Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 36 Alejandro – Relato – por Eduardo De Vincenzi
CAPITULO I
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Pará un instante – ordenó Alejandro quien
se apeó rápidamente-
Se
trataba de un individuo muy alto, de anchas espaldas y grandes ojos negros que
brillaban bajo la visera de la gorra cuando algo llamaba su atención. Se paró
con los brazos en jarra sobre el veredón de la plaza, sitial atestado de
vendedores ambulantes, putas y paradas de micros.
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Ché, Zoé, vení, acércate – exigió Petronacci
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Una
voluptuosa dominicana dentro de unos ajustados jeans se acercó subida a los
enormes tacos de sus sandalias rojas. La negra se le acercó sosteniendo su
campera sobre el hombro.
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¿Qué te ocurre chico? Ya le pagué al
"zurdo" ésta tarde.
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Vos tenés que arreglar conmigo si querés
laburar en la plaza, es la última vez que te lo digo. Esfumáte…
Alejandro,
volvió a la patrulla a buen paso, se sentó cerrando la puerta con violencia.
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Negra de mierda le dio la semana al
"zurdo". A ése guacho lo tengo que parar de una. Mañana cuando nos
releve lo engancho, ¡pedazo de hijo de
puta!, no me conoce, lo voy a cagar a trompadas, la guita de la plaza es nuestra
la concha de su madre – expresó en voz alta muy irritado -
Amílcar
Gómez miró a su jefe al que los ojos le brillaban, como a los de una
pantera. Decenas de veces había compartido situaciones análogas pero nunca pudo
dejar de sentir una suerte de temor. Pensaba en que le ocurriría si algún
día la cosa fuese con él. Puso primera al tiempo que Alejandro, prendía otro
cigarrillo.
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Móvil 127, Comando llama - La radio
atronó el habitáculo-
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QRB - respondió Alejandro en buen tono, con
sus labios pegados al micrófono-
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Anciana víctima de robo, autores en el
lugar, lado sur Plaza San Martín.
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Movete
Negro, vamos - Gómez pisó el acelerador a fondo haciendo zigzaguear
al Fiat al mismo tiempo que Alejandro, con medio cuerpo fuera de la ventanilla,
gritaba y se colgaba de la sirena, que ahora aullaba en cuatro tonos sobre la
avenida.
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Subite a la plaza Negro, cortamos por el
pasto, es en la barranca sur, ahí.
La
patrulla se clavó a dos metros de una anciana de vestido claro que estaba arrodillada
en el pasto, llorando, señalando con su brazo extendido a un tipo de gorrita
que corría a toda velocidad por la barranca con la cartera de la mujer en la
mano. Alejandro no utilizaba el arma de la repartición, la reglamentaria Browning
9mm. Él tenía su propia pistola, declarada y en regla. Una Colt 45 que cuidaba como
si se tratara de un familiar. Corrió raudo con la automática en la mano
barranca abajo detrás del ladrón, el cual le llevaba unos cincuenta metros; de pronto
el arrebatador resbaló, y en apenas instantes el policía se le puso a tiro
sosteniendo el arma con ambas manos.
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Policía, maldito hijo de puta ¡alto! - advirtió
Alejandro parado con las piernas muy abiertas -
El
sujeto caído dio dos vueltas sobre sí sosteniendo aún su botín extrayendo dentro
del buzo celeste con cierre un 32 muy usado. Disparó dos veces, una
bala pegó en un árbol detrás de Alejandro y el segundo tiro picó silbando
delante de los pies del policía, levantando pasto y tierra. El oficial
Alejandro Petronacci gatilló dos veces, el primer disparo le entró por la
frente y el segundo le destrozó la clavícula; el tipo soltó la cartera y con un
alarido quedó quieto boca arriba. Cuando el policía se acercó aún con ambas
manos en la culata de la Colt comprobó que el asaltante estaba muerto. Bajó el arma,
la enfundó y todos vieron como escupía sobre un cadáver que no tendría más de
20 años. En instantes el lugar se llenó de patrulleros y curiosos.
CAPITULO
II
Había
pasado una semana y los vagos de la esquina de la estación seguían allí en las
mismas condiciones y repitiendo las rutinas. Alejandro se calzó la gorra
sobre los grandes ojos negros, ahora entornados, mirando la escena.
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Si ya sé, vos los matarías a todos
¿verdad? - Amílcar Gomez, arriesgó un comentario del que imaginaba la
respuesta-
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No error, usted está equivocado mi
querido Cabo, chofer del ilustre Sargento 1º, Jefe de ésta patrulla, en
lo absoluto. ¿Querés que te explique, querés enterarte de lo que yo haría con
éstas lacras? Tratá de entender, yo necesito logística y
financiación. Financiación de gente de buen vivir, honrados ciudadanos,
que han orientado sus vidas, bajo la Ley de Dios, gente sensata,
elocuente, escuchá. Aparecemos a la hora en que éstas ratas están
desparramados, durmiendo y habiendo vomitado
toda la mierda de sus entrañas, llegamos entonces nosotros, en distintos
vehículos sin identificación y absolutamente cerrados, los cargamos uno por
uno, con gran cuidado y los trasladamos a las mejores clínicas del país. Se
hará por ellos todo con lo que la ciencia médica de última generación, cuente. Algunos
peor que otros, la sanación llevará acaso años.
Alejandro se
frotaba lentamente las manos enguantadas, mirando hacia un punto fijo,
escuchándose. Se notaba que era una idea por mucho tiempo
elaborada. Hablaba pausadamente y con una convicción, que le había
escuchado pocas veces.
-
Tratemos que salgan curados, en grupos, pero,
curados de verdad, que todos sus análisis y exámenes de todo tenor les hubiesen
servido para ingresar en el cuerpo de marines norteamericanos. Una vez logrado
el objetivo entonces, los alojo en el mejor lugar de la mejor costa del mundo,
el Caribe, seguramente. Los clasifico, les hago su documentación, los involucro
en asuntos sociales, los incorporo al sistema y luego, uno a uno comienzo
a utilizar y comerciar con sus órganos. A aquél un riñón, al otro el hígado,
una córnea, un corazón, una especie de elite para repuestos de
personas. Estaban arruinando miserablemente sus vidas, y que ahora,
nosotros, hombres probos de la humanidad, les hemos encontrado la manera de
integrarse y aportar a la sociedad que los amparó y los levantó de la calle
donde hubiesen muerto inexorablemente. ¿Qué tal, es muy mala la idea? Los
quiero ver a esos humanistas con una hija, una hermana o una madre, enfermas
gravemente sin disponer del órgano que las salve. Con lo que sobra, cerebro,
tripas, secciones que son inservibles para ayudar no lo tiramos; los reciclamos,
por ejemplo con maicena y hacemos alimento balanceado para pollos.... ¡jajajajaja!...
Si ya lo sé, soy un hijo de puta, pero recordá y pensá en lo que
hoy te dije cuando otro día que pases frente a un grupo de borrachos compruebes
que desprecian la vida, milagro y una creación de Dios. ¿QUÉ MIRÁS?, NEGRO DE MIERDA, CUADRADO SUBHUMANO ¿NO ESTÁS DE ACUERDO ?...
¡M´ANDÁ A CAGAR! Arrimá a lo de Fermín que me voy a clavar un vino…
El
Cabo Amilcar Gómez miró por el espejo y arrimó la patrulla frente del bar sobre
cuya vidriera se leía "BAR GALICIA" Minutas a toda hora....
Original de Eduardo De Vincenzi
Bella Vista -Buenos Aires-
Mayo 1 de 2012
Fuente de Origen: Taxinarradores…
https://taxinarradores.blogspot.com/search?q=Alejandro
Me gustó, muy bueno
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