Revista Nos Disparan desde el Campanario AÑO II Nro. 32 Coronel Dorrego, distrito con dialecto predictivo por Gustavo Marcelo Sala
Coronel
Dorrego no crece, envejece, vale hacer notar la diferencia, y no solo dentro
del campo metafórico, y lo hace sin prisa pero sin pausa, de manera sempiterna,
inmortal, debido a que ese caducar, tenaz y conformista, lo ha abrazado como
hechura de vida durante los últimos veinte años. Un estado permanente de
menguante crepúsculo que durará, si así lo aceptamos, toda la eternidad, y
convengamos que la perpetuidad en condición de ocaso es la puerta de ingreso a
la necrópolis del olvido, osario de recuerdos los cuales nunca hallarán el
merecido y respetuoso descanso, debido a que es necesario desempolvarlos año
tras año, banalizarlos, erosionarlos, para sentirnos “algo”, debido a que somos
incapaces de crearnos un hoy vivaz, de bocetarnos una vida, de parir nuevos
paradigmas y nuevas cosmogonías, ya que somos repetición, somos calco y copia
del día anterior, de la semana anterior, del mes anterior, del año anterior,
tratándose pues de un errar marchito por los linderos profanos por causa de
nuestra ausencia a la hora de la imaginación, el riesgo y la creatividad.
Cuando
una comunidad subraya más su pasado que su presente y su futuro, lo hace porque
su presente no lo siente cordial y su futuro no lo percibe esperanzador,
entonces se apoltrona bajo esas cobijas sepias, seguras, cómodas, en donde no
existe posibilidad alguna de que nos visite el misterio de la noche, menos aún
la claridad del amanecer, somos solo crepúsculo, el modo menos aventurado de
ser.
En
estas dos décadas de vejez la dinámica de lo pensado – disiento con Dante Panzeri,
en el fútbol y en la vida, no existe nada más dinámico que el
pensamiento - nunca ha logrado imponer condiciones por sobre la inacción de lo
impensado, por eso nuestros estragos y pliegues estructurales, nuestras
monstruosas arrugas y cicatrices, se notan cada vez más, a pesar del
maquillaje, los bulevares, los bolardos y las leds PRO, debido a que con el
correr de los años los calvarios que nos reservan se hacen menos timoratos a la
hora de los placebos, y digo placebos porque ya no hay cura. Para los dolores
tangibles del cuerpo, la medicina, para los intangibles del alma, el tiempo o
la finitud.
Lo
realmente perturbador es que el texto Coronel Dorrego envejece sin nuestro
permiso, envejece con las sádicas sonrisas de las grotescas cirugías humanoides
de los y las plutócratas, con las perversiones de los sepultureros
oficialistas, con los subsidios de los necrólogos del establishment, con el
amorfo sentido común de la mass media pautada.
1- “Las
recientes encuestas telefónicas, cual lenguaje corrector predeterminado por procesador, ya han escogido e instalado los representantes políticos del establishment que participarán de la próxima
rueda de reconocimiento electoral a favor de no modificar la estructura de la
asociación ilícita vigente. Ya han sido seleccionados sus socios mayoritarios y también los minoritarios... La sociedad dorreguense apuesta a un modelo coercitivo de orden piramidal en donde la carencia y el aislamiento signados por el poder real son los castigos por discutirlo, es más, reafirmo la idea que se siente cómoda dentro de ese ordenamiento cuasi-feudal y oscuro, de nula creatividad, con aditivos neofascistas, en donde una moderada rebeldía crítica es observada como un irrespetuoso desacato digno de exclusión y ostracismo, por eso las atrocidades e injusticias más notorias del ejecutivo, la oposición y el poder real que los nutre no son expuestas como tales y en algún caso se omiten, se olvidan y hasta se redimen. Cuando la verdad es sustituida por el silencio, sentenció el poeta Yevgueni Yevtuschenko, el silencio es una mentira.
En
estos últimos veinte años su texto solamente ha sido un resumen uniforme
totalitario, no tuvo desarrollo contestatario, el sujeto crítico, el verbo
preciso, el predicado razonado cedieron a favor del sujeto afín, el verbo
básico y el predicado cómodo. Nada va a cambiar, en tanto perversos y subsumisos,
en maridaje, amantes de la vejez inextinguible, sigan dominando la escena
dorreguense. Desde la individualidad, llegar en Coronel Dorrego a los 60
años y seguir resistiendo al fascismo del sistema es una epopeya de vida, un
acto de juvenil rebeldía. Son pocos. Mi admiración.
Tristemente
la sociedad de Coronel Dorrego se rindió hace dos décadas cuando no permitió
que el helicóptero descendiera y se llevara a la resaca de la Alianza, y luego
en el 2003, siendo cómplice de un fraude intelectual y político descomunal.
Allí comenzó su decadencia, crepúsculo infinito, ruina y decrepitud. Kafka
escribió que quien conserva la facultad de la belleza no envejece, pues mi
pregunta y mi reproche es ¿quién nos robó la belleza de Coronel Dorrego? Nuestro
lugar ha envejecido más rápido y sin nuestro permiso, acaso gracias a nuestra
desidia y desinterés, abstracciones que el mismo establishment gobernante
(oficialista y opositor en asociación) supo aprovechar para envejecerlo, pero a
su provecho. Es un año para intentar rejuvenecerlo, de nosotros depende
nuestros deseos, por caso, licenciando definitivamente a los sepultureros y a
los necrólogos, levantarnos de la mecedora para respirar los misterios de las
madrugadas y descubrir que el amanecer sigue siendo un espectáculo sublime e
imponente, aún aquí, luego de veinte años de ocaso…
Dicen en el Pago que mi opinión
bajó de precio.
Raro para algo que nunca lo
tuvo.
Acaso quien la vende piensa en esos
términos
Prólogo
del Libro “Un Trago de Agua Para el Coronel. La década perdida 2011-2020” Artes Gráficas Líber
Referencias
1-Actualización agregada al prólogo
original
*Gustavo Marcelo Sala. Escritor. Editor
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