En tiempos en donde la gente se postula, se mide, se propone y hasta se impone.. digo..
“Las suertes que la vida me ha
regalado. Como en toda suerte ni siquiera cabe la
responsabilidad. Por suerte no soy periodista, de manera que nadie va tomar en
serio mis pensamientos, análisis, informaciones y menos aún seré invitado a tediosos
encuentros que apenas finalizados quedarán en el olvido. Por suerte no soy
escritor. Por eso mis novelas, cuentos y poemas no tienen la obligación de
llevar el fatigoso peso de una firma sospechosa. Si uno se choca casualmente
con alguno de ellos no se verá forzado a saber quién es el autor. Además uno se
ahorra vida al no sentirse parte de tertulias y convites en donde generalmente
la literatura queda a un costado, como en estado de espera, hasta que vuelva a
recuperar su rol fundamental. Por suerte uno no es inteligente ni sagaz,
cuestión que me permite obtener licencias de modo no molestar a mis cercanos y
lejanos con postulados fundantes y frases de almanaque. Por suerte no
tengo ni la ambición ni el desvelo de superarme y menos aún de superar a mis
linderos. Por suerte no estoy en ningún listado cuando de valorizaciones se
trata. Por suerte nadie cuenta conmigo en su imaginario. Es una excelente forma
de no defraudar y a la vez le permite a uno dar la sorpresa inesperada sobre
algún inciso no pensado. Por suerte no me esfuerzo por agradar. En ocasiones
dicha carga conlleva cierta dosis de hipocresía que lacera, y mucho, a medida
que los años avanzan. Por suerte ni el deber ser, ni ser políticamente
correcto, cuentan en mi vademécum.
Por suerte no creo en
supersticiones y frases hechas: El amor para toda la vida, el amigo incondicional, la verdad
revelada, la credibilidad, los pueblos nunca se equivocan, el hombre es bueno,
el olvido, la memoria, Dios existe, Dios no existe, la existencia de los
imprescindibles, la vida es muerte que viene, la muerte es vida vivida o que
cada día que pasa nos parecemos más a ese cadáver que alguna vez seremos. No creo tampoco en los aniversarios, son la puerta de entrada a la estupidez afirmó Cortázar, y menos en los finalizados en cero y ser sometido al embuste afectivo de ser un permanente y merecido cero, pero a la
De todas maneras llevar las maletas
cargadas con semejantes fortunas por este sendero de los extremos sucios es el
precio que uno debe asumir y pagar para tratar de ser, como decía el recordado
Osvaldo Ardizzone, un hombre común, sin aspiraciones extraordinarias ni
ordinarias, de ser una persona fácil, sin limitaciones formales, sin que pese
el veto o la aprobación exterior, sin ser invasor ni ser invadido, de ser feliz
de a ratos, de hacer feliz de a ratos...”
* Del libro de cuentos breves El sendero de los extremos Sucios (Artes Gráfica Líber - 2018)
Por todo lo expuesto creo hay que
leer y escuchar a los sabios, a aquellos que con simpleza nos iluminan, los que
nos abren su corazón humanista y su honestidad intelectual al mismo tiempo.
Este texto, este ruego omnipresente, lo tomé del muro de nuestra amiga
marplatense Emilce Vuyovich
Renuncia la vicerrectora del
Nicolás Avellaneda CABA
Estimados Supervisores de la Región
VIII:
Por la presente quiero informar mi
declinación a acceder a la rectoría del colegio Nicolás Avellaneda.
Quiero aprovechar esta oportunidad
para expresar algunos fundamentos de esta renuncia más allá de situaciones
personales que me impedirían cumplir dicha labor en el horario ofrecido.
Por un lado, el contexto de
pandemia nos ha obligado a un altísimo esfuerzo a todos los docentes, sean
profesores, preceptores o autoridades quienes durante el 2020 no pusimos más
que empeño, esfuerzo y creatividad -además de nuestros recursos- para sostener
la continuidad pedagógica y las instituciones escolares en funcionamiento aún
desde la virtualidad. No obstante lo realizado, injustamente, ello finalizó con
el menosprecio por la labor docente y lo realizado expresado por las máximas
autoridades del Ministerio de Educación.
En este 2021, el adelantamiento
forzado de la presencialidad nos obligó nuevamente a organizar múltiples
cuestiones cotidianas acorde a los protocolos y al contexto de pandemia que
continúa. Una vez más, a pesar de los esfuerzos por cumplir los protocolos, el
aumento de casos con la segunda ola tuvo su repercusión en la comunidad escolar
que vio de a poco cómo las burbujas y los diferentes actores escolares eran
afectados por el aislamiento preventivo o el covid positivo cuando no por el
sabio resquemor de las familias a enviar sus hijos e hijas a un posible
contagio. A ello se le sumó lo acontecido luego del conflicto
interjurisdiccional en torno a la presencialidad. Esto operó sólo negativamente
sobre la ya exangüe presencialidad. En nuestra institución educativa y pese a
la falta de entrega de dispositivos, la virtualidad nos permitió operar como un
andamio de la fallida presencialidad en este contexto, permitiéndonos
garantizar la continuidad pedagógica; Sin embargo esto fue recibido de manera
muy diversa por las familias al calor de la disputa política externa y ajena a
la institución. He padecido yo misma el aislamiento y el duelo por la muerte de
mi padre producto de un virus letal que incrementa los números de muertos en
todo el país y en nuestra ciudad cuya situación corresponde actualmente a la de
alerta epidemiológica con un sistema sanitario muy tensionado. Es de señalar
que crece el número de docentes fallecidos enlutando las comunidades escolares
y no he escuchado que esto constituya la menor preocupación por las autoridades
del Ministerio o de la Ciudad.
Por el contrario, pareciera que el
Ministerio de Educación de CABA banaliza y naturaliza esto y sólo puede
insistir en el retorno a la presencialidad aún cuando se acercan los días fríos
y muchos de los sistemas de calefacción no se podrán encender así como tampoco
se podrán cerrar las puertas y ventanas. En contexto de pandemia esto es de una
gravedad para la salud pública que es tan negado como el riesgo que trae el
traslado y movimiento de personas en la proliferación y contagio del virus.
No importan ni los informes
científicos ni las argumentaciones que esgrimimos desde las escuelas para
mitigar la presencialidad en este momento. Y sólo se responsabiliza a las
conducciones escolares a la vez que se las carga de la obligación de tomar
medidas que a las claras son resistidas por todos los gremios docentes puesto
que afectan la salud , las condiciones laborales y violentan la conciencia de
la gran mayoría de los trabajadores de la educación.
Estos argumentos aquí expresados
son sólo testimoniales puesto que lejos de mí está pensar que puedan mejorar en
algo las condiciones dentro de las escuelas en este contexto, pero no quiero
dejar de expresar como trabajadora de la educación y como docente de vocación,
mi desolación y tristeza por lo que está ocurriendo en el sistema educativo que
ensaya en estos días su experiencia más cruel y está muy lejos de buscar
defender y enseñar el valor de la vida y los Derechos Humanos que son los
valores más preciados que desde el retorno a la Democracia ha sabido transmitir
nuestra comunidad educativa.
Sin otro particular
Atte.
Leticia Guindi
VRTM
Colegio Nicolás Avellaneda
*Gustavo Marcelo Sala, Editor. Escritor
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