John
Martín y su visión sobre la ira divina
Rodolfo
Kusch afirmó que el hombre occidental ha construido el miedo a la ira del
hombre en reemplazo de la ira divina. Ese miedo se traduce en buena conducta y
trabajo. Si se lo lee detenidamente es el más acabado concepto INDIVIDUALISTA –
PATRONAL. Así se dedica a hacer cosas y
objetos, conducta que lo llevo a construir ciudades donde recrea la naturaleza.
Se ha preocupado y ocupado de nutrirse de las más diversas defensas para
guarecerse de los avatares de la naturaleza creada por Dios. Es decir, Dios creo el mundo y los hombres
crearon las ciudades.
Hemos
votado días pasado y los resultados dan una peligrosa tendencia o giro a la
derecha, en sintonía con lo que pasa en varios países del mundo.- Es evidente
que la sociedad Argentina tiene una matriz cultural que por el momento, no le permite ver lo peligrosísimo que es
darle posibilidades de gobierno a un sector, que no reconoce derechos, que tiene como
objetivo la tasa de ganancia más allá de los medios y que hace de la exclusión
la columna vertebral de su existencia. Obviamente, que estos objetivos no se
logran sin un estado represivo, que ante
el más mínimo reclamo, no duda en responder con feroz y contundente represión.-
La
humanidad tiene una gran historia, pero se ha encargado a lo largo de toda su
existencia de crear una historia pequeña, donde lo que se podría denominar
sublime sucumbe ante lo cotidiano o lo anecdótico.
Y
es precisamente en la observación de lo cotidiano donde se puede comprobar, en
tanto nos comportamos como individuos o comunidad.-
Días
pasados en pleno centro de Tres Arroyos un no vidente solicitaba ayuda para
poder cruzar la arteria más transitada de la ciudad. El tono de su voz era elevado por lo que
nadie pudo aducir no escucharlo.- Tomado
de mi hombro caminamos unos cuantos metros, los suficientes para poder
intercambiar opiniones, habida cuenta que junto a su agradecimiento, me hacía referencia de lo insolidaria de la
población, que no solo carecía de empatía por la persona, sino que tampoco era
capaz de teñir su raído recipiente de plástico, con algún billete que le ayude
a su sobrevivir, por cierto limitadísimo.
Seguramente
alguien con conocimiento del tema, nos
podría ilustrar sobre el ser y el estar.- Quede a modo planteo para poder
adentrarnos en el tema.
Pero
la conducta individual, el famoso “ser alguien” ha ganado desde lo cultural, y acá
esta lo grave. No es concebible desde ningún punto de vista la indiferencia, la
frialdad, la distancia que nos ponemos unos a otros.-
Estamos
convencidos de nuestros esfuerzos como si hubiésemos nacido autosuficientes, no toleramos un asistido sin reciprocidad
laboral. Nos surge un espíritu de amo – esclavo, no obstante ser un dependiente
más, o un independiente con ingresos
medios, que lo siguen ubicando entre la población
con insatisfacciones de todo tipo.- ¿Por
qué forma de ver y ser, opinamos en contra del menesteroso, sin tomarnos o darnos el tiempo de analizar el
porqué de su situación?
La
misma es así y así queda, por lo tanto desde un reduccionismo simplón, se lanza
el ataque despiadado, profundizando el canal que separa al pueblo entre si.-
No
podemos olvidar de mirarnos el ombligo, para poder reflexionar, que antes hubo un cordón umbilical y por lo
tanto una madre. Si existió tal madre hubo un padre, por lo tanto familia y a
su vez comunidad. El hecho biológico del nacimiento, no nos libera de ser seres humanos dentro de una
comunidad siendo interdependientes.-
En
él mientras tanto observan la escena los satisfechos de toda satisfacción,
disfrutando del ariete con que hace siglos golpearon al pueblo.- Nada les preocupa. Saben que la matriz
cultural por ahora está a resguardo y que los vientos del mundo les inflan las
velas, los que le permite disfrutar del viaje hacia el puerto, donde las arcas
llenas están cada vez más llenas.- No
les interesa tampoco si el viento calma. Tienen un buen número de remeros que
harán que el viaje continúe.
Ante
su olvido o acostumbramiento, puede que
Poseidón los sorprenda en alta mar con un fenomenal temporal, y ante el sálvese
quien pueda, el zafarrancho sea tan
fastuoso, que el impacto les propine la sorpresa de la ira divina. Quizás así, estaríamos volviendo a ser comunidad y no población.
*Horacio Pili Instructor de Formación Profesional, Subjefe de área Centro de Formación Laboral N° 401 Tres Arroyos.
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