Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 34 Tiempos de Forja por Antonio Diez El Mayolero
Fuente: El Fusilado
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de Origen: AQUÍ
"Todo taller de forja,
parece un mundo que se
derrumba"
(Hipólito Yrigoyen)
Aludía así al aparente caos que en la sociedad se producía cuando se estaban
gestando movimientos que terminarían produciendo cambios fundamentales.
Aquel "régimen falaz y descreído" al decir de don Leandro
N. Alem en su discurso del 13 de abril de 1890 en la génesis de la Unión Cívica,
fue agonizando en el charco de sus propios latrocinios, hasta finalmente,
acorralado por las propias circunstancias, hubo de negociar su retirada, y
aceptar (Ley Sáenz Peña mediante, en 1912) el voto secreto, universal (hasta
por ahí nomás, ya que no contemplaba el voto femenino) y obligatorio.
Pero aquel régimen era el efecto y no la causa. La causa eran los intereses de
grupos de poder, (los que llamamos "poderes fácticos") que venían
gobernando el país por intermedio de sus personeros y comisionistas locales.
Al aparecer el pueblo en escena, debieron cambiar sus estrategias, y así fue
que debieron descender un escalón y apelar a la fuerza para mantener (o recrear
lo que hoy se llama "un clima de confianza"). Así la interrupción del
orden Constitucional en 1930, y todos los acontecimientos posteriores que
desembocaron en que, tozudamente el pueblo volviera a ser forjador de sus
propias herramientas.
Lo demás es tan reciente que ni siquiera es Historia aún, solo crónica de
hechos recientes, a los que el tiempo dará la suficiente profundidad para el
análisis.
El hecho es que estamos nuevamente en tiempos de forja. Los intereses de los
poderes fácticos siguen siendo los mismos, por más que se revistan de otros
lenguajes y otros sean sus ejecutores y pregoneros.
Personajes mínimos que como perros del matadero pelean por las achuras,
mientras los matarifes se llevan las medias reses, como decía Jauretche,
pululan en todos los ámbitos políticos, mientras el pueblo, sufridamente
soporta el calor de las fraguas, el ruido de los martillos, y en esa media luz,
está forjando su destino nuevamente.
Y, claro, ese taller de forja, lleno de ruido, del calor abrasador de los
hornos, de esos cuerpos sudorosos aparenta caótico para los
"bienpensantes" y los asusta. ¡Cómo no los va a asustar! Si subconscientemente
saben que la creación de ese taller de forja muy posiblemente sea una
locomotora que se los lleve por delante inexorablemente.
Dicen que "los pueblos nunca se equivocan" y personalmente no creo
que sea tan así. Los pueblos los constituimos individuos, que a nivel personal
cometemos errores y equivocaciones. Podemos ser inducidos a equivocarnos, pero
así como en lo personal tenemos la capacidad de rectificar nuestros errores,
también vale en lo colectivo.
Como el mitológico personaje de Sísifo, volveremos a llevar la piedra cuesta
arriba.
Se pueden engañar las mentes, pero no los estómagos. Los estómagos vacíos
hacen razonar más que los discursos.
*Antonio Diez (El Mayolero), (1942-2020) Periodista, Escritor, Ensayista, columnista del programa Voces Cooperativas, autor del libro Formación y Transformación del Sujeto Agrario, declarado de interés legislativo por el HCD de Las Flores ex candidato a Intendente de Tres Arroyos por el Partido Intransigente
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