Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 31 "La Barrera" - Relato -por Eduardo De Vincenzi

 

Capítulo I

 

Brian, Lucas y Nahuel, habían estado toda la mañana y parte de la tarde en los alrededores del Obelisco. Abrían autos en los semáforos y manoteaban lo que estaba a la vista. Algunas puertas sin seguro, taxis más que nada y, portafolios, bolsos o carteras sobre faldas o asientos... chau… Como siempre la sorpresa el miedo y la inacción de cualquiera que estuviese cerca otorgaban los episodios. Los otros conductores ahora sí, escuchando los gritos, trababan sus puertas esperando impacientes y atemorizados la luz verde, mientras el arrebatador, corriendo a toda velocidad a contramano, con lo conseguido apretado contra su pecho... se iba... se iba...irremediablemente. La joven del traje sastre negro cruzaba la 9 de Julio hablando por celular con un maletín en la otra mano. Se quedó gritando en el medio de la avenida, cuando Brian, pasó como una exhalación, y desde atrás, le quitó las dos cosas. Azucena creyó que el tema de cruzarse su bolsito verde en bandolera, cuando iba a cobrar la jubilación, sería un contratiempo, para los ladrones. Error. El flaquito de zapatillas rojas y gorrito con una gran visera calzado hasta los ojos le pegó un gran tirón al pasar y pitando. En minutos la anciana tirada en la vereda llorando y con la cadera rota esperaba a la ambulancia, asistida por algunos transeúntes. Uno de ellos de grandes bigotes se había quitado la campera que ahora estaba bajo la cabeza de la infortunada mujer, rígida y en shock, balbuceando... Se le había salido un zapato y sangraba del brazo derecho.

 

Capítulo II

 

Los tres pibes tomaban cerveza en una botella cortada de gaseosa grande. Se pasaban un porro sentados en el pasto, al pié de la Torre de los Ingleses. Serían las cuatro de la tarde...

-          ¡ Che, gil ! - bramó Lucas, pegándole un manotazo a Nahuel en el gorro – Mañana me compro la enduro .. .gil ... la tengo ... con el del taxi, la tengo ...

-          ¿Viste el chabón que iba con la vieja rubia? ... ¡Tres luca' gringa', boludo ! ... con ésta, y la que tengo en la casa de la Yanina... ya está -

Brian acabó la cerveza, y con un gran eructo, tiró la botella lejos. Sacó del interior de la campera beige un par de montones de plata arrollados torpemente. Contó los billetes en voz alta, despacio... las manos muy sucias y llenas de marcas... un piercing en la nariz, y un arito en la oreja izquierda, se dejaban ver, bajo el gorrito con visera celeste...

-  Do' luca' amigo. ¡ Qué talco ! ...vamo' yendo ... mucho cobani por acá, hoy…

Zigzagueando entre los autos, los tres cruzaron la avenida, y entraron en la estación mirando para todos lados, con las manos en los bolsillos. Treparon al primer tren, ya en marcha. Habían saltado los molinetes corriendo sin que los controles se movieran. En Belgrano, Lucas saltó con el tren llegando, y pidió tres cervezas en el pequeño bar de la estación...

-          ¡ Dale amigo ... mañana garpo quía ... chau ! -

Sin duda el del bar, un gordo barbudo lo conocía...

- ¡Rescatate, puto... te viá busca’!

- ¡ Olvidáte, gordo ... mañana pasamo' ...olvidáte !

Corrió apretando las tres botellas de litro y trepó con el tren en marcha. Los tres pasaron al furgón y se sentaron en el piso. Brian prendió un porro... Lucas abrió la primera botella con los dientes, y bebió a largos tragos...

 

Capítulo III

Los lunes Damián iba a buscar a su hijo Mateo al jardín. Solo los lunes podía. Su día franco en el supermercado, era encargado de sección, y estaba acabando su carrera de abogacía. Besaba y abrazaba a su hijo, al que no veía, sino ya dormido, cuando llegaba muy tarde a la noche. Con Mateo en brazos entró al Mc Donalds, y pidió una " cajita feliz " y un café con canela... Mateo no era más feliz que los lunes, sabía todo lo que pasaría al salir del jardín. Su padre vendría hoy, irían al Mc Donald y juntos comerían jugando con las sorpresas de la " cajita feliz”. Papá le preguntaría por su día en el jardín, y volverían a casa a esperar a mamá, que volvía de su trabajo, en un par de horas. Al rato y en medio de cosquillas y abrazos, esperaban en la barrera que el tren pasara. Varios autos se alineaban, esperando.Damián había subido a su hijo a los hombros, el tren pitó, y aminorando la marcha por la estación muy próxima, pasó ...

...- ¡Chau, tren, chau ... saludá Tommy ! ...

Mateo levantó los bracitos saludando.

La botella le partió la frente, arrojada desde el último vagón...

Damián lloraba a los gritos sobre su hijo, llenos de sangre los dos...

...- ¡Goool goool quía... jajajaja ! - ...Brian gritaba desaforado, con los puños apretados a punto de caer del tren bamboleante, mirando a sus cómplices...Nahuel y Lucas también mareados lo sostuvieron, cuando el asesino casi caía a las vías. La barrera automática se levantó inmutable, y la campanilla dejó de sonar. La primera y segunda fila de autos sin sus conductores, que rodeaban a Damián y a su hijo, quedaron en marcha, y con las puertas abiertas. Los de más atrás, que no veían el drama, arreciaron con las bocinas. Los gritos de Damián se escuchaban sobre todos los ruidos...

- Dios no existe... dijo uno de los conductores desfigurado, temblando, intentando con el celular, llamar al 911...

 


Por Eduardo de Vincenzi


 


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