Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 36 Del arte de legislar y del arte de ejecutar… por Antonio Diez El Mayolero

 

Fuente: El Fusilado

http://elblogdelfusilado.blogspot.com/

 

 

I

 

Parece mentira, pero todavía hay que andar explicando que una cosa es legislar, y otra cosa es ejecutar.

El otro día en Tandil, en pleno intercambio de ideas, (de esos intercambios que se hacen por afuera, que enriquecen por el cercano contacto y la posibilidad de un ida y vuelta rápido) surgió algo que quedó inconcluso y para un mejor desarrollo, que vamos a intentar acá, con un par de ejemplos.

El primero; la ley 1420.

Mire donde fui a parar. Eran épocas de Sarmiento (el Maestro, no el padre de la Jueza) y en cumplimiento de los preceptos de "Gobernar es poblar" vino el debate por esa ley que todos los argentinos mentamos de vez en cuando con orgullo. La enseñanza primaria laica, universal y obligatoria. ¿Por qué se enunció así? Porque vinieron inmigrantes de todos los países y todas las lenguas. Sabido y natural es que los extrañados de su Patria tienen tendencia a mantener sus idiomas, tradiciones, costumbres, gastronomía y todo ello es parte de su cultura y es bueno que la mantengan. Pero también es sabido que la gente tiende a reproducirse, y nuestra constitución (la de entonces, y la de ahora) reconoce como válido el llamado "jus solis" que adjudica la nacionalidad según el lugar de nacimiento, y por contraparte, no admite el "jus sanguinis" por lo que los hijos de extranjeros no conservan automáticamente la nacionalidad de sus padres. Entonces había que ir armando el "crisol de razas" y uno de los instrumentos era la escuela primaria, donde todos los hijos de inmigrantes se agrupaban bajo una misma bandera. La de SU país, aquel donde habían nacido. Pero había un problema de índole espiritual. Llegaron inmigrantes Islámicos, Judíos, Protestantes, Budistas, y por supuesto, Católicos (Romanos) y Ortodoxos. Entonces se optó por una solución salomónica. El laicismo en la educación primaria garantizaba una neutralidad en lo religioso que permitía la integración de los inmigrantes bajo un denominador común. No fue nada fácil ya que la Jerarquía Católica venía siendo un factor de poder desde el tiempo de la conquista y la colonia. Y no progresista, por cierto. Y su intervención por medio de sus diputados en el debate fue memorable (José Manuel Estrada el más destacado). Pero perdieron. Y consecuentemente excomulgaron a los diputados que habían votado el proyecto oficial. La reacción del Presidente de la Nación fue inmediata. Expulsó al Nuncio Apostólico, y rompió relaciones diplomáticas con el Vaticano. Cosas de zurditos... Para que no ande rebuscando en la memoria un dato que no está normalmente en la Historia que nos enseñan. El Presidente de la Nación era el mismo de La Nación (el diario) Don Bartolomé Mitre.

¿Cómo editorializaría hoy su diario una actitud similar? Pero, el instrumento (la ley vigente) era eso. LEY y punto. La responsabilidad del Legislativo es Legislar. Pasó al Ejecutivo y a otra cosa. De allí en adelante los factores de poder siguieron su lucha por otros medios. Ejecutar una Ley no suele ser tarea simple. Por ejemplo en este caso, para que la Ley se ejecutara había que armar la infraestructura. O sea construir escuelas. Fijesé que hace más de 130 años que andamos en eso, y todavía faltan.Y después (o mientras tanto) hay que formar los docentes, y los institutos de donde van a salir esos docentes.

 

II

 

¡¡¡Habíamos quedado fuera del Mundo!!!! ¡¡¡Éramos unos perfectos maleducados impíos!!! ¡¡¡Habíamos declarado "persona no grata" al Nuncio Apostólico!!! Propio de salvajes e incivilizados. Este era más o menos el mensaje que se difundía por entonces. Pero la ley estaba y había que ejecutarla, que para eso están ¿no?

También había que reinsertarse en el mundo, y atender a los desaguisados económicos del Menem de la época (Miguel Juárez Celman, cuñado y sucesor de Roca) y en tren de apaciguar los ánimos y dentro del paquete, la Iglesia Católica Apostólica Romana se quedó con el poder de veto hacia el Ministerio de Justicia e Instrucción Pública (que así se llamaba antes). Como este Ministerio era el encargado de organizar los recursos humanos docentes, se había dispuesto la creación de las escuelas Normales Nacionales, de donde saldrían los Maestr@s encargados de enseñar en las escuelas. Hasta ahí todo bien, pero las Escuelas Normales Nacionales eran tan laicas como la ley 1420 ordenaba, cosa que la Iglesia no estaba dispuesta a alentar. Por lo que la escasez de maestros se hacía notar. Entonces surgió la idea salvadora. Si el Estado era tan ineficiente como para no poder organizar la formación docente, ¡qué mejor que privatizarla!

El Ministerio de Justicia e Instrucción pública (supervisado por la Jerarquía Eclesial) re-alentaba la creación de las escuelas Normales, y por el otro lado la Iglesia ofrecía solucionar el problema creando escuelas normales (dirigidas por monjas) subsidiadas por el estado eso sí. Alguien que en Tres Arroyos quisiera ser formado en su vocación docente sin ser influenciado por el Catolicismo debía necesariamente trasladarse a Tandil, Bahía Blanca o Dolores para llegar a ser Maestro Normal Nacional. Y estoy hablando de 80 años atrás!!!

Hoy día plantee a cualquier familia que para hacer el secundario debe su hijo (o hija) trasladarse a 200 Km de distancia y pruebe de escuchar la respuesta. Entonces por esa sutil maniobra, la Iglesia se transformó en el monopolio de la formación docente. (Formación técnica, pero TAMBIÉN formación ideológica, bastante a la derecha de lo que hoy sería Monseñor Aguer. Recién en los años 60 se abrió el juego y comenzaron a aparecer los bachilleratos con orientación docente. Mientras tanto tuvimos dos problemas. La feminización de la profesión, ya que los internados de Monjas no eran naturalmente mixtos, y un plantel docente abrumadoramente formado en el más rancio catolicismo. La enseñanza del catolicismo fue una de las tantas exageraciones del ultranacionalismo. Como la de la Maestra de Roulet (el de CRA) a quien la Maestra le enseñó que la Patria se le debía al Ejercito, el Catolicismo y el Campo. Con esa mentalidad docente se educaron generaciones de argentinos. O sea que la cosa no se agota con legislar. También es necesario ejecutar de acuerdo al espíritu del legislador.

 

Otro ejemplo: Las leyes sociales:


Sabido es que Perón se aprovechó de las leyes que promovieron los socialistas. Al menos los socialistas lo dicen. Y razón no les falta. Pero hay que tratar de ver la historia completa, para ver que la voluntad de legislar no alcanza si no hay voluntad de ejecutar. Es como jugar a las bochas en pareja. Hace falta el que arrime, y hace falta el que boche porque si no se pierde el partido irremisiblemente. Allá por los '30 gobernaban los conservadores (dicen los radicales). Por ahí se les traba el discurso cuando uno les pregunta si Roberto M. Ortiz era conservador o radical. Porque en realidad gobernaba la "Concordancia", donde había Conservadores (de la provincia de Buenos Aires) Demócrata Progresistas (Santa Fé) Socialistas (de Capital) Radicales Antipersonalistas (de Alvear, pero sin Alvear que jugaba de otra cosa) y otros grupetes fascistas. O sea un interesante antecedente del grupo "A".

Se había firmado el Tratado Roca-Runciman que nos dejó el Banco Central autónomo y en manos inglesas (Ver "Lo principal y lo accesorio" acá). Este tratado tenía clausulas públicas y cláusulas secretas (¡!). Entre estas estaba la imposición de los Ingleses, que, sabiendo que el gobierno era totalmente fraudulento (¡si lo sabrán en Dorrego!) temían que en un determinado momento fuera denunciado el tratado por la falta de legitimidad de sus firmantes. Entonces para que fuera consolidado, exigieron que en el Poder Legislativo estuviera la oposición. Lo que se podía considerar oposición eran los Radicales (con Alvear a la cabeza, que como se dijo jugaba de otra cosa) y los socialistas (Juan B. Justo, Nicolás Repetto, Alfredo Palacios) que en aquellas épocas tenían su base entre los trabajadores. Así que tuvieron que salir a negociar. Alvear se recluyó en su casa de veraneo en Mar del Plata y para allá fue ¡Federico Pinedo! (el abuelo) que aunque usted no lo crea, ¡era socialista!.
Una nota de color; se fue en avión (o mejor dicho de acuerdo a la época en aeroplano) a negociar que el radicalismo levantara la abstención (que era lo más importante, ya que el Radicalismo era el partido mayoritario) y así fue. Como Alvear jugaba de otra cosa, quería salvar el honor y la ética republicana y se convino en que los radicales que fueran electos diputados darían quórum, pero llegado el momento de la votación se abstendrían. (Alvear jugaba de otra cosa, y esperaba suceder a la Concordancia en la Presidencia, por medio de elecciones, por lo que necesitaba mantener la fachada de un Radicalismo Decente).

 

Los Socialistas también eran necesarios, y negociaron otro papel. Ellos eran menos, y se convino que igual darían quórum, pero en lugar de abstenerse al momento de votar, se retirarían del recinto, "para no convalidar con su presencia semejante afrenta a la clase trabajadora". Y a la vez comprometieron el voto de los diputados de la Concordancia a sus iniciativas de leyes laborales. Y así se hizo, porque todos los actores eran hombres honorables que cumplían con su palabra. (¿?) Claro, el Ejecutivo, giró las leyes a una sub-secretaría. Que creo tenía unos 50 inspectores para cubrir el territorio nacional en la aplicación de las leyes. O sea que todos contentos, los socialistas consiguieron sus leyes, el Ejecutivo las esterilizó al no ponerlas en vigencia más que formalmente, y los socialistas se ufanaban de la cantidad de pedidos de informes que elevaban al PEN para que informara el porqué de su incumplimiento. Que invariablemente alegaba razones presupuestarias...    Hasta que producida la Revolución del '43 apareció un Coronel al que todos creyeron un gil porque pudiendo haber aspirado legítimamente a algún cargo mayor, pidió la sub-secretaría de Trabajo y Previsión, a la que rápidamente transformó en Secretaría, y claro, las leyes estaban. Pero ahora se empezaron a cumplir.


Esto ha sido una breve relación con moraleja:

Moraleja: De nada sirve la legislación por bienintencionada que sea si no existe voluntad de cumplirla por parte de quien la tiene que ejecutar.

Son dos ejemplos inversos. La 1420 fue desdibujada por los sectores más reaccionarios tergiversando su cumplimiento al preparar sus ejecutores más cercanos al objetivo con su mentalidad sectaria. Lo de la educación religiosa en las escuelas fue una sobreactuación innecesaria. Las Maestras egresadas de los normales de Congregaciones Religiosas ya lo hacían de hecho. De ahí es que yo personalmente considero una transgresión histórica la de Nestor Kirchner haber designado un Ministro de Educación sin pasar parte a la Jerarquía Eclesiástica para su visto bueno. ¡Y de yapa Judío!


Las leyes sociales (que muchas se le debían a los Socialistas, seamos honestos) jamás hubieran dejado de ser letra muerta (aunque Alvear hubiera sido presidente, sucediendo a la Concordancia) de no haber existido la voluntad de Perón de ponerlas en práctica. Muchos socialistas lo entendieron así y formaron parte de su gobierno. Otros se refugiaron en el resentimiento y fundaron junto al Radicalismo y el PC, el incipiente gorilismo. Alfredo Palacios fue embajador en el Uruguay de la Revolución Libertadora (que previamente bombardeó la Plaza de Mayo) Miguel Ángel Zavala Ortiz fue uno de los bombardeadores, y luego Canciller del Impoluto Republicano Arturo H. Illia. Américo Ghioldi fue quien tituló "Se acabó la leche de la clemencia" en La Vanguardia el 10 de Junio de 1956 sobre los fusilamientos en José León Suárez y del Gral Valle. Luego fue embajador en Portugal del Proceso...

 


*Antonio Diez (El Mayolero), Periodista, Escritor, Ensayista, columnista del programa Voces Cooperativas, autor del libro Formación y Transformación del Sujeto Agrario, ex candidato a Intendente de Tres Arroyos por el Partido Intransigente

 


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