Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 37 El deporte, la política, la falopa y coso.. por Favio Camargo

 

A cuento del comienzo de los juegos, algunos creen que la rosca política deportiva nace con el boicot estadounidense a las Olimpiadas de Moscú de 1980, boicot al que la Argentina arrastrada de la dictadura se sumó y no permitió a atletas de nuestro país que participen. Otros quieren correr más atrás, a Berlín 1936, donde supuestamente las olimpiadas estaban amañadas porque lo que se quería demostrar era la superioridad racial y blablabla…cosa que no es muy cierta porque India le ganó en hockey sobre césped como 10 a 0 a Alemania y nadie impugnó ese resultado. Desde que se tiene memoria de los enfrentamientos deportivos entre los pueblos siempre hubo más de fondo realmente que el solo hecho del desafío deportivo o el entretenimiento. Desde el juego de pelota maya donde se afirma por ahora (cosa que puede cambiar en cualquier momento) que el equipo perdedor era sacrificado y ofrendado a los dioses, a las olimpiadas modernas donde en épocas de “guerra fría” los países dopaban a sus atletas de forma bizarra porque así pretendían demostrar la supuesta superioridad de su sistema económico, ya sea este el capitalista o el socialista. En el caso estadounidense el doping que más recuerdo es el de Lance Armstrong, porque a mí me gusta el ciclismo como deporte en todas sus variedades, aunque prefiero el de ruta. Querían demostrar que no solo los europeos podían ganar el “Tour de France”, el “Giro” o la “Fleche Wallonie” y lo hicieron, pero con una camionada de jeringas. A nivel olímpico hubo también muchos casos de doping, pero siempre como algo individual. O sea cosa de atletas que quieren conseguir digamos más sponsors y creen que logrando alguna medalla los van a obtener. Muchas veces el doping se debió a la ingesta de sustancias que nada tienen que ver con aumentar el rendimiento deportivo como el finasteride o la marihuana, hubo atletas a los cuales se les borraron todos los sponsors “por una cuestión de imagen”.

La RDA, Alemania Oriental, fue el caso más bizarro en este campo. Luego de haber logrado el reconocimiento internacional como estado pretendía demostrar su superioridad frente a la Alemania Occidental derrotándola en los deportes. Para ello el propio estado dopaba de manera oculta a los atletas desde niños, sin que los niños ni sus padres lo supieran. Tan potente era la cosa que las mujeres cambiaban de género si seguían el “programa”. (Véase el caso de Heidi / Andreas Krieger).

Acá cerca nomas tenemos el caso cubano, millones invertidos en deportes olímpicos para proyectar una cierta imagen hacia el exterior, en un país que es incapaz de fabricar productos de aseo personal a niveles occidentales. También podemos ver que en su caso los deportistas que compiten son en su mayoría individuales, llevar equipos grandes aumentaría enormemente la posibilidad de que se amotinen y pidan asilo en algún país democrático.

En el caso de nuestro país, la mayor cantidad de medallas siempre coincide con gobiernos peronistas. No expreso mi posición partidaria acá, son estadísticas. Pero no todo es plata. Lo más jodido es la falta de difusión. ¿Cómo lograr que alguien en edad de 5 o 6 años se interese por un deporte que no sea futbol, básquet o tenis… si no lo ve en ninguna parte?

 

*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur