Revista Nos Disparan Desde el Campanario Año II Nro. 28 ... 1989, Recuerdos de la inutilidad por Favio Camargo

 

A los cuatro años quien escribe esta nota tenía ya conciencia que la moneda de este país es una herramienta que la mersa política argenta usa para estafar a los giles pagadores crónicos de los ABL´s invisibles. A los cuatro años este humilde autor salía del jardín de infantes con su Mamá y pasaba por un kiosco para comprar un chocolate con un muñequito adentro, valor 10.000 australes. Creo que en un momento los números se escribían con letras, porque ya no entraban en los billetes o los tickets de las cajas registradora. El valor de las cosas era delirante; una compra semanal eran miles de millones de “australes”. Este momento de la historia se recuerda como “el pico de la inutilidad alfonsinista”, mojón al cual ese desgobierno lamentable llegó delirando con trasladar la capital al sur, cuando en muchos pueblos, como Coronel Dorrego no había (ni hay aún) agua apta para consumo humano saliendo de la canilla. Gobernar un país no era rosquear en un mentidero, rodeado de alcahuetes aplaudidores con un par de líneas encima. Un golpe de realidad (o de mercado dicen algunos) los hizo tomar conciencia de ello, lo que llevó a que iniciaran  varias expediciones de rodillas hasta La Rioja, unas 17 según grabaciones que tenía un amigo muy menemista. “El Carlo”, que recientemente se ha remontado a la estratosfera, se compadeció de la inutilidad criminal de Terragno y aceptó la entrega anticipada del mandato. Comienza allí lo que opinólogos del “troscaje” más rancio llaman “la década empanada frita”, década extraña porque abarca desde 1989 hasta 2001 cuando un empastillado De la Rua se fuga en helicóptero luego de dejar 39 muertos en las calles. Un país que por años se había acostumbrado al asco, a la basura, tenía a un costo social altísimo, que en ese momento no se vio o no se quiso ver, pequeños momentos de normalidad. El Mingo, hoy habitante eterno de las mesas de saldos de las librerías, era un rockstar, nos había traído la convertibilidad y una invasión de funcionarias de bronceado naranja y platinadas con mucho esfuerzo. ¡Ah! la convertibilidad…si a uno le salía de los huevos ir a cambiar en el mismo banco sus pesos por dólares o marcos era posible y nadie le ponía límites ni peros. Estaban los que cambiaban por rublos…(consejo de Broda o Cachanosky a un amigo en la turbia financiera Pillahuincó de Coronel Dorrego): “Apuesten al rublo que cuando Rusia salga del comunismo se va para arriba”…algunos lo escuchan nombrar treinta años después y todavía les corre frio por la espalda y se le escapan un volquete de puteadas.

No había medidas de zurdaje pátetico, no del que es comunista y realmente lo cree, a ese lo respeto, sino del trucho... ese de Lecops para vos…dólares para mí. Como en la RDA, el auto para el pueblo era de plástico, pero los políticos andaban en el Citroën Athena DS.

Mientras estuvo “El Carlo”, era posible para un obrero con sueldo medio bajo, porque los sueldos eran lamentables y nunca aumentaban,  acceder a un crédito de vivienda, cosas que hoy con este gobierno que parece empeñado en emular esa inutilidad absoluta del gobierno 1983 1989 parece algo de ciencia ficción. Además por el solo hecho de haber liberado a millones de jóvenes de esa mugre arcaica que era el servicio militar obligatorio, se merece ya una estatua a la norcoreana.


Cosas como la voladura de Rio Tercero o el desmantelamiento de lo que quedaba de la red ferroviaria, porque hay que decir la verdad, en nuestra zona al tren lo sacaron Frondizi y la dictadura…no eran rivales con poder para competir contra un Opel Corsa en 38000 cuotas sin interés.

En algún momento la sociedad tiene que comenzar a hacerse cargo de lo que vota. ¿No?

Antes de que diga ¡OH! un docente menemista…si lo grabo y lo vendo a la BBC me pagarían mil millones de melconianes…o de compadecerse creyendo que todavía debo cuotas de una videocassetera en el “plan persa”….ahora que está llegando al fondo de la nota le digo que lo estoy tomando para la cachetada querido lector…

Es que a la política argentina si uno no se la toma un poco a la risa precisa una caja de Losartan por día…o termina colgándose de un poste de alumbrado público…

No solo murió impune y protegido por el PJ, además el menemismo está más vivo que Hitler en el conurbano. Del país diseñado en los 90 no se ha tocado nada de lo que es de fondo, todo lo que se entregó no hay ni miras de recuperarlo…hay más posibilidades de que el municipio en Coronel Dorrego expropie el ex cine San Martín, para salvarlo de que se convierta en un bingo o una iglesia, que de que podamos ver trenes de pasajeros corriendo de nuevo por nuestros pueblos. Olvídese del tren niño….no hay ninguna posibilidad, decía un amigo. Lo poco rescatable que dejó esa década tan turbia lo rompieron, se ha cerrado la importación de productos buenos, es imposible conseguir radios de buena calidad. Pero nos siguen inundando de chatarra, que es la que revienta la industria local… y nuestra moneda ahora es prácticamente obsoleta fuera del país…




 


*Favio Camargo. Docente, estudiante del Profesorado de Historia en la Universidad Nacional del Sur

 


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