Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 37 ARQUITECTURA: "ART DECO es VIRASORO"... por Guillermo F. Sala
Alejandro
Virasoro nació en 1892, cuando terminó la primaria, en el Colegio del Salvador,
había decidido que quería ser arquitecto, pero con la familia se trasladó a San
Luis. Al regresar, con quince años logró ingresar a la Escuela de Arquitectura
de la Universidad de Buenos Aires, Allí tuvo como maestro a Julio Dormal, y se
graduó anticipadamente para poder ingresar a trabajar en el estudio del
ingeniero Arturo Prins. Este
último es el autor de la famosa sede de la Facultad de Ingeniería de la Av Las
Heras y Av Pueyrredón en CABA, llamada la “Catedral Gótica Inconclusa”. Todos los arquitectos mencionados tenían
estudios en arquitectura dentro de la denominada Beaux Arts o Bellas Artes,
movimiento estético proveniente de Francia, también llamado Academicismo
francés.
Ya en el
estudio de Prins, Virasoro entró a competir con otro arquitecto empleado, Mario
Palanti, con el cual terminarían siendo amigos. Palanti diseñó el famoso
Palacio Barolo en CABA y su “hermano edilicio” en Montevideo el Palacio Salvo. Pero
Virasoro al poco tiempo, abandonó a Prins y comenzó su propio emprendimiento.
Con el nombre Viribus Unitis ("Con las fuerzas unidas"),
abarcó las ramas de proyecto, decoración y construcción; una conjunción poco
común en esa época. La empresa llegó a emplear a 1.500 obreros, brindándoles
una serie de comodidades inusuales para esa época, como comidas y fin de semana
libre. El nombre de Viribus Unitis deriva de un acorazado austrohúngaro que
participó en la 1ra Guerra Mundial. “Con las fuerzas unidas” era el lema
personal del emperador Francisco José I.
En
contraposición al academicismo francés surge otro estilo vanguardista del que
Virasoro fue cultor y promotor que se
denominó Art Decó. Este estilo que posee una mirada historicista pero también
se nutre de las “vanguardias figurativas de fines S XIX y comienzos del 1900,
tales como el cubismo, el expresionismo, el fauvismo y, en especial el
futurismo, empieza a ser amado y alabado. El filme alemán Metrópolis de Fritz
Lang (1927) le da impulso y por estas tierras. En Estados Unidos surgen
edificios de este novel estilo de costa a costa y de Norte a Sur. El cine lo
adopta, le adicionan las luces de neón. La carrera hacia los cielos
neoyorquinos se desarrolla con vertiginosa velocidad con rascacielos Art Decó:
el edificio General Electric, el Chrysler y el Empire State entre los más
destacados.
No le
resultó sencillo a Virasoro imponerse, ya que en la Argentina los estilos
europeos clásicos estaban muy establecidos. Por ejemplo, Jorge Luis Borges
calificó en su relato "Evaristo Carriego" a "(...) los reticentes cajoncitos de Virasoro, que
para no delatar el íntimo mal gusto se esconde en la pelada abstención
(...)". Por otro lado, se recuerda cómo se referían a su trabajo con el
título de la novela Sin novedad en el frente, de Erich Maria Remarque.
Entre sus
influencias para desarrollar su característico estilo, Virasoro ha mencionado
los diseños de vestuario de Leon Bakst para el ballet Diaghilev, que lo
llevaron por ejemplo a pintar su apartamento de colores vivos e intensos.
Ya
retirado, descubrió que en los libros del matemático Matila Ghyka Esthétique
des Proportions dans la Nature et dans les Arts ("Estética de las
Proporciones en la Naturaleza y en las Artes", 1927) y Le Nombre d'Or
("El Número de Oro", 1931), se encontraban explicados los mismos
conceptos que él había aplicado a la arquitectura de manera intuitiva, años
antes.
Un
detalle interesante de la carrera de Virasoro es su acercamiento a la vivienda
social, buscando soluciones para la vivienda obrera económica. Un ejemplo de
ello es su complejo habitacional proyectado en 1929 para la compañía de seguros
"La Continental" en la localidad de Banfield en el Gran Buenos Aires,
considerado por muchos especialistas como el primer caso argentino de
construcción de viviendas prefabricadas.
Pero la
Crisis de 1930 afectó seriamente a su trabajo y a su empresa, que no pudo
sostener y debió cerrar. Además levantó su estudio y vendió su propia casa,
pasando una década de dificultades económicas en la cual no encontró la
confianza de sus proveedores, clientes y colaboradores; y de la cual resurgió
recién en 1940. En 1950, delegaría la dirección de su estudio a sus hijos; y en
esos años, por razones personales, se trasladó a la ciudad bonaerense de Mar
del Plata, balneario en donde realizó muchas obras.
Durante su etapa porteña vivió en la casa de la
calle Agüero 2038, ya mencionada, que proyectó para sí mismo y construyó en
1925. La vivienda ha sido reconocida como
monumento histórico nacional junto a la Casa del Teatro, ambas proyectadas por
el arquitecto Alejandro Virasoro, a través del decreto del Poder Ejecutivo
nacional 1.462 de fecha 13 de agosto de 2002.
Cuando se
trasladó a Mar del Plata residió en otra casa suya, en Boulevard Peralta Ramos
1531.
Más
tarde, al regresar a su ciudad, continuó construyendo sobre todo edificios de
departamentos. En uno de ellos, en Agote 2437, se instaló hasta su muerte en
1978. Recién en 1969 un pequeño libro realizado por José María Peña y José
Xavier Martini le dio por primera vez un homenaje y buscó encontrarle un lugar
en la historia de la arquitectura moderna argentina.
En la
actualidad el Estudio Virasoro continúa trabajando, ya en manos de sus nietos
Pablo y Sebastián Virasoro.
A
Virasoro lo introdujimos en un escrito pasado, cuando mencioné como aviso
parroquial que en una de sus viviendas conservadas escrupulosamente en el
barrio de Palermo, se encuentra un club de jazz donde regularmente se presenta
mi hija Verónica.
Los
trabajos de Virasoro los podemos descubrir encontrando los metales embutidos
que lo identifican principalmente en los barrios Norte, Recoleta, Palermo y San
Cristóbal de la ciudad de Buenos Aires.
Link Encuentro. Video de la obra Maestros del
Espacio
https://www.cont.ar/watch/f4957e34-df91-4ed2-a652-38782dabf3c5
*Guillermo F. Sala Arquitecto
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