Revista Nos Disparan desde el Campanario Año II Nro. 29 Sarlo, y eso de sobrevivir y mentir… para luego suicidarse con una verdad… por Gustavo Marcelo Sala

 

Qué fatigoso e inapetente es el mundo socio-político de Sarlo. Una intelectual que lleva, por egocentrismo y superioridad moral e inmoral, la pesada carga de un risible y opaco personaje antiK, el cual construyó y que tristemente no le permite brillar. Más que una crítica política, ideológica y o conceptual lo que observamos en Sarlo es como una suerte de ruego. Sarlo le implora a Cambiemos, en honor a su confesional antipopulismo kirchnerista, que modifique alguna cosmética porque si no la horda puede perdurar, ergo el pueblo profundo, nosotros. Y por eso se embarra en el lodo de las operaciones más escatológicas, indignas para sus aspiraciones “Neo-Ocampo” mutando hacia una atmosfera escala Andahazi, o Belen Francese.  Su impostado y oportunista enojo con Cambiemos de su momento me hace recordar a la crítica lanatezca de la Ferrari, a la crítica walgeriana de la pizza y el champán, sin hacer ambos mención al modelo excluyente. Esta plegaria de la intelectual no incluye los límites sociales, políticos, humanísticos y éticos que el propio gobierno de Macri fue laxando a favor del establishment interno y externo, es decir, ellos mismos... De los dramas sociales excluyentes, ni una palabra. Estará de acuerdo entonces que matar por la espalda, como punto de partida del debate, es solo un detalle menor. De todos modos opera contra quien quiere operar, y critica a quién desea criticar, hoy el peligro es un tal Axel Kicillof.

Según Sarlo el culo de la Sarlo no apesta, todos los demás culos si.... dice la Sarlo, mientras opera debajo de la mesa entre las piernas del establishment…Traduzcamos.. No sin antes mencionar que en el presente muchos intelectuales y escritores quebrados y vencidos por el sistema, orden establecido al cual otrora combatieron con joven fanatismo, creen que alcanza con ser antiperonista para parecerse o acercarse a Borges o a Ocampo. Pues les digo que para parecerse o acercarse a Borges hay tratar de escribir como Borges, en tanto imaginación y lenguaje, no solo no alcanza con tan básico detalle, sino que además estos intelectuales tomaron para semejarse al noble escriba universal su peor faceta intelectual y humana…  

Hace tiempo en un artículo titulado “Las Grietas de Sarlo” describíamos las falencias ciertamente sorprendentes en las que caía con llamativa ingenuidad la destacada pensadora. Transcurrido el tiempo y con preocupación notamos que redobla su “proceso” de estupidización fronteriza dando por tierra con aquello por lo cual logró sumo prestigio. Es probable que sus linderos actuales, éxito mediante, promuevan en su modo de racionalizar la realidad ciertos contagios permisivos. Me permito transcribir algunos de aquellos párrafos de entonces, de modo percibir que hasta el supuestamente más capaz y notorio intelectual puede caer víctima de su propio prejuicio.

“Hoy se puede todavía ignorar sin diploma, llegará el día que sólo se lo permita con diploma especial”. Así, Macedonio Fernández definía la verborragia de ciertos intelectuales que lejos estaban de comprender los fenómenos sociales que embrionariamente se desarrollaban a nivel local, mientras entretenían sus entusiasmos a favor de los lujos y placeres que de modo determinante exhibía una Europa tan sangrante como dominante. Y me acordé de Horacio González y aquella sentencia poco rebatible “Difícilmente alguien ingrese a los términos más  severos de una identificación sin que el algún recodo lo espere la acechante figura del converso. Ante este dilema conviene preguntar ¿Se es algo antes de ser alguno? No es siempre detectable en su pura contemporaneidad el momento en que se acepta una divisa”.

Intelligentzia mediante podemos afirmar con la ayuda de Arturo Jauretche que “La prensa independiente no existe. La mal llamada prensa independiente es una máscara para hacer pasar la mercadería de contrabando como agua corriente incolora, inodora e insípida para que el estómago del lector no se prevenga defensivamente. La respuesta es simple y sencilla y tiene que ver con ese sentido común que sospeché equivocadamente no encontraría en la intelectual: Su actual grado de pertenencia ideológico/política. Es una de las contrabandistas de las que habla Jauretche. Sarlo no presenta grietas militantes antikirchneristas, esas las expone con alta prosa en sus editoriales y operaciones. Sarlo, como cualquier mortal ideologizado y comprometido sustenta la parte por el todo como método de discusión. Es aquí en donde mi sorpresa aumenta notablemente de alguien que se define como perteneciente a una elite superior. La parte por el todo puede ser útil como mecanismo refutador, como zancadilla por la negativa, pero nunca lo será como hipótesis científica definitiva. Estimo prudente incluir en este breve y desilusionado análisis una frase de Juan Carlos Distéfano del libro La Formación de la Conciencia Nacional cuyo autor es el Profesor Juan José Hernández Arregui “Cuando la información está a la vista y el cipayismo continúa estamos es presencia, o bien de colonialismo congénito, o bien de oportunismo y derrotismo antinacional. La idiotez o la chequera, del mismo modo, son igualmente despreciables. De todas formas Sarlo sabe y entiende que es muy difícil admitir, desde la epistemología política, al odio (de clase o de género) como única línea argumental. Mi querida Bety: Chateaubriand afirmó que la aristocracia tiene tres edades: La edad de la superioridad, la edad de los privilegios, la edad de las vanidades. Vuelvo a Horacio González y te pregunto ¿En qué etapa dejaste atrás la figura del converso? (Pido disculpas por la desfachatez de este último recorte)...

Durante el kirchnerismo, Beatriz Sarlo, expuso y desarrolló conceptos laudatorios a favor de las ideas que el macrismo puso en vigencia durante su gobierno, incluso en su no tan lejano pasado fue eje intelectual de la Alianza, proceso que terminó con similar afinidad ideológica.  Eso sí, jamás elaboró tesis y ensayo alguno sobre los 39 muertos resultantes cuando su fiesta de despedida. En esos doce años “populistas”  estuvo mamándole el glande al poder real, y tragó a placer de sus fétidos humores injuriosos y de sus operaciones calumniosas. No se perdió una, se abrazó a todas las infamias y más cuando la destinataria era Cristina. Hoy no tiene problemas de enlodar hasta a su propio editor con una falacia. Ahora se disculpa, tardía y confusamente, no es cinismo, en nada se relaciona con el talento y la inteligencia de Antístenes o de Diógenes, o de Hiparquía, creo que sencillamente es un vulgar salvoconducto para no quedar pegada a la ignominia que ayudó a construir. Una psicópata morosa que busca imperiosamente clemencia popular e histórica y sobre todo clemencia intelectual cuando la finitud establezca las inexorables sentencias humanas…

 


 


*Gustavo Marcelo Sala, Editor, Escritor

 

 

 

 

 


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