Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 35 “CARNE VACUNA – POSIBLES SOLUCIONES A UN VIEJO PROBLEMA”… por Equipo IEFI…. COMPARTE RUBÉN LAMAS

 


 


DOCUMENTO CARNES

 

 

Equipo IEFI

Fuente de Origen: https://institutoigualdad.com.ar/

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CARNE VACUNA


POSIBLES SOLUCIONES PARA UN VIEJO PROBLEMA


CONTEXTO HISTÓRICO Y MARCO CONCEPTUAL


El precio de la carne vacuna, con relación a nuestra economía y los hábitos
alimenticios tradicionales en nuestro país, tiene una larga historia.
De manera que durante el siglo XX hemos tenido una larga serie estadística sobre el
ciclo ganadero, caracterizado por periodos fluctuantes de retención y liquidación de
cabezas. También hemos tenido altos índices inflacionarios -con inclusión del precio
de la carne y sin ella- y hasta un asesinato en el mismísimo Senado de la Nación, en el
marco de un debate sobre carnes. Tal la importancia de la carne en la historia y en la
economía nacional.


Estamos una vez más ante una encrucijada económica que incluye al viejo problema
de la carne. Ahora, en medio de una coyuntura histórica particular que incluye el
impacto de la deuda externa, las negociaciones con el FMI y el Club de Paris, a lo cual
se le agrega, además, una pandemia que azota a la economía mundial y trastoca las
prioridades del gobierno.


En ese contexto, el aumento de precios de los alimentos en general y de la carne
vacuna en particular, afecta a nuestra población; sobre todo a los sectores de
ingresos fijos y, principalmente, la clase trabajadora, jubilados, pensionados y los
trabajadores informales que representan a más de la mitad de los trabajadores.
Para comprender el fenómeno y poder aportar en busca de una solución, es necesario
adentrarse en la complejidad de la producción cárnica, con sus particularidades
técnicas, geográficas y la cadena que involucra: logística, mataderos, frigoríficos y su
posterior comercialización.


El ciclo productivo es lento con relación a otras especies productoras de carne, como
es el caso del cerdo, oveja y aves, por citar algunos ejemplos.
Si entendemos esto, podremos entender que si mejoramos los índices productivos
mejoraremos la disponibilidad de animales (la oferta) y, por los tanto, los ingresos
familiares tanto de los productores como de los consumidores. Es decir, mejoraremos
la calidad de vida de los argentinos.


Es cierto que no podemos pedirle al estado que solucione los problemas de
ineficiencia de la ganadería argentina. Sin embargo, a través de la política
agropecuaria, el estado tiene la capacidad y los recursos humanos para ayudar a los
productores a mejorar la eficiencia de sus rodeos. Organismos como el INTA, INTI,
SENASA, Universidades y Ministerios, deberían coordinadamente actuar en el mismo
sentido.
La incorporación de tecnologías de proceso, la agroecología y la chacra mixta, tienen
que ser un objetivo a desarrollar y estar acompañadas del asesoramiento técnico de
las mencionadas instituciones.


Cuando se habla de incrementar la producción, en el caso de la ganadería bovina, los
resultados requieren para hacerse visibles un plazo de entre dos a tres años, e
involucran cuestiones sanitarias, reproductivas y de manejo de rodeos, que implican
en algunos casos, cambios en el modo de producción.


Esto debería articularse en términos convenientes con el sector productor, que es de
neto corte privado. Más allá de algunas regulaciones posibles, se sabe que el
incentivo a partir de beneficios resulta más eficiente a la hora de lograr cambios
sostenibles.
En tal sentido, consideramos que debería tenerse en cuenta un criterio de
segmentación según el tipo y volumen de cada establecimiento, y se hacen
imprescindibles facilidades crediticias o apoyos económicos para afrontar los
objetivos propuestos.


Sin embargo, también se conoce que el precio de la carne no obedece a causas
únicamente de la oferta, sino que también hay situaciones del mercado que permiten
esta enorme distancia entre el precio que se le paga al productor y lo que termina
abonando el consumidor. Una de las explicaciones que se esgrimen es la tensión
creciente de la demanda externa; es decir, las exportaciones.


La reciente restricción de la exportación de carne por 30 días, por si sola, es una
medida de un efecto muy relativo. Tal vez sería necesario pensar en cómo generar
estructuras estatales, cuyos mecanismos de funcionamiento permitan al gobierno
regular los mercados, para que el peso de las variaciones de los precios externos no
afecte a las familias argentinas, garantizando el abastecimiento de las necesidades
mínimas del mercado interno.


De manera que consideramos que, mas allá de problemas puntuales que se observan
en ciertas coyunturas, la producción agropecuaria nacional, presenta serios
problemas estructurales, que requieren una reorganización productiva integral.
Pero focalizando en el tema de las carnes, es necesario afrontar una solución que
logre una síntesis de las necesidades de toda la cadena cárnica, y solucione en
profundidad las distorsiones que se vienen arrastrando.


En primer lugar, comenzando desde los productores, debemos dejar en claro que la
desaparición de más de doscientos mil pequeños y medianos productores rurales
acontecida en los últimos años, es una situación que nos preocupa y consideramos
urgente, no solo comenzar a detener esta tendencia, sino de manera contra cíclica
remediarlo ya mismo; porque de lo contrario será imposible hallar soluciones
duraderas en un contexto de cada vez mayor concentración de la producción en
pocas manos.


La producción a pequeña y mediana escala es más fácil de monitorear y de llevar
adelante el seguimiento pormenorizado de los índices de interés productivo.
La experiencia acumulada por los extensionistas del INTA y su llegada al pequeño y
mediano establecimiento, es un activo que puede recuperarse, tras el
desmantelamiento ocurrido en los últimos años. Es tan simple como práctico que los
agrónomos, veterinarios y otros especialistas del sector, con directivas y objetivos
claros, puedan lograr mejorías en muchos de los indicadores que habitualmente se
utilizan para evaluar la producción ganadera, como índices de preñez, destete,
ganancia de peso, conversión alimenticia, etc.


Hay mucho por hacer en materia de sanidad, prevención y diagnóstico de
enfermedades, ya que el stock ganadero permanece estable desde hace muchos
años y hay mucho conocimiento científico tecnológico que todavía no se aplica a la
producción ganadera.


La comercialización necesita transparencia. El mayor incremento del precio de la
carne se observa a partir del paso por los frigoríficos, la distribución y la
comercialización. El mercado exportador es el que se queda con la mayor parte de la
rentabilidad de la cadena.


Por ello consideramos que los mercados-feria y los remates públicos, son el
mecanismo más eficaz que se dispone para obtener precios de referencia.
Avanzando en la cadena, observamos que los mataderos y frigoríficos, conforman
también un sector concentrado. Principalmente aquellos pocos que están
autorizados a exportar. Además, es este un sector en el cual se han detectado
recientemente maniobras ilegales de pseudo empresas que triangulaban productos
en perjuicio de las arcas estatales. Es importante remarcar que estos controles deben
ser permanentes y muy eficientes por parte del Estado.


Es fundamental establecer las necesidades del mercado interno, garantizar su
abastecimiento y luego comercializar los saldos exportables. Para desacoplar los
precios internacionales, habrá que hacer modificaciones en los derechos de
exportación y, en cuanto al mercado interno, es fundamental orientar la
comercialización hacia las carnicerías, desalentando tanto las grandes cadenas de
supermercados como la integración vertical.


La política agropecuaria, debe ocupar un lugar preponderante en la agenda del
gobierno, habida cuenta de los problemas estructurales mencionados. Será menester
tomar decisiones políticas dada la gravedad de las actuales circunstancias que, por
causa de la pandemia, acrecentó la desigualdad social, arrojando a la marginalidad y
la pobreza a grandes sectores de la población (principalmente mujeres y menores de
edad), por lo que los recursos alimenticios, que siempre han sido bienes estratégicos,
hoy más que nunca se hace necesario garantizar su correcta producción y
abastecimiento. Pero también su posibilidad de adquisición con relación a variables
económicas de nuestra realidad como el salario y la jubilación mínima.


SÍNTESIS DE NUESTRAS PROPUESTAS

Apoyar la recuperación del pequeño y mediano productor, desalentando tanto la
concentración de la propiedad de la tierra como de las cabezas de ganado.

En la aplicación de las políticas, es preciso tener en cuenta una segmentación de los
productores en distintas escalas. Además, promover la chacra mixta y las practicas
agroecológicas. Sobre esas bases, determinar las medidas de fomento, créditos
accesibles, apoyo técnico etc.

El estancamiento del stock de ganado bovino, con relación al crecimiento vegetativo
y la demanda exportadora, junto al corrimiento de la producción hacia otros espacios
territoriales, convocan a mejorar los índices productivos mediante el trazado de un
plan ganadero y el desarrollo de nuevas estrategias que incentiven la producción en
regiones en las que hoy no se practica la ganadería.

Desarrollar en todo el país el sistema de extensión del INTA, el cual fue desmontado
durante la gestión del gobierno macrista, trazando objetivos mensurables para los
índices ganaderos de interés productivo.

Tomar como referencia el precio de origen del ganado en pie mediante mercados y
ferias locales

Apoyar las iniciativas que presentaron las organizaciones que involucran a los
mataderos y frigoríficos cooperativos recuperados, cuyo destino principal es el
mercado interno.

Garantizar el abastecimiento del mercado interno, para luego exportar el saldo
disponible, y desacoplar el precio internacional mediante la fijación del porcentaje de
los derechos de exportación que corresponda.

Orientar el consumo interno a través de las carnicerías, evitando las distorsiones
ocasionadas por la integración vertical y las grandes cadenas de supermercados.

Es igualmente importante promover la producción cárnica de otras especies de ciclo
más corto, como es el caso de ovinos caprinos, conejos, cerdos, aves etc.,
fortaleciendo una política orientada a garantizar soberanía alimentaria.
Consideramos estrictamente necesaria la intervención política permanente en
materia agropecuaria, dado que los alimentos son un bien estratégico. Más aun en
momentos que el efecto acumulado de las sucesivas políticas liberales, las
privatizaciones y el desguace de las estructuras estatales, dificultan cualquier
regulación de los mercados que el gobierno quiera llevar adelante, agregándose la
pandemia, que incrementó los niveles de desigualdad, descargando su mayor
perjuicio sobre los sectores más vulnerables de la población.
Nuestra visión y sentido humanista de la vida y la política no puede permanecer
indiferente cuando sabemos que la pobreza afecta con mayor dramatismo a mujeres
y menores de edad, y que los mercados por sí mismos, siempre van tras la mayor
ganancia posible.


Firmas
CARNELLI, Bernardo Francisco; COGO, Ariel; DUARTE, Aníbal; LAMAS,
Rubén; LATTANZIO, Gustavo; MERLO, Diego; MOSQUERA, Alejandro;
PINEDO, Mariano; POLIDORO, Mónica; REYES, Victoria; ROVELLI, Horacio
Equipo Agropecuario del IEFI

 

 

 


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