Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 34… Néstor... Relato por Eduardo De Vincenzi

 

Pintura de Zdzislaw Beksinski




Néstor saltó al vacío... De alguna manera la muerte es un salto al vacío…hacia la nada…

 

Bueno….dolor y festejo.

Comentarios, anécdotas, adivinanzas y predicciones. Sentado ante mi página en blanco, dejo que la cabeza vaya y se detenga donde le plazca. La verdad un momento de mierda para escribir, pienso.

Alguna vez, escuchando una clase, el profesor intentaba que pudiéramos hilvanar algún pensamiento vinculado al por qué de la vida, a los dilemas existenciales siempre transitados e incomprensibles. Como el profesor y nosotros mismos esperábamos pocos pudimos razonablemente traducir qué significaba todo esto. Varios hablaron con y sin sentido, las connotaciones religiosas, por obvias razones de deformación cultural, llevaban la delantera. El paraíso, el premio y los castigos, el soplo en el rostro, el hombre unidad, la ira del señor, hasta que finalmente... ¿Y usted? - El tipo me apuntó cuando ya creía estar oculto detrás de la chica - 

- Bueno… (…)…sospecho que la vida es una eterna lucha entre el bien y el mal-

-¿A ver, cómo eso?-

-Seres humanos en todos los tiempos a caballo de ideales, intereses y razones de todo tenor han luchado a favor de las causas justas, contra los que trataban de impedirlo… El mundo sigue andando. Pienso entonces que los buenos van ganando esta batalla a la que me refiero. Si así no fuese qué duda cabe que en varios episodios de la historia del mundo todo hubiera volado en pedazos. Redondamente, una larga lista de célebres se han adjudicado la buenaventura y se han eximido de los males de la historia. Unos y otros son escuchados, soportados y alabados por la humanidad”. 

Mi muy parcial punto de vista, antes y ahora, sobre cuestiones trascendentales en general me deja fuera de respuestas y aún de preguntas vinculadas con estas cuestiones que deben ser abordadas por personas muy lejos de mí. Grandes hombres, eminencias que únicamente pensaban solo lograron rotular alguna hipótesis que cae estrepitosamente con el solo devenir del tiempo. Las cosas se simplifican cuando cuestiones místicas elaboran síntesis apretadísimas e impresentables. Pocas palabras bastaban para asustar y someter. Nunca lograron aliviarme los dogmas, todo lo contrario. Pero como siempre digo, las respuestas están al alcance de todos. Basta con mirar alrededor…

Y volviendo al episodio del ex Presidente, los argentinos nos enfrentamos a la muerte una vez más, acaso mejor dispuestos. Durante todo el día, en todos los medios, personas a favor y en contra del muerto desgranaban discursos apropiados y de los otros. Logré escuchar incluso algunos agravios. Pude imaginar casi verlos, brindando y agradeciendo a Dios. La muerte, cuando sucede, nos enfrenta con lo peor y lo mejor de nosotros, igual que otras muchas cuestiones. Enterado temprano de la mala nueva, espontáneamente, como todo lo que en mí fogonea la tristeza mande por las redes un par de reflexiones que acotadas por la cantidad de caracteres se deben haber entendido relativamente. Acto seguido me puse a escribir en mi ordenador intentando redondear. Aún los muertos de hace instantes son agraviados y favorecidos. En definitiva la lucha entre el bien y el mal de la que hablaba se instala todo el tiempo, eternamente. ¿Qué hago, qué digo ahora yo, cuál será mi aporte, qué afiebrada reflexión está a punto de habitarme? - Nada, el bien y el mal como siempre y un par de recuerdos, además.

Recuerdo que éramos adolescentes y la madre de un pibe de la barra finalmente vencida por una grave dolencia, muere. A ésa edad más que a cualquier otra, la muerte de los padres y en particular de la madre es un hecho demasiado doloroso, irreversible y de una tristeza muy difícil de explicar. Bueno, esto había ocurrido con uno de nosotros. El grupo de amigos acompañamos largas horas un velatorio tan cargado de tristeza y desazón como se puede imaginar. Era ya muy tarde cuando luego de dormitar desparramado en un sillón despierto, me encamino a una pequeña habitación donde una señora mayor, de uniforme, servía café en unos pequeños pocillos con el logo de la funeraria. En el trayecto al pasillo, uno de nosotros había conseguido reunir a otros de análoga calaña y les contaba chistes en medio de risitas contenidas y bufidos varios.

Hace algunos años logré que un amigo muy querido y su familia que viven muy lejos nos visitaran. En un momento de una velada inolvidable, la referencia a los años felices de la infancia y adolescencia juntos, tropezaba para salir de nuestras cabezas. El recuerdo del primero que murió de nosotros tempranamente y más amigo de mi amigo que mío, nos arribó a un brevísimo silencio. El gordo Roberto que estaba frente a mi levantó la cabeza, justo cuando un imperceptible sollozo le movió el pecho… -"Panchito…nombró mirándome con los ojos vidriosos…Panchito carajo". Una pena muy grande le sombreó la cara por un instante. Roberto lagrimeó el recuerdo del amigo muchos años ya fallecido. Y nos percatamos que Pancho no murió en realidad, nadie muere de verdad si se lo recuerda y menos aún si acordarnos, nos hace llorar…

¿Che gallega y el postre? - apuntó Roberto pasándose la mano por los ojos -

La moral, el bien y el mal ante el dolor y el sufrimiento del otro, de esto se trata, la lucha, ésta contienda interminable, universal, humana. En mi caso, asediado además por mi ignorancia y mis carencias celestiales, la cosa se complica. Triste se me fija la mirada y las voces se bifurcan en cualquier sentido. Una vez y otra, y otra, la vida en un inconmovible círculo, y nos da otra vuelta.

 

 

Taxinarradores: 24/11/2011

Fuente: https://taxinarradores.blogspot.com/

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