Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 37 Medios formales vs Redes populares... por Gustavo Marcelo Sala

 

Escuché por estos días a un prestigioso comentarista radial afirmar que las personas son lo que reflejan sus redes sociales particulares, sus visiones del mundo, su modo de expresión, su análisis sobre las cuestiones, su grado de pensamiento crítico, su generosidad, su alteridad, su humanismo.

¡Vaya descubrimiento!.. El sentido común le da la bienvenida a la comodidad. (Guillermo Marconi se acaba de suicidar ahorcándose con el cable del auricular al enterarse cómo están utilizando algunos la herramienta comunicacional que creó)

Pero aun así esta redundancia transmite una doble lectura no deseada en ser descubierta por el autor que si se piensa en el contexto en el cuál se dice y para qué se dice, se revela por peso propio y nos lleva a comprender y a resaltar sus interesadas omisiones y marcadas erratas.

El desarrollo de la idea se hizo dentro de un programa radial cuya emisora usa y abusa de todas las plataformas existentes, inclusive manipulando usuarios, textos, anónimos y determinando sobre cuáles notas se puede opinar y sobre cuáles no, ergo exhibe una serie de mandamientos particulares en función de sus comodidades e incomodidades, pero que al mismo tiempo las denosta y minimiza por su carácter horizontal y participativa. “Desde una red cualquiera opina”, suelen pontificar, cosa irrefutable, parece que la obviedad ha decidido no abandonarnos, como si tal cosa fuese solo campo propio de las redes y no de los medios de comunicación en general, es más, éstos se nutren de ellas publicando en ocasiones lo que no se animan a publicar con sus firmas poniendo esas afirmación en boca de otros. 

Idiotas, nefastos, crueles, ignorantes, hay para hacer dulce en todos los medios existentes, sean ellos radiales, visuales y gráficos, no solo en las redes, de manera que insistimos en que no son las herramientas las que poseen contra-indicaciones naturales, genéticas, sino serán aquellos que mal uso hacen de ellas. En las redes vemos exactamente lo mismo que en los medios, en las calles, en las rutas, en los municipios, en una peatonal, en los bancos, en los trenes, en los colectivos, en los parques, en los colegios, en los mercados, un común denominador paradojal, ya que se trata de un comportamiento socio cultural tan heterogéneo como diverso en donde un martillo sirve para fijar un clavo y colgar una hermosa obra o puede servir para matar, siempre depende de la mano que lo empuñe... Como se desprende las diferencias existen, desde luego, pero no dentro de los términos planteados por nuestro Ravi mediático de turno.  

En algunas ocasiones ponen como argumento la responsabilidad que por encima de las redes tienen los medios. Pretexto falaz, cuestión inexistente y fácilmente comprobable en tanto el vil y abyecto comportamiento de los medios de comunicación nunca penalizado a la hora de desinformar pero más a la hora de operar y ocultar a favor de intereses inconfesables. Que yo sepa nadie en mi distrito recibió un tirón de orejas por ocultar información cardinal para la población, es más en algún caso este acto es premiado. De hecho muchos nos enteramos por las redes de eventos de extrema gravedad cuya responsabilidad le cabía directamente al ejecutivo local  y que no fueron informados por ningún medio pautado de la localidad. Por caso el multicontagio producido en el geriátrico de Guisasola. 

¿Pero por qué razón se afirma tan plana estupidez desde un micrófono radial? ¿El tipo que lo dijo sabe que es una estupidez?

Temo para mí que no lo sabe, y me arriesgo a pensar que esa supuesta "ignorancia confortable" la tiene incorporada como conocimiento básico, sucede que también conoce de sus propios intereses a defender y conoce sobre las defensas intelectuales de gran parte de su auditorio y lo fácil y cómodo que le resulta a los medios derrochar litros de vomitada banalidad efectista en apenas minutos. 

¿Qué diferencia existe entre una línea de opinión en las redes sobre una nota puntual y la apertura telefónica que suelen hacer las emisoras para recibir mensajes de los oyentes? 

Hoy los medios de comunicación, en general, necesitan revalorizarse y defenderse de su enemigo silencioso, las redes, recalificar y enaltecer un poco su razón de ser fundacional mediante la pulsión, exhibirse falsamente como profesionales, en la mayoría de los casos escasamente ilustrados, para que el común admita que la existencia de subsidios es urgente, inescrutable, necesaria, y que la civilidad le siga encontrando un sentido racional a su gasto público a través del erario, y publicitario a través de la compra del producto. Sin embargo no lo hacen mejorando el tenor de sus entregas o bien pensando y democratizando sus contenidos, porque al mismo tiempo admiten que es un negocio del cual tienen “que comer”, lo hacen desde una supuesta superioridad moral genética, ADN puro, blanco y hermoso que sospechan tiene su herramienta comunicacional, material no calificable, falencias propias que se ignoran pero que si notan en la red de comunicación masiva, estigmatizándola, a pesar de las muestras de excelencia que se multiplican a diario en ellas: La Tecl@ Eñe, La Barraca, Sudestada, El Cohete a la Luna, El Tábano Economista, Motor Económico, Agencia el Vigía, El Destape, NODAL, las páginas de Atilio Borón, de Sandra Russo y de Hugo Presman, solo por nombrar unas pocas, calidades que no solemos hallar en los medios formales. Y más allá de estos mencionados la existencia de centenares de plumas descomunales, amigos del pensamiento crítico de los cuales uno aprende y se enriquece disfrutando de sus conceptos y de su lenguaje. Sin embargo jamás se me ocurriría minimizar las bondades de la radio, todo lo contrario, todos los medios de comunicación son excepcionales, a pesar de que en ellos, y planteados sus términos, cualquier imbécil “opina y dice”. Hacer eso, es decir minimizarlos, escondería los mismos propósitos deshonrosos que ésta clase de comunicadores suelen ocultar. 

Como se puede observar en el adjunto se trata de una vieja discusión con emergentes que de vez en cuando intentan revitalizarla (LEER AQUÍ), tristemente lo hacen partiendo desde los mismos prejuicios y errores conceptuales.

 

 

 


*Gustavo Marcelo Sala. Escritor. Editor.


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