcionamiento se descubrió cuando su autor se puso
una máscara blanca. ¿Por qué la computadora lo detectó con tal máscara?
Los
modelos pueden ser sexistas y racistas, pero en este caso en particular, que
nos ayudará a entender la lógica nacional de los desarrollos, es que los datos
recolectados de imágenes para el reconocimiento utiliza en su mayoría imágenes
de Estados Unidos, reflejando una realidad propia del hemisferio norte. Y a
pesar que ImagenNet, el proveedor de datos, tenga millones de imágenes, su
sesgo hacia una raza hace que los modelos tengan problemas en reconocimiento de
personas con piel morena. Esa es la explicación de la máscara blanca. Lo que
lleva a que Asia debería realizar su reconocimiento facial con sus propias
reglas.
Con
la pandemia varias cosas cambiaron en el mundo, pero, básicamente, en lo que
respecta a los chips, se modificó su producción. Los que estaban destinados a
la industria automotriz, cuyas ventas se pulverizaron durante 2020, fueron
sustituidos para los de telefonía celular, notebooks, consolas de juegos, dada
la demanda por aislamiento social de la pandemia. Con la vuelta a normalidad de
manera progresiva, la industria automotriz se encontró que las computadoras de
sus autos carecen de chips, y por lo tanto, la mayoría de ellas dejará de
producir entre 700 y 1.2 millones de vehículos. La industria de los chips
modificó el sesgo de su producción hacia el entretenimiento, disminuyendo el de
la industria automotriz. La dificultad presente en su producción es que el
reacomodamiento de una industria a otra no es inmediato.
Se
llegó a la conclusión, con esta escasez, que China no tenía la cantidad ni la
capacidad de construir los chips que necesitaba. Semiconductor Manufacturing
International Corp. (SMIC) de China, la segunda fábrica mundial de chips,
después de Taiwan Semiconductor Manufacturing Company (TSMC), decidió invertir
8.9 MM de dólares en una nueva fábrica en Shanghái para producir chips. Pero
también salió a la luz el desesperado pedido de los fabricantes americanos,
Intel entre ellos, para obtener beneficios fiscales para modernizarse, ya que
no hacen chips, ni semiconductores en EE.UU., y los que lo hacen se
encuentran a años luz de las medidas que está manejando TSMC.
En
septiembre del 2020, la Asociación de la Industria de Semiconductores de
Estados Unidos público un informe que reclama que la presencia nacional de
semiconductores es central para los suministros, la competitividad y la
seguridad nacional americana. La producción de semiconductores se ha desplomado
en la última década porque el gobierno no ofrece incentivos.
Con
una inversión subsidiada de U$S 50 000 millones, Estados Unidos pretende
retomar la carrera perdida. Lo que era un talón de Aquiles chino, terminó
siendo un agujero negro americano, sobre todo en términos de miniaturización,
donde Estados Unidos está dos generaciones por detrás de TSMC, y ha intentado
con sanciones maniatar a China.
El
capitalismo ha encontrado un nuevo modelo de acumulación en el cual la mayoría
de los países del tercer mundo están afuera. Cobrar impuestos como los europeos
a las BigTech, o Australia, que obliga a las grandes plataformas a que paguen a
los medios nacionales por sus noticias, así como la regulación brasilera, parecería
ser la primera línea de acción para poder participar, aunque de manera
tangencial, en el juego.
*Alejandro Marcó del Pont, Licenciado en Economía de la UNLP. Autor y editor del sitio especializado en temas económicos El Tábano Economista, columnista radial, analista.
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