Por
temas de la historia bastante reciente no tenemos mucha cercanía con la
política interna de Inglaterra, esa distancia no nos permite ver que los
obreros ingleses y los argentinos han pasado por situaciones demasiado
parecidas, solo con unos años de diferencia.
Cuando
termina la Segunda Guerra Mundial hay elecciones en el Reino Unido, de un lado
por el partido conservador Churchill, el genocida de Bengala, uno de los
supuestos triunfadores de la guerra, aunque todos sabemos que el mayor esfuerzo
humano lo pusieron los rusos. Del otro lado, Clement Attlee, un hombre alto,
Laborista, de bigotes y siempre una pipa y una sonrisa, prometía, en caso de
triunfar, utilizar el mismo esfuerzo que se realizó en tiempos de guerra para
hacer barcos, tanques y aviones, para en su lugar construir en paz, viviendas,
escuelas, hospitales. Por supuesto, lo acusaron de comunista, como estaba de
moda en esa época…
Enseguida
le negaron asistencia económica, porque todos sabemos, y si no lo sabían ahora
lo saben, el Banco Mundial, Fondo Monetario o la Financiera Pillahuinco, nunca
cambian.
En
Los Pathe Movietone, una especie de noticiero que pasaban en los cines (en 1945
la televisión como medio masivo todavía no existía), los candidatos
conservadores advertían: “claro a usted le va a parecer lindo tener el hospital
gratis, pero antes de que se dé cuenta, una mañana se va a levantar en un país
comunista”.
Al no haber tanta penetración mediática todavía, la campaña del
miedo fracasa y el pueblo cansado de años de guerra y miseria le da la victoria
al Laborismo (Labour). Con todo en contra, en 1948 se crea el NHS, el servicio
nacional de salud pública. Pero eso fue uno de los pasos del gobierno. Se
nacionalizan los sectores claves de la economía, el acero, el carbón, los
ferrocarriles, se protege a la industria nacional. Se crea la legislación
laboral y comienza también el proceso de descolonización. Este modelo de país
industrial con sindicatos fuertes y un reparto más justo de la riqueza fue lo
que comenzó a desmantelar Margaret Thatcher desde fines de los setenta y
durante toda la década del ochenta. Puede que algunas industrias al estar
sobreprotegidas se hayan quedado atrasadas con respecto a sus competidores
extranjeros. Esto pasó antes de la liberalización y puede verse en las
industrias inglesas que producían vehículos, tanto autos como motos. Al día de
hoy creo que no queda ninguna de las antiguas fábricas de motos inglesas que
tanto me gustan, Norton, Matchless, AJS, Vincent, BSA, no fueron capaces de
competir con las japonesas. Con las automotrices pasó algo parecido Morris (que
en Argentina se fabricaba bajo licencia con la marca Di Tella) Leyland que hacía desde el Mini Cooper hasta
camiones pesados de seis ruedas, todas han desaparecido creo, menos Land Rover
que la tienen los indios o los chinos. Thatcher sabía que para hacer mierda a
los sindicatos, primero tenía que destruir las industrias, algo muy parecido
vivimos acá desde 1976 en adelante. El gas, el petróleo, el acero, el carbón,
los ferrocarriles, todo fue regalado o directamente destruido. Solo con el
cierre de las minas de carbón habrían quedado sin trabajo más de 250.000
personas arruinando a gran cantidad de pueblos y regiones que al vivir alrededor
de la actividad minera quedaron semi-desiertos. Con el ferrocarril pasó calcado
lo que sucedió en nuestro país. La prensa martillando constantemente en contra,
los sueldos y el crédito generalizaron el acceso al automóvil. Por lo tanto el
tren era visto como inútil y anticuado. Beeching, que fue más o menos como
nuestro “plan Larkin” había levantado más o menos un 30 por ciento de los servicios.
De los 70 en adelante los terminaron de rematar, como si patearan a un hombre
caído en el piso. Con la “apertura” vinieron las agencias de empleo, los
contratos por día o por hora, sin seguro de enfermedad o contra accidentes, sin
vacaciones pagas. Uno de los pocos hombres que se opuso a la guerra de Malvinas
fue Tony Benn, socialista, también
fumaba en pipa. Él decía que todo era cíclico y que la vida del hombre
es pelear por las mismas cosas una y otra y otra vez, esto era para algunos que
creían que los derechos laborales habían aparecido una mañana en un huevo de
pascua, pero vieron cómo se los borraban de un plumazo y todavía no caían a la
realidad.

*Favio Camargo.
Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del
Sur
Ante la duda con Tony Blair fui a buscar la información sobre Tony Benn... Un verdadero capo el tipo. Era de la linea de la izquierda dura dentro del laborismo. Bien socialista. A tal punto que renunció a ir a la cámara de los lores a pesar de su obligación por tener familia heráldica para quedarse en la cámara a de los comunes haciendo cambiar esa histórica ley.
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