Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 34 … La desestructuración del mundo indígena… por Favio Camargo

 



 

El proceso que he seleccionado es aquel que llevará adelante la monarquía Castellana y que consistió en la expansión ultramarina iniciada en 1492 cuando Colón tocó tierra en las Antillas.

En la época de Colón ya se tenía conocimiento de la esfericidad de la Tierra, aunque se desconocía gran parte de ella. Colón pensaba navegar hacia el oeste y así llegar a Cipango, Catay, a las tierras del Gran Khan, a las islas donde se hallaban las especias que eran un producto muy demandado en la Europa de su época. Pero los navegantes no contaban con que entre su punto de partida, que fue el puerto de Palos de la Frontera y el lugar al que esperaban llegar iban a encontrarse con una pequeña sorpresa.

En un principio creyeron que eran solo un par de islas, la posterior exploración iba a confirmarles que se trataba de un continente.

Nadie esperaba lo que se encontró, sino que el objetivo primario del viaje era como he mencionado en párrafos anteriores, encontrar una ruta comercial a Oriente esquivando a los portugueses que se hallaban en la costa de África y a los turcos que dominaban el Mediterráneo. Por ello, Pérez Herrero plantea que no hay un plan de colonización premeditado sino que a través de diversos tropiezos se iba a ir modificando el modelo atendiendo a las circunstancias. El modelo que planteo Colón en un primer momento fue el de una “factoría” tomando como modelo las que tenían los portugueses en las costas africanas.(Pérez Herrero, 2002: 34)

Las factorías eran pequeños asentamientos costeros que requerían muy poca inversión e infraestructura: un puerto, un par de edificios, unas casitas y no mucho más. La única condición para que las factorías fueran viables  era que pudieran comerciar mercancías de escaso volumen y alto valor, como metales preciosos, especias y esclavos.

Pero la factoría dedicada al tráfico de esclavos iba a contar con la oposición de la Reina Isabel, que cuando se enteró ordenó la supresión inmediata del tráfico (Pérez Herrero, 2002: 38).

Las sociedades originarias del continente americano presentaban una multiplicidad de situaciones diferentes al momento de contacto con el mundo occidental. (Pérez Herrero, 2002: 75)

Desde sociedades igualitarias nómades que se dedicaban a la caza y la recolección a sociedades sedentarias con una marcada estratificación social y con unos sistemas agrícolas muy desarrollados. Cada una de estas sociedades iba a responder de forma diversa al proceso de colonización y los modelos debieron adaptarse. (Pérez Herrero, 2002; 76)

La población indígena sería sometida al sistema de encomiendas que era una institución legal orientada a apartar al indio de sus vicios, instruirlos en nuevos usos y costumbres, cristianizarlos e hispanizarlos. Para ello se consignaba oficialmente a un grupo de indígenas a los colonizadores españoles, quienes tenían derecho a recibir del indígena tributos y trabajo. Teóricamente los indios encomendados eran libres, pues no eran propiedad del encomendero. La encomienda era una posesión pero no una propiedad, era inalienable y, en principio, intransferible. Una encomienda vacante volvía al monarca, quien podía otorgarla a otro encomendero. (Glosario de la Cátedra)

Este hecho, el del sometimiento de la población indígena a una posición de sub alternos, de inferiores iba a justificarse en que los habitantes del Nuevo Mundo se hallaban temporalmente incapacitados para ejercer la soberanía de los territorios que habitaban por diversas razones. (Pérez Herrero, 2002: 69).

Como sabemos, la autoridad del Papa era muy importante en la época y a través de un grupo de bulas (Inter Caetera de 3 de mayo; Inter Caetera de 4 de mayo; Eximiae Devotionis sinceritas de 3 de mayo; y Dudum siquidem de 1493) dictadas por el Papa Alejandro VI, obteniendo la Corona de Castilla y Aragón, en las personas de sus reyes Isabel y Fernando, el monopolio de colonización y la donación de las tierras descubiertas por Colón y aquellas por descubrir rumbo a la India que no pertenecieran a ningún príncipe cristiano. (Pérez Herrero, 2002: 69 : 70)

Todos los teóricos cuyas opiniones fueron consultadas por la corona en 1512 aseguraron que la concesión papal justificaba el titulo de España sobre esas tierras y que ésta se había dado para la conversión de los indios. (Hanke, 1949: 363)

Volviendo al tema del descubrimiento y el primer contacto, Todorov plantea que el descubrimiento del continente y el encuentro entre estos pueblos que ignoraban mutuamente su existencia es el encuentro más asombroso de nuestra Historia. Dejando volar un poco su imaginación plantea que este hecho solo sería superado si algún día los cosmonautas se encontraran con vida extraterrestre. (Todorov, 1998: 14)

Con respecto al primer contacto que se da entre castellanos e indios y usando como herramienta los tres ejes en los que se puede situar la problemática de la alteridad según Todorov (1998) llegamos a estas conclusiones: 1) primero hay un juicio de valor (plano axiológico) en el que desde el primer momento del contacto, el indio es visto como un inferior, como un ser salvaje.

Desde el segundo eje, el plano praxeológico, el europeo no se identifica con el indio, no se siente cerca de él ni respeta sus valores y creencias. Desde el primer momento busca someterlo e imponerle sus propias creencias religiosas,  que en el caso castellano es el cristianismo.

En el tercer plano, el epistémico, que plantea el conocimiento o desconocimiento de la identidad  del otro, podemos decir que en un principio el desconocimiento es total. El conocimiento mutuo comenzara a producirse a través del contacto en lo que llamamos el espacio de frontera. (Todorov, 1998: 195)

Cuando hablamos de “frontera” debemos olvidar por un momento la noción de frontera que tenemos actualmente en la cabeza, que la define como una línea imaginaria divisoria entre dos estados y comenzar a verla como una zona de contacto e interacción entre pueblos. Como expone Clementi, cuando el hombre europeo comienza a conquistar espacios fuera de su continente hay ya en él una actitud de conquista, de fuerza y de superioridad. No solo podemos decir que no tiene un mínimo aprecio y tolerancia por lo diferente, sino que directamente no concibe la aceptación de lo diferente (Clementi, 1985: 15)

El concepto de frontera del que se habla en el primer contacto, es aquel que la define como un espacio libre a ocupar, el indio no es visto como un obstáculo, sino como un reaseguro para la viabilidad del proyecto. (Clementi, 1985: 26)

Los navegantes de Castilla no solo van a encontrarse con un territorio inmenso totalmente desconocido, que va a ser el primer antagonista del proceso de conquista, sino también con pueblos que no sabían cómo clasificar. En un principio van a dudar de que pertenezcan al género humano. Luego los teólogos y los Papas a través de sus bulas irán modificando la concepción sobre el indio. Será bárbaro, hereje, pagano y luego susceptible de alcanzar la salvación si adoptara la religión verdadera, que para ellos era el cristianismo. (Clementi, 1985: 16: 17)

Cuando se producen los primeros encuentros cualquiera fuera la procedencia de los exploradores y de los pueblos indígenas que encontraran, las experiencias son cambiantes, pero el proceso de aculturación es mutuo. (Clementi, 1985: 32)

El desarrollo del proceso de conquista será lo que despierte el rechazo frontal de los indios, cuando los colonos intenten imponer a los indígenas sus creencias, sus formas de vivir y trabajar, entre otras cosas. (Clementi, 1985; 33)

Como plantea Wachtel, para los indígenas, la llegada del hombre europeo fue traumática. El usa la expresión “traumatismo de conquista”, porque se rompe el mundo como lo conocían y se sienten abandonados por sus dioses. La aparición  y posterior conquista por parte del hombre europeo no es vista por ellos sólo como una derrota militar, sino principalmente como una derrota religiosa y cultural. (Wachtel, 1971: 135)

La desestructuración del mundo indígena podríamos decir, se acelera cuando el hombre europeo toma el control de estas sociedades y comienza a vaciar ideológicamente sus instituciones. Los europeos usaran estas antiguas estructuras por un tiempo, hasta que puedan organizar el sistema de gobierno colonial.

Se habla de desestructuración porque se mantiene la cascara de las antiguas estructuras, pero están vacías por dentro, no cumplen ya las funciones que cumplían en épocas prehispánicas. Donde más se nota este proceso que llamamos desestructuración es en lo económico. La sociedad  indígena será sometida a un sistema extraño a sus costumbres. (Wachtel. 1975: 136)

Lo que más impacto va a causar en los pueblos indígenas será la introducción del tributo, no porque lo desconocieran ya que tributaban en especie o con trabajo, sino porque el tributo que se les exigía ahora era en moneda (metálico), algo que desconocían totalmente. No comprenden por qué deben trabajar a cambio de unos disquitos brillantes de metal. Porque como nos expone Wachtel, la economía de estos pueblos con anterioridad a la llegada de los conquistadores se basaba en el trueque y la auto-subsistencia por lo que su economía carecía de moneda. (Wachtel, 1975:183)

Las epidemias traídas por los europeos, para las que el organismo de los indios no poseía anticuerpos producen altos niveles de mortalidad y según algunas proyecciones demográficas se habría reducido la población del Imperio Inca a la mitad. También desaparece el equilibrio económico de un sistema basado en la complementariedad de los diversos niveles ecológicos andinos. (Wachtel, 1975: 313)

Se produce también la desaparición del ayllu basado en el sistema de reciprocidad y la sustitución del culto al Inca por la evangelización forzada va a terminar de desestructurar el mundo indígena. La evangelización es vista como una agresión, pero más chocante para ellos es todavía que los obliguen a adoptar costumbres funerarias que les parecen totalmente extrañas.

Los misioneros exigieron a los indios, que no estaban acostumbrados a practicar la inhumación, a que enterraran a sus muertos, hecho que les causó horror y que provocaba muchas veces que escaparan por las noches a “rescatarlos” para devolverlos a sus antiguos lugares de reposo que podían ser abrigos en el flanco de montañas, de tipo colmenas, en grutas o pequeñas bóvedas techadas. (Wachtel, 1975: 209)

La desestructuración del mundo indígena entonces, podemos decir que se debió a una combinación de factores demográficos, económicos, religiosos y culturales.

Los conceptos de frontera, alteridad y desestructuración que vimos a lo largo del desarrollo del trabajo aquí expuesto, son relevantes en el proceso de descubrimiento, conquista y colonización del territorio americano, ya que permiten conocer y comprender mejor el periodo histórico seleccionado y el desarrollo de los hechos ya que si analizamos cada concepto por su lado sin cruzar a los autores lo que sucede es que no llegamos a comprender en profundidad lo que sucedió.

Las sociedades originarias fueron globalmente las perdedoras, pero tampoco hay que perder de vista que algunos sectores vieron en los recién llegados una cierta bandera de salvación que les permitió liberarse de la opresión en la que vivían con respecto a los antiguos grupos de poder existentes hasta el momento. (Pérez Herrero, 2002 : 57)

En algún momento, en la cabeza de personas a las que nos interesa la Historia, surge la pregunta: ¿Cómo fue posible que unos pocos cientos de colonos, religiosos y soldados hispanos se hayan impuesto a pueblos de miles o de cientos de miles de indios en un continente enorme y desconocido? En este trabajo  he analizado ese proceso histórico, el del descubrimiento y conquista del territorio americano por parte de la Monarquía Castellana.

 

 

Bibliografía utilizada

 

Clementi, Hebe (1985), La frontera en América; una clave interpretativa de la historia americana. Buenos Aires: Leviatán, pp. 9-205.

 

Hanke, Lewis, (1949), La lucha por la justicia en la conquista de América, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, Parte 1º: cap. 1: pp. 27-33; 2: pp.34-37; 3: pp.38-46; y 4: pp. 46-55; Parte 2º: cap.3: pp. 95-124 ;Parte 3º: cap. 4: pp.207-242; Parte 4º: cap. 1: 249-253 y cap. 5: pp.312-358; Parte 5º: cap. : pp.362-375; cap. 2: 377-382 y cap.3: pp.382-395.

 

 

Pérez Herrero, Pedro (2002), La América Colonial (1492-1763). Política y Sociedad. Madrid: Editorial Síntesis cap. 2: pp.33-54, cap.3: 55-106.

 

Todorov, Tzvetan (1995), La Conquista de América. El problema del otro, México, Siglo XXI Editores,capítulos 1: 13-70; 2: 106 -136; 3: pp. 137-143 y 4:195-206.

 

Watchel, Nathan (1971), Los vencidos. Los indios del Perú frente a la conquista española (1530-1570), Madrid, Ediciones Gallimard, Introducción, pp. 23-34, 2º parte: pp. 135- 211 y Conclusión: pp. 313-325.

 


*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur

 











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