Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 36 El keynesianismo peronista, la autocrítica y la castración… por Carlos Baffoni

 

Naturaleza Justicialista de Daniel Santoro

 

I

 

 

Podríamos empezar así: El keynesianismo social empujado por EE UU, en medio de la rivalidad con Rusia, después de 1945, fue la experiencia más exitosa de la historia humana. El problema, bien señalado por Hinkelammert, fue que ésa experiencia fue en la lógica de la guerra fría. Una vez ganada por EE UU dicha guerra (o dada por ganada), el keynesianismo social fue dejado de lado y reemplazado por el neoliberalismo en 1973. El laboratorio sangriento de éste fue Chile. El 1981 Inglaterra y EE.UU lo formalizan, y empieza el horror neoliberal. Fracaso total en lo económico, desastre social. -

El peronismo, salvo la atroz experiencia menemista, Es keynesianismo social. Nació con él. Entre 1973-74 Argentina tuvo un notable crecimiento industrial e inflación cero. Perón ganó en ese contexto. En 1975, Isabel se arrodilló ante las clases dominantes, y devaluó la moneda 100%. El neoliberalismo, formalmente, se instaló con la dictadura. Patria financiera, extranjerización de la economía, inflación galopante, y persecución y muerte de 30.000 argentinos. Alfonsín, en 1983, trató de salir de esa lógica, pero cometió un grave error: desestimó, una vez en el gobierno, la puesta en marcha del "Tercer movimiento histórico", repudió el pedido de Montoneros de integrarlo con su partido , y los denunció por delincuentes a la par de los genocidas. Decidió gobernar sólo con una base de clase media que de revolucionaria no tenía nada. Vemos hoy a sus hijos, hijas, asumir posturas reaccionarias antiperonistas. Perdió. Sabemos la traición de Menem a sus convicciones, y el horror que produjo.

Cuando asumió Kirchner, keynesiano formado en la FURN, brazo universitario de la JP, al revés dijo: "No dejaré mis convicciones en las puertas de la casa de gobierno". Demoledora crítica a Menem, de la que jamás se repuso. La experiencia keynesiana-peronista de 2003-2015, fue la más exitosa desde 1983. Se la quiso ningunear, tapar, reprimir, demonizar, ocultar. Pero, el diablo mete la cola, la experiencia de fracaso total del macrismo neoliberal a full, sin concesiones, a tierra arrasada, despierta de nuevo al "monstruo" keynesiano. El peronismo. El "infierno" del desarrollo, mercado interno, salarios altos, una montaña de dinero (horror) en las clases oprimidas, desarrollo científico (ADN peronista), pujante presencia del Estado social (¡¡más horror!!), en salud, trabajo, educación, beneficios casi innumerables a las clases oprimidas, una montaña de dinero en la pandemia, un Banco Central que acumula reservas, puesta en caja a sectores exportadores, a los que los argentinos les importa un carajo. Burguesía sin conciencia nacional. Intentos crecientes de revitalizar y valorizar la identidad nacional, a pesar de los titubeos del Presidente, que irán más allá de él. La Argentina profunda existe. Y la desesperación de las clases dominantes crece. ¿Cómo detener la avalancha peronista- keynesiana? ¿Con el fantoche deshilachado neoliberal?... Y sueñan con un golpe. Hay mucha gente que ama fracasar. No desea que le vaya bien en la vida. Freud los llamaba "Los que fracasan al triunfar". Sujetos a los cuáles les empezaba a ir bien, abandonaban su análisis. Freud conjeturó que por un sentimiento de culpa. "No merezco estar bien". Pero, me atrevo a decir algo más: Hay gentes a las que les gusta que a los demás les vaya mal. Les encanta, disfrutan, que a los demás les vaya mal. Tomando la formulita freudiana: "No merecen estar bien". Estas gentes desean triunfar al fracasar. ¡Otra que el Marqués de Sade!  Por eso Cristina K, que se hace más sabia con los años dijo: "Hay que ser peronista, es más divertido". Claro, un sujeto que se divierte, ¿a quién jode?... Y una legión de caras de orto, sádica, fracasada, pretende que el pueblo los ame, los vote....

 

II

 

La derrota infinita. 

JxC expresa dramáticamente mediante una implosión, la incapacidad que tiene de realizar su autocrítica, síntoma "patognomónico" de los partidos burgueses, según dije antes. Pero más desgarrador en la derecha derrotada vergonzosamente en 2019. Se ha dedicado desde el primer día después de su derrota a criticar la coalición ganadora, y olvidó su propia autocrítica. Eso es directamente autodestructivo. El paradigma de ese síntoma ("palo en la rueda", dijo Lacán), fue representado cuando la presidenta de la "colisión derrotada”, a poco de asumir Fernández, dijo que ellos estaban "en condiciones" de asumir el gobierno, fantaseando con un golpe de Estado. Notable en una ex integrante de una corriente revolucionaria. Pero, sabemos que hay gente a la que las cosas las roza, pero no entran. Le pasó por el costadito a la Sra. Bullrich (de origen oligàrquico) dicha experiencia, como para ser sinceros, a muchos militantes "revolucionarios" que a partir de 1976 se aburguesaron ostentosamente. Lo que puso en la mira de la derecha al movimiento popular durante 2003-2015, muy lince para captar las contradicciones de otros, menos las propias, que tuvo un peso decisivo en las derrota electoral de 2015. Mujica llegó a decir en ese momento que a los que les gusta la plata, deben ser apartados de la función pública. ¿Claro, pero cuántos quedan? El peronismo siempre pudo afrontar la autocrítica, aunque con problemas. J.W Cooke, delegado del peronismo en 1955, le espetó a Perón que el peronismo de 1945-55 no iba más. Si le hubieran puesto un cohete en el traste a Perón no hubiera reaccionado peor. Pero el misil llegó al blanco. Millones de jóvenes se integraron luego al peronismo, y trabajadores, constituyendo una corriente revolucionaria que produjo el regreso del peronismo al poder en 1973. Perón luego la destruyó sistemáticamente. Gravísimo error político. Aunque moleste, la autocrítica dinamiza dialécticamente al movimiento popular. Es superadora de los errores que se cometen. Se nota claramente ese rol dinamizador cuando Cristina F. interviene. No olvida sus orígenes revolucionarios, y la derecha lo sabe muy bien, es su enemigo por eso. Perón, aunque hegeliano, no pudo, creo, aceptar la dialéctica marxista. Que Marx usó, transformándola, porque andaba sobre su cabeza, no sobre sus pies. El General, a pesar de su notable realismo, no pudo, creo, desprenderse del idealismo hegeliano. Su "Tercera posición" fue la salida que encontró para esquivar el misil que Marx le mandó a la burguesía, El Capital, del que dijo a su amigo Engels, "jamás se repondrá". Lamentablemente, confundió el estalinismo con Marx. De todas maneras, el "misil" Cooke persiste, por suerte, como síntoma. Misil que ni siquiera roza a la derecha, que se "automisiliza".-


III

 

Hace un rato alguien me comentó que la persona que la tenía contratada, muy rica por cierto, la había despedido porque la halló resfriada en el trabajo. Cuidando la ricachona su propio y valorado culo, dejó sin empleo a una persona, en medio de una pandemia, donde el laburo es esencial. Quizá escriba aquí cosas que ofendan el buen gusto, y la moral. Que no lean esto, no hay problema. Sostengo que la solidaridad es el vínculo social vivible para el humano. No por ingenuidad, sino por la lógica. Es verificable. El individualismo, el egoísmo, hace la vida invivible, aunque las gentes no se percaten. Lo veo todo el tiempo en mi trabajo, y en la vida. Se pierde la sonrisa, la alegría de vivir, el deseo sexual, la ternura. La cara de culo, la crispación, la desconfianza, la no empatía, dominan las vidas de las gentes insolidarias. Buscan la "buena vida", la atadura al principio del placer, y olvidan que "La vida buena" es la clave del asunto. El riesgo de la convivencia, del encuentro con el Otro, siempre contingente, sorpresivo. "La vida como sorpresa", como dice la canción "Pedro Navaja.

Sigo: "Yo no sé de qué gozan los animales, las plantas, sólo puedo decir que el goce del humano es la castración". (J .Lacán).

Cómo entender esto?. La "castración" para Lacán es la separación del sujeto de las opresione , ligaduras, que atan al sujeto al Principio del Placer. La "Pulsión de muerte" es eso para el genial franchute. Que expulsa al humano, lo separa, de las obligaciones cotidianas, una sexualidad reglada (los dos polvitos semanales, con suerte), una vida familiar cargada de obligaciones, a puertas cerradas. Es simple. Pero los humanos desechamos la simpleza con que viven las otras especies. La vida se pierde cuando somos tomados por el lenguaje, el imperio del Otro. A esa vida perdida queremos volver, que es un agujero, la Cosa, dice Lacán. El análisis es el encuentro con ese agujero donde ningún saber puede colonizar. O sea, donde se puede entender que no hay reglas para vivir, como pensar, cómo desear, cómo amar, cómo sentir. Se abren todas las puertas cerradas por los prejuicios, temores, pelotudeces como los de las de la señora mencionada.

Termino: Una gran psicoanalista argentino, quizá el mejor, que confiesa su soledad en relación a sus pares, le espetó a un joven colega en una entrevista: "Viste, fulano, nadie nos consulta por el amor, no hace daño a nadie". El colega no salía de su asombro. Es absolutamente lógico: viene alguien enamorado a consultar, ¿qué va a decir? Mire, estoy muy bien, soy feliz, no puedo creer lo que me pasa... ¿Qué le puedo decir? Bueno, muy bien, pagame la consulta y adiós. Pero aparece la moneda trucha del Principio del Placer. Cuando alguien consulta por "problemas de pareja", que se aman mucho con su partenaire, pero que la pasan mal, pelean, etc., ya no hay amor. Al menos como lo entiende el analista lacaniano. Si hay daño, dolor, no es amor verdadero. Que justamente es posible en el "Más allá del Principio del placer". Cuando digo amor verdadero, no me refiero al amor sexual, solamente. Es el amor sublimado, creativo, sin fronteras, abierto a todas las contingencias de la vida.

 

 

 


*Carlos Baffoni. Psicoanalista


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