Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 36 Arquitectura I El arquitecto ucraniano que hizo escuela en Argentina por Guillermo F. Sala

 

Wladimir Konstantinowsky nace en Odessa en junio de 1900. Allí egresa de la escuela de Bellas Artes con el título de Bachiller y Técnico en Construcción en el año 1917. Luego de la revolución bolchevique, ya su familia era de posición alta, en 1919 se traslada a Italia con el objeto de continuar sus estudios de arquitectura, ingresando en la Escuela Superior del Instituto de Bellas Artes de Roma, recibiéndose de Licenciado en Arquitectura y ejerciendo como profesor de Diseño Arquitectónico entre los años 1920 y 1921.

Trabaja en un estudio de arquitectura ligado al régimen mussoliniano. En 1922, dentro de lo que se conoció como República de Weimar se traslada a Berlín donde vive hasta 1928. Se siente atraído por el Expresionismo, y en especial por el trabajo de Mendelsohn; cuyas obras lo revelan como el máximo exponente de ese movimiento en Alemania. La obra más relevante de Mendelsohn es la Torre Observatorio Einstein en Postdam (1924). También trabaja como bailarín, actor y escenógrafo para obras como Fausto, El Mercader de Venecia y Macbeth.  Al mismo tiempo cursa estudios de ingeniería y urbanismo en la Escuela Técnica Superior de Charlotenburg y de tecnología del hormigón armado en el Instituto de Tecnología de Mecklemburg. En 1928 abandona Europa para viajar a Buenos Aires. Usa el apellido Acosta en reemplazo del complicado apellido ucraniano, por su abuelo español ferroviario, que había sido trasladado a Ucrania por temas laborales. Cuando llega a Argentina, trabaja unos meses con el arquitecto Alberto Prebisch, pero encuentra que el  radicalismo estético de Prebisch, que fue el diseñador del Obelisco, no cierra ideológicamente con su propio interés por el tema  social en el que Acosta estaba involucrado y decide partir a Brasil. En 1931 regresa a Buenos Aires donde residirá en forma permanente hasta 1947.  En la primera parte de los años `30 hay una búsqueda de “reforma de vida”, el descubrimiento plástico de Río, la relación libre volumen/piel y una crítica radicalizada a la ciudad en una dirección “expresionista”.   


Además de su perfil arquitectónico, Acosta también trabajó en el diseño de algunos muebles, proyectados a partir de materiales como el acero, el cuero y las piezas laminares.

Se estima que entre 1932 y 1933 Wladimiro Acosta traza los lineamientos básicos del Sistema Helios. Las formulaciones teóricas y los experimentos proyectuales en torno a este sistema representan un momento especialmente significativo dentro de su obra. De todas maneras, es necesario comentar que la vastedad y complejidad de la obra de Acosta no se reduce únicamente a sus reflexiones climáticas y que este texto simplemente busca esbozar algunas de las ideas principales del Sistema Helios y de su aplicación en la Argentina. En el sistema Helios las aberturas, los aterrazamientos y los elementos se organizan según estudios solares particulares realizados con el fin de propiciar el máximo confort térmico.

En 1932 desarrolla el sistema Helios, que será una constante en su obra, y que consiste en un corte aterrazado protegido del sol con una losa visera de un ancho y altura calculado para permitir la protección del sol en verano y su máximo aprovechamiento en invierno, combinado con parantes verticales que completan su acción. 

En la segunda parte de los años ´30 Acosta va abandonando su intención plasticista, dando lugar a una prédica social explícita y a un determinismo climático. 

Acosta en su bibliografía nos dice: “Empecé, por una parte, a estudiar atentamente las condiciones geo-meteorológicas locales, y por otra, a analizar detenidamente las soluciones empíricas contenidas en los edificios del pasado colonial, la orientación de sus locales y sus primitivas pero eficaces defensas contra los agentes climáticos.”


Una ciudad con un 60 por ciento de heliofanía, mucho cielo despejado, inviernos húmedos en los que el frío se hace imposible en las folklóricas y mal asoleadas y ventiladas casas chorizo. Una fluida ventilación es la única defensa contra el calor con humedad, y lo mismo que el asoleamiento, son objeto de especial control en los diseños de Acosta.”. Habla de Buenos Aires, La Casa Coppola-Stern es un ejemplo del Sistema Helios.

Acosta construyó una serie de viviendas que constituyen ejemplos consagrados de la arquitectura moderna de Argentina. Uno de estos casos es la Casa Miramontes, proyectada a fines de 1938 y terminada a principios de 1940, como residencia de vacaciones para un matrimonio y sus dos hijos en la ciudad de La Falda, sierras de Córdoba.


La Casa Miramontes está implantada en un extenso terreno que permitió elegir cuidadosamente su orientación, siendo la norte la más óptima. A partir de la latitud geográfica se calculó la altura y saliente que debía poseer la losa visera para ser eficiente.

El resultado abordaba el vínculo entre el hombre con el paisaje del entorno. Por un lado, por la oposición del lenguaje racional con el natural, y por otro, a partir de la generación de espacios intermedios y el encuadre de visuales utilizando geometrías puras.


Dentro de sus viviendas, se aprecia el uso de la piedra, claro vínculo con su implantación ya que la piedra caliza se obtenía de las sierras cercanas, combinándola con ladrillo como mampostería de cerramiento de un esqueleto de hormigón armado.

Se interesó en la búsqueda de mejoramiento de las condiciones de vida del hombre en todas las escalas del diseño, incluido el equipamiento al que consideró indivisible de la arquitectura y en cuyo diseño también dejó su huella.  Imaginó al hombre moviéndose en el espacio, aún en los más limitados, y no una resolución en base a estándares teóricos. En el edificio de viviendas colectivas del Hogar Obrero de 1941, situado en el centro geográfico de la Ciudad de Buenos Aires, del cual ya hemos relatado en ocasión de la reseña a Beretervide, refleja cabalmente esa preocupación por la luz natural y el diseño donde el hombre es el centro de sus ideas. Su actividad además de la docencia en la UBA hasta casi su fallecimiento en 1967, en 1947 trabaja para el gobierno venezolano, fue asesor del gobierno guatemalteco de Arévalo en 1948, anterior al de Jacobo Arbenz y en 1962 se traslada a Cuba, entusiasmado por las reformas urbanísticas cubanas propiciadas por la revolución socialista.

 


*Guillermo F. Sala, Arquitecto


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