Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 37 El Fracaso del retro-neoliberalismo… por Carlos Baffoni

 

Pintura de Zdzisław Beksiński

 

I

 

Como escribí hace poco, escribo aquí para estar junto a mis connacionales, o nacionales, como le gustaba decir a Jauretche. El imperialismo existe, no es una creación fantasmal de los "izquierdistas". Es bien real. Y los que coquetean con él quedan con el traste mirando al norte. Olvidados y repudiados por el pueblo, como le pasó a Menem, el mayor chupa-traste del imperialismo. Por algo Perón dijo: "Prefiero pasar por hijo de puta afuera que en mi país". Resultado: La selección nacional cantó el estribillo de la "marcha" en la premiación del sábado. Perón está en las venas de nuestro pueblo. Menem en su olvido e indiferencia. Lo peor, el peor destino de un presidente de un país semi-colonial es bajarse los pantalones ante el imperialismo que alentó y estuvo a la cabeza, no detrás, del infame golpe de Estado en Bolivia. Macri lo sabe, y como siempre ocurre, se inmola ante el poder imperial. Que no va a salir a defenderlo porque usa y tira a la basura a sus marionetas cuando caen en desgracia. Debería saberlo, o aparte de sádico es también masoquista también. Las dictaduras militares fracasaron miserablemente porque se pusieron en contra del pueblo no a su lado. Y los gobiernos elegidos por el pueblo también cuando se enfrentan y traiciona la voluntad popular. Ni Perón, ni Néstor, ni Cristina, ni Fernández ahora, si se mantiene al lado de su pueblo, fracasaron, porque ningún gobernante fracasa cuando no traiciona la voluntad de vida de su pueblo. Macri, títere imperial, marioneta desarticulada, se forja el peor destino de un político. Ser un paria en su propio país.

 

 

II

 

El fracaso de los anti vacunas, con el fogoneo de la derecha cambista evidencia, a mi juicio, que la voluntad de vida de una nación prevalece siempre. ¿Cómo es posible articular una política sin tener en cuenta la vida de los ciudadanos? ¿Para quién se gobernaría? ¿Para los cementerios? ¿Para una élite privilegiada sobreviviente? Pero ésta gente muy loca olvida una sencilla premisa que los filósofos de buena leche captaron enseguida: La vida persevera. Freud la denominó Pulsión de vida. "Elam vital", Bergson. El neoliberalismo es la política de la muerte. Ese es el problema. El peronismo es la política de la vida, de su tumultuosidad, de su barullo. La vida brota por todos los poros de la nación con el peronismo. Medidas de vitalidad ciudadana a través de innumerables decisiones de gobierno que son muy difíciles de contabilizar..... ¡Por suerte! Especialmente para los mortificados por el Capital, en su cara más atroz: el neo, o retro-liberalismo. Todo se levanta, revive, se dinamiza con el peronismo. Esto aterroriza a los cambistas, seres oscuros, melancólicos. El peronismo honra la vida. Los morticios no saben qué hacer, mejor dicho, sí saben: matarnos. Ahí está Morales en Jujuy tratando de arrebatar y congelar la vida que generó Milagro, que por algo porta ese nombre. Fracasará tarde o temprano. Fracasó Macri arrumbando el plan Qunita, símbolo de vida. ¿Será que quieren quedarse con la vida, como se quedaron con los bienes del trabajo vivo de millones de argentinos? Les va a costar.

 


*Carlos Baffoni. Psicoanalista

 

 

 

 


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