Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 36 LA REVOLUCIÓN INDUSTRIAL DEL RIACHUELO por Guillermo F. Sala
Volvemos
a lo tecnológico y patrimonial que nos ofrece la paisaje porteño en un reducto
significativo que explica algunos procesos industriales que vivió la Argentina
y su ciudad puerto.
Nos proponemos relatar como los transbordadores resultaron las construcciones más sobresalientes de la Revolución Industrial y de la arquitectura del hierro.
Sus monumentales estructuras metálicas y cables de acero representan uno de los mayores éxitos de la ingeniería de fines del siglo XIX y una innovación genial en los medios de transporte conocidos. Claramente fue una invención original, bella, armoniosa y capaz de solucionar las necesidades del transporte de viajeros y mercaderías adaptándose a un emplazamiento de orografía difícil y con complejos problemas de tráfico naval.
El transbordador representaba una manera nueva e ingeniosa para resolver el conflicto planteado por los cruces de dos corrientes de tránsito incompatibles, la vehicular que cruzaba sobre el río y la mercante que transitaba sobre el mismo, que requiere un gálibo de navegación de gran altura.
El
primer transbordador del mundo, es el de Vizcaya (Puente Bizkaia - España, une
Portugalete con Getxo), fue diseñado por el arquitecto e ingeniero español
Alberto de Palacio, y la construcción la llevó a cabo junto con el ingeniero
francés Ferdinand Arnodin. A ambos se les considera coinventores de este tipo
de estructuras. El transbordador aún está en servicio y en 2006 fue incluido en
la lista del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO. Aunque al ingeniero francés
se lo considera el creador debido a qué patentó la idea y participó en el
diseño y construcción de la mayoría que se construyeron en las primeras décadas
del siglo XX.
Se
estima que fueron construidos unos treinta ejemplares de magnitudes importantes
y probablemente varios más pequeños, siendo apenas veinte los que se hallan
documentados y construidos en las principales ciudades portuarias del mundo
durante los siglos XIX y XX.
Hoy
son símbolos de la integración al sistema capitalista en tiempos del predominio
de Inglaterra en la economía mundial, por eso se constituyeron en una valiosa
tipología de la ingeniería de la revolución industrial.
En
Buenos Aires, durante el modelo agroexportador de fines del Siglo XIX y
principios del XX se establecieron sobre ambas márgenes del Riachuelo fábricas
de grasas y velas, chancherías, fábricas de aceites, silos, molinos harineros,
curtiembres, aserraderos, usinas eléctricas, talleres navales, compañías de
carbón y principalmente frigoríficos (a fines del siglo XIX nace la industria
del frío): el Frigorífico Sansinena que luego pasó a llamarse La Negra; el Anglo;
La Blanca; marcaban la presencia del campo en la ciudad. Contando con una trama
ferroviaria que garantizaba el abastecimiento de ganado.
El
puerto era derivador de productos, de bienes y de servicios. Esto habla de la
preponderancia comercial que tenía el barrio y de cómo eso incluía la movilidad
humana. En el sentido de que había gente que se podía llegar a establecer en La
Boca porque había trabajo. Una docena de bancos se crearon en la zona. En 1891
la principal sucursal del Banco Nación se establece en La Boca. La casa matriz
está aún emplazada en la Plaza de Mayo.
A
principios del siglo XX comienza una intensa interacción entre los habitantes
de los barrios de La Boca, Avellaneda e Isla Maciel con el Riachuelo. La vida,
tanto de las instituciones como de las personas que vivían de un lado u otro
del Riachuelo, confluyen. La enorme cantidad de carros que llegaban a la boca
misma del puerto y servían para el transporte de mercancías, la aglomeración y
circulación de personas en “la boca del Riachuelo".
Los
barcos en el puerto trabajaban incansablemente. El comercio crecía día a día.
Había miles de operarios empleados en ambas márgenes del Riachuelo. Ellos iban
y venían de sus casas a sus empleos en pequeños botes. Antes de 1913 eran
escasos los puentes que unían ambas márgenes; solo el Barracas (hoy Pueyrredón
viejo) y el Alsina.
Para
efectivizar los traslados de una orilla a otra se necesitaba un medio de
transporte de grandes dimensiones que permitiera trasladar pesadas cargas sin
dificultad. Ese requerimiento se lo dio este nuevo equipamiento que fue el
transbordador.
Entre
los años 1913 y 1915 se inauguraron tres transbordadores y un puente
ferroviario a báscula “Barraca Peña”, que atravesando el Riachuelo, unían la
provincia de Buenos Aires con la Capital Federal, para el transporte de
personas y mercaderías.
Transbordador
“Presidente Luis Sáenz Peña” - Inaugurado: 20 marzo 1913.
Puente
Ferroviario “Barraca Peña” - Inaugurado: 10 diciembre 1913.
Transbordador
“Nicolás Avellaneda” – Inaugurado: 30 mayo 1914.
Transbordador
“Capitán Justo José de Urquiza” – Inaugurado: 2 marzo 1915.
Recién
en 1940 se construyó un puente carretero y transbordador de cemento
¿Que
es un transbordador?
Consiste
en una viga fija, situada a la altura requerida por el gálibo (distancia entre
la parte inferior de la superestructura y el nivel medio del curso de agua), de
la que se cuelga una plataforma móvil, generalmente mediante cables, que
transporta los vehículos y personas de una orilla a la opuesta.
El
trasbordador denominado con el nombre del ex presidente Luis Saenz Peña, fue
inaugurado el 20 de marzo de 1913, unía la calle Garibaldi en la Capital
Federal y el actual Parque Logístico Sur en Avellaneda. Duró 52 años y fue
desguazado en 1965 y vendido como chatarra.
El
transbordador Urquiza fue inaugurado el martes 2 de marzo de 1915 y unía la
calle Regimiento de Patricios en Capital Federal con la calle Deán Funes en
Avellaneda. Denominado comunmente "Puente Patricios" por su
ubicación. Después de 53 años de funcionamiento se desmanteló en 1968 y también
se vendió como chatarra.
El
elemento patrimonial relevante es el Transbordador Nicolás Avellaneda que se
inauguró el 30 de mayo de 1914, durante la presidencia de Roque Saenz Peña. La
construcción de esta estructura de hierro se ordenó en 1908 y fue realizada por
partes en Inglaterra. Desde allí fue trasladada en barco y armada en la ciudad.
El
Poder Ejecutivo, autorizó al Ferrocarril del Sud a levantar un puente que
permitiera, mediante una plataforma transbordadora accionada eléctricamente, el
paso de carros, vehículos y peatones desde el barrio de La Boca en la Capital
Federal de entonces con la Isla Maciel en Avellaneda, De esta manera el
transbordador unió desde la prolongación de la Av. Almirante Brown, a unos 500
metros sobre la unión del Riachuelo y la Dársena Sur, con la provincia de
Buenos Aires.
La
estructura tiene 52 metros de altura desde las bases de las torres hasta el
tope de la viga superior. El ancho de cada una de las bases es de 27 metros y
el ancho total, de eje a eje de cada una de sus columnas, es de 53,5 metros, es
éste el tramo libre que deja para la navegación. Los dos grandes pilares que le
sirven de apoyo están anclados a cilindros de fundación que llegan a la cota de
-24 metros.
El
Nicolás Avellaneda es el único transbordador del continente americano y uno de
los ocho de estas características que permanecen en pie a nivel mundial junto
al puente Bizkaia vasco, el Rochefort francés, el Newport, el Warrington y el
Middeldbrough británicos y el Rendsburg y el Osten alemanes.
A
fines de la década del 30 del siglo XX se decide construir un puente de cemento
y hormigón, También lo denominaron “Nicolás Avellaneda”, y fue inaugurado el 5
de octubre de 1940 a escasos metros del antiguo puente transbordador, su
construcción fue una de las primeras obras de América en acero y cemento. Tiene
un largo aproximado de 1650 metros, desde su acceso en la avenida Sargento
Ponce, en Dock Sud, hasta la avenida Almirante Brown, esquina calle Pinzón, en
el barrio porteño de La Boca. Es una de las principales vías de tráfico entre
Avellaneda y la Capital Federal. También cuenta con pasarelas habilitadas para
la circulación de peatones, a las cuales se accede desde dos edificios (uno de
cada ribera), donde se instalaron oficinas y viviendas de los técnicos de
Vialidad. También es transbordador, aunque no se usa como tal.
En
la década de 1960, el puente transbordador fue desactivado. Y, en 1994, tras
haberse ordenado que se desarmara, los vecinos, junto con legisladores
porteños, impidieron su desaparición, basados en su importancia patrimonial y
emblemática para el barrio, fue declarado Sitio de interés Cultural por el
Honorable Concejo Deliberante de la Ciudad de Buenos Aires, en 1995, de esta
manera se salvó del desguace.
En
1999 se reconoce al Puente Transbordador y sus dos riberas -Isla Maciel y La
Boca- como una unidad de identidad sociocultural y se la protegió mediante
normativas nacionales.
En
diciembre 2018, recibió el Emblema del Escudo Azul de la UNESCO, un
reconocimiento cuyo objetivo es proteger el patrimonio cultural de las naciones
en casos de conflictos bélicos y desastres naturales, para que sean conservados
y restaurados
El
martes 6 de octubre de 2020, fue reinaugurado formalmente el funcionamiento del
Transbordador Nicolás Avellaneda. Tras sesenta años de inactividad, fue puesto
nuevamente en funcionamiento el 11 de septiembre 2020, por funcionarios de
ACUMAR; el intendente de Avellaneda y el Administrador General de Vialidad
Nacional, con el objetivo de recuperar el paseo histórico de la zona y
revalorizar uno de los puntos emblemáticos del sur de la Ciudad.
Su
puesta en funcionamiento permitirá el cruce de personas entre el barrio porteño
de La Boca y la Isla Maciel, en la provincia de Buenos Aires. La habilitación
llega luego de que autoridades de Vialidad Nacional, del Ministerio de
Seguridad de la Nación y del municipio de Avellaneda acordaran los parámetros
de operación.
El
tramo de 77 metros que separa ambas orillas del Riachuelo se realizará bajo el
estricto cumplimiento de los protocolos de bioseguridad establecidos por el
gobierno nacional para evitar la propagación del Covid-19, y se trasladan un máximo de 16 personas, según
comunicaron en Vialidad Nacional, organismo que realizó la restauración del
puente y que estará a cargo de las operaciones.
Un
trabajo colaborativo realizado por vecinos, entidades barriales, ONG’s, legisladores
y administraciones provinciales y nacionales, que procuraron poner en valor y
le dieron relevancia a este icono patrimonial, arquitectónico y notable pieza
ingenieril, que hasta el mismo Quinquela Martin dejó plasmado en sus obras
asociadas al estuario del Riachuelo.
*Guillermo F. Sala. Arquitecto
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