Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 38 INDIGENCIA por Horacio Pili

 

Existe una especie de  obsesión por la racionalidad

que no permite ver cualquier otra posibilidad…..

Rodolfo Kusch

 

Estamos transitando tiempos electorales y de la mano de ellos, para ser buenos efectores, llegado el momento iremos a votar. Ahora bien, la presentación de las listas, más allá de un espacio u otro, ha dejado un sinnúmero de aspectos a los cuales poder referirse, desde la simple y legítima opinión de ciudadano. Obsérvese que  la denominación ESPACIO grafica una postura, ya que su permanencia esté en jaque por la volatilidad, tanto de sus protagonistas como de sus propuestas, muchos, no todos, están de paso. Si usted quiere una comparación, un aeropuerto o un supermercado son espacios, nadie reside, se pasa por ellos. Y aquí radica la gran pobreza que hoy caracteriza a la clase política, obviamente hay honrosas excepciones. El Filósofo y Profesor Carlos Cullen al referirse a este contexto nos habla de la INDIGENCIA. Dice “…existe una indigencia que va desde el hambre hasta la divinidad…” Dentro de este arco o parábola se cobijan cantidad de formas de indigencia. Indigencia cultural, de empatía, de bienestar, de política, de confraternidad, de comunidad, etc., etc. Que no es el indigente sino el que carece de lo más mínimo para su subsistencia, y esa carencia arrastra a otros males. Si hablamos del indigente que pasa hambre junto a su familia, su situación es caldo de cultivo del resentimiento, de la rebeldía, de la exclusión, de la marginalidad. Pese a todo cualquier bien nacido hará lo imposible para llevar la comida a su mesa. Cabe aclarar que nada tiene que ver con la pobreza, que es la situación de aquel que no llega a satisfacer necesidades alimentarias y no alimentarias. Dicho esto es menester mirarnos como sociedad y desde la más profunda autocritica reconocernos indigentes. Somos carentes de política. Y no solo de la política partidaria, sino que dejamos al manejo y facultad de otros demás políticas que hacen a la marcha de un país. Debemos ser conscientes que todos, como sujetos hábiles legalmente vamos a las urnas cada dos años, como es este turno, para elegir solamente legisladores, y cada cuatro para demás cargos ejecutivos y legislativos en las tres jurisdicciones. Pasados estos momentos nos despreocupamos de toda la cosa pública y transferimos nuestra responsabilidad en los representantes. Estos una vez en sus cargos tienen para sí las riendas del Estado ya que la Constitución habilita para ello. La desproporción comienza a crecer traducida en la mencionada indigencia. Nuestros representantes tienen diariamente la abundancia de posibilidades para legislar y acordar entre ellos (oficialistas y opositores), y muchas veces sin registrar su calidad de mandatarios. Por nuestra parte las carencias de participación y posibilidad de llegada a observar, criticar o no autorizar tal o cual medida, se transforma en una realidad palpable, y es aquí donde se cae en cuenta que nada hemos elegido. Solo hemos optado. Eligieron mucho antes otros por nosotros y cual vidriera de bazar nos pusieron las diferentes figuritas políticas para que realicemos la parodia de votar. La indigencia política es una realidad concreta. Y como en la indigencia del hambre crecen otros males como contubernios, traiciones, acuerdos espurios. Ya es tarde para la queja y como dice Larralde “…va tener buena cosecha quien clasifique finao...”

¿Dónde está la causa? La misma radica en la falta de decisión de los gobiernos progresistas latinoamericanos, que con todo el capital político de los primeros 15 años del Siglo XXI, no encararon la reforma cultural. Aquí también se le debe hacer el cargo a Cuba, que desde los años 60 tampoco intento la transformación.

En estos tiempos y queriendo terminar con la soledad de nuestra América por las manos neoliberales, México está trabajando en una legislación que dé poder vinculante a decisiones tomadas por entidades de base, como juntas vecinales, sociedades de fomento, cooperadoras, clubes de barrio, ONG populares, movimientos sociales, etc., Estas deben tener una muy buena organización interna, muy claros los objetivos, y simbólicamente, un antivirus que bloquee cualquier proyecto personal, como así también cualquier vestigio de corrupción para consolidar solamente el proyecto colectivo. Se trata de pasar del sujeto individual liberal al sujeto político comunitario. Pero para esto se precisan líderes. No el líder como lo conocimos tradicionalmente, que es aquel que interpreta al pueblo, pero que luego por la indiferencia de este, que como decíamos ut supra, transfiere su responsabilidad dejando en manos de él y a su libre albedrío la toma de decisiones. Este nuevo líder debe ser el modelo del que ejerce el poder obediencial, tal cual la definición dada por Evo Morales. Este concepto redelineó la filosofía de la liberación para este siglo XXI de la mano del Prof. Enrique Dussell. Estos líderes hay que formarlos. Solo podrá hacerlo un modelo educativo que ayude a pensar y no a obedecer como es el que nos caracteriza hace siglos. Me permito una digresión. Jamás la educación tal cual está planteada tendrá como objetivo el pensamiento crítico. No es posible que un mismo diseño curricular sea utilizado para un grupo de 25 o 30 alumnos. Es lo mismo que una cantidad similar de llaves funcionen en una sola cerradura. Debemos reconocer al sujeto desde el mismo momento que articula sus primeras palabras en la vida. Ahí define su singularidad. La reafirma desde lo lúdico o desde sus primeros trazos. Ser acompañado desde estos momentos es la responsabilidad de la educación. Cultivada la cualidad de analizar, criticar, reformar, adaptar, tendrá el camino allanado para comprender en un futuro que lo dinámico en la vida es lo principal, por contrapartida al sujeto estático, rígido, que asume y se adapta sin análisis.-

 


*Horacio Pili Instructor de Formación Profesional, Sub jefe de área Centro de Formación Laboral N° 401 Tres Arroyos.

 


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